Mi nombre es Rebeca Smith, tengo 16 años y soy estudiante de bachillerato. Nací en el 2003 cursaré mi tercer semestre en la preparatoria, mi vida es increíble.
Somos una familia de dinero, mi padre es un arquitecto muy conocido y dueño de una empresa y mi madre es una diseñadora muy famosa, además de eso es la dueña de un restaurante lujoso, tenemos en casa personas que se encargan de la limpieza y eso es lindo. Nuestra casa es muy grande y brillante, hemos viajado a muchos lugares, domino 5 idiomas: inglés, francés, ruso, alemán e italiano, tengo muy buenas calificaciones desde que era pequeña, conozco a mucha gente, tengo muy buenos amigos a mi lado y un novio realmente guapo, aunque mi padre dice que es un completo patán.
Mi vida era perfecta, pero no sabía que todo cambiaría...
Lunes 26 de agosto 8:00 am.
—Hija, ya levántate— escuchaba que mi madre me gritaba. Desperté.
—Mamá, todavía es temprano ¿por qué me despiertas tan temprano?— le dije medio dormida.
—Rebeca, sabes que todos los días desayunamos en familia— respondió mi madre.
—Lo sé mamá, pero es muy temprano— respondí deprimida.
—Ay hija, tu padre y yo debemos trabajar, queremos desayunar con nuestra bella hija, además hoy entras a la preparatoria se te acabaron tus vacaciones— dijo mi madre.
Me levanté alterada, no recordaba que hoy entraba a clases de nuevo. Oh rayos.
Bajé al comedor para desayunar junto a mi familia, o sea mi padre, mi madre y yo, exacto, solamente tres personas.
—Espero que te vaya bien en tu primer día de clases— dijo mi padre sonriente.
—Muchas gracias papá, espero que así sea— le respondí sonriente.
—¿Te irás sola?— preguntó mi madre.
—No, Brayan pasará por mí— respondí muy alegre.
—Ese Brayan no me gusta nada para tí— dijo mi padre enojado.
—Ay papi, no empieces con tus celos— me levanté de la mesa, le dí un beso en el cachete y me dirigí a mi cuarto para arreglarme.
12:00 pm
Brayan llegó, me despedí de mis padres y nos dirigimos hacia la preparatoria.
—Veo que tu padre me odia como el primer día— dijo Brayan.
—Es verdad— dije y reí.
—Por Dios, algún día me amará y se dará cuenta que nunca encontrará a un yerno tan guapo y elegante como yo— dijo Brayan de una manera tan egocéntrica. Pero yo lo amaba.
—Claro, que así sea— respondí sonriente.
Llegamos a nuestro destino, la preparatoria era muy elegante y con prestigio, siempre hubo alumnos con mucho dinero y así ha sido siempre, hay buenos maestros, y personas presumidas e interesadas. Yo soy considerada como una chica "fresa" por la ropa que uso, bolsas y muchas cosas más, como chica fresa piensan que me gusta la música clásica o el reggaeton, no niego que me guste la música clásica, pero el reggaeton no. Me gusta el heavy metal, claro que nadie lo sabe ni se lo imagina, ya que no me veo como una persona que guste de ese tipo de cosas, soy una chica fresa distinta. Así es.
—Ay ¡amiga!— escuché una voz de mujer que gritaba muy alto.
No puede ser, era mi querida amiga de la voz estresante, Ximena.
Fin de la primera parte c: