El Amor Secreto Del Ceo

No de nuevo...

Taki
Sólo a su lado siento que respiro, me enamoré de ella y siento que si no estoy a su lado, me siento perdido, me he vuelto dependiente de ella, de su aroma, de su dulzura, de su cuerpo, de su voz y de la forma en la que me ayuda a amar.

Ella es perfecta y solo en sus brazos me siento a gusto.

Mi madre la cuido por una semana, yo me encargué del trabajo, aunque los rumores de su falta en la empresa me tenían mal, primero, que el novio era un celopata que la tenía embarazada y no la dejaba salir, lo segundo, que ya la había despedido por quedarme con su proyecto y su fama, pero en realidad, la única que sabía que estaba enferma, era su amiga Massie, quien me temía cada vez que me miraba, en alguna ocasión le pregunté a Ari si le había hablado de nosotros, pero ella me confesó que no se sentía lista para poder ventilar nuestra intimidad con alguien más que no fuese su hermano, Emilio.

Solamente he alargado más las pasantías y tema arreglado, pero mi hermano no se traga ese cuento, de que soy un jefe comprensivo y menos, con una pasante. Además; el interés que él le profesa a ella, es mi arranque de celos, pero trato de controlarme por mi bien y más que todo, por el bienestar de ella y su estadía en esta empresa que la está viendo crecer y ella misma se ha ganado ese mérito, sin duda es una mujer fuera de este planeta, con ganas de llevármela a un viaje, donde nadie nos pueda encontrar, tal vez en otro planeta, su forma de ser era única y querer sólo estar con ella, no poder dormir, solamente hacernos uno sólo, por lo que intento resistir, no es posible, siempre terminábamos en la cama, en el sofá, en la mesa, en la ducha, en donde fuera, ella es una mujer que me tiene loco.

¿Será normal que una mujer me hiciera sentir esto?

Un grito de Marco me hizo salir de mis ensoñaciones, volviéndome al mundo real, sentándose frente a mi.

—Esa chica te tiene demasiado entretenido, Taki-San… espero sepas valorarla.
—Eres un cotilla, Marco. Pero tienes razón, ella me tiene así, siendo un imbécil enamorado, no pensé que esto fuese a pasarme de nuevo, pero esta vez, siento que es por lo prohibido, eso me tiene con más ansiedad de la debida.
—pero si tus padres ya la conocen, no hay pena que debas tener.
—Claro, pero ambos están engañados, no saben que es mi pasante, que soy su amante y que daré la mitad de mis bienes por estar con ella.
—¿Qué harás qué? —pregunta asombrado.
—Lo que escuchaste, Akira me dará el divorcio, y estaré ya en paz en una parte con Ariadna y más ahora que…
—¿Qué qué?
—Seremos papás, mi mamá me llamó diciéndome que Ariadna lleva un retraso de días, no ha sangrado… ¿Sabes lo que significa eso para mí?
—Entonces ahora no puedes renunciar a la mitad de tu imperio, ese bebé necesita estabilidad.
—Eso no importa, ella es inteligente y uniremos fuerzas, seremos imparables, construiremos un nuevo imperio en el área tecnológica y…

Edward entra a mi oficina solo así, sin ser invitado.

Su actitud arrogante no ha cambiado ni siquiera un poco, y eso, eso me mata también porque yo quiero confiar, pero no puedo, no así.

—Debo salir temprano hoy tengo un compromiso y aparte, la cena con…
—Ya sabemos Edward, debes estar puntual en esa cena, por favor.
—Haré lo posible, gracias por entender. —le extiende la mano a Marco, este se la da y se da la vuelta para irse, pero luego, se queda parado y regresa hacia mí—La dirección no se la entiendo a mamá, ¿podrías mandármela por WhatsApp? —acota.
—Te la envío en texto, sabes que WhatsApp no lo tengo para nada… o si, pero no para ese tipo de cosas. Llega temprano, hazlo por mamá.

Él solo asiente con la cabeza y sale de la oficina, mientras que yo vuelvo a sentarme y a entablar charla con Marco sobre trabajo.

La noticia que mamá me ha dado, me hizo sentir un hombre demasiado feliz, un hombre completo, porque era mi felicidad, un hijo y con la mujer correcta, eso me tenía demasiado encantado, antes de morir yo había querido el cielo y ella me estaba entregando un pedazo de cielo con sabor a gloria, con su sonrisa ya me había dado el paraíso.

Terminamos el trabajo, mientras que la mayoría ya se ha ido a sus casas o que sé yo, mientras que voy a montarme al auto, paso por un pastel para el postre, mi madre no me ha hablado después de la noticia que me ha dado, porque el hecho que Ariadna hubiese ido a la ginecóloga, era porque seguramente estaba embarazada y ese había sido el síntoma de su malestar últimamente, pensando en lo que la chica comía, le conseguí un dulce extraño para mí, pero que para ella sería delicioso, unos borrachos de Tarancon, no contenían alcohol, sino un almíbar de naranja y eso se veía que le gustaría.

