El Amor Secreto Del Ceo

Mi Medicina

Taki:

Por fin estoy en Japón, llegué del viaje directo a la empresa, esos días fueron turbios, espantosos.

Enfrentar a mi aun esposa es tedioso, es horrible porque el odio que le tengo, no se compara con nada, ella exige la mitad de mi empresa por casarnos con un acuerdo prenupcial qué la dicta como dueña y señora de la mitad de mi fortuna, lo que yo hiciese en patrimonio, le corresponde a ella, y yo, obviamente no quiero ceder la mitad de mi empresa, del fruto de mi esfuerzo a una arribista de primera. No puedo permitir que mi imperio se destruya por algo o por alguien que no merece ni un centavo.

Flashback

—Tú eliges Taki —expresa con su voz de infiel.

Los abogados se miran, me miraban a mí y devolvían el gesto a esa ingrata y mala mujer.

—No le daremos fácil la tregua, usted incumplió una parte del contrato nupcial y de exclusividad que firmaron sus padres con los del señor Nakamura, él no está en la disposición de ceder ningún bien que haya hecho durante estos años.

—¿En serio? Muéstrenme entonces en lo que según ustedes yo fallé.

—Infidelidad, señora.

—Pues el señor Nakamura también me ha sido infiel, entonces ambos estamos a mano, ¿o no es así, cariño?

Solo escuchar esa palabra en su boca me hace querer arrancarme la cabeza, no puedo creer tanto cinismo de esa oportunista.

—No he sido infiel, tú me fallaste mientras yo me fajo trabajando día a día para hacerte feliz, darte lo que querías, poner el mundo a tus pies ¡joder, Akira!

—No vas a ceder, por lo que veo… así que solo tú atrasas demasiado el proceso, en cuanto tengas una respuesta positiva, llámame y así ya no me verás nunca más.

Ella toma su bolso de marca y sale como si nada del edificio de asuntos legales.

Ella vivía ya un tiempo en San Francisco, mis padres y los suyos la habían exiliado hasta aquí, pero me complica más las cosas, ella pedía el divorcio y era por un solo interés; apoderarse de mi empresa.

—Necesitamos otra alternativa para que ella no se lleve mis años de esfuerzo, Nakamura’s Legacy Co. Es todo mi patrimonio, aparte de mis casas y las villas que he adquirido con el tiempo, no estoy dispuesto a partir todo esto, no puedo.

—Le entendemos señor Nakamura, quédese tranquilo, haremos un trabajo impecable y este será nada más un recuerdo amargo, pero que no afectará sus finanzas.

Me despedí de los abogados y estuve tentado a llamar a Ari, sé que ella calmará esta ira que estoy sintiendo, este furor que mi ser sentía, necesito tenerla en mis brazos y hacerla mía como nos encantaba estar, hundiéndonos en el placer que solo ambos podíamos darnos.

Fin flashback.

No le llamé, no era correcto, aun no sabía como contarle la verdad de mi pasado y que afectaba mi presente, tentando a arruinar mi futuro con ella, y con ella lo quería todo. Esta semana ese la convocatoria a proyecto de lanzamiento mundial de videojuego nuevo o temporada de alguno ya programado, pero quería probar el talento de mis pasantes y ver de que madera estaban hechos y que era lo que estaban dispuestos a dar a Nakamura’s Legacy, mi medio hermano estaba entre esos jóvenes, aunque me haya hecho daño, sé que también fue víctima como yo, pero que aunque se arrepintiera mil veces, el lazo había quedado roto, dañado…

Ahora me encontraba en la empresa, solamente llegué al ático a asearme y vi que había un sostén en el suelo, era de Ari, lo recogí y lo olí, su esencia era única, su sabor delicioso y me moría por ella, por tenerla hoy conmigo, ella era esa vitamina que me reiniciaba por completo, era esa medicina que cuando la tomas, hasta ganas de comer te dan.

(***)

—Estaremos evaluando los dos proyectos, el día de mañana a las nueve de la mañana daremos un veredicto, pueden salir temprano hoy.

Sus compañeros y ma salieron de la oficina en conjunto con los demás desarrolladores, dejándome a solas con esa muñeca de cabello rosa, traje beige y su bella silueta iluminando mi pensamiento.

—Quiero cenar contigo esta noche —acoto con voz áspera.

—Claro jefe, dígame a que hora y donde —Dijo con una sonrisa en su rostro.

—En tu apartamento y mejor si cocinas desnuda, una cita de amor—solo de imaginarla en total y absoluta desnudez, se me aguaba la boca del deseo y necesidad de estar enterrado en su húmeda piel.

Ella río y se fue directo a su casa, yo seguía pensando en cómo decirle la verdad, pero mi felicidad y tranquilidad duraría poco, Edward entró a la oficina, con su cara de tonto.

—¿Qué pasó en San Francisco?

—¿te hablas con ella aun?

—Ella me busca, pero yo la ignoro, eso quedó atrás Taki, debemos recuperar el tiempo perdido.

—¿Crees que es el momento y lugar para hablar de esto?

—Perdóname, pero como ni te veo, me odias y eso… preferí hablarte aquí.

—Concéntrate en tus pasantías, aunque ya estés grande, aun eres un pasante, haz mejor tu trabajo.

Tome mi saco y salí de la oficina dejándolo solo.

Camine con seguridad, con arrogancia, le pedí a mi chófer personal que me llevara a casa, había sido un día de perros, aunque ella me calmara, había otra parte de la historia dura y que tenía miedo a que saliera a la luz, por temor a que ella perdiera la cordura y me hiciera un escándalo en la empresa y se quedara en evidencia que era mi amante, en el buen sentido.

Recorrí las calles de Tokio en el auto, antes de llegar a casa y cual va siendo mi sorpresa, encontrarme a mamá y papá en mi ático… no quería nada mas esto, ¿tan rápido se pasaría el mes en el que dijo mamá que vendría?

—¿Qué hacen aquí?

—¡Te lo dije mujer!

Mi padre estaba a punto de irse, pero lo detuve.

—¡Espera un poco! No era esa mi intención de la pregunta, es solo que me había dicho mamá que en un mes venían.

—Ella adelantó el viaje hijo, perdónanos, podemos ir a la casa en el Denenchofu, es solo que tu madre insistía en venir a verte a ti y a… Edward.




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