Taki
Amanecer hoy con ella, me hizo sentir repuesto, me sentí vivo.
Han pasado muchos años en los que no podía sentirme bien y por esa razón siempre fui un robot, un hombre temible y amargado, no había llegado aún ese ser que me haría recapacitar y ayudarme a sentir de nuevo.
Estando entre sus piernas, me doy cuenta que vale cada centavo que estoy a punto de perder y no solo dinero, sino el esfuerzo invertido en mi empresa; aunque si es por mi felicidad, no me importaría perderla.
Ella se voltea para que quedemos frente a frente y abre de a poco sus hermosos ojos, una sonrisa se dibuja en su rostro y eso, eso me confirma una vez más, que todo vale la pena para estar juntos.
—Me encantan estos amaneceres—expreso, mientras que le doy un beso en la nariz.
—También me encanta amanecer así Taki, me siento perfecta cuando estoy contigo.
—Eres todo lo que estaba necesitando—deposite un beso en sus labios, encendiendo de nuevo la llama de nuestros cuerpos.
Ella correspondió al mismo, acariciando mi torso desnudo, mientras que sin respeto empecé a palpar su piel… sus gemidos leves hicieron a que mi falo se pusiera erecto, solamente escuchar su respiración entrecortada me hacía volar la cabeza y perder el sentido, de inmediato muerdo uno de sus pezones, me encantan sus redondas tetas, tienen un tamaño perfecto, mientras la cremosidad de su piel me hace delirar, inmediatamente la pongo sobre mi para que sienta como me pone, empiezo a acariciar la curvatura de su espalda, mis manos se encarnan en sus caderas anchas y solo de ver como me monta, es algo que me hace perder el juicio, ella es una experta, es una mujer que vale la pena en todo aspecto, su inteligencia, su confianza, su maestría en el sexo, todo eso me tiene demasiado lleno de felicidad.
—No me podrás olvidar nunca—dijo mientras subía y bajaba en mi pelvis.
Sus ojos brillantes me confirmaban que era la mujer ideal y que, a pesar de estar unido legalmente con una arpía, debía anular ese matrimonio y proponerle a Ari que fuera mi novia, lo anhelaba y por sus puesto me animaría a mostrárselas a mis padres, aunque no les diría que trabajaba en la empresa, mi padre era muy meticuloso en ese tema y las reglas, eran reglas.
—Claro que jamás te voy a olvidar, preciosa—de dos empellones hice a que se corriera sobre mi y empezó la segunda ronda de sexo salvaje.
(***)
—Cómo qué el ambiente huele a… ¿sexo?—comentó el hermano de Ariadna, mientras ella cocinaba el asa teishoku.
—León, cállate—dijo ella con tono sarcástico.
—Entonces… ¿Cuándo van a formalizar esto?—soltó de una vez, mientras me empecé a ahogar con el té verde que estaba tomando.
—Pronto.
—¿pronto? Debes hacerlo, mi hermanita no es cualquier mujer, es mi hermana—le hice una seña con el dedo, diciéndole que se callara, y tome una servilleta y le escribí con una pluma que estaba allí, que guardará silencio y me fuera su número de teléfono, necesitaba organizar algo especial para mi chica especial.
—¿De qué hablan?—dijo Ari, mientras termino de servir la comida.
—De nada, preciosa.
—Bueno, ve a ayudarle a mi hermana, tarado.
Me levante de la mesa y le ayude a mi chica a colocar la comida en el tablón de la mesa, ella me regalo un beso, empezamos a comer y a hablar con León, el ambiente ya no era tan hostil y yo solo la veía como comía, como reía, como bromeaba con ese tonto y me sentía en familia, me sentía lleno.
—Bueno, nos vemos más tarde, te quiero—le dije dándole un beso después de vestirme e ir directo a mi ático para poder vestirme.
Ella quedó feliz, yo quedé impregnado de su total belleza. Ella no salía de mi cabeza, no saldría por un tiempo largo, me sentía un idiota porque si hubiese esperado más tiempo, hubiera pensado no con la cabeza lo que era tema del corazón.
Le mande un texto a León para que pudiera juntarse conmigo en el ático, hoy le propondría a Ari ser mi novia y viajar la semana próxima a San Francisco y firmar el documento de divorcio, y sí Akira no lo firmaba, no me preocuparía, porque sabía que por dinero si lo haría.
(***)
—¿Estas seguro que me gustaría?
