Vi el mensaje en la pantalla y trague grueso, definitivamente esto no me lo esperaba, entonces no notó mi presencia en la oficina y eso me deja un poco tranquila, esperando a no ser la próxima en trabajar junto con él, no por ahora.
Borre el mensaje de mi buzón de entrada y Edward carraspeo a lo cual, supuse era en señal de atención. Gire mi cabeza hacia el lado del piloto y le dedique una sonrisa.
—En un futuro, ¿cómo te visualizas?
—¿Cómo me veo?
—Si, ósea, lo que esperas de esta carrera, este trabajo y eso.
Suspiro y vi mis sueños apañados con un velo, y detrás de ello, el rostro de mi bello amante de la noche anterior.
—Pues me veo desempeñando mi carrera bien, ya sabes.
Él sonríe y sigue viendo su camino, luego de unos minutos, nos estacionamos en un café, me quedo sorprendida pensando en que significa esto, pero no digo nada y espero a que él hable.
—Sé que no me aceptarías un café o algo más, pero aquí estamos, me agradas y quiero conocerte más, como amigos claro —Espeta en tono suave.
Esto me ayudará a no pensar en Taki, por lo menos en un tiempo más.
Sin más que decir, acepto, bajamos del auto y entramos a la cafetería, es muy linda y el olor de los granos de café tostados me hacen sentir bien, así que me siento en una de las butacas y él se sienta frente a mi, sonriendo.
Es un chico demasiado dulce y atractivo, pero no es mi tipo de hombre, no puedo sacar de mi mente a mi bello japonés con cuerpo escultural, solo de recordar lo que habíamos hecho anoche, me humedece las bragas y mi ser se prende.
Mis mejillas se pusieron como un fogón prendido, así que mejor espabilo y me concentro en lo que estoy actualmente; conociendo a un amigo.
—¿Te encuentras bien Ari? —dice, mientras la mesera sigue esperando mi orden.
—Cla, claro. Perdón es que no dormí mucho, quiero un americano y unas magdalenas, gracias.
La chica me dirige la mirada gélida y Edward le traduce lo que le he pedido, mi japonés no es tan bueno y, aunque amo la cultura, aún no me adapto del todo.
Estuvimos conversando, comimos y reímos, para todo eso ya eran las ocho de la noche, el tiempo se había ido volando.
—¿Te llevó ahora a casa?—pregunta, mientras asentí con la cabeza.
Él se levanta y pide la cuenta, en cuanto giro mi rostro hacia el vitral grande de la cafetería, iba él… Taki, pasando como si nada, hablando por teléfono y enfundado en un blazer color beige, le queda de maravilla, todas las personas se le quedan mirando, su porte imponente, su virilidad al caminar tan seguro de si mismo como si fuese el dueño del mundo, derrochando testosterona en cada paso… él simplemente no se da cuenta de lo que ejercía cada que caminaba o se le veía pasar por otro lado, definitivamente es un hombre deseable en todos los sentidos.
—¿Te gusta lo que ves?
—¿cómo?
—Viste pasar a Taki Nakamura San ¿te gusta no?
Sonreí y asentí.
—si me gusta, pero obviamente jamás se fijaría en una mujer como yo, aparte que veo que no es como lo pintan.
—¿Cómo un tirano cruel y amargado? No, no lo es, pero debe tener esa imagen con todos, supongo.
Eso me deja pensando, porque el Taki que yo conocí no es ese hombre que va caminando, prefiero al hombre amante, al salvaje en la cama, al que me besó hasta los sentidos y me hizo sentir una verdadera mujer.
—Obvio, no creo que sea así de cruel, pero bueno. ¿Me llevas a casa?
—Claro, vamos.
Vamos hacia el carro, mientras que a lo lejos vi a Taki subirse a su auto, el mismo de anoche, y en ese momento decido ya no pensar más en ese tema.
Llegamos por fin a mi apartamento, me despido de Edward y entro a mi nido, con la contestadora llena de mensajes de mamá y mi hermano, y aquí recordé que mi hermano había quedado con una situación algo complicada con su novia. Así que tomo el teléfono y le hago una video llamada por WhatsApp, la cual contesta, empezamos a hablar de todo y llego por fin y sin tapujos a donde necesitaba… desahogarme con mi hermano mayor.
—Ariadna, ¿te acostaste con tu jefe?, ¿pero en qué pensabas?
—¡No grites! —exclamo nerviosa—, no sabía que era mi jefe, lo juro hermano, es que lo conocí en el avión y luego se cruzó en el Izakaya, yo no he hecho nada malo, solo enterarme al otro día que era mi jefe.
—No pues, que vamos a creer que esto te esté pasando, ¿él ya lo sabe? Yo leí un poco sobre ese tío, y ¡joder! Dicen que no acepta relaciones en el trabajo, mucho menos con empleados, es hijo único y ya es mayor, tiene 31 años…
—La edad no interesa sabes, tú lo sabes bien, tu novia es menor que tú
—Pero es mi novia y la futura madre de mis seis hijos, lo quiero todo con ella y es diferente la situación, Ari.
Reímos y me pongo en modo serio, otro mensaje de Taki llega a mi celular.
—Hermano, te hablo luego vale, nada de decirle a mamá lo que está pasando y a papá peor, ¿me lo prometes?
—Claro tonta, descansa.
Terminamos la llamada y me meto al mensaje de texto de Taki, no entendía porque no me escribía por WhatsApp, le sería más fácil.
“¿Hasta cuando me seguirás ignorando Ari? Debo verte, dime donde encontrarte, por favor.
Taki”.
Solo leer eso, mi corazón se estruja, así que me decidí por llamarle.
¿Estoy actuando bien? No lo creo, pero en serio muero por verlo y comérmelo a besos, sentir su piel y continuar con lo prohibido.
Al primer timbrazo respondió
—¿Por qué me evitas?
—Hola, estuve ocupada, no había visto tus mensajes… ¿Por qué no usas WhatsApp? Sería más fácil por ahí.
—Odio la tecnología en ese sentido, me gusta mucho estar en mensajes de texto, pero por ti, podría hacer una excepción.
—Te mandaré mi ubicación, a mi pequeño apartamento… te invito un café.
—Estoy tratando de instalar eso y en ocho minutos estoy donde sea que estés
—Claro, debemos hablar.
Editado: 02.10.2024