El Amor Secreto Del Ceo

No sales de mi cabeza...

Ari:

Pensaba que lo había olvidado, casi tres semanas desde el hecho que le había visto besarse con la mujer esa y la semana reciente que me había dicho que era casado…

Solo de recordar las veces que habíamos hecho el amor, me tenían agobiada, deprimida y triste, mi hermano no me descuido en ese tiempo y de hecho, conocer a su novia por webcam, había sido genial, ver la química que tenía con él, mi hermano era feliz con ella, aunque ella aún tenía muchos miedos que afrontar, pero era otro tema del cual no podía inmiscuirme.

Llegué a la oficina como estos días, ya estaba próxima a terminar las pasantías, ya se habían ido cinco mas de mis colegas, unos por presión y otros porque no rendían en una empresa tan grande y competitiva, pero de valientes era la vida, y yo, me consideraba una cabra loca.

Esa mañana transcurrió normal, por así decirlo, aunque estaba en días susceptibles, la regla no me había bajado y estaba con mal humor, obviamente sabía que embarazada no estaba porque me cuidaba, la inyección mensual no fallaba, así que igual acorde una cita con una ginecóloga aquí en Tokio, solo para saber que todo estaba bien, sabía que cuando me estresaba o ponía triste, las hormonas se alocarían, además; la falta de sexo me ponía peor.

—Ariadna, el jefe necesita verte —exclamó Marco, mientras Edward y Massie me vieron con pánico.

—Ahora voy jefe.

Edward se acercó en cuanto Marco se dirigía a la cafetería.

—¿Qué querrá el ogro?

—No le llames así, Edward.

—Está bien, bueno, ve y nos cuentas, te quiero. —dijo, dándome un ligero beso en la mejilla, uno que se sentía incomodo porque me sentía una infiel.

Marco pasó por mí y caminamos juntos a la oficina del japonés tonto, me dejó ahí, mientras que le hizo una reverencia a Taki, y el mismo correspondió, entré y cerró la puerta, con seguro. Su fuerte pecho me aprisiono, se lanzó directo a mis labios, y los devoró con ansias dementes, correspondí, moría por probarlos nuevamente y sentirme suya, lo extrañaba, lo quería en mi vida aunque así fuese prohibido.

—No puedo estar sin ti, Ari. —Dijo con un torpe acento español.

—Tienes esposa, no soy plato de segunda mesa, Taki. —dije separando e un poco de él, aunque esa corta distancia me doliera inmensidades.

—te entiendo y fue un error no decirlo antes, pero ella no vive conmigo… es una larga historia—acotó, tomándome de las manos y acariciándolas suavemente.

—Hoy, a la noche, espero verte… una sola oportunidad Taki, solo una. —expresé, devolviéndole el beso, uno que sabía a gloria.

Me acomodé la ropa, y es que de solo sentirlo me sentía flotando, mojada, deseosa, triste, pero con esperanza de escuchar su relato.

Salí de su oficina con mejor semblante, Massie lo noto inmediatamente, obviamente sabía que eran buenas noticias, aunque pudiera confiar en ella, no le había dicho nada sobre mi romance con el jefe, obviamente no porque desconfiara de ella, sino de su atolondrada memoria y la facilidad de su lengua al decir las cosas.

—¿cómo te fue? Por lo que veo fueron buenas noticias.

—Todo bien amigos, es que mi hermano me pidió una noche de películas con su novia, así que de nuevo chicos, no podré salir.

Edward me lanzó una mirada de odio o… de sospecha, no lo sé, pero yo ya había marcado ese territorio y lo había dejado muy bien plantado, se levantó de su lugar y se retiró de ahí dejándonos solas con Massie.

—No te preocupes, ya se le pasará.

—¿Sabes que me pone de mal humor?

—Su comportamiento, lo sé y también sé que me haz dejado clara la situación entre ustedes dos.

—Claro, pero ya ves… bueno, en una hora me voy.

Ya no toqué el tema y continuamos trabajando, me alegraba que para el lanzamiento faltara ya poco y que todo estaba saliendo muy bien, en si, todo lo estaba atrayendo, aunque no lo malo, pero en fin, esperaría la noche para saber que pasaría con ese hombre que me ponía a pensar muchas cosas.

(***)

—He preparado un tour por video llamada, quiero que mi novia conozca parte de Tokio. —Mi hermano sonríe en cuanto le digo los planes con tal de que salga de la casa hoy.

—¿Él vendrá a verte, cierto?

—Eres un odioso, pero si, necesito hablar con él, merece una oportunidad de expresar la situación, y, créeme que aunque pensaba que lo había olvidado en estos días, ha estado muy presente en mí.

—Tú ganas, ¿debo dormir en un hotel?

—Claro que no, menso. Tu vienes normal a casa y ya está, es solo que al momento de hablar con él, necesito que estemos los dos solos… ¿comprendes?

—Esta bien, no te preocupes. Ahora, si escucho gemidos o cosas así, prometo largarme a un hotel.

—Eres insufrible.

Mi hermano mayor era mi confidente, aunque eso había cambiado en cuanto el ingresará al mundo del amor y ya no ser la única niña en su vida.

Arregle todo para que Taki viniera y poder hablar, hablé con la novia de mi hermano por unos diez minutos, ella era muy linda, me encantaba esa relación y quisiera que todo saliera bien, me despedí de ambos, mientras mi hermano se preparaba para salir y yo terminar de ponerme mi pijama de unicornio, dirán que soy una infantil, pero amaba mucho mis pijamas de dibujitos y como tal, hasta parecían botargas de tiendas de comercio, pero aún así, me veía muy bien.

—Bueno, cualquier cosa me llamas, por favor—abriéndole la puerta, Taki se encontraba dispuesto a tocar el timbre, le hizo una reverencia en señal de saludo a mi hermano, el mismo correspondió y mi hermano se fue, dejándonos solos.

Abrí más la puerta instándole a que entrara, hasta el momento, este era nuestro escondite perfecto, él entró, solo ver su porte detrás, me ponía a imaginar mil cosas, es un hombre alto, corpulento, su cabello azabache me ponía a delirar, su elegancia y ese toque que solo los guapos tenían al caminar, era demasiado pedirle a la vida que este hombre fuera solo mío…




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