Taki
A veces me pregunto ¿Qué será de ti? ¿ya me olvidaste? ¿Qué hacer con esto que me esta matando?
Pero, con este poco tiempo que llevo sin ti, aprendí a que si amas debes dejarlo ir.
Hoy es Navidad, necesitaba por lo menos escuchar su voz, así que le pedí a Emilio que me diera la oportunidad de escuchar su voz, con eso calmaría la ansiedad que tenia de ir a buscarla y mandar a la mierda el tiempo, porque en serio no sabia si estaba enfermo de amor o ella se había convertido en mi obsesión, en mi delirio, el idilio de amor que terminó como si hubiese sido un verano, como esos de película que te hacen creer que son verdaderos y luego te son arrebatados por el verdugo, por la malicia y la envidia de con quienes compartes la misma sangre.
Tomé el teléfono a las once y cuarenta y siete minutos, llame a Emilio, pero, otra voz me respondió al teléfono, se escuchaba música alegre, se sentía la magia de esa fiesta que reunía a toda la familia para compartir, vivir en unión y recordarse lo mucho que se disfrutaban y podían amarse sin necesidad de que el cielo estuviera gris y llorara por la soledad qué en algunas personas habitaba, era esa esencia que transmitía estabilidad y esperanza.
–¿Quién habla? – expresó la voz ronca del tipo que me respondió.
Pensé que me había confundido de numero, pero volví a ver de nuevo en la pantalla del móvil y si, ese era el numero de Emilio.
–Buena noche, necesito hablar con… Ariadna, podría pasármela, por favor.
–Ella no puede atenderlo en este momento
–Bueno, entonces a Emilio, por favor
–Mi cuñado y mi mujer están sirviendo la cena navideña, señor. Le sugiero llame otro día o, dígame ¿Qué debe hablar con mi esposa?– en cuanto dijo eso, colgué la llamada, lloré como un idiota y rompí todo lo que estaba a mi alcance, no quería lastima, y si me hiciera falta ya, ya veía que me había encontrado reemplazo.
Me hinche en alcohol, me perdí en la fría y oscura habitación.
¿Cómo había llegado a este punto?
¿a caso no había bastado tanto?
Sin ella me sentía pequeño, miserable, un donnadie, su magia se había ido y yo me había quedado derrumbado en la miseria, ¿Cuánta vida se me había perdido en esperar? Olvide lo bueno que era vivir y solo quedaban los recuerdos para seguir vivo, todos dicen sentir paz en estas fiestas, pero desde que ella no estaba no me sentía así ni feliz, ya nada era igual sin ella.
Anhelaba que eso fuera mentiras, pero debía llorar y consolarme a mi manera y dejarla ir, soltarla para ya no lastimar.
(***)
Pasaron dos meses después de navidad, después de esa llamada, cambie de numero e intente rehacer mi vida, no con alguien, aun no me sentía preparado y, el videojuego que había mandado a hacer, le pedí a Marco que lo desechara, Massie había renunciado por que su esposo se la llevaría a Australia, acepté su renuncia, era lo único que tenia de Ariadna, pero quise demostrarle que sin ella, si podía vivir y salir adelante, si la vida lo permitiría, tal vez ese esposo ya no estaría en su vida.
Me concentré en los nuevos proyectos, siempre la llevaba conmigo por que me llenaba de paz, pero debía continuar y dejarla ser feliz con otro, aunque me dolía no ser yo.
–Hermano, hoy los becarios cumplen ya casi un año de haber llegado y los que están aun aquí, quieren celebrar su estadía en Japón, te anotas y vamos por unos tragos?
–Sabes que no estoy preparado para eso, Marco, aun no me siento del todo bien para ir a fiestas.
–Lo sé, pero debes hacerlo por ti y por ella, aunque ya no estén juntos.
En eso tenia razón, así que me apunte a ir, con los chicos de la oficina y les dije que nos juntarnos en el mismo Izakaya de hace casi un año, porque el ambiente era bueno, pero era un engaño porque quería y tenia la esperanza de encontrarla ahí, ella jamás se iría de ahí, de mi corazón.
Luego de esa salida, cambie de opinión y nuevamente regreso el Taki robot, trabajando como un maniaco, cerrando negocios y lanzando nuevos proyectos, en esa noche del Izakaya, había visto a una chica con cabello rosa, la seguí, pero ella no me vio, al punto de seguirla hasta cuando salió del lugar, caminando para el subterráneo, la segui hasta que le vi el rostro y no era ella, esa noche tome la decisión de ya no sufrir, de resignarme y de dejarla ser feliz, así que aquí me tenían, levantándome paso a paso, dando lo mejor de mi y creyendo en el amor, pero en el propio.
(***)
Dos semanas antes de terminar otro mes, ya habían pasado siete meses desde que nos separamos, una foto de ella era lo que me acompañaba a viajes, a dormir e incluso hasta tomar un café con alguien, me di la oportunidad de entrar a un tonto club de solteros y darme un empujón a conocer a alguien más, pero fue inútil, bueno, no tanto, conocí a Kayo, una hermosa chica que estaba tratando de adaptarse a la empresa, le di un puesto como asesora del área comercial, ella era mi amiga y ella me veía como un hermano.
–¿almorzaremos juntos? – preguntó.
–Claro, Kayo-chan, paso a tu cubículo a recogerte.
Ella sonrió y fui a mi oficina, en el celular habían llamadas perdidas, todas procedentes de un numero del exterior, así que me senté en mi escritorio y me puse a averiguar de donde era el número.
–Italia… ¿Quién será?– me pregunté, cuando iba a llamar, entro de nuevo una llamada de ese mismo numero, sin chistar, respondí.
–Hola, hablo con el señor Nakamura-San– dijo en un susurro, era la voz de una señora grande.
–Así es, ¿Qué necesita? ¿Quién le dio mi número?
–Eso no importa, lo que importa es que yo ya no puedo quedarme callada.
Esta mujer era misteriosa y su acento era bastante confuso, la dejé hablar, porque no se porqué sentía que era algo referente a algo que me pertenecía.
–Le escucho– espete.
–Debe venir a Italia, al Vitoriano, dos sorpresas le están esperando, no puedo decirle, pero ya no quiero ver llorar a mi nieta por todo… por favor, venga cuando pue– la llamada se corto, y esto me había puesto en alerta.
Editado: 02.10.2024