Estando en la etapa de adolescencia, explorando Facebook y X, seguramente eso hacía, ¿qué otra cosa podía hacer una adolescente que prefiere saltar de una red social a otra, en vez de estar buscando un libro para educar el cerebro, en vez de estar en modo gato observador, es decir, buscando una rata a la cual cazar o casar, creo que es lo mismo.
Entonces fue cuando encontré un sitio web donde me prometían que encontraría a mi príncipe azul, al hombre de mis fantasías, al chico de mis sueños, a ese ser mágico que me haría erizar, acelerar el corazón. Mariposas dicen que me haría sentir, me daría alas para volar, sería el arquitecto que me edificaría la casa de mis sueños, el hombre hermoso cuyos espermas se mezclarían con mis óvulos para producir también seres mágicos y lindos quienes, además, nacerían con ojos claros. No como los seres procreados por la mujer que tenía su casa muy cerca de la mí, cuyos vástagos no eran para nada limpios, sino que andaban mugrientos… y etcétera.
Pero la vida no es como uno se la imagina, la realidad te golpea cuando sueñas, incluso hay ocasiones en las que te golpea tan fuerte para hacer que te despiertes.
En fin, yo no conseguí nada de lo que me ofrecía esa plataforma. Esa página era la propia publicidad engañosa, en vez de príncipes azules, aparecieron viejos verdes. ¿qué tal esos viejitos con hijos que hasta podrían ser mis padres? ¿Tan vigorosos se creían? ¡Vaya fe la que se tenían!
Y así fueron pasaron los años… una tras otro. Hasta que me cansé de buscar y cerré mi cuenta en esa plataforma. La vida me enseñó que el que busca encuentra, pero, ¿Qué es realmente lo que una mujer busca en un hombre?
Bueno, en mi caso yo ya me estaba dando por vencida, hasta el día en el que, estando en mi cuarto, en medio del silencio y hablando conmigo misma, entendí. Y cuando entendí, todo para mí empezó a cambiar.
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Editado: 24.09.2025