Ella lo conoce
Hoy era mi último dia en la casa del señor Dreyi, estos pocos dias me habian permitido recargar las energías necesarias. Mi tobillo ya no dolia mucho y aunque no hacia uso de las muletas tenia que hacerlo pues podia dar un mal paso lo que ocacionaria que cayera de nuevo y me lastimara.
Me mire en el espejo y comencé a peinarme el cabello, después de mucho tiempo podia notar lo fresco que mi rostro lucia. Después de terminar me cambie de ropa, use la misma falda pero me puse un suéter que me había obsequiando la señora Doyle.
Si pudiera me quedaría mas días sin embargo eso sería abusar de la amabilidad que tenían para conmigo. Ya les habia comentado que me iria por la tarde.
—Prepararé algo delicioso para el almuerzo, ya que hoy se ira. —Expreso la señora Doyle algo cabizbaja.
—Entonces la ayudare.
—Por favor señorita Ann, dejeme a mi consentirla hoy, usted puede ir a dar un paseo por el lugar.
Asentí y preferí hacerla feliz cumpliendo su petición. Estaba apoyada en el pie de un árbol, sentia que este me daba energías y elevaba mis animos. Estando sola en ese lugar me ponia a pensar en lo sucedido hace unos dias, en lo mucho que habia llorado y maldecido no tener el amor de Enrique. Sin embargo no podia obligarlo a amarme como yo queria y la pregunta que retumbaba en mi cabeza era ¿Que haría ahora? La respuesta no la sabia, pero estaría dispuesta a encontrarla.
En cuanto senti soplar el viento sabia que era hora de volver, durante el camino no pude evitar recoger algunas hojas y piñas. A lo lejos podia ver a Derek trabajando en algo por lo que me acerque.
—Estas sembrando?— Pregunte observándolo.
—Si, estoy sembrando algodón.
—Ya veo— Ante lo corta de su respuesta decidí hablarle un poco mas —Una vez lei en un libro que el algodón crece en climas calidos.
—Es cierto, y eso que es? —Dijo mirando las piñas que tenia en brazos.
—Bueno son piñas que recogí en el camino y tambien algunas hojas.
El asintió y siguio en lo suyo, aunque no pretendía incomodarle me sente cerca a un arbol y observe lo que hacía. Mientras lo veia note que muy cerca habian unas ramas de arbol y pensando en ellas pense en hacer un adorno con ellas. Recogí algunas y en lo que las juntaba Derek habia terminado su trabajo.
—Aun es temprano, pero parece que llovera de nuevo, sera mejor que vayamos devuelta.
—Esta bien.
—Te ayudo con eso. —Yo recogí mis piñas mientras él llevaba las ramas que había juntado.
En cuanto llegamos la señora Doyle seguia en lo suyo por lo que decidimos no molestarla, por su parte Alfred comenzaba a asegurar algunas flores debido a la tormenta que se acercaba.
—Puedes dejar tus piñas aquí —Observe el lugar con detenimiento, era una pequeña habitación con pintura y varias cosas de papeleria.
—Gracias, por cierto tienes algo de escarcha o brillantina —Pregunte a lo que el afirmo que si habia pero que tenia que buscar.
Mi idea era adornar las piñas y ramas al estilo navideño. Comencé con las piñas, las limpie y lije para que quedarán bonitas y luego les puse un poco de barniz con brillantina, también le puse unas pelotitas rojas que habia encontrado. Para las ramas de igual forma las limpie y lije, les puse barniz y comencé a pegar bolita por bolita en toda las ramas con un toque de hojas secas. Al final estuve orgullosa de mi trabajo pues habian quedado muy bonitas.
—La señora Doyle nos llama.
—Ya voy.
—Hiciste todo eso? —Pregunto mirando las piñas y ramas.
–Bueno si, aunque aún faltan decorar algunas piñas y ramas que sobraron.
Durante la comida no pude evitar agradecerles nuevamente por su hospitalidad, también darles las gracias por haberme tratado tan bien. Nunca habia imaginado en que pasaria estos dias en casa de una persona a la que poco conocia.
La señora Doyle me habia obsequiado hermosos suéteres que ella misma habia tejido a mano, y también unas amplias faldas que habia hecho con el tiempo, pues según ella era un pasatiempo que había iniciado hace algunos años.
Habia avisado a mis padres que llegaría a casa por la tarde y que lo haria por cuenta propia. Antes de cambiarme me puse una falda blanca amplia tableada y un sueter en color rosa con manzanas bordadas. Puse en orden la habitación y la deje tal como la había visto cuando desperté, le di un último vistazo a la ventana y di unas vueltas en la silla colgante, una vez terminado sali de la habitación para poder despedirme.
—Señora Doyle, Alfred muchísimas gracias por su hospitalidad, gracias por haberme recibido en su casa.
—Claro que no señorita, a nosotros nos encantó tener a una huésped como usted. —Asentí ante lo dicho por Alfred y les di un abrazo.
—El señor Dreyi la llevará a su casa es mejor que vaya en compañía.
—No quisera molestarlo. —Dije volteando a verlo pues ya habia escuchado sus pasos bajando las escaleras. Tenia puesto un abrigo en color azul marino con bordes rojos y una bufanda gris. Su rostro lucia serio pero al ver a la señora Doyle y Alfred este cambiaba a uno mas gentil.