—¿cómo qué mi recolección? ¿Circo y que?—exclame en un balbuceo.
—¡Odio repetir las cosas! Sólo, apégate al plan.
Se marchó dejándome ahí sentada, solamente desató las cuerdas que me unían en esa silla, los brazos y como sabía que estaba demasiado adormitada, drogada, no se preocuparon. No podía igual pararme y correr porque estaba muy mareada, aturdida y eso solo era el principio, no sé en realidad cuanto tiempo llevo aquí, pero es horrible estar privada hasta de tus sentidos.
Edward llegó a verme, había salido después de su ataque histérico, obviamente provocado por mí.
—Ya acabará esto, preciosa…
—¿por qué haces todo esto?
—¡Por qué Taki es solo mío!—me quede helada en el mismo lugar, pensando que esto era producto de las drogas que me estaban suministrando, esto no podía ser cierto.
La voz de esa mujer que le había hecho daño a Taki, aún seguía entre nosotros. Esto era una puta broma del destino, ¿cómo era posible que no esté muerta? ¿Qué estaba pasando? ¿Me estaría volviendo ya loca o eran alucinaciones?
—¿sorprendida? Obviamente si Taki no me daba lo que yo merecía, nada de esto estuviese pasando, muñeca. ¿Haz oído el dicho que dice; si no puedes con tus enemigos, únete a ellos? Pues eso es precisamente lo que tenemos con Edward, él obtiene su parte, que definitivamente eres tu, y yo el dinero que necesito para estar bien por un tiempo… ¿Qué te parece la idea?
—Eres un asco de ser humano…
Pude entre abrir mejor los ojos, y sí, efectivamente era Akira la que estaba parada frente a mí. Ambos empezaron a reír victoriosos, mientras que me sentía fatal al caer en una trampa, mi novio, el chico dulce y noble había sido el blanco perfecto y vulnerable para este par de psicópatas; lágrimas brotaron de mis ojos cansados, y sentí el escozor de cada lagrima en mi piel, sintiéndome la peor novia al pensar que él tenía la culpa de lo que estaba pasando. Ellos empezaron a reír de ver mi sufrir, mientras que yo, internamente intentaba unir a muchos nuditos el hilo rojo que se estaba descosiendo entre Taki Nakamura-san y yo, una chica con muchas cosas en que trabajar.
—Deja de llorar, luces patética—exclamó la perra esa, mientras mi llanto no paraba, y es que eran solo lágrimas con amargura y vergüenza, vergüenza de haber pensado lo peor del hombre que sufría allá afuera.
Ellos me dejaron ahí, caminaron no sé a dónde, desapareciendo entre mis ojos, trato de asimilar, como pude, me baje de la silla, recostando mi cuerpo en una de las cajas que estaban en esa sucia bodega, me abrace a mis piernas como mecanismo de defensa y en posición fetal me quedé dormida, esperando a que este estado pasara rápido, mientras mis pensamientos volaban y armaban un plan para escapar, tenía que hacerlo y estropear los planes de estos dos personajes sin corazón, sin ética y sin moral.
«Lo que no te mata, te hace más… fuerte»
(***)
Ya se había hecho de noche, y estaba cubierta con una frazada, había agradecido el gesto, porque esto me había revitalizado, el calor y descansar un poco, me ayudó a tener un poco de lucidez, calculando los posibles puntos de fuga, y así como tenía la capacidad de armar videojuegos, me di a la tarea de asumir que este era uno de ellos, solo que en la vida real; puse manos a la obra, y abrí mis ojos por completo, y sí, la noche y la luna eran mis únicas confidentes que sabían los planes que tenía de ahora en adelante, poniéndome bien los tenis, me habían dejado descalza, pero como ese día sería el “día de mi recolección”, estaba completa, solo me hacía falta un arete de los que mi madre me había regalado recientemente, y caí en cuenta; ¿mis padres sabrían de todo este enredo?
