El amor es para idiotas

Capítulo 8 El pasado a veces trae cosas buenas

Me quedé allí de pie, en medio de un paso de cebra y frente a un semáforo en rojo para peatones. Me importaba poco el sonido de los coches y me daban igual los gritos de los conductores cabreados, en esos momentos solo me importaba darle un buen golpe a ese cretino, aunque había sido mi culpa por cruzar en rojo, lo admito, pero ese no es el punto, su trato hacia mí fue muy desagradable teniendo en cuenta de que casi me mata.

—¡Estúpida, niñata estúpida fue lo que te dije! Mira por donde caminas y ahora muévete antes de que cambie de idea y te pase por encima con mi moto. —El chico me observó por unos segundos y luego subió a su trasto de metal nuevamente.

—No me voy a mover hasta que te disculpes conmigo. —Quería controlarme para no golpearlo y causar un problema peor. Él enarcó una ceja y se rió.

—¿Una disculpa? ¡Te has vuelto loca niña! No pienso disculparme cuando has sido tú quien se ha lanzado frente a mi moto. —El chico arrancó el motor y tras mostrarme el dedo corazón de su mano derecha desapareció en medio de un fuerte sonido y el humo de su tubo de escape.

—¡Imbécil! —Grité con todas mis fuerzas, aunque eso ya o servía de nada. Suspiré y me quité de la carretera, ya había llamado bastante la atención hasta el momento y no tenía mucho tiempo si no quería que el dinero se me acabara rápidamente. Nueva York no era una ciudad fácil en la que sobrevivir, económicamente era un suicidio si no tenías un buen empleo, todo era extremadamente caro.

Al llegar a la acerca caminé todo recto, en esa dirección se encontraba aquel famoso parque, siempre me había gustado ir ahí, tenía muy buenos recuerdos de cuando era niña e iba a jugar allí con Atticus y mi madre, también solía ir a dar un paseo por la tardes con mi padre, en algún momento que él tuviera libre, despejar la mente le hacía bien a todos y ese lugar era muy relajante, si no estabas en la zona de niños.

Debía de encontrar un trabajo lo antes posible, de lo que fuera, bueno, no de cualquier cosa obviamente.

Quizás no debí de hablarle así a ese tipo, si me hubiera quedado calladita podría tener en un futuro una oportunidad de trabajar en esa empresa, pero no, ya no hay manera alguna. La he cagado y seguramente habré puesto en un compromiso a Alex, solo espero que no tenga problemas por mi culpa. —Caminaba sumida en mis pensamientos cuando una voz conocida para mí me hizo detenerme.

—¿Aaralyn? —Miré hacia mi derecha, era de ahí de donde provenía esa voz. Sentado en un banco se encontraba un joven que conocía muy bien, aunque tuve que mirar dos veces para asegurarme de que era él, Dylan Foster. Sí, Foster, como mi ex prometido y padre de mi hijo. Dylan era el hermano mayor de Ethan.

—¿Dylan? ¿Qué haces aquí? —Me acerqué al chico, al parecer sí era él. Dylan era mayor que yo, tenía veintiocho años. Era alto, delgado y estaba en forma, aunque no era muy musculoso realmente. Su piel era blanca y sus ojos era de un verde oliva preciosos, siempre me habían gustado sus ojos. Tenía un poco de barba, pero nada exagerado, de unos días, como el del motorista capullo de antes.

—Yo me estaba preguntando exactamente lo mismo. —Dylan me sonrió y se levantó. Mi ex cuñado siempre había sido una persona muy amble conmigo y al parecer mi falta de dinero no había cambiado su actitud hacia mí, al contrario del resto de su familia.

—Solo pasaba por aquí, necesitaba tomar un poco de aire, por cierto, ¿no me había marginado tu familia por ser pobre? —Él suspiró y apartó la mirada un tanto avergonzado y triste.

—De verdad que lamento mucho la deplorable actitud de de mi familia, obviamente yo no comparto su manera de pensar, no se mide el valor de una persona en dinero. No te preocupes, sigues siendo alguien muy preciada para mí y por eso lamento mucho por lo que tú y tu hermano estáis pasando. —Dylan siempre había sido un gran chico, era bueno, dulce, amable, atento, inteligente y poseía un gran corazón, a demás era muy guapo. Fue mi primer amor cuando era niña, a pesar de saber que un día me casaría con su hermano menor, uno no manda en el corazón.

—No importa, estamos bien, saldremos adelante. —Sonreí tratando de aparentar que todo estaba bien, pero fue entonces cuando me di cuenta de un enorme detalle de suma importancia, Gavin, mi hijo, su sobrino. Tenía miedo de que Ethan le hubiese dicho algo, pero conociendo a mi ex nadie sabría nada, de todos modos era mejor para mí, temía que su familia me quitara a Gavin si descubrían su existencia.

—Siempre has sido una mujer fuerte e independiente, siempre has luchado por ti y por lo que quieres. Sé que estarás bien, sé que saldrás de esto y terminaras tu carrera como doctora, aún así me preocupo por ti y por tu hermano, ha sido un golpe muy duro para los dos, quizás más para él, es un completo inútil. —Los dos nos reímos al criticar a mi hermano, Dylan tenía toda la razón en eso. —Bueno, dime, ¿qué haces aquí? Vives muy lejos si no me equivoco.



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En el texto hay: amor, drama y romance

Editado: 15.08.2018

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