El Amor Secreto Del Ceo

Mi casa... Tu piel

Taki:
Mi madre termina de limpiar todo, la cena a medio tocar se fue directo a la basura, aunque eso era contemplado como pecado, no podía guardarse, Ariadna termina de ayudarle, pero mi madre está roja de la vergüenza que ha pasado, pero mi chica es de un temple sorprendente, la abraza y mi madre se pone a llorar, abrazada a ella y es comprensible que mi madre se sienta así, porque aunque Edward no había nacido de su vientre, ella le ama y estar lidiando con esto y con el grado de actitud de mi padre, ha sido un detonante de emociones, yo trato de consolarla, me levanto y quiero abrazarla, pero Ariadna me detiene con la mano, enviándome a la habitación, y solo obedezco como el hombre blandengue qué soy.

¿Cómo un hombre como yo podía obedecer a un minion de cabello rosa?

No lo sé, pero olvidarla y desacatarla es muy, pero muy difícil.

En el balcón de la habitación me prendo un tabaco, le doy una larga calada y me hundo en esa sensación de serenidad que me provoca el efecto de la nicotina, tratando de olvidar mis demonios del pasado, perdonar a mi hermano por muy idiota que sea y tratar de disculparme con mi madre, una mano suave siento en mi pecho, por detrás, Ari me abraza, palpándome, aspirando mi olor, en mi ancha espalda ella se pierde.

Me giro hacia ella para estar frente a frente, abrazándole y dándole otra calada a mi cigarrillo, ella sólo trata de descifrar cada latido de mi corazón cada que estamos juntos, eso es demostrarle lo mucho que ella me importa y que se ha convertido en una droga para mí, ella me suelta y pone el cerrojo en la puerta, desnudándose ante mí, veo que he encontrado a una loca, justo para mí… su cuerpo en tono blanco, lechoso y sus senos grandes, se ponen duros por el frío que hace, sus muslos torneados, sus piernas largas, el vaivén de sus caderas, la perfección de su silueta, su cabellera que empieza a crecer, el destello de sus ojos que hipnotiza, me hizo reafirmar que es la correcta y no solo en físico, sino en astucia y devoción, vale la pena invertir todos mis sentimientos en esa fuente de poder, en esa fuente de amor, de locura intensa y de pasión justa.

—Sabes que hoy debes cuidarte de mí... —espeto, acercándome a ella lentamente, dejando apagada la colilla del cigarro, tomando el último trago de whisky qué acabo de servirme—, perdón por ser el hombre que no mereces, soy un idiota celoso, controlador, no quiero que seas otro amor que fracase, solo dime… ¿soy quien esta fallando? —pregunto con miedo.

—No estamos listos para eso, mi amor… pero no te mentiré, pensando en todo lo que podemos hacer, juntos, podemos ir a terapia, controlar tu ira, tus inseguridades y tus celos, mi amor. Yo, yo te amo Taki-san…

No puedo imaginarme una vida sin ella nuevamente, porque ella sabe comprenderme y sabe que lo que me había pasado me ha dejado marcado para toda la vida; bueno, para ese pasado tétrico.

—Quiero envejecer contigo Ariadna, te necesito en mi vida, no sabes cuanto.
—Estoy dispuesta a arrugarme contigo, no importa que seamos feos, solo sé que quiero todo contigo —se acerca a mí y me regala un beso de esos que me fascinan…

Me pierdo en su boca, en su delicioso sabor, en como puede hacerme sentir así con sutil maestría, no me imagine estar así el día de hoy, pero sé que ella ha entrado en tratamiento hormonal por el tema del cambio de anticonceptivo, así que tomo uno de sus albornoz que cuelga en su closet y se lo pongo, esta vez no podemos hacer el amor, ante todo quiero respetarla y hacerla sentir segura conmigo.

—Eres perfecto ¿lo sabes? —Dice.
—Contigo lo soy todo, Ari.

Vamos a su cama, quedándome solamente en bóxer, era una tentación estar ambos en una sola cama sin hacer nada, pero por amor debo abstenerme de poseerla, quiero que todo sea mejor para ambos.

(***)

Amanezco otra vez en su cama, abrazado a su pecho, queriendo quedarme así, pero esta vez ya ambos debemos presentarnos al trabajo, aunque no me apetece, así que ella sigue gozando de su descanso, mientras que yo necesito mandar los últimos papeles para el divorcio, estoy más que decidido y ya no tengo nada que pensar, tomo una ducha, y saco uno de los trajes que he traído hace unos días, le doy un beso en la mejilla, ella solía dormir a pierna tendida, sin importar quien estuviera a su lado, mi madre ha preparado el desayuno, la abrazo y le encargo mucho que vele por Ari, salgo de casa y me voy rumbo al edificio donde estan las oficinas de mis abogados, no quiero tener todo servido, así que llego y entro, poniendo mis cartas sobre la mesa, mis abogados me ven perturbados por tan difícil decisión, pero sé que él amor todo lo puede.

—Señor Nakamura, ¿esta usted seguro de esto?—pregunta de nuevo el presidente de la compañía de abogados.

—¡Más que seguro, mi libertad lo vale!—estoy a punto de firmar, pero alguien abre la puerta de par en par, con mucha furia, y volteo a ver, es mi padre.

«¿Qué hace él aquí?»

—Este chico está tonto, déjenme a solas con él, por favor—expresa.

Los abogados salen de ahí, dejándonos solos.

—¿Qué estas a punto de hacer? ¿Acaso no han sido años de trabajo arduo y días sin comer? Has luchado por todo lo que tienes, eres joven, inteligente y lo malo… eres obstinado y eso debe de cambiar Taki, ella lo vale, sí, pero tu imperio también vale que lo cuides así como a ella la proteges.

—¿Quién te dijo de esto?—pregunto.

—He hablado con Marco, aunque también omitió detalles, bastaron dos ganchos en el estómago para que hablara… así que no le culpes.

—Padre, esto es por el bien de mi futuro con Ari, estoy enamorado…

—y por amor también te permití arruinar tu vida hace catorce años, no volveré a permitir eso, además; la chica es inteligente y si lo hablas con ella, ya sabes… dos mentes piensan mejor que una.

Me siento reconfortado, me siento protegido y querido, porque al momento que había pasado lo de Akira, mi padre fue “neutral”, pero siempre teniendo una afinidad con mi hermano, y eso era lo que me había convertido en un robot sin sentimientos, ahora, estaba también quebrando mis propias reglas, porque amaba tanto a Ariadna, que no me había fijado que mi familia aún no sabía que ella era mi pasante, no era socia, aunque si por el proyecto que se lanzó, pero no como tal una figura imponente en el mercado, ¿cómo le diría eso a papá?




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