—Más que seguro, eres un tonto, pero me agradas. Perdón por el golpe de aquí—Dijo el rubio de rizos caídos.
—Me lo merecía, fui un idiota y lo peor fue que esa… mujer, no quiere dejarme hacer una vida con ninguna mujer. Pero lo que siento por ti hermana es mucho mayor e importante, así que, no me importa poner en riesgo mi empresa.
—No podrías destruir tu imperio, no cuando mi hermana está por lanzar el mayor proyecto de su vida a tu lado, ¿Qué es lo que está pidiendo esa mujer?
—Quiere la mitad de mi empresa, los bienes y diez millones de dólares.
—¡Carajo! Esta loca esa mujer hermano, pero, yo creo que algún documento puede ampararte hermano, ¿tienes el contrato de matrimonio?
—Ehh no, porque yo era menor de edad y mis padres fueron los que otorgaron el permiso.
—¡Toche! Reúnete con tus viejos y vemos que muestran esos papeles.
—¿Los ancestros? Háblame despacio porque me cuesta el español y peor, tu pésimo acento italiano.
—Eso es otra historia, soy italiano, nuestra madre es Italiana y nuestro papá es español, así que… perdóname el idioma.
—Esta bien, bueno, le diré a mis padres que traigan eso a casa, mientras, agradezco que te encargues de la cena para Ari.
—¡Claro! Le pediré ayuda a mi novia.
Nos tendimos la mano y la estrechamos, León era un buen chico y me agradaba, sin duda era un hermano también para mí.
Lo dejé en el apartamento de Ari y me fui a la oficina, ella ya esta a ahí, lucia radiante, con un traje muy ejecutivo y muy ceñido a su silueta, entre a mi oficina y estaban los reportes del equipo de marketing y de diseño, encantados del impecable trabajo que Ariadna había hecho y listo ya para lanzar la publicidad al mercado, tráiler del videojuego y con un precio muy accesible al público adolescente, mientras que estaba viendo el reporte, una llamada entró al celular, conteste y León ya tenía todo preparado, me sentía nervioso y salí de la oficina, dándole órdenes a Markus para que organizará la rueda de prensa para presentar el nuevo juego, y lanzarlo ya, para ver el mercado y que tan fructuoso sería, el acotó todo y salí directo a una de las joyería del centro, la mejor.
Un anillo de promesa seria el testigo del amor al que me estaba teniendo devoción, un diamante irisado con argolla de oro blanco y plasmada la fecha de hoy para que quedara sellado que en un futuro le ofrecería matrimonio, porque ella sería la madre de mis hijas, soñaba con un par de gemelas, añoraba eso y me sentía orgulloso de la mujer que iba a tener en unas horas y en unos años.
—Señor Nakamura, un placer verle por aquí—una voz chillona salió detrás de mí, cuando voltee la vista, era Bonnie, la pasante intensa.
—Ah, eres tu, un gusto verte Bonnie.
—¿Para quién es ese anillo?
Me hizo sentir incomodo, pues la verdad es que nadie podía enterarse de lo de Ari hasta que ella terminará sus prácticas.
—Un gusto saludarte—Dije, pagando el anillo y yéndome hacia el auto.
Podía tener a mil empleados, pero mis cosas me gustaba hacerlas a mi, más, este tipo de detalles con la mujer de cabellos rosa.
Un mensaje le envié para que a las ocho en punto llegara al ático, tenía miedo, pero ella llegó temprano, con un hermoso kimono, unos bellos colgantes y… era hermosa.
—¿Te gusta?
—¿Qué si me gustas? ¡ME ENCANTAS!—Le di un beso casto en los labios y ella entró al ático, León se dejó llevar por su novia, quien le recomendó que la cena fuese en este nido privado y con vista a gran parte del centro.
—Ahora dime… ¿cuál es el misterio?
—paciencia, Ari-chan.
Ella sonrió y empezamos a hablar, conocernos más y eso era maravilloso, porque aprendí más de ella en una noche, fue hablar, conocernos mejor y darle gracias a la vida porque yo me estaba enamorando y haciéndole caso al corazón. Me levante de mi lugar y la vi de frente.
—Ari… esto es difícil para mí, sabes que no confío nadie y dirás que estoy loco, pero no soporto ya esto… ¿Quiere ser mi novia? Prometo serte fiel, y darte todo lo que necesites o quieras, soy tuyo.
Ella sonrió y dijo —¡Sí!— se puso de pie y me beso,
Acabo de dar un gran paso en mi vida.
Editado: 02.10.2024