Por negligente estoy en este enredo, prometí venir aquí a brillar, no a complicar mis pasantías.
¡Dios, llévame!
Empiezo a sudar, me quedo paralizada en el mismo lugar, viendo al hombre con el que me sentí mujer hace unas horas atrás, me pellizco para ver si es en realidad que esto me este pasando, así que sí, me pellizco, soltando un gemido de dolor para mis adentros, controlándome, viendo que esto si es en serio y tengo enfrente al amante perfecto de una noche de sake extremo…
Efectivamente el guapo del avión y del bar, es nada más y nada menos que Taki Nakamura San, fundador de este imperio virtual.
Massie me codea en las costillas, sacándome de mi ensoñación, mientras que se inclina hacia a mi y me dice por lo bajo, manteniendo todos la atención en lo que Taki esta hablando.
—¡Joder, qué está buenísimo! —expresa con cara de lujuria.
—Sin duda alguna—espeto, mordiendo mis labios y teniendo un breve flash back de todo lo que hicimos anoche y parte de la madrugada.
Yo siempre me había imaginado al director como un hombre mucho mayor, rígido e inaccesible, pero es todo lo contrario, un hombre que con solo verlo me hace vibrar las entrañas, me enciende la piel y que sabe como tocar y complacer a una mujer, hasta hacerla gritar y poner los ojos en blanco del éxtasis que desata con su boca, con sus dígitos y con su enorme falo porque, calcule que esos veintitrés centímetros eran un instrumento poderoso que me partía y desgarrada por dentro, complementando el placer tan grande que me había hecho sentir.
Sólo de recordarme me estremecía y hasta mis bragas se empapaban…
Espabilo y respiro profundo, tratando de concentrarme en la charla de bienvenida que este espécimen perfecto de ojos rasgados color casi negro, estaba dando a todos los pasantes.
—dieciocho de ustedes dejaran la empresa en tres meses, y los siete restantes, tendrán la única oportunidad de conseguir sus puestos oficiales dentro de Nakamura’s Legacy, esperando que nuestro imperio en el mundo de los videojuegos les ayude a hacer sus sueños realidad—expresa, pasándose el pulgar en sus deliciosos labios carnosos.
«¿Podré yo cumplir mi sueño de estar aquí trabajando después de haberme liado contigo?» pensé, algo decaída.
Me sentía terrible, así que en lo que los pasantes estaban entretenidos, me escondí detrás de un pilar de concreto, tratando de hacerme invisible. Obviamente no todo el tiempo podría ocultarme de él, porque si haría algún trabajo supervisado por él, está patraña no duraría mucho…
Trato de pensar en diferentes formas de salir de este encierro en el que me encuentro, por desgracia no se me ilumina la mente, viendo como se desmorona mi castillo de arena que había construido durante años y todo por andar de calenturienta.
Taki sigue dando su introducción de bienvenida, pero yo solo escucho en mi mente, «Te lo dije», «Por andar de calienta bragas con alguien prohibido» pero, ¿cómo sabría yo que era el dueño de esta empresa y, precisamente de esta?
—Para cada uno de ustedes, el estar haciendo pasantillas en la empresa, significa una oportunidad extraordinaria, incluso hasta los que no se queden, obtendrán una carta con buenas recomendaciones para donde quiera que vayan, que esperamos sean a las mejores empresas, porque de seguro, hasta ellas entrarán en disputa por ustedes—acota con seriedad.
La chica pesada de ayer, que hizo comentarios toscos, le interrumpe de repente; —¿Y si hay alguien que no merezca esas referencias buenas de parte de la empresa? ¿Qué pasaría en ese caso, Taki?—dice con total confianza.
Es una tonta igualada.
—Pues esperamos a que no se llegue a ese punto.
Me sigo escondiendo de su mirada penetrante e incluso de su sensual voz, dejándome pensar en cómo enterrar la cabeza en un hoyo como un avestruz.
Obviamente, se percatara de mí presencia, pero, mientras sea más tarde, mejor y, que me dé la oportunidad de hacer buenas presentaciones, así no tendrá que ser muy exigente a la hora de echarme de aquí.
—Y por último, pero no menos importante, quiero que sepan que quiero trabajar con cada uno de ustedes, personalmente, para ver y analizar de que están hechos—expresa, dejándome hundirme más en mi miseria, o sea que sí o sí, tendré que verlo…
De momento todo se transformó, haciéndome frágil y vulnerable.
—Hoy trabajaré con Massie Adams y Edward Holmes, los demás, incorporarse a los demás departamentos, ¡Tengan un buen día!—terminó de hablar, dándose la vuelta, enfundado en ese traje verde oliva que le sentaba tan bien.
Me estaba muriendo por dentro, no imagine a que punto llegaría todo esto, pero, definitivamente, tenía que dejar ir lo que me rompía en mil partes, ya había pasado y, lo único que podía hacer, era trabajar duro y demostrar mi potencial.
(***)
—¿qué tal estuvo el trabajo con el jefe?—le pregunté a Massie, a la hora de la salida.
Ella sonrió y Edward se pego a la conversación.
—¡Excelente! Es un buen tipo, aunque rígido y nada confianzudo, con decirte que trate de ponerme bonita para que me ojeara, pero solo conseguí más trabajo y poner en problemas a Edward—Dijo con una risita tonta.
Los tres nos dimos una carcajada, aunque no confiaba en hacerlo de manera seguida, no quería que me viera.
—Bueno, ¿Qué pretenden hacer ahora?—dijo Edward con galantería.
—Yo debo de ir a casa, quede de verme con mi amiga para arreglar una cita a ciegas, cosas de chicas… pero Ariadna debe de descansar luego de la noche salvaje que tuvo—expresó la castaña.
Me sonroje y la vi con ojos asesinos
—Es cierto, ¿A dónde fuiste anoche?—preguntó el chico de mirada bonita.
—Me sentí cansada y muy ebria, así que regrese a casa sin novedad, ahora debo ir a casa, descansar y hablar con mis padres. Los tengo abandonados y quiero que sepan que estoy bien—les regale una sonrisa, Cassie se despidió y nos dejo solos.
Lo que menos quería era toparme a Taki, así que enfile mis tacones a la puerta del ascensor, pero la mano de Edward me detuvo.
Editado: 02.10.2024