El amor es para idiotas

Capítulo 5 Una oportunidad

No estaba muy segura de mi decisión, pero no me iba echar atrás en eso momentos. Era una persona decidida, nunca me retractaba de mis decisiones, a demás en ese caso era la mejor opción, es decir, no era la mejor idea del mundo ir a casa de un extraño, pero tampoco era mejor el quedarse en un bar con el dinero justo y sin tener a donde ir. El chico me parecía de fiar, solía tener un buen instinto respecto a las personas, aunque no siempre funcionaba a la perfección, ya se vio en mi ex.

Ethan, mi ex novio y el padre de mi bebé. Llevábamos años de relación, desde el instituto. Él era el chico más popular, era guapo, inteligente, deportista… Bueno, el típico chico maravilloso de las películas escolares. Ethan fue quien me invitó a salir, aunque por nuestras familias nos conocíamos desde niños, yo había estado enamorada de él desde que apenas dejaba los pañales. Siempre vi un futuro junto a él, sobre todo cuando me pidió matrimonio. Fue mi primer amor…

Y el último porque no pienso enamorarme nuevamente, sería una más del club de los idiotas más grandes de este mundo. Nunca más. — Pensaba mientras arrastraba mi maleta por las abarrotadas calles de Nueva York.

—No vamos a tardar mucho en llegar, está a dos manzanas. —Alex, el joven que me había propuesto vivir con él y con su otro compañero de piso. —No es el mejor lugar de la ciudad, pero te aseguro que no te aburrirás con nosotros. —El muchacho comenzó a reír sin detener su paso. —¿Por qué no me hablas un poco más sobre ti? Ahora vamos a ser compañeros de piso, creo que sería buena idea. ¿De dónde eres?

—No hablo de mi vida privada con nadie, menos con un extraño. —Le dije cerrando el tema. Él se rascó la cabeza y se quedó callado, parecía estar pensando en otra pregunta que hacerme.

—¿Puedo saber tu edad? —Me detuve en seco en medio de la calle para luego darme la vuelta de golpe. —¡Espera! Prometo ya no hacer más preguntas. —Alex se acercó a mí y tomo mi maleta. —Estaré callado, yo la llevo. —Suspiré y retomé el camino junto a él. —Tu nombre es raro, dime que al menos puedo saber su significado. —Me quede pensando por un momento. Mi madre había elegido ese nombre, pero nunca le pregunté porque, alguna vez había oído que el nombre era de origen nativo americano, pero no estaba segura.

—A mi madre siempre le gustaron los nombres raros, no tengo idea de que significa. —Le respondí aun pensativa.

—Ya veo. ¿Vienes a estudiar? ¡Antes de que digas nada espera! Solo quiero ayudarte a adaptarte, si alguien no te echa aquí una mano nada será sencillo. —Lo miré de reojo y me planteé de lo que hablaba, quizás tuviese razón, a demás no iba a contarle mi vida, solo le diría algo natural y que todos hacen.

—Trabajo, vengo en busca de trabajo.

—¡Espera! ¿Vienes a Nueva York a buscar trabajo? Querida e inocente Aaralyn, lo que se hace primero es buscar trabajo y luego venir aquí. En esta ciudad hay miles de personas que también quieren trabajar y están muy preparados. ¿Tú estás preparada? —Puede que tuviese razón y mi decisión haya sido algo precipitada, pero tenía que sacar adelante a mi hijo y al resto de mi familia, no me podía quedada de brazos cruzados. Conseguiría un trabajo, le enviaría dinero a mi madre y a la vez iría ahorrando algo para poder retomar mis estudios en un futuro, pero antes compraría una casa lo suficientemente grande para mi madre, su marido, mi hermano menor y mi bebé. Atticus tendría que buscarse la vida como él pudiera.

—Tengo un buen currículo. —Le respondí sin demostrar preocupación, estaba segura de que encontraría trabajo fácilmente.

—Eres joven, tienes un punto a tu favor, también eres preciosa, aprovecha eso también. ¡Podrías ser modelo! ¿No lo has pensado?

—Prefiero usar mi cerebro en lugar de mi cuerpo, pero lo tendré en mente, gracias. —Seguimos nuestro camino hasta llegar a un bloque de apartamentos bastante antiguo.

El edificio no tenía una fachada muy bien conservada, la pintura cubría más el suelo que las paredes por causa del deterioro, podían apreciarse a simple vista los ladrillos que sostenían los techos de muchas personas.

—Sé que por fuera no tiene el mejor de los aspectos, pero espera a ver el apartamento. Seguro que te encanta. —Enarqué una ceja y suspiré.

—Vamos de una vez, estoy cansada y quiero dormir. —Si al final no me quedaba al menos dormiría esa noche allí.

Alex avanzó primero y tomó mi maleta, no había ascensor, por lo que él se ofreció a subirla hasta el último edificio, donde quizás viviría una temporada.

—Aquí es, ¡bienvenida a tu nuevo hogar! —Exclamó tras sacar un manojo de llaves del bolsillo de su chaqueta. —No sé si Kain se encuentra ya en casa, él es un poco… ¿Cómo decirlo? Extraño… No te molestes si dice o actúa de alguna manera que pueda molestarte, aunque no creo que lo veas mucho. Trabaja de noche y se pasa el día durmiendo. —Asentí, cuanto menos trato tuviera con los hombres mucho mejor.



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En el texto hay: amor, drama y romance

Editado: 15.08.2018

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