Voy ilusionado a casa, tengo muchísimas cosas que decirle, quiero ya casarme con ella.

Entro a casa y solo se encuentra mi madre, terminando de hacer una deliciosa cena, llena de manjares de dioses.

—¿Cómo estuvo tu día?
—Bien, Taki. Con vergüenza contigo…

Que ella dijera eso, me hacía entrar en pánico.

—dime madre, ¿Qué pasa?
—Ella no está embarazada… su método anticonceptivo no le estaba ayudando a su cuerpo, por ende no sangraba, ya cambio de método… dice que en estos momentos no está lista para un hijo y tú tampoco.

Esa noticia me ha hecho retroceder muchas cosas, pero no es culpa de ella, ella solo está haciendo lo que es bueno para ambos. Yo me he enfrascado en mi felicidad, pero no le he preguntado a ella nada, yo disfruto de poseerla, de correrme dentro de ella, que jamás pregunté en sí si se cuidaba o no, había sido un completo egoísta; ellos tenían razón, era un celopata egoísta.

—Gracias madre, en otra oportunidad será, y sí, ella tiene razón, por ahora no podemos traer un bebé, no ahora… ¿ella donde esta?

—En su habitación, la mande a descansar, gracias Taki por dejarme compartir con ella, es una buena chica.
Abrace a mamá, por lo general no éramos muy cariñosos o expresivos, pero yo ya me había acostumbrado al afecto que recibí de mi abuela y mi madre repitió ese patrón de afecto hacia nosotros.
(***)
Tocaron el timbre entonces, Ariadna se levantó para poder ver quién tocaba la puerta yo suponía que era Edward porque era el único que tenía que entrar tarde, entonces ella camino hacia la puerta, lo que se me había olvidado por completo aclarar, era que Edward era mi medio hermano, el mismo pasante que también se moría por tenerla a ella a su lado, y vaya sorpresa la que se llevó, tardo medio minuto y papá me envió a ver que pasaba.
Cuando vi la puerta y quien estaba ahí, definitivamente solo ver el rostro de mi novia me hacía sentir mal, porque ella estaba admirada. Mamá llegó saludando a su “hijo”, mientras que Ariadna estaba sorprendida por la bomba que acababa de arrojar mamá y yo terminé de afirmar.
Me senté en uno de los puf de la sala, mientras ellos pasaron a sentarse al comedor y me quedé a solas con mi chica de cabellos rosa.
—¿Qué es esto?—dijo con voz baja.
—Perdóname por no decirte pero… Edward es mi medio hermano… no pensé que afectará tanto.
—¿cómo que no pensaste? ¿Sabes lo que pasó la semana pasada con él?
—No, no sé…
—Pues te diré que me robo un beso, fue justo el día en que me enferme, siempre ha mostrado interés en mí, y, yo lo he rechazado infinidad de veces, porque yo si sé mi lugar, y es a tu lado y tu vienes y… vienes a ocultarme semejante cosa.
—Mira Ariadna, lo del beso me lo ocultaste, y no entiendo porque, pero ocultarme también de que necesitabas ir a la ginecóloga para saber su estabas embarazada y ocultármelo, sentí que me estaban torturando con eso… además, lo de Edward tiene arreglo ahora mismo, ya verás—dije con voz molesta, enfurecido.
Sólo saber nuevamente que Edward andaba haciendo de las suyas con mi mujer, me ponían de un humor de lobo salvaje.
Ella trató de detenerme, mientras que papá y mamá se quedaron asustados cuando tomé a Edward del cuello de la camisa, levantándolo con fuerza, mi puño sobrepasó su rostro, mientras que Ariadna trataba de separarme, pero mi padre la detuvo, asintiendo con la cabeza y alejándose de la misma, mientras que Edward sonreía como un cretino.
—ella también será mía, así como lo fue Akira.
En ese momento, mi madre se retiro, llevándose a Ariadna, mi padre solo nos Vio y me lanzó una mirada de esas que eran capaces de asesinar gente.
—Edward, te mereces una buena paliza…
Con mi puño, a duras penas, con la fuerza que tenía, retrocedí, y me sentía pésimo.
Él lo esquivo, pero papá le dio uno y se puso frente a ambos.
—Ya es tiempo que aprendas a respetar lo ajeno, Edward, ya una vez perdí a los hijos por una mujer, no quiero perder ahora a una hija por dos idiotas… Es mejor que te vayas Edward, y Taki, es mejor que nosotros nos vayamos… hablamos luego, y recuerden, ustedes son hermanos así no lleven la misma madre.
Mi padre se ajusto el saco, salió a la sala despidiéndose de Ariadna, mientras que Edward me miró con ojos asesinos y salió también detrás de papá, mi madre abrazo a Ari y se quedó con ella esa noche, mientras yo me serví un vaso de whisky y me puse a llorar y beber, era demasiado revivir algo así.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.