El Amor Secreto Del Ceo

Rosas Azules

Cuando él la deja allí, plantada y humillada, subo las escaleras del edificio, escondiéndome como una rata, obviamente debo de continuar con el aplazo del trabajo en equipo con él y con quien me tocara, así que me fui directo a la planta de recursos humanos y empecé a hablar con Marco, el encargado y pidiéndole a él y a todos los santos a los que mi abuelita rezaba, que me tocara hasta de último, para hacer chance y contarle la verdad, yo realmente admito que si yo lo hacía obrar mal, era por mi culpa, tengo que admitir que si pudiera borrarlo, lo haría, pero no puedo.

—Me debes ésta Santander, prometo que te haré pagar cada día que sigas atrasando la práctica con el director general —Espeta Marco, mientras yo le guiño el ojo.

—Gracias jefe, prometo traerte pastelitos esponjosos todos los días.

Me sentí tranquila, aliviada en cierto aspecto y, lo único que me quedaba era que él no notara mi presencia aquí hasta el día en que decidiera contarle la verdad.

Paso desapercibida durante todo el medio día, mezclándome entre la tarea de limpieza de maquetación y creación, hasta que Marco nos cita a todos los pasantes en el departamento de publicidad, algo que es vital en esta área del potencial que teníamos que explotar.

—Haremos grupos de tres, quien tenga la mejor propuesta de marketing, podrá salvar su estadía aquí en Nakamura’s Legacy Co. ¡Manos a la obra muchachos! —Inmediatamente nos reunimos Massie, Edward y yo.

—¿En qué base vamos a trabajar? —Edward tiene dudas, pero obviamente esto se basa en algún videojuego que en un futuro debemos crear.

—¿opciones? —pregunta Massie.

—Dragones, princesas y piratas… ¿Qué les parece? —contesto con emoción.

Ellos sonríen y nos ponemos manos a la obra, diseñando desde cero la trama del juego, que es el producto al que debemos de hacerle publicidad, concientizando directamente a los padres de los menores que son los que adquirirán el juego.

Intentamos varias tramas, hasta que, por fin, ganó la propuesta de Massie, dragones con magos.

—¡Ya está! Trabajamos muy bien con la descripción, el prototipo y la publicidad.

—Somos un buen equipo de trabajo, chicas—expresa Edward.

Marco llega contento y ansioso por ver todos los proyectos, pero no todos tenemos la misma suerte de trabajar bien en equipo, poniendo en primer plano a Tory, que ha peleado con todos los de su equipo, quedándose estancados en la maqueta del producto.

—Bueno jóvenes, quienes ya terminaron, deberán presentarme el proyecto, y los que no alcancen, lo harán mañana. Veamos cómo les fue —se sienta en el escritorio principal y comienzan a pasar de tres en tres exponiendo su proyecto.

Mi estadía aquí es definitiva, si hago las cosas como son debidas, el rollo que había tenido con Taki, pasaría desapercibido.

Pasaron algunos y ahora es nuestro turno, mientras todos comentan asombrados que hemos logrado hacer esto a nivel profesional, demostrando que en nuestras universidades nos habían especializado muy bien, siendo los mejores de la promoción de pasantes y dándonos una ovación de aplausos, esto me encanta, realmente lo estoy disfrutando, pero todo se está yendo al demonio…

—Este proyecto está para lanzamiento directo en este mes, no es mucho lo que deben pulir, mañana espero verlos mas frescos, más a ti, Santander. Recuerda mi pastelillo esponjoso.

Marco se retira, y Tory está qué herve de enojo y celos, ella que se cree la mejor y, coqueteándole a mí japonés, no llegará lejos.

Nos abrazamos con mis compañeros y quedamos en ir a celebrar a la cafetería que quedaba a tres cuadras de aquí, así que propuse que fuésemos mejor a mi apartamento para celebrar y aceptaron.

(***)

—¡Oye! ¿Hasta cuando pensabas decirme que tu madre es diseñador de modas?

—No pensé que conocieras a mi mami

—Pero ¿cómo no? Es una de las mejores diseñadoras y la que rompió el estereotipo de la moda en Milán con el Curvy show que dio allá—expresó Massie, haciéndome sentir orgullosa y a la vez triste.

Sabía que mi madre no aprobaría mi comportamiento y menos, el enredo que tenía con Taki, mi hermano sabía lo que ni mi papá se imaginaria.

—Eres toda una caja de sorpresas Ariadna, yo debo de irme chicas, me la he pasado muy bien con ustedes, ¿Quieres que te lleve Massie? —expresa Edward, sacándonos de nuestra plática amena.

—Claro, voy por mis cosas a la cocina —sale corriendo hacia la isla, donde ha dejado su bolso.

—¿Tú crees que ella me acepte una salida al cine?

—Claro, sin más. Gracias por llevarla, hablamos mañana — digo, despidiéndome de él.

Agradezco al cielo que no esté interesado en mi, porque eso, eso me tiene también con pánico. Ahora considero eso un peso muerto.

Los despido a ambos en la puerta, quedándome sola.

Mi móvil vibra, era mi hermano quien me está haciendo una llamada, Taki, al parecer me ha olvidado y, aunque es lo correcto, me sentí mal.

Contesto la llamada y me siento en el puf que adorna la sala de estar.

—Justo cuando creía que había superado el rollo de una noche, volví a caer en sus encantos, esto me saldrá caro hermanito digo alarmada.

—Ari, sabes que esto está mal y debes parar. Termina tus practicas y luego habla con él, porque si sigues guardando este secreto, te vas a morir antes de tiempo —expresa, sentado en la oficina que era de mi papá en la empresa familiar, magreando una bolita anti estrés.

—Y yo pensaba que ya estabas muerto de sueño, pero veo que estas más despierto que un búho, deberías estar durmiendo —dije, tratando de olvidar el tema.

—No puedes evadir esto Ariadna, habla con ese pobre hombre. Seguro entenderá que no sabias que era tu jefe, hazlo nena, por favor.

—Trataré, por nuestro futuro y por nuestro posible amor… lo haré. Dame unos días y no me presiones.

Él sonríe, tomando un coñac, se veía mal, e iba a preguntar, pero el timbre del apartamento suena y no me queda de otra que ir a abrir…




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