El día había comenzado de maravilla, la mañana fue muy hermosa y al llegar la tarde los cadetes salieron de la academia hacia sus casas (Cumaná 1:30pm)… Pero uno de ellos llamado Mario, un muchacho moreno, delgado, de 20 años de edad, como de un metro ochenta, de apariencia hindú, tenía planes de ir al centro comercial a distraer la mente; realizó sus diligencias, vistió ropa civil pero aun así no podía dejar su apariencia policial, y se decidió a salir.
(Cumaná 4:30pm 18/08/2018)… Aquel cadete tan destacado, no se imaginaba que su vida daría un giro de 180 grados.
Al entrar en el centro comercial decidió ir al árcade, de niño era su lugar preferido, jamás pensó que su lugar favorito seria también el de la chica que haría palpitar su corazón más rápido que la velocidad de la luz. Cuando entró, la miró, ahí estaba ella, una linda princesa pensó Mario, la chica era morena y hermosa como la nieve, aunque no tan fría como esta, tenía una preciosa sonrisa, ojos cautivadores color café, era delgada, con una linda silueta, y su cabello largo, hermoso y oscuro como el manto precioso de una noche de luna llena, tenía 20 años al igual que Mario.
El corazón de Mario, saltaba dentro de su pecho.
Mario, decidió, se llenó de valor y pensando que hacer se dirigió hacia ella:
Excelente juego – dijo él.
Ella lo miro y respondió – sí, tengo un record perfecto – aquella bella señorita cautivaba cada vez más a Mario.
Me parece increíble que una chica tan hermosa como tú se interese tanto por los video juegos – ella lo miro y le dedicó una sonrisa en señal de agradecimiento por aquel cumplido. Mario se presentó y ella extendió su mano diciendo – un gusto, me llamo Zofía, Zofía Hernández. Estos dos muchachos empezaron a intercambiar palabras y entre tanta conversación sobre video juegos, Mario la invito al café del centro comercial; Mario, ni Zofía se fijaron en el reloj mientras charlaban, la química que surgió entre aquellos jóvenes los hizo perder la noción del tiempo, en unas pocas horas ya se habían contado toda una vida, Zofía sugirió ir al cine, y Mario acepto, ella era muy fan de Disney, eso también lo tenía en común con él. Al salir de la función que decidieron entrar (obviamente una película de Disney) Mario miro el reloj del centro comercial (Cumaná 2:30am)… éste exclamo: ¡Ay Dios mío, me van a matar¡ – dijo esto porque debía presentarse en su pelotón hacía cinco horas, corrió hacia el estacionamiento para montar en su moto, pero luego volvió y dijo a Zofía – te llevo – ella respondió – no, ve rápido sino te mataran – lo dijo con una leve risa. Mario se despidió de ella con un beso en la mejilla y dijo – hasta luego bella princesa – luego emprendió veloz carrera hacia su vehículo. Zofía con una mirada sorprendida, toco su mejilla donde Mario la había besado, y se dibujó en su rostro una sonrisa de encanto.
Al amanecer, en la academia, todos los cadetes estaban en formación en el patio de honor, correctamente uniformados. El Oficial Jefe, llamado Guillermo Palacios, se paró frente a ellos, con su uniforme pixelado. este era un hombre de carácter fuerte, inconmovible, era como de un metro ochenta, de piel oscura, hombros anchos y fuerte en toda su fisionomía. Este hombre, saco de uno de sus bolsillos una hoja y grito – ¡¡MARIO MARCANO¡¡ - Mario rápidamente salió de formación y presentándose frente al oficial, dijo – ¡ordene mi Oficial Jefe! – Aquel hombre miro fijamente a Mario y le dijo - ¿se puede saber dónde estabas anoche, soldado?
Mario iba a responder pero aquel hombre mando a que se callase, no quería escuchar explicaciones – ¡¡DAME CIEN SENTADILLAS CADETE!! Y NO QUIERO VOLVER A SABER UNA NOVEDAD SOBRE TI!! – Mario respondió –!!ENTENDIDO MI OFICIAL JEFE¡¡
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Un par de horas después de la formación y pasado el parte como todos los días, los cadetes se encontraban realizando entrenamiento de operaciones tácticas en las cancha de obstáculo, todos habían vestido trajes anti traumas para esta práctica, Mario, en cuanto a elegir compañeros era muy selectivo ya que él no por nada era brigadier jefe; su grupo de compañeros estaba formado por los cadetes Anderson Galanton, un muchacho alto, de un metro y noventa centímetros, piel mestiza, de ojos claros y cabello castaño, Manuel Lozada quien era rubio, ojos color aceituna, de un metro ochenta y nueve centímetros, Leonel Presilla, quien tenía los mismos rasgos que Manuel, y su altura era de un metro setenta centímetros, Juan Rotaria, éste era la mano derecha de Mario, y su mejor amigo, ya que era sub-brigadier , era como de un metro noventa, delgado y fuerte, de piel blanca, su cabello era levemente rubio, y obviamente no podía faltar la femenina del grupo, Fabiana Andrade, una chica con una mirada penetrante, ojos tan oscuros como las mismas tinieblas, de piel blanca, cabello pelirrojo casi color zanahoria, de caderas anchas y piernas fuertes, después de Mario, era la estratega del grupo.