¡el amor es una mierda!

Capítulo 39 Sí, creo que estaremos bien.

Erick hizo traer una enfermera para que me revise y cure las heridas que me hizo De Luca. Pero lo último que quiero es que alguien extraño me toque, solo quiero bañarme y acostarme en mi cama. Quería ir a ver como esta Ian, pero Erick dice que no es buena idea, y creo que tiene razón porque me veo y me siento fatal.

—Primero quiero bañarme —les digo.

No espero que ellos me respondan, camino hasta mi habitación y cierro la puerta. Las emociones de todo lo que ha pasado me están carcomiendo por dentro. Camino hasta el baño y me quito la ropa mientras el agua cae sobre mi cuerpo y se lleva todo rastro de lo malo que pasó hoy, o al menos así quiero que sea y me permito llorar un poco.

Me quedo bajo el agua tanto tiempo como puedo, en realidad quisiera quedarme aquí todo el día o la semana si es posible. Siento que aquí estoy bien. Pero me obligo a salir de la ducha y me cambio con algo sencillo y cómodo.

Levanto mi cabeza hacia la puerta cuando alguien toca un par de veces.

—¿Emma estas bien? —me pregunta Sophie.

Me apresuro a ponerme la blusa y camino abrir la puerta.

—Sí —respondo mientras salgo de mi cuarto.

Caminamos hasta la sala donde nos espera la enfermera y Erick. Resignada me siento en el mueble y dejo que la enfermera me cure. Cuando la enfermera me termina de curar me recuesto en el mueble y me quedo dormida. Me despierto sudada y sobresaltada por una pesadilla. Mi apartamento está en silencio y a oscuras. Me paro y camino descalza hasta la nevera y me sirvo un vaso con agua.

Justo estoy regresando hacia la sala cuando la puerta de mi apartamento suena, y dejo el vaso sobre la encimera para caminar abrir la puerta, quizás es Sophie que volvió para hacerme compañía. Me sorprendo de una buena manera cuando veo que es Alex, él cuando me ve me abraza y me pregunta que pasó. Entramos en mi apartamento y caminamos hasta el sofá.

—No tienes que contarme nada si no quieres —me dice mientras acaricia mi espalda—, solo quiero saber si estás bien. Sophie dijo que me necesitabas en este momento.

Y no se equivocó, entre los brazos de Alex me siento segura, por primera vez en estas veinticuatro horas, me siento realmente segura. Mi hermano siempre ha tenido el don de hacerme sentir mejor. Me siento una niña pequeña de nuevo que corría a la habitación de mi hermano cuando había tempestad o extrañaba a mi mamá. Alex siempre me consoló y trataba de hacerme sentir mejor, fuera la hora que fuera, en cualquier momento, él siempre ha estado para mí. Y ahora no podía ser la excepción.

—No, quiero contarte todo —le digo.

Y así lo hago. Le cuento todo desde la historia del padre de Ian, evitando contarle la historia que me contó Ian porque eso solo le pertenece a él, hasta lo sucedido con Eleanor. Le cuento como De Luca provocó el accidente y como llegó al hospital para llevarme, como intentó violarme y como me dejó encerrada en aquel sótano. Le digo que Sophie llegó a rescatarme y que ella sabía que De Luca mató a mi papá. Alex también está sorprendido por eso, pero no me dice nada hasta que yo termino de hablar.

—Mi pobre hermanita, no puedo creer que hayas pasado por todo eso —me dice y me abraza fuerte contra su pecho —, ese infeliz merecía morir, me alegro que Sophie lo haya matado, si no lo mataba ella, te juro que con todo lo que le has contado lo mataba yo. Mira cómo te dejó.

Cierro los ojos y suelto un ligero suspiro.

—Voy a estar bien, Alex.

 

2 semanas después

Las cosas parecen estar realmente mejorando, Ian despertó del coma y está recuperándose muy bien, los doctores se sorprenden por su rápida recuperación y le dicen que si sigue así podrá salir en una semana más, aunque él quiere salir en seguida. Aún no le hemos contado nada de lo que pasó porque no creemos que sea buena idea, queremos que este bien para poder contarle todo con calma. Sophie también parece más feliz de lo normal y me alegro mucho por ella, es bueno que haya dejado esa amargura a un lado.

Yo aún tengo pesadillas, creo que se irán con el tiempo. También creo que tiempo es todo lo que necesitamos para terminar de sanar algunas heridas.

—¿Puedo pasar? —pregunto mientras abro la puerta de la habitación de Ian.

Él está sentado serio sobre la cama. Erick está a su lado y me esquiva la mirada, entiendo que ya le ha contado todo ha Ian. En realidad, me sorprende que esperara tanto tiempo para contarle porque Erick es muy leal a Ian y jamás han existido secretos entre ellos.

Entro en silencio y cierro la puerta. Camino hasta la silla negra que esta junto a la cama de Ian y me siento.

—¿Cómo estás hoy? —le pregunto ignorando su mal humor. Usualmente él me recibe con una radiante sonrisa y sus ojos se iluminan a penas me ve. Hoy eso no sucede.

—Ya veo, si vas a estar así mejor me voy.

Me paro de la silla, pero él me sujeta de la muñeca.

—¿Cuándo pensabas contarme? —me pregunta.

Erick camina hasta la puerta.

—Yo los dejo solos —nos dice mientras abre la puerta.

—Soplón —le grito antes que él se vaya.

Me siento en el filo de la cama de Ian. Miro su rostro y sus ojos, me siento tan feliz de poder verlo a los ojos, de poder estar con él. Creía que jamás volvería a ver sus ojos. Y no puedo evitar sonreír mientras él acaricia mi mejilla, seguro él también está pensando en algo similar.

—Te lo iba a contar, pero cuando ya estuvieras completamente bien. Ian, eso es parte del pasado, no puedes hacer nada con lo que pasó. Yo no puedo hacer nada, solo tratar de superarlo y seguir, eso es lo que estoy haciendo.

Acerco mis labios a los suyos y lo beso, es un beso suave y lleno de amor. Un beso que me ayuda a salir de la oscuridad en la que aquellos malos recuerdos me mantienen. Un beso que me hace brillar más. Me recuesto a su lado, porque todo es mejor cuando estoy junto a él.




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