El Amor Secreto Del Ceo

Caer en la tentación

Hoy empieza la aventura de mi vida, luego de soñar toda mi vida con hacer mis pasantías y quedarme trabajando en la máxima casa de creación al mundo virtual, me siento feliz, soñadora y pidiéndole a todos los santos del cielo que me acompañe hoy en la reunión de pasantes que tengo en… veinte minutos.

¡Rayos!

Tomo mi bolso y salgo corriendo del apartamento para tomar un taxi e ir rumbo a Nakamura’s Legacy Co, luego de una travesía en el taxi y mi pésimo japonés, llegué a la oficina, justo a tiempo para encontrar a uno de los jefes empezando a dar la plática de bienvenida y a darnos una breve introducción a la compañía.

—«¡Bienvenidos sean a Nakamura’s Legacy Co, en donde damos vida a los sueños!», me llamo Marco Lee, seré el supervisor de cada uno de ustedes en la empresa — Dijo el señor alto y de buen vestir—, durante estos meses trabajarán con distintas personas y en diferentes áreas para su aprendizaje y hacer desempeñar su intelecto, incluso con el director general de la compañía –exclamó.

Los demás que están aquí, empiezan a murmurar sobre el tema, porque nadie se esperaba trabajar con él mismo director general, ósea, es el jefe, el dueño de este imperio. Sin duda alguna es la mejor oportunidad que me ha tocado hasta ahora, porque en mi vida, siempre he tenido lo mejor gracias a mis papás, pero, ahora, lo tengo por mérito propio.

Soy Ariadna Santander, y nunca me imagine estar aquí, luchando por ganarme un lugar aquí.

Una vez que cesan los murmullos, Marco retoma la charla.

—¡Vaya suerte la que tienen de estar aquí hoy, trabajando para Nakamura’s Legacy! Entre las miles de solicitudes de pasantías a nivel mundial, solamente hemos considerado a 25 en el programa —dice sonriente—, ahora que ya he dicho esto, pueden hacerme las preguntas que tengan y daré paso a aclarar las dudas, Mañana tendrán más información sobre ello, el director mañana les dará todos los pormenores del tema, así que una vez más, ¡bienvenidos!—.

Marco se gira sobre sus talones, dejándonos a todos a solas y cada quien se dispersa por sus grupos, quedando únicamente en el camino una dulce chica rubia, súper imprudente, se ve que es buena chica después de todo.

—¿Vamos al Golden?—dice uno de los chicos que está con nosotros haciendo las mismas maniobras para quedarse aquí.

Ojos azules, cabello negro, piel tersa y blanca, nariz respingada y una altura como de un metro ochenta, se convierte de inmediato en la tentación del día.

—¿Habrá Karaoke toda la noche?—preguntó una chica, la cual se llama Lisa, se ve que es muy pesada.

—¡Claro! Y el mejor de la calle—expresó el misterioso chico, quien aún no decía su nombre—, vamos a celebrar que estamos en el mejor lugar del mundo de los videojuegos, antes de que nos aprisionen y nos pidan “La milla extra”.

Yo siempre fui de aquellas personas que prefería quedarse en casa para descansar o repasar algún tema, siempre he sido muy responsable con el trabajo.

—Tenemos que estar a las ocho de la mañana aquí, no creo que esté bien desvelarnos— solté sin pena.

—¡Ay! No seas aguafiestas niña, es nuestro último día de dar un respiro fuera de estas oficinas. Ya mañana ni siquiera podremos comer tranquilos—Dijo la rubia.

Obviamente ella tenía razón, estos meses serían duros y, aparte, yo quería quedarme trabajando aquí, era mi sueño desde que cumplí dieciséis y, desde ese entonces, he tenido altas expectativas.

—Bueno, vamos entonces a pasarla bien, mientras se pueda, claro—dije con una sonrisa, mientras el chico sonreía y mi nueva amiga también.

Quedamos en vernos dentro de unas horas, y cada uno se integró a un grupo de cada cosa, por ejemplo yo y la rubia que, aún no le sabía el nombre, estábamos en la realización de limpieza, y era verificar y notificar que no hubiera un virus en las maquetas 3D que se estaba realizando, maravillándonos del excelente trabajo y dedicación que los desarrolladores ponían en esto.

—¿Viste? ¡Está guapísimo! —Dijo rubiales.

—¿Quién?— solté con sorpresa.

—Edward, el chico que nos invitó al Golden —acotó.

Ella se sentía nerviosa, y sí, en efecto el chico era guapo, pero no mi tipo.

—Pues tiene lo suyo, vale, lo admito… pero no estoy aquí para encontrar amoríos, no está en mis planes enamorarme de nadie… ¿y tú como te llamas?—dije con una sonrisa.

—Soy Massie Adams, vengo de New Jersey… ¿tú?

—Soy de Madrid, me llamo Ariadna Santander —presentándome con estilo.

Ella sonrió y seguimos trabajando y hablando de mil cosas, ella era demasiado parlanchina y no me molestaba pero si sentía que metía la pata a cada rato y eso, eso sí me desestabilizaba.

Terminamos el turno y acordamos juntarnos en el Golden, así que me fui directo al apartamento a ponerme guapa.

Era hoy o nunca porque sabía y tenía fe en que me quedaría trabajando en ese imperio, confiaba mucho en mí y mi talento, no por algo me pase quemando las pestañas estudiando y siendo la mejor en la universidad.

Me aplico maquillaje muy sutil, acomodo mi cabello rosado y me pongo un vestido lindo, algo corto y pegado a la silueta, color negro y mis botines del mismo color, colocándole un cárdigan rosa y saliendo rumbo a mi destino, esta noche es para disfrutar y recordar, tengo la expectativa que así será.

(***)

Llego por fin a la calle Golden Gai, y a la primera que veo fuera del mejor Izakaya, fue a Massie, que de inmediato corre hacia mi para abrazarme y adentrarme al lugar, saludo a mis compañeros y Edward luce algo nervioso, como con pena de que alguien lo encuentre aquí, no lo sé, una sensación extraña.

—Obvio vamos a beber toda la noche, ¿verdad?—dice rubiales, mientras los demás ríen y me uno a ellos.

—Eso, sin dudarlo. ¡por las pasantías!—digo, levantando el trago de Sake y empezamos todos a beber.

Todos corean las canciones que la gente se anima a cantar en el karaoke, el bullicio y viendo a demás personas que vienen acá después del trabajo, me pone feliz, obviamente mis padres se molestarían por verme aquí, pero me encanta siempre llevarles la contraria a un lado justo.




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