―Venimos en paz ―le dijo Minerva.
―La paz no es algo que se pueda debatir en estas tierras, no hablamos de ella ni la contradecimos, ustedes trajeron enemigos hacia aquí ―comentó el mismo hombre de la tribu Hierbal.
―No fue nuestra intensión ―le respondió Darlo montado en su lobo color café.
―Les vuelvo a preguntar ¿Qué hacen aquí? ―insistió el Hierbal.
―Tranquilo, Masad, ellos son amigos – le dijo otro de la misma tribu caminando hacia los forasteros.
―Pero padre ellos trajeron demonios aquí ―seguía insistiendo.
―Le prometo que venimos en paz ―le dijo Ajax.
―Mi nombre es Salón hijo de Gil y Hard, soy el líder de la tribu de los Hierbal ―les dijo mientras se acercaba cada vez más a ellos.
Así fue como el líder de la tribu de los Hierbales, un hombre alto, de piel clara y cabello castaño, aparentando una edad muy madura, prácticamente estaría rodeando los sesenta años, su carácter es muy tranquilo pero áspero y duro como una espada en la toma de decisiones de su pueblo. Es un hombre muy comprensivo y educado, sus padres Gil y Hard lo llenaron de muchos valores, pero a pesar de todas esas virtudes, es un líder que no busca más allá de sus fronteras y en todo el periodo de su liderazgo, rara vez salieron de su zona por algo.
Fue una total coincidencia que Ajax y sus acompañantes, se encontraran en los territorios de los Hierbales, el joven de la tribu de los lobos sabía muy bien, qué esto podría ser una oportunidad de alianza. Pero había un problema que podría arruinar esa visión de Ajax, era que este líder de la tribu Hierbal, no es un hombre de guerra, ni tampoco uno que se comprometa a llevar a sus guerreros a una guerra que aun o en su parte no estaba involucrado.
La noche llegó, comiendo sopa con verduras y unos jugos de frutas muy ricos, ahí estaban Ajax y sus acompañantes comiendo comida como desesperados a la par de una fogata.
― ¡Está caliente, muy rico! ―comía atragantándose Welno.
―Es la primera comida caliente que pruebo en tres días ―comentó Darlo.
―Señor salón, agradezco su hospitalidad, pero hay un tema que me gustaría platicar ―dijo Ajax tomando cerveza nacional.
―Espero que no sea de caza de animales o que piensan quedarse hasta el otoño ―le respondió Salón.
―Es sobre una alianza para proteger nuestras tribus.
―Joven Ajax, líder de la tribu Lobo génica, que le hace pensar que aquí estamos en peligro ―replicó Salón.
―Los demonios de esta tarde no estaban felices, no cree usted ―le dijo Ajax.
―Esos demonios tus los atrajiste aquí, necio ―le gritó Masad.
―Si de verdad creen, que ellos no irán hacia todas las tribus de Katroiva, están equivocados, algún día tocarán sus valles y no tendrán ayuda de nadie ―explicó Ajax mientras se levantaba del tronco donde estaba sentado.
Tan furioso de la respuesta del líder de los Hierbales, se fue hacia un lugar más solitario, para escabullir su ira al ver la poca visión del viejo salón.
―Ajax, descuida recuerda que tenemos un camino, debemos partir ―ahí estaba Minerva consolándolo, tratando de calmar su estrés.
―Tienes razón, no debo perder la cordura ante un líder cobarde y blandengue ―le dijo esbozando una sonrisa de tranquilidad.
Así fue como los tres guerreros, una ninfa y un mago continuaron viajando hacia el sur, rodeando el bosque maldito, donde si algún mortal entra su alma viaja al más allá para no regresar nunca, es tan grande, los árboles están secos parece que la vida no habita ahí, es como que si fuese un cementerio o un lugar donde las almas que viven ahí perdieron toda esperanza o la esperanza nunca existió.
― ¿Qué diablos es eso? ―preguntó Casper.
― ¡Es el bosque maldito! ―dijo riéndose Welno.
―Que te causa risa, a mí me da miedo ―evocó Darlo.
―A ti te da miedo hasta las cucarachas ―comentó otra vez Welno.
―Las leyendas cuentan de un antiguo ser, condenado bajo un hechizo de un mago legendario ―dijo Minerva.
‹‹El cual lo encadenó hacia una vida inmortal y tormentosa en una prisión, en un bosque sin vida, cualquiera que entre ahí no sale con vida, todas las personas que han entrado desde entonces están atrapadas ahí, sin poder salir, sus gritos se escuchan a distancias suenan como cantos diabólicos››
― ¿Y cómo se puede liberar ese ser? ―preguntó Casper.
―Pues en antiguos escritos ante un hechizo poderoso de un mago legendario, la única forma es dar algo a cambio ―expresó Minerva.
―Ahora dime que son esos tales magos legendarios ―dijo Casper montando en su pony.
―Te lo dejaré solo aquí, digamos que son guardianes de Orión, son siete magos en total y por cada rincón están esparcidas sus torres, en cada torre hay un guardián ―dijo Minerva.
―Digamos que son algo como tú, pero mejor, ―se rio Welno, tirando su chiste sin gracia.
Los viajeros en busca de la montaña del lobo continuaron su marcha durante una semana más, se desplazaron hasta llegar a los fósiles del dragón de hielo, el mismo que el viejo Tack Maltan aniquiló, el clima en esta zona es muy diferente, es muy nevoso, frio que hasta podría dejar tieso como piedra a un hombre promedio, a la distancia pasando el rio maltan, se encontraba una vieja fortaleza de antiguos piratas o saqueadores provenientes de Orión.