Capítulo 8

Sera esto real... 

Después de aquella pregunta a la señora Selver y tras ver su incomodidad decidi no volver a hacerlo, mas mi curiosidad crecía.

Los dias Posteriores me la pasaba la mayor parte del tiempo en la universidad, tenia que realizar unos tramites.

Podria estar viviendo  un sueño del cual despertaria pronto, y  todo lo que hasta ahora estaba sucediendo desaparezca? -

-Ann.. Ann.. Ann!!!-
Un fuerte llamado me traia devuelta a tierra  - eh si?, respondí perdida. 
-piensas tanto en Enrique que no puedes oír lo que tu amiga te esta contando?-

Era Camila, ella aseguraba haber visto hace unos dias a uno de los chicos mas hermosos del mundo, el cual poseia un rostro divino aquel que solo es digno de pocos y solo puede ser apreciado por mortales..

Ya Camila, enserio crees que alguien asi exista? -

—Te digo que si Ann, Enrique es todo un principe pero pronto sera tu esposo, no puedo mirarlo, pero este chico era irreal-

Irreal? -

-bueno tal vez fue mi imaginación y estaba soñando despierta pero bueno, y si vamos de compras? -

Realmente Camila estaba en busca de su gran príncipe y aveces podia asegurar ver momentos que no existen.

El fin de semana fui al orfanato Manos Unidas y realicé una actividad con los niños, juntos queriamos construir un pequeño robot con quien pudieran hablar cosas cotidianas y tener una buena charla. Por la tarde Enrique vino por mi y fuimos a cenar a su casa.

Durante la cena la madre de Enrique nos proponía diferentes casas y departamentos que habia ido a visitar junto a mi madre, nos daba a conocer su buena ubicación y excelente seguridad, teniamos que escoger uno.

Estas bien?, en la cena te note un poco distraído... -

-Estoy bien Ann, solo estaba pensativo y bien cual departamento o casa te gusto mas?, a mi madre le gusta la idea de tener una casa amplia para cuando tenga nietos-

Jamás me hubiera imaginado la idea de hablar asi con Enrique, incluso de tener nuestra propia familia...

-B-bueno, una casa estaría bien

si es a afueras de la ciudad, seria aun mejor-

Al dia siguiente fui a visitar a los niños al orfanato Manos Unidas, después fui a comprar algunas cosas al centro comercial y cuando me dirigia a casa un auto blanco se detuvo intempestivamente frente a mi haciendo que caiga al piso, una mujer de cabellos rojizos y buen vestir salio del auto.

—Asi que tu eres Ann, la hija de Sergio Alarcon, quien diria que alguien como tu, terminaria robándole el novio a mi hermana-

Hermana?....
La mire sin responder mientras me levantaba y sacudía mi ropa.

No se a lo que te refieres yo solo.. -

-Pero que es lo que haces Ximena?,

estas bien? -

No me habia dado cuenta en que momento llego Enrique, pero parecia no tener una buena relación con la chica.

—vaya Enrique, tan fácil te resultó olvidar a mi hermana, y yo que tantas veces le dije que no se acercara a ti-

-fue ella quien me olvido no yo-

Aunque la chica quería hablar aun con Enrique, el ordenó que me subiera al Auto y me llevó a casa, durante el camino no le dije absolutamente nada, pero miles de preguntas inundaban mi cabeza, a que se refería Enrique al decir que Camille lo habia olvidado primero?

Que pudo haber pasado para que la relación de Enrique y Camille  se terminará tan de pronto?
Que es lo que mis padres y los Selver sabian respecto a eso.

Mamá, sabes que paso con Camille y Enrique? -
Pregunte nerviosa, y al esperar unos segundos de silencio mi madre hablo.

—Bueno querida, aveces simplemente pasan cosas y tienes que seguir con tu vida, pero debes de saber que el te ama mucho-

Esa respuesta no me dejo tranquila y por mas que quisiera, alguien no podia olvidar a su primer amor tan fácilmente, Enrique aun amaba a Camille.

Un viernes por la tarde el chófer de los Selver vino a recogerme, me llevó a un lujoso restaurante. El cual parecia estar vacio.

En una de las mesas estaba Enrique, me recibió con una hermosa sonrisa, esa tarde fue magica.. Bailamos, comimos y reimos como nunca, realmente parecíamos una pareja la cual se ama con todo el corazón. Acaso Enrique estaba enamorado de mi?.. Si.. No habia duda, sus ojos me lo decían y todos lo confirmaban...

Nada podia interrumpir ese momento, mi madre tenia razón, debia de confiar mas en los sentimientos de Enrique.