El Amor Secreto Del Ceo

Todo sale a flote

Taki:
Ya se ha destapado el escándalo de mi relación amorosa con Ari, y no sé cómo actuar, todo esto surgió en la noche y parte de la madrugada del lunes, ella ya había regresado de su viaje fugaz a Manchester, así que corrí a su apartamento, me urgía tenerla para mí, conectar como solo los dos sabíamos hacerlo, envolviéndonos piel con piel y ella sobre mi, meciéndose deliciosamente como sabía, ella tenía el control sobre mi y sabía que yo también le brindaba la seguridad que ella necesitaba.

Una pareja tóxica a su más grande potencial, tóxica en el sentido de no poder estar tanto tiempo separados, de solo recibir miradas de alguien más, era para que la bomba estallara y ahora, ahora no podíamos ocultar este sentimiento de amor que ambos nos teníamos, porque lo nuestro era amor definitivamente.

¿Cómo me fui a enamorar tan rápido?

Luego de tocar juntos el cielo, ella se recostó sobre mí, la atrape en un abrazo fuerte y bese su frente, diciéndole que saldríamos juntos adelante y que no importaba el que dirán, que siempre estaría con ella pase lo que pase y, aunque yo mismo haya violentado las reglas de mi empresa, yo también afrontaría mi parte, que ella no tenía que pagar por mis errores.

—no dejo de tener miedo mi amor, sabes que me he ganado a pulso estar en tu empresa —Dijo llorando.

Limpie esa lágrima rebelde de su rostro y la tomé del mentón, haciendo a que nuestras miradas conectarán.

—Te amo Ariadna, y yo sé lo que todos saben, te haz ganado la permanencia en Legacy Co, porque luchaste y demostraste de qué estás hecha, nadie puede venir a cuestionarte sobre lo que está bien y lo que no, hoy quiero que te pongas más hermosa de lo que eres y que salgas con esa carita preciosa en alto, nadie hablará mal de mi mujer, escúchame… nadie te juzgará en mi empresa, y los que lo hagan, saldrán por esa puerta de atrás que bien ancha la mande a hacer… ¿entiendes?—le di un beso en la nariz, un beso casto.

Ella me abrazó y dormimos el resto que nos quedaba de la madrugada, a las ocho en punto ya íbamos camino al trabajo, ella quería que la dejara a dos cuadras de la empresa y empecé a reír, obviamente no le obedecí, entramos al parking de la empresa, la tomé de la mano y juntos caminamos hacia el ascensor, mientras que le di un beso en la frente y ella me abrazo, éramos uno solo ahora, era momento de dejar atrás mis miedos y mis reglas, yo debía hacer un cambio en mí y ésta , ésta había sido la oportunidad.

Las miradas no se hicieron esperan en cuanto salimos del ascensor, algunos comentarios desagradables empezaron a surgir en murmullos, hasta que llevé a Ariadna a mi oficina y la dejé encerrada allí, esperando a lo que tenia que decirle a todos estos alzados.

—¿Cómo se enteraron? —preguntó Marco, en cuanto me vio salir de la oficina.
—Creo que fue por Edward, lo presiento, pero ahora verán de lo que estoy hecho, y nadie se atreverá a ver con malos ojos a mi mujer, ¿queda claro?
—No soy el enemigo Taki, tranquilo, yo te respaldo.

Caminamos juntos hacia la planta de la oficina, Marco los reunió a todos y acataron la orden, veía como miraban el escritorio de Ariadna y le habían puesto cientos de cosas patéticas, cosas sin sentido y ofensivas.

Me dirigí hacia ese escritorio, arrancando lo feo que habían puesto, y me paré frente a ellos, todos me veían con atención, cuando empecé a hablar, vi el miedo en sus ojos, pero no iba a permitir que hablaran mal del amor de mi vida.

—Desde la noche de ayer empezaron a rondar cotilleos y fotos de un bar de la ciudad, donde estamos Ariadna y yo, yéndonos juntos del izakaya, y sí, ella y yo antes de saber que seríamos jefe y pasante, ya teníamos una relación, empezábamos.

Les digo esto con el fin de que paren con esas cosas absurdas de que ella está aquí por dormir conmigo o pagarme con favores sexuales, les anuncio que es mi novia, y al que no le parezca puede largarse de la empresa, no permitiré que sigan queriendo desprestigiarla, menos en mi presencia, ella es una empleada que se ha ganado a pulso la permanencia en este lugar, así es que pido respeto hacia ella y desde hoy—inhale hondo y un chico levanto la mano—, ¿diga?.
—Jefe, gracias por la aclaración, por mi parte, solo me queda más que felicitarlos y preguntarle por algo… ¿qué pasará con la regla de “no amores entre empleados en la empresa”?

El chico tenía agallas, de verdad que las tenía, y aquí entraba parte del cambio, a tiempo mi padre entró a la empresa, pero este era el momento perfecto para terminar con esa absurda regla, aunque solo en mi empresa.

—Bueno, desde hoy, esa absurda regla queda anulada, todos pueden vivir su vida como sea, siempre y cuando no hagan escándalo o cosas indebidas en las instalaciones, sean felices y de nuevo, pido respeto para mi novia. Pueden seguir trabajando como antes.
Todos aplaudieron y el chico que me había preguntado sobre la regla, corrió hacia dónde estaba Massie, robándole un beso ansioso, y ella correspondió, mi papá se quedó algo atontado, caminando hacia mí y poniendo una mano sobre mi hombro.

—¿Qué fue todo eso Taki?
—Vamos a mi oficina, debemos hablar.

Caminamos hacia la oficina y ahí estaba ella, caminando de un lado a otro con nerviosismo y contándose los dedos, la llegué a abrazar y le di un beso en la cabeza, mi padre la saludo y empezó la confesión, debía decirle que Ariadna había sido pasante de la empresa y que ella misma se ganó la permanencia, la tomé de la mano y empecé a hablarle a papá, mientras el lucía neutral en el tema, ella iba a hablar cuando mi padre se levantó del asiento y la abrazo, ella lloró, no me explico porqué, pero me sentía libre solo me hacía falta librarme de Akira, ese pasado oscuro y pesado, y el rencor que me guardaba.

—Hija, no tienes porque llorar, has sido una mujer valiosa y nos devolviste a nuestro hijo, Taki volvió a ser el mismo. Y me alegra saber que mi hijo esta en buenas manos, y con una buena mujer. Gracias por lo que hiciste en San Francisco, ya Akira firmó el divorcio y aceptó lo que debía aceptar, hijo, esta mujer ha salvado tu imperio—expresó abrazando a Ariadna.




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