Taki Nakamura
Subo a su apartamento, dejando unos veinte pasos de por medio, dando distancia, porque en sí, yo no sé si podíamos estar rodeados de alguien conocido.
Esta mujer se ha convertido en mi vitamina , en lo más preciado y que quería mantener en lo más profundo de mi corazón, en ese sentimiento de felicidad y deseo, deseo de todo el tiempo poseerla y es que; inteligencia, belleza y carisma, eran todo lo que rodean a esta mujer y sin embargo, resaltando su valentía al seguir luchando por sus sueños y por estar a mi lado.
—¡Entra!—expresa, mientras mantiene la puerta abierta.
Sonrío y entro, veo que no es una chica simple, le gustan las cosas que a mí, la clase y el refinamiento que tiene, es demasiado obvio. Ella no es una mujer común, era una chica maravillosa, de clase y noble.
—¿te gusta lo que ves?
—Claro, más sabiendo que es todo lo que te gusta y todo lo que puedo darte, Ariadna.
Ella sonríe, muy coqueta y vivaz, me toma de la corbata y caemos juntos en el sofá, reímos y empezamos a besarnos.
«¿El destino sería el causante de este regalo?» No lo sabía, pero debía descubrirlo.
Una llamada de parte de mi madre, hace a que aplace la sesión de besos, ella se levantó del sofá, dándome un último beso, le doy una nalgada y contesto el teléfono, debe ser algo muy urgente como para que mi madre me llame.
—Hāi māmā, zěnmeliǎo? —(Hola madre, ¿Qué sucede?.
—Rúguǒ méiyǒu yánzhòng de shìqíng fāshēng, mǔqīn jiù bùnéng chēng tā de érzi zhèngcháng ma? —(¿Qué una madre no puede llamar normal a su hijo sin que algo grave suceda?)
Sonrío atolondrado porque desde lo que pase hace años, exactamente diez años, mi relación con mamá y… bueno, con mi familia en general, no es la mejor en estos momentos.
—Duìbùqǐ māmā, nà bùshì wǒ de běnyì. Nǐ hǎo ma? —(Perdona madre, no es esa mi intención. ¿Cómo estás?)
—Hǎo ba érzi, wǒ xīwàng nǐ yě hǎo, wǒ dǎ diànhuà zhǐshì tōngzhī wǒ yīgè yuè hòu dào dōngjīng, xīwàng nǐ tóngyì nǐ gēgē chīfàn, wǒ yào nǐ zài yīqǐ, nǐ fùqīn hěn xiǎngjiàn nǐ, nà —(Bien hijo, espero que tú también te encuentres bien, mi llamada es solo para notificar mi llegada a Tokio dentro de un mes, espero concuerde con tu hermano para comer, los quiero reunidos, tu padre anhela verlos y que…).
La interrumpo en cuanto dijo hermano, esto era algo demasiado estresante y molesto para mí.
—Gěi wǒ fā gè yuēhuì, ānpái gěi wǒ zuò wǎnfàn, méi. —(Sólo envíame fecha y coordinar para que cocine la cena, Mei.).
Ella se queda en silencio, mientras mi musa de cabellos rosados, viste un hermoso pijama de conejitos, sin duda sería una noche de películas en casa.
Me despedí estresado de mamá, ya no quiero ahondar en el tema, obviamente debo de llamar al chico para que llegue a cenar a mi casa, sería la oportunidad perfecta para presentarles a Ari, a la mujer que ha llegado a mi vida por gracia del destino.
—¿Todo bien? —pregunta ella.
—Si preciosa, todo en orden… ¿no quieres ir al ático?
—Quiero, pero me apetece más quedarme aquí contigo, ahora si no quieres…—sé que está nerviosa después de lo de la oficina porque empieza a contar sus dedos una y otra vez, cada vez me deja conocerla mejor.
—Donde quiera que estés Ariadna, me encantará estar… ¿Qué te apetece hacer?
—Quiero conocerte mejor Taki, así que… podemos jugar póker nudista o…
Me encanta que tenga esa mente pervertidos, y que sea solo para mí y por mí, ella es como una obsesión.
—¿Quieres que ordenemos comida?
Ella afirma y empezamos a preparar todo para la noche amena, lo que fuese a pasar si era preocupante, porque yo pondría en riesgo las normas que tanto me ha costado implementar para los empleados y yo ya estaba fallando, me he doblegado ante los encantos de una niña de veintitantos años y he caído en sus manos, en su piel y en su astucia, ella es una mujer decidida aunque; aterrada por perder sus prácticas en la empresa de sus sueños, le afectaban moralmente al según ella “tener ventaja” por ser la chica del jefe.
No se la pondré fácil, ella debe mostrarme de que está hecha, que tanto quiere esas prácticas y ganarse ese puesto a pulso.
No dudo en qué ella sea capaz de ejercer y ser una mente brillante para mí imperio, y, tiene razón, ella puede reforzar mi terreno, el ámbito en el que me manejo y, teniendo en cuenta que la competencia es fuerte, más no difícil de sobre pasar a la misma altura de ellos.
—¿En qué tanto piensas?
—en las mismas cosas que quiero hacerte, solo con escucharte me imagino todo lo que te haría.
Ella dibuja una sonrisa en su precioso rostro, sé que somos un par de pervertidos, yo tenía tiempo de no ver a una mujer de la manera en la que veo a Ari, ella puede pedirme lo que sea, que yo se lo daré, aunque no en todo, pero la complaceré como mi mujer.
(***)
—Tu turno —Dice alborotada.
—¿Qué pensaste de mi la primera vez? En ese avión y… que te han dicho sobre mí ahora.
—Eso son dos preguntas en una sola
—Es eso o te devoro con wasabi, tu eliges
—Esta bien, no debes acudir a la violencia Señor Nakamura, en el avión eras un completo patético, lo siento —se empieza a reír, me encanta esa risa escandalosa que tiene, la hace perfectamente imperfecta.
—Pero no mueras por favor.
—Eres un hombre diferente en la oficina, y yo lo entiendo. Me encanta este hombre que tengo enfrente, es tan cariñoso, divertido, un total salvaje en la cama, comprensivo… pero solo para mí. Ellos dicen… —se queda pensando si decirme o no.
—Dime Ariadna, por favor.
—Que eres un robot insensible, frívolo y calculador, que aunque pagues excelente y tengas prestaciones buenas, ellos te conocen como el robot sin sentimientos…
Ella se levanta de su lugar, en solamente sostén y yo con corbata.
De tanto jugar póker y dar prenda por pregunta no respondida, llegamos a esto.
Se sienta a horcajadas sobre mí, y me da unos pequeños besos en el rostro.
Editado: 02.10.2024