En esos momentos, pensé que él nunca me diría la verdad antes de lo sucedido... soy un beta, claro está, pero si pudiera decirle a mi yo del pasado que nunca hablara con aquel alfa de gen dominante sobre sus sentimientos, lo haría.
Soy Tiberius, era un sirviente en el castillo del emperador Luthien, un reino conocido por su descendencia de alfas masculinos de gen dominante, sin error. El próximo heredero nació dos años después de que yo naciera. Debido a que yo era un simple niño en el palacio, hijo de una sirvienta cualquiera y mi padre era el cocinero, no me tomaron en cuenta para nada en los siguientes años de mi vida.
Cuando cumplí doce años me encargaron cuidar del príncipe mientras este estudiaba, solamente me paraba en la puerta, cuando volteé estaba mirándome fijamente con entusiasmo, y desde ahí nuestra amistad comenzó. Me enseñó a leer, escribir, hablar con propiedad e incluso me enseñó la religión de una manera no tan obsesiva como ellos le enseñaban a los esclavos. Compartimos momentos, incluso estuve para él en su primer celo cuando teníamos quince años, bueno... yo diecisiete. Estábamos en su habitación cuando él comenzó a usarme para satisfacerse de un momento a otro.
No es algo que quisiera recordar en estos momentos.
Escribo ahora, recordando el pasado unos momentos antes de una reunión importante con mi esposo, creo que voy encontrármelo sin duda, quisiera que esto quede como recuerdo y no como un mal pensamiento o arrepentimiento.
Mi primer y único amor en la vida.
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Editado: 04.12.2024