¡el amor es una mierda!

Capítulo 2 ¿Qué es lo peor que puede pasar?

Es el novio de mi hermana, es el novio de mi hermana. — me repito una y otra vez. — Es el novio de mi hermana y se casan mañana.

Pero no me detengo, no puedo, sigo caminando y me acerco despacio hasta él, no aparto mi mirada de la suya. Cuando llego a su lado me recuesto en la barra y le sonrió, espero a que él me diga algo, pero solo se dedica a mirarme de esa forma tan descarada que me está volviendo loca y él lo sabe, es consciente del efecto que tiene en mí. Él levanta su vaso hacia mí y bebe todo el contenido, luego se gira y pide otra bebida.

—¿Deseas algo? —Me pregunta.

Reconozco el doble sentido en su pregunta y mantengo una lucha interna entre decirle lo que quiero o simplemente negar con la cabeza. 

Es el maldito prometido de mi hermana.

—Sí. —le respondo— ¿Qué me puedes ofrecer?

Él me gusta y yo le gusto ¿Qué malo puede pasar si solo coqueteamos un poco?

Es excitante este juego, me gusta este hombre, me gusta mucho y no entiendo porque si lo acabo de conocer ¿Acaso se debe a la atracción a primera vista? O tal vez se deba a que estoy molesta con mi hermana. No es solo por Derek, es porque Sophie siempre hace lo mismo, desde que yo estaba en la secundaria me ha quitado a todos los chicos que me han gustado. No entiendo porque lo hace, siempre tratando de demostrar que es mejor que yo. Pero yo no tengo que seguir su juego. Antes que Ian me pueda decir algo me alejo entre las personas. Empiezo a caminar hasta el baño cuando siento que alguien me sujeta de la muñeca, estoy a punto de decir algo cuando veo quien es y no puedo evitar sonreír.

—Te vas. —Me dice sin soltar mi brazo.

—Me voy. — le digo, aunque no quiero irme, quiero quedarme con él y averiguar si es tan buen amante como dice mi hermana.

Él no me suelta y yo no hago nada para que me suelte.

Quiero que me bese, sé que él quiere besarme, me doy cuenta por la forma en que mira mis labios y no entiendo porque no me besa.

—¿Por qué no me besas? —la pregunta sale de mis labios antes que yo pueda darme cuenta.

Él me mira y sonríe, me gusta su sonrisa y como se arrugan sus ojos.

—¿Quieres que te bese? —Me pregunta.

Me suelta el brazo y camina hasta mí, yo retrocedo y choco con la pared del baño. Él pone un brazo a lado de mi cara y me mira a los ojos.

—Sí. —le respondo—Y sé que quieres besarme.

Él mira mis labios y acerca su boca a la mía. Me besa con ferocidad, como si llevara tiempo queriendo hacerlo. Su lengua acaricia mis labios pidiendo permiso para entrar a mi boca y yo gustosa le doy la bienvenida. Sus manos bajan por mi espalda hasta mi trasero, un gemido se escapa de mis labios y recuerdo donde estamos. Aparto mi cara y él me mira confundido, al parecer él también olvido que estamos en una discoteca.

—Creo que tus amigos te están esperando. —le digo mientras me arreglo mi cabello. —¿Celebran algo?

—Sí. —me responde—mi despedida de soltero.

Me rio y él me mira confundido, sin entender la razón de mi risa.

Si tan solo mi hermana nos viera en este momento.

—Vaya, vaya, señor, que buen esposo vas a ser.

—Como dicen que una acción vale más que mil palabras, creo que no sirve de nada decirte que aparte de este momento jamás engañado a mi prometida.

Miro sus ojos oscuros.

Pero mi hermana sí que te ha engañado a ti, entonces si tú la engañas a ella, al menos estarías empatando el marcador.

—Y que importa si te creo o no.

No, a pesar que Sophie es mi hermana ¿Cómo podría importarme? Ella también lo engaña y de una forma muy descarada.

Lo miro un instante y me doy cuenta que él no la ama, lo veo en sus ojos. Ian Maxwell el hombre de hielo ahora se va a casar, leí en un periódico hace unos meses cuando se anunció el compromiso, el lobo solitario se compromete, fue otro titular, a Sophie le molestó que ella pasó a segundo plano en los titulares, pero eso era obvio, Ian es un importante hombre de negocios.

—Esta es tu última noche de soltero, debería ser memorable. —le digo.

Quizás tan memorable como la noche de tu futura esposa. Porque seguro mi hermana se está acostando con alguien en este momento o después de su fiesta quizás se acueste con Derek de nuevo.

El recuerdo de ellos dos en la cama me molesta y revuelve mi estómago.

Veo como Ian asiente con la cabeza.

—Yo podría ayudar con eso. —muerdo mi labio—Quizás podríamos ir a un lugar más... privado.

Él no dice nada, pero toma mi mano y empezamos a caminar hasta la salida de la discoteca. Veo a David buscarme y agacho la cabeza para que no me vea, mañana le diré que salí a buscarlo y no lo encontré o una mentira así para evitarme el sermón que me dará si le digo la verdad.

Ian me lleva hasta su auto, un hermoso deportivo negro, me abre la puerta y yo le sonrió mientras me subo en el auto. El auto huele a él. Ian se sube y empieza a conducir, no habla y yo tampoco intento hacerle conversa, esto es algo de una noche, quizás él mañana no recuerde ni mi rostro, debería estar molesta por eso, pero es algo que yo también quiero. Quiero acostarme con él y olvidarlo todo mañana.

Cuando llegamos a un enorme y lujoso edificio, Ian se baja y yo hago lo mismo, me mira de forma extraña cuando me bajo del auto. Ian le da las llaves al conserje y le pide que estacione su auto en el paqueo subterráneo del edificio. Entramos y subimos al ascensor, él pone su mano en mi espalda y me guía hasta su pent-house.

—Soy Ian Basset. —me dice cuando entramos.

—Emma.—me arrepiento al instante de haber dicho mi nombre. Pero no creo que sospeche quien soy.

—Emma…—dice él casi a la ligera. —Creo que escuchado ese nombre antes.

—Bueno, hay muchas Emma en el mundo.

Camino hasta la pared de vidrio que está cerca de un hermoso piano de cola blanco. Admiro la vista. Todo se ve tan pequeño desde aquí. El pent-house está decorado de forma minimalista. Me gusta, me gusta mucho. Me gustan las lámparas de cristal, y como la luz de la luna entra por la pared de vidrio e ilumina sobriamente toda la estancia. Ian camina hasta mí y me besa, me sujeta con fuerza cerca de él, me carga y me lleva por un largo pasillo, abre una puerta con el pie y entramos a la que creo es su habitación y no puedo evitar preguntarme cuantas veces mi hermana estuvo aquí, pero aparto rápidamente esos pensamientos mientras Ian me deja en el suelo.




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