El amor que sentí de ti

Capítulo 10 — Energía, detalles y confesiones.

Ese día decidí mandarle su energizante favorito al gym, una pequeña sorpresa que llevaba mucho cariño. Le escribí junto con la Monster:

—Para mi gymrat favorito 💜

Quería que supiera que estaba pensando en él, aunque estuviera ocupado entrenando. Le pedí que hiciera ejercicio con cuidado, que no se lastimara, y esperaba que le gustara el detalle, algo pequeño pero hecho con mucho cariño.

No pasó mucho tiempo antes de que me respondiera después de su entrenamiento, y sus palabras me hicieron sonreír como nunca:

—Eres la mejor, nunca me habían regalado una Monster. ¡Y casualidad que justo fue morada como mi corazón! 💜 Muy top.

Sentí un cosquilleo recorrerme el pecho. Me encantaba verlo emocionado por algo tan simple, y no pude evitar responderle con cariño:

—Pechichón.

—Así me tienes —me contestó, y solo con esas tres palabras hizo que mi día se iluminara.

Luego, entre mensajes y risas, surgió algo más profundo. Me sugirió algo que me dejó pensativa:

—Deberías dedicarte a escribir —me dijo—, me mostraste varios de tus escritos y son realmente buenos.

Sentí cómo mi corazón se llenaba de orgullo y alegría. Que él valorara algo que venía de mí, algo mío, significaba mucho más que cualquier elogio superficial. Era como si me viera realmente, y eso me hacía sentir más cerca de él.

Después de eso, subió un estado sin camisa. No pude evitar bromearle:

—¿Por qué estás exhibiendo lo que es mío?

—Miedo jajajaja —me respondió, con ese humor suyo que siempre lograba sacarme una sonrisa.

Poco después, me mandó una foto muy linda de él, esa que parecía capturar su esencia de manera sencilla pero perfecta. Yo le escribí, queriendo compartir un pequeño pensamiento:

—Los días nublados son los mejores.

—Team frío hasta la muerte —contestó él, y no pude evitar sonreír, imaginándolo allí, disfrutando de cada momento con la misma intensidad que yo.

Entre mensajes, risas y pequeños detalles, el día pasó volando. Cada interacción con él, aunque fuera a través de la pantalla, me hacía sentir más cerca, más conectada, como si nuestras vidas estuvieran entrelazadas en cada gesto, cada palabra y cada guiño que nos enviábamos.

🌙

Esa noche, mientras me acomodaba para dormir, recordé su risa, su forma de escribir y cada palabra que me dedicó. Pensé en cómo los pequeños detalles, las bromas y las confesiones eran los que realmente construían nuestra historia. Cada momento con él era un pedacito de felicidad que quería guardar para siempre, un recuerdo que iluminaba incluso los días más grises.




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