Había una vez una joven llamada María que vivía en un pequeño pueblo de México. Era una chica hermosa y amable, y tenía un gran corazón. Siempre estaba dispuesta a ayudar a los demás, y era muy popular entre sus amigos y vecinos.
Un día, María conoció a un joven llamado Juan. Juan era un chico guapo y simpático, y María se sintió atraída por él de inmediato. Comenzaron a salir, y rápidamente se enamoraron.
Juan era un hombre de familia, y quería casarse con María y tener una familia con ella. María también quería casarse con Juan, pero sabía que sus padres no lo aprobarían.
Los padres de María eran muy tradicionales, y querían que ella se casara con un hombre de su misma clase social. Juan era un campesino, y sus padres pensaban que no era lo suficientemente bueno para su hija.