El amor no conoce de géneros

7

Estoy a un día de unir mi vida a Valería para siempre, los nervios me comen por dentro.
Sé que ella nunca sería capaz de hacerme daño, llevamos mas de seis años juntas. Este paso será el que selle nuestro amor.

Pero... sí, hay un pero.

Algo me está pasando con Sara, no entiendo el porqué, ni siquiera me ha dado indicios de que le gusto.

ES HETERO, ¡DIABLOS!

Imposible tener oportunidad con ella. La chica ojos color cielo, me desvela, se mete en mis pensamientos sin ningún problema, se arraiga de mis sentidos y me desespera no saber como alejarme de ella.

Cómo te vas alejar, si es tu asistente, boba.

Sí, mi subconsciente es muy racional.

—Vas hacer un hueco en el piso— sin pensarlo, había estado dando vueltas en la oficina.

—No me di cuenta.

—Claro que no, si estas murmurando y dando vuelta y vuelta. ¿Qué tienes?— Laura preguntaba, mientras se sentaba, frente a mi escritorio.

—Mañana me caso — contesté, como si Laura no lo supiera. Ella es mi testigo.

—Ya lo sé — de repente, se levantó— no me digas que no te quieres casar. Si es así, yo misma te compro los boletos de avión para que huyas.

—Si serás idiota— Sé, que ella sería una de las mas felices si tomara esa absurda decisión.— Solo son nervios. Uno nunca se casa todos los días.

—Se ve que no has visto las celebridades de Hollywood, allá un matrimonio dura lo mismo de lo que yo voy al baño.

—Que asquerosa eres.

—Ay por favor, como si tu no fueras al baño.

—Pues tu comparación, fue desagradable.

—Fii disigridibli. Caes mal, caes mal Becky.

—Tú, me amas, por eso aceptaste ser mi testigo.

—No tienes mas amigos. No me quedaba de otra.— Se encogió de hombros.
La miré con odio, su sarcasmo no tiene límites.

—Ya, relájate. Piensa que estás con la mujer que amas, no todos se casan con el amor de su vida.— Ahí esta el problema, ahora no se si en verdad lo sea.

—Qué pasa Becky. No me digas que...— Se volvió a sentar.
Solo con ver mi cara, sabía que estaba en un gran conflicto.

—No sé que me pasa. La quiero, demonios hemos compartido muchos años, pero...

—Te gusta Sara— me sorprendí por su respuesta.— No me mires así, es la verdad. Aunque lo niegues, sientes algo por esa muchacha.

—Es imposible, a ella no le gustan las mujeres.— suspire, desilusionada.

—Nada es imposible, todo puede suceder. He estado con muchas que han dicho lo mismo y ahora vieras lo que son capaces de hacer.— rodé mis ojos.

—No todo tiene que ver con sexo.

—Al final, es lo que terminamos haciendo. Si tienes tantas dudas, mejor cancela la boda, solo sufrirán.

—Como voy a cancelar. Está todo listo. Además, soy una mujer adulta, que cumple sus compromisos, no me atrevería a dañar de esa manera a Valería.

—Bueno, mujer adulta. Esta todo dicho, mañana te casas. Sabes que cuentas conmigo para lo que sea.
Si me llamas a media noche, queriendo huir yo iré contigo. Eres mi hermanita, media tonta pero lo eres.

Sonreí mientras negaba con la cabeza, que haría sin esta mujer. A estado en todos los momentos. Cuando mi padre murió, cuando mi ex me engañó. En las buenas y en las malas.

—Te tomaré la palabra— no me quedaba de otra que seguirle la corriente.

________

—Hija ¿estás lista?— mi madre entraba. Yo estaba parada frente al espejo mirando mi reflejo. Hoy era el día.

—En un momento voy, mamá.

—Estas hermosa hija. No sabes lo orgullosa que estoy de ti.

—Me acerqué a ella y le di un beso en su frente.

—Gracias mamá.

He sido afortunada. Mis padres me apoyaron desde el primer momento que supieron de mi orientación sexual. No me juzgaron, ni preguntaron. Solo me dijeron que serían felices si yo lo era. Que no importaba de quien me enamorara, porque el amor no tiene género, el amor es libre.

—Si no fueras como mi hermana, ya hubieses pasado por mi cama.— Esa era Laura, tan acertada con sus comentarios.

—Laurita y tú, para cuando nos presentas a una novia— Ahí estaba mi madre, haciendo la pregunta de siempre.

—Porque tú no me aceptas Leonore— le decía mientras abrazaba a mi madre. Este par se aman. A parte que mi madre se mantenía muy bien. Alta, cabello cobrizo, ojos grises como los míos. Un espectáculo de mujer.

—Muchacha malcriada, no cambias, espero no morir, hasta que consigas a una buena chica.

—Vivirás muchos, muchos años.
Sonreímos por las ocurrencias de ella. Después que murieron sus padres, hemos sido su única familia.

—Oye, ni se te ocurra llorar. ¡Leonore mira a tu hija, la llorona!— Era imposible no lagrimear, que afortunada soy.

—No estoy llorando. Vamos, mi mujer me espera.

Espero esté haciendo lo correcto.

Estaba al lado de la mesa donde se llevaría a cabo mi matrimonio, viendo como tomaban asiento los invitados, hasta que visualice a Sara.

No entiendo como puede ser tan linda.

Tomaron asiento en la parte de atrás, seguía viéndola, se me hace imposible apartar la vista de ella.
Hasta que...

—No me digas que la mejor amiga de Sarita, es la chica que esta a su lado.

—Sí, ella es Natasha.

—Vaya que es tan grande el destino y esta ciudad es chica — La miré.

—Te crees Arjona. Con esas frases absurdas.

—Ella es la chica que me dejó botada en el hotel, la misma que me hizo ver el infinito, ¡Cielos! es una fiera en la cama.

—Tienes la oportunidad de hablar de lo que pasó.

—Jamas, yo no repito mujer. No le voy a perdonar.

—Ya veremos, no quita la mirada de ti.

—Cómo no. Te has dado cuenta de que soy una diosa— Su terrible ego hacia acto de presencia.

—Aja. Calla. Ahí viene Valería. — La vi caminar hacia mi, y solo pude sonreír.

Vamos Rebecca, tu puedes.
 

 



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En el texto hay: romance, lesbico romantico, lgbt+

Editado: 06.11.2022

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