Ari
Mis padres llegaron a la semana en la que me había separado de Taki y había dejado todo tirado en Japón, Emilio no podía mentir sobre lo que había pasado, aunque los detalles me los dejo dar a mí.
Mi primo, el más unido a mí, fue el primero en llegar al Vitoriano, iba incluso hasta con crisis, pero, lo tranquilicé y lo detuve, me abrazó y me consintió a pesar de ser yo la mayor de los dos, canceló las presentaciones que tenía en Manchester y parte de Londres, con tal de venir a ver a su primita.
–Lo mejor que pudo hacer Emilio, fue traerte aquí, ¿el nonno y la nonna han venido a verte? – preguntó mientras me preparaba un mousse de chocolate.
–Mi abuela si, estaba muy preocupada en cuanto Emil se comunicó con ella… papá estará furioso sin duda, no me di cuenta cuanto daño nos estábamos haciendo con él…
–No te culpes, sólo deja que el tiempo cure tus heridas, pronto pasará y si aún están sin pareja, pues pueden volver a darse una oportunidad.
Estos días me sentí fatal, sin saber nada de él, aunque hablaba casi todos los días con mi amiga, no era lo mismo como enviarle textos y recordarle cuanto le amaba y le extrañaba, porque ¡Joder! Lo extrañaba horrores.
Desde esa noche no quede igual, algo debía repararse en mí con suma urgencia.
Mis padres llegaron, mi madre era la que estaba alterada y molesta con Emilio por no haberles contado y más, cuando se enteró que sus dos hijos estuvieron a punto de morir en manos de un par de locos, mi padre solo asentía a cada regaño que mamá nos daba, luego me abrazó y pidió disculpas por la actitud que había tomado, pero era realmente comprensible su estado de histeria, nadie merecía que le mintieran, sino, el claro ejemplo de Taki al caer en las garras de esa mujer que, por lo que me enteré en las noticias ella había recibido prisión y Edward; al tratar de escapar lo pillaron y cadena perpetua por terrorismo y muchas cosas más.
Mis abuelos llegaron, después de entender y darme amor, fueron a la cocina a preparar mucha comida, sabían que adoraba comer y me hacia sentir mejor esos mimos, todos se fueron excepto mi papá; él quedó acostado en mi cama abrazándome como cuando era pequeña, entrelazo sus dedos con los míos y empezó a hablar, ver a mi papi así, me sentía muy vulnerable, él, un hombre que la misma vida lo había hecho cambiar, estaba aquí, dándome ánimos.
–No dije nada en cuanto tu mama estaba como loca gritando y llorando, es entendible que ella este así, pero lo que tú necesitas ahora es amor y pegar ese corazón roto. Yo jamás renuncié al amor de tu madre, ya ves que hasta me vestí de mujer con tal de hacerla reír y ayudarle con el mismo dolor que yo le había causado. Debes sanar mi amor, y, él también lo hará y cuando menos lo pienses, regresarán a amarse con mas fuerza, ánimo mi amor, debes encontrar algún trabajo aquí, no puedes quedarte aquí deprimida.
Mi papá tenia toda la razón, así que empecé con mis terapias igual, encontré como hacer mis propias aplicaciones, ayudar a mamá a hacer una plataforma para vender sus diseños y lanzar una línea de cosméticos, todo estaba marchando bien, porque me mantenía ocupada, pero ya estaba cansada de pensarlo, necesitaba olvidarlo por un buen tiempo, y me era imposible así pasaran dos, tres semanas.
(***)
–Todo esta quedando fenomenal, ese árbol frondoso se ve precioso en el cuarto de estar, me encanta hija, los amo– exclamo mamá.
Había adoptado a un perrito, ya estábamos en diciembre, ya cuatro meses de nuestra separación, Mango se había convertido en mi mayor confidente, me acompañaba a todos lados, Emilio venia cada mes a verme, al igual que mis papás, aunque tuviera todo el día metido aquí a mis abuelos, aunque ahora el amor era el doble…
FLASHBACK:
Noviembre 20
Salí para caminar después de dos meses de encierro mañanero, el trabajo lo llevaba desde casa, después del secuestro nada volvió a ser igual, pero esta vez me determiné a salir a caminar, estos meses estuve comiendo sin tiempo, sintiendo mucha hambre, cansancio, pero, obviamente después de comer kilos de azúcar en cada comida, era normal sentirme con fatiga, mi abuela me acompañó a caminar, a un ritmo lento, porque yo estaba inflamada y mi abuela ya grande…
–Tengo hambre abuelita…
–Eso es demasiado Ari, debemos ir a un nutriólogo, estas descontrolada, además; la ansiedad y la depresión no se tratan así, ¿sigues yendo a tus terapias?
–Claro abuela, eso me mantiene cuerda.
Seguimos caminando poco a poco, aunque el calor estaba insoportable y lo que más se me apetecía era comer helados y de fruta entera, bien dicen que el dulce es la mejor terapia para lo que estaba viviendo.
Paramos al fin en una esquina, solamente recuerdo que me senté y no supe más.
(***)
Desperté en una habitación que no era la mía, las luces blancas me molestaban en los ojos, cuando reaccioné, el cuarto estaba lleno de flores lila, los lirios que tanto amaba que Taki me regalara y un enorme oso de peluche, realmente esto me recordaba a la vez que comí tanto chocolate que mamá inmediatamente tuvo que llevarme a hacer un lavado de estómago.
Abrí mis ojos con mas claridad, y mi sorpresa fue enorme al ver a todos reunidos, mis abuelos y Emilio, mis papás en una videollamada y mi primo también; aunque se enfocaba más su presentación en Chicago, y me sorprendía demasiado su actitud.
–¿Qué pasó? , ¿qué hago aquí? – pregunté.
Todos sonrieron al unísono.
Pero su sonrisa fue pausada al ver que a la habitación entro un doctor, muy guapo, por cierto, de edad un poco más que la mía, pero no estaba mal.
–Al fin despertó la bella durmiente. ¿Cómo te sientes bella?
–Confundida, asustada y cansada.
–Te diré que es lo que está pasando aquí– exclamó jocoso–, tienes tres meses de embarazo y es múltiple, son dos y están en perfecto estado. ¡bienvenida al hermoso mundo caótico de la maternidad!
Editado: 02.10.2024