Ari
Taki se levantó agitado, sobresaltado y asustado, rápidamente deje de arreglarme y fui a abrazarlo, el día de su cumpleaños la pasamos bien, mis padres quedaron encantados con él y, aunque la prueba de embarazo lo haya puesto de bajón, tratamos de pasar una noche romántica, no quiso ir al hotel, quiso que pasáramos en mi cama toda la noche y aunque fue algo muy complicado el mantener ahogados mis gemidos con sus imponentes estocadas, me goce demasiado el estar debajo de su hermoso cuerpo y perderme en la lujuria que me provocaban sus movimientos perfectos.
—¡mi amor! ¿Qué pasa?—dije ansiosa, sentándome cerca de él y pegando su rostro a mi pecho en señal de protección.
—¿Todo esta bien? ¿Tú como estas?—tragando saliva y sudando frío.
—mi amor, estamos en el apartamento, todo está perfecto mi amor, ¿Qué soñaste?
—Una pesadilla, mi bella flor de cerezo… solo fue una absurda pesadilla… estoy ansioso.
—¿con qué estas ansioso, mi amor? ¿Qué pasa?
—¿Quieres casarte conmigo?—pregunto de inmediato, sacando de la mesa ratona cerca de su lado una liga negra, pequeña.
—¡Obvio sí! —dije acercándome a su boca y devorando sus labios, él me abrazo fuerte y mi aspecto quedó de un lado, porque solamente levantó la falda de mi vestido y como el lobo feroz que es, me estampó en la cama y su enorme falo se introdujo en mí, haciéndome perder la cabeza, y sonriendo como una desquiciada al tenerlo sobre mí.
La faena duró veinte minutos, me puso la liga en el dedo anular, prometiendo hoy comprar un anillo digno de «su reina», entramos a la ducha y terminando lo que en la cama había empezado, como si nuestros cuerpos hubiesen sido diseñados para encajar a la perfección, nos vestimos y salimos de la habitación, mi madre se encontraba sirviendo la mesa y papá terminando de cocinar.
Siempre soñé con que de grande el amor de mis papás fuese reflejado en mi futuro hogar, porque ellos tenían una química increíble, ahora sabiendo de cómo llegaron a amarse, descubrí que estaban locos, pero aún así, deseaba lo mismo con Taki.
—¡Buenos días! ¿Cómo amanecen?—preguntó papá, con una sonrisa de oreja a oreja, muy jovial.
—Muy bien papi, gracias.
—¿A que hora se van al trabajo?—pregunto mamá.
—Solo desayunamos y nos vamos, ¿quieren conocer la empresa?—preguntó Taki, mientras nos sentamos en la mesa servida y demostrando una vez más que mi padre había conquistado a mamá con comida.
—Perfecto, pero no hoy Yerno, con Minerva quedamos de ir a caminar al parque de los cerezos y conocer un poco más de Tokio, además, el primo de Ari nos llamó para saber cómo estábamos y quedamos en hacerle un tour por aquí, así que… no estaremos hoy en la casa.
—Saben que esta es su casa y en la empresa también son bienvenidos, ¿verdad mi amor?—dije y Taki asintió.
Terminamos de comer y nos despedimos de ellos, nos subimos al auto y rumbo al trabajo, estaban los inspectores en servicios cibernéticos, viendo detalle a detalle lo que había pasado con mi trabajo, por el bien de Edward hubiese querido que esto no fuera cierto, porque no quería ser motivo más de una discordia familiar y menos en la de mi futuro esposo, porque no quería nuevamente provocar ese sentimiento que ambos hermanos tenían, por culpa de Akira, quien su silencio me tenía preocupada, porque ella era una mujer que no se quedaba de brazos cruzados y menos, después de no darle lo que ella quería, que era la mitad de la empresa y el dinero exorbitante que necesitaba.
—Señorita Santander, un placer. Lamento por lo que están pasando, pero aquí estamos poniéndonos a sus ordenes, somos Sanji y Darién, inspectores contra el delito cibernético, ¿podríamos tener acceso a su sistema en cámaras?—pregunto el más corpulento de los investigadores.
Vi a Taki y el asintió, dándoles el acceso que ellos necesitaban, entre a mi lugar de trabajo, Massie estaba muy concentrada en lo que hacía y desde la noticia de su embarazo, estaba con los sentimientos más a flor de piel, Taki de había ido a su oficina y me puse a modificar otras cosas, hablando con Massie de todo y de nada, mientras las miradas hacia mí persona aún eran de odio por el amor que me profesaba con el CEO de la empresa, y sí por ellos fuera, ya me hubiese muerto por estar con tal hombre que no tenía ojos para nadie más, más que solo para mí.
—¿qué crees que pase con Edward?—preguntó Massie.
—No lo sé, aunque quisiera que esto fuera una pesadilla, porque no deseo que esto llegue mas lejos, sabes que a como están las cosas, soy como el blanco fácil para caer en demasiados conflictos y es lo que no quiero, menos, teniendo a mis papás aquí.
—Si, definitivamente… quería contarte que debido al embarazo y el tema de que… pronto me casaré, debo dejar de trabajar—Dijo ella, con un sentimiento nostálgico.
Las dos habíamos luchado por estar aquí trabajando y entre muchas personas, habíamos sido seleccionadas para pertenecer a una de las mejores empresas de todo el mundo, ella no podía irse, pero tampoco podía obligarla a quedarse por su estado actual, suspiré y la abrace, pidiéndole que se quedara hasta el final, y que Taki sería un jefe justo, porque en su lugar y en el de Edward, vendría Tory de regreso o no lo sé, para mi era muy difícil despedirme de alguien que había sido mi confidente, mi mejor amiga y mi hermana.
—Lo pensaré, obvio me iría de la empresa pero no de tu vida, tontita—dijo riendo.
—Me hiciste hasta llorar, no puedo creerme que esto nos esté pasando, de verdad.
Cuando íbamos a ponernos de pie, llegó uno de los investigadores, trayendo consigo una carpeta, se acercó y saludo a Massie, mientras que me extendió la carpeta, en ella habían documentos con mi firma, dando yo el permiso para que el servicio se ejecutará en esa misma empresa, mientras que recibiría regalías del ochenta por ciento por haber brindado el servicio de creación.
—¿Qué es esta mierda? En serio, discúlpenme, pero no entiendo esto, yo nunca firme nad… ¡Si firme! ¡Pero no eso!— dije amerada con los nervios al mil..
—según usted ¿Qué había firmado?
—Había firmado la revisión del sistema para ya lanzarlo a disco o en línea, así como se trabaja, pero me doy cuenta que no era así…
Editado: 02.10.2024