El Amor Secreto Del Ceo

Latidos de amor

Salgo de la empresa contenta, los chicos se desperdigan, aunque Edward está insistente en acompañarme a casa, porque aún no adquiero un vehículo en Japón, soy feliz en el metro o en taxi, siempre he sido así, incluso en Madrid, casi no acostumbraba a utilizar uno de los autos que papá y mamá me han regalado.

—Gracias por tus atenciones Edward, pero déjame decirte de una vez que… no estoy interesada en una relación, eres guapo y eso, pero por ahora mi corazón ya tiene un habitante especial.

—Entiendo Ari, no te preocupes… solo espero que ese habitante “especial”, sepa valorarte como la maravillosa mujer que eres y que no te tenga a escondidas.

Presiento que el ha visto algo o sabe algo, pero me hago más la desentendida, agradezco qué me deje en la estación más cercana y así tomar el metro tranquilamente, aunque parece patético, pero prefiero divagar la mente en el metro camino a casa.

(***)

A todo esto ya son las siete de la noche, me meto en la tina y me relajo por unos minutos largos, pensando en lo que Taki quería hacer esta noche.

Hoy estuve en la cuerda floja, aunque él me haya salvado el pellejo y mi trabajo hable por si sólo, tenía miedo de salir por la puerta de atrás debido al tema de estar follando con el respetable director general, algo que para muchas era imposible, en el caso de Tory, que quería enredarse en las sábanas del hombre que me ha hecho tocar el cielo con los dedos, y que, por nada del mundo dejaría que eso pasara.

Me pongo una falda, tacón de plataforma y una blusa corta, sé que es muy arriesgado, pero me encanta la mirada lasciva que Taki tiene para conmigo, hago unas ondas en mi cabello, me maquillo y aplico mi perfume cítrico, poniéndome hermosa para esta noche y salir rumbo al ático de ese poderoso hombre que me tiene en vilo.

Una llamada cambiaría el tiempo en el que llegara a la casa de Taki, era mi hermano nuevamente quien llamaba, así que respondo mi móvil con una sonrisa de oreja a oreja.

—¿A dónde tan guapa, señorita?

—Hola querido hermano. ¿Está todo bien?

—Sabias que es de mala educación contestar con otra pregunta…

—Perdóname, voy a una cena importante

—Con Nakamura San, ¿cierto?

—Te has vuelto un controlador hermano

—Me preocupo por ti hermana, en estos momentos estás demasiado expuesta a ese hombre, no sabemos casi nada de él y tu te estas enamorando demasiado rápido.

—No le llamaría desconocido, me ha mostrado una de sus facetas más puras, aparte, no estoy enamorada…

—Eso dices ahora y me lo dices a mí… recuerda que somos hermanos.

—Claro… entonces ¿si vas con Nakamura San?

—Si, de hecho, creo que podremos lidiar con esto… hoy se fueron los primeros diez pasantes y, soy leyenda. Les ha gustado mi trabajo hermano, esto no es por estarme acostando con mi jefe… tengo talento y, además; ambos no sabíamos que éramos empleada-director.

—Hermana, solo no quiero que sufras como yo lo estoy haciendo.

—¿Siguen los problemas con tu chica?

—sí, siguen. Pero bueno. Quien entiende estas cosas. Prométeme que saldrás victoriosa de las pasantías, obtendrás el trabajo y todo estará bien con Taki.

—¡Promesa de scout!

Reímos, pregunto cómo están nuestros papás y todo marcha bien por allá, aunque el pobre estuviera mal.

Solicito un taxi y emprendo camino hacia el destino, milagrosamente Taki no me ha llamado ni mandado mensaje, así que me voy tranquila, escuchando lo que había hablado Tory en el grupo de WhatsApp que teníamos los pasantes, hablando pestes de Taki, de los demás pasantes y milagrosamente no había dicho nada sobre mí.

—Llegamos Señorita —dice el driver.

Pago la tarifa, me despido y subo la acera, camino un poco más hacia la recepción del edificio.

—Nakamura-san wa kare ni pentohausu no kagi o azukemashita. Kare wa kinkyūde gaishutsu shinakereba narimasendeshitaga, 30-bu-go ni koko ni kurudeshou. Nanika arimashitara, enryonaku o denwa kudasai.—(El señor Nakamura le dejó las llaves de su ático, el tuvo que salir de emergencia, pero ya estará aquí en una media hora. Si necesita algo, no dude en llamar.).

Agradezco al vigía y me enfilo al ascensor, veo como una pareja de ancianos me ve con cara de no soportarme y no me molesta, aunque si me incomoda un poco, ya que sé que ellos son muy recatados y yo casi que estoy desnuda, más, porque sabía que Taki sería un pulpo y me haría el amor como nunca.

Entré por fin al ático, el camino estaba lleno de flores de loto, luces adornaban el ambiente, una mesa con una deliciosa cena servida y el aroma a shunga que desprendía de la habitación conjunta… camino hasta llegar a la mesa y leer la carta que estaba ahí.

—planeaba esto de diferente forma, pero soy un poco… no lo sé, tímido tal vez?... En fin, quiero que intentemos algo, aunque no le pongamos aun etiqueta o nombre, pero quiero que sepas que te quiero solo para mí, así como yo soy solo para ti.

—Taki.

No podía creer que un hombre de su porte enorme, ese hombre serio y arrogante, era por dentro un oso tierno… sentí como unas manos grandes rodearon mi cintura, su torso se pego a mi espalda, me gire, y nuestros corazones latían al mismo tiempo, haciendo que fuese uno solo.

—entonces… ¿aceptas?

—Aceptó Taki-San… quiero todo contigo.

Sellamos ese compromiso con un beso casto, nos sentamos a comer y hablar, aunque estaba un poco tenso e irritado, pero me limite a preguntar.

Este hombre sin duda es un misterio, uno que quería conocer a fondo y no arriesgar a perderlo ni mucho menos mi trabajo.

—¿te pasa algo?

—No, Ari, todo está bien.

—no puedes mentirme…

—Un día pesado, tú eres testigo de eso y… otros problemas familiares. Nada que no se pueda resolver.

—sabes que puedes confiar en mí, Taki.

Él se levanta de su silla, toma mi mano y me fui hasta la habitación, en esa habitación que guarda el secreto que tenemos, el secreto de un amor prohibido.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.