Me senté como pude, respire profundo y me hice una coleta de cebolla, me quite las lagañas y me lave la cara con la botella de agua que me habían dejado ahí, junto con un pan, pero no me comí el pan ni bebí el agua, tenía miedo que hubiera algo más que no me dejara correr.
Por el ruido que provenía de las afueras de esta asquerosa propiedad, se escuchaban grillos, posibles Lobos y búhos, y analice que estaba en un bosque o algo parecido. La aventura de la princesa bruja y los dragones, daría vida en este momento.
Uno de los gorilas que estaban ahí, me vio y camino hacia mí, fingí estar aún bajo los efectos del sueño y demás drogas, pero pedí ir al baño, a lo cual, el accedió.
—Vamos pelos de muñeca vieja, tienes solo tres minutos, seré benevolente contigo—exclamó, cerrándome la puerta del baño, y, dándome privacidad.
Habían conductos de aire y una ventanilla, dejé el chorro prendido y la botella con agua la deje en el wc, apachurrada y simulando qué estaba orinando, subí como pude entre ese conducto y sellándolo por dentro la ventilación aquí era general, eran grandes los conductos, y en modo KIM POSIBLE, comencé a escabullir en el conducto de aire, encontrando ratas y de algo había servido el pan, les di un poco y seguí gateando. Escuché como empezaron a gritar, y a buscar en todo alrededor, abrieron la puerta del baño, y eso fue el toque que necesitaba, la distracción.
Terminé saliendo por una campana en el lado del techo, una chimenea grande, eso lo conocía como campana, y me quede ahí contemplando que ya era de noche. El frío me estaba dejando vencida, pero encontré la forma de esperar a que se distrajeran más.
—¡El jefe nos matará!
—¡Es tu puta culpa!
Escondida detrás del alto y grosor de la chimenea, vi como se montaron en los autos que tenían afuera y en motocicletas, quedando eso, solo.
Espere unos ocho minutos, contando mentalmente y baje como pude del tejado del techo, me ayude con unos tubos gruesos de metal y hasta aquí entendí que practicar pole dance, había sido el mejor tiempo invertido.
Estudie el campo y fui por mi teléfono, y dándome la vuelta para huir, marque el número de Taki, salí corriendo hacia el bosque con la linterna del celular.
Me pare para hablar.
—Amor, no hay mucho tiempo, no sé dónde estoy, pero debes llamar a la policía, Akira esta viva y Edward es el autor de todo esto, por favor, no caigas en lo que ellos piden—exclame desesperada, cuando pensé que el respondería, sentí como los brazos fuertes de alguien, me tomaban por el cuello, y me retenía, traté de morder, de escapar, de huir y no lo logré.
—Por más que intentes huir y escapar, no podrás, además, Ese número no es de Taki, es el número del jefe, Edward.
Me di por vencida, llorando atrapada en los brazos de ese idiota del gorila que me había llevado al baño…
Me llevó cargada como un costal de papas, en el hombro y allá me esperaba Edward con Akira, ella se reía de mí y él, estaba molesto.
—Hiciste algo muy estúpido Ariadna, he sido bueno contigo para que me pagues así… estoy decepcionado, esto no es como tus juegos de acción y fantasía, aprende que esto, es la vida real—dijo Edward, tomándose un poco de sake.
—Eso ya pasó, sabes que es difícil soportar la distancia si alguien vas a extrañar y peor, tratar de olvidar, y eso es lo que pasa… extraño a Taki.
—cállate, Ariadna.
—Déjame expresar como me siento, todo lo que tengo para decirte, eres un grandísimo hijo de… —sentí como la palma de su mano se estampó en mi rostro, llevándose parte de mi labio y la sangre que escurría de mi boca.
Edward me había golpeado y este circo aun empezaba, este, es el preámbulo de un calvario y de mentiras que iban a salir a la luz o, si mi muerte era la que saldría primero de este lugar, con dos asesinos, si, asesinos de sueños.
Editado: 02.10.2024