El Andrés de su vida

Capítulo 2

No tenia un día preferido si me lo preguntaban, tampoco un color favorito, pero si me lo preguntaban, podría decir que los sábados me gustan bastante.

Era el único día de la semana en el cual podía despertarme tarde y dormir aun mas tarde, pasar todo el día aquí viendo algún programa en la televisión con Lau o salir a hacer algo.

Jamás estaba claro.

Y eso me encantaba, no tener planeado lo que haríamos y decidir repentinamente en que se basaría nuestro día.

Sin embargo, Laura creyó que ahora era un gran momento para arruinar eso.

Había decidido comenzar a cantar una canción de Taylor Swift a todo pulmón para después entrar a mi habitación y lanzarse sobre mi; igual que hacia cuando eramos mas pequeñas.

Nostalgia me invadió cuando hizo eso, sin embargo el sueño que tenia era mas grande y termine empujándola haciendo que cayera al suelo.

—¡Mi trasero!

—No te preocupes querida, no se ha perdido mucho en esta batalla.

Ella comenzó a reír y me enseño su dedo corazón.

Sin embargo, era mentira. Sonara muy ególatra, pero ella y yo nos matábamos en el gimnasio para tener el cuerpo que hoy tenemos.

—¿Por qué me despertaste? Son... —miro la hora en mi celular —, joder Lau, son las ocho. 

—No te quejes, todos los días te levantas a las seis.

—Todos menos los sábados.

No la estoy viendo, pues volví a cerrar mis ojos, pero sabia que ella estaba girando los suyos. 

—Debemos ir a ver el apartamento.

—¿No podíamos ir mas tarde?

—No. Así que ve a darte una ducha mientras preparo el desayuno —ella se levanta del suelo y me da una nalgada antes de salir de mi habitación.

Por un momento considere poner pestillo en la puerta y volver a dormir, sin embargo, conocía a esa loca y sabia que era capaz de cruzar por los balcones para entrar a mi habitación y golpearme si me veía durmiendo.

—Si ese apartamento es horrible te asesinare por despertarme tan temprano.

—Los comentarios dicen que es hermoso —mi amiga estaba viendo un programa mientras comía lentamente su desayuno y el mio estaba sobre la mesita.

—Esperemos —comienzo a comer también mi desayuno y tan pronto como me siento también me quedo como boba viendo el televisor.

—Necesito a alguien como Andrés en mi vida —mi amiga hace un puchero cuando ve a los dos protagonistas en un momento romántico.

—Creo que todos queremos a alguien así.

—Como sea. Debemos irnos, tu conduces.

El lugar era bastante atractivo a la vista.

Se trataba de dos edificios de siete pisos cada uno, estaban pintados de color beige, tenían ventanales enormes y por fuera los decoraba un hermoso jardín.

—Acepto que valió la pena despertarme tan temprano.

Lau soltó un suspiro de alivio —Tenía miedo de que no te gustaran.

—¿Cuánto nos costara vivir aquí?

Ella guardo silencio, acto que me hizo girar a verla con una ceja elevada.

—¿Lau? ¿Algo que no me hayas dicho?

—El tiple...

—¿Qué?

Sí, estaba sorprendida por el precio.

—Alquilarlo cuesta el tiple de lo que pagamos cada mes en el otro edificio.

La mire elevando ambas cejas.

Suspire finalmente.

Debía admitir que nuestra situación económica no estaba nada, nada mal. Sin embargo no gastábamos dinero en cosas inservibles para nosotras.

—¿Sabes? —ella me miro —Nos matamos cada día por entregar lo mejor de nosotras en esa empresa, y hemos luchado por todo lo que tenemos, si no usamos ese dinero en algo ahora ¿en que? Hay que comprar ese maldito apartamento. Nos lo merecemos.

Ella sonrió orgullosa ante mis palabras y comenzamos a caminar hacia la recepción de lo que parece el edificio principal.

Al entrar todo luce aun mas hermoso y elegante que afuera.

—Hola —saluda mi amiga al chico que esta tras un pequeño mostrador de madera —, tenemos una cita con el señor Marshall a las diez treinta para la compra del piso siete.

Mire a mi amiga divertida, pues el hecho de que estuviera tan segura de que iba aceptar al grado de tener una cita con el dueño llegaba a darme un poco de miedo.

—Muy segura he Lau. 

Ella me dedico una sonrisa inocente y él chico fijo su mirada en mi. Le sonreí y me posicione a lado de mi amiga.

—Hola... —él se me quedo mirando durante unos segundos hasta que Lau carraspeo levemente — Lo siento, ¿Bárbara y Laura?

Mi amiga asintió y él nos guió hasta el elevador, una vez dentro pude fijarme mejor en él.

Era bastante alto y traía un uniforme que podría pasar fácilmente como un traje común, solo con la única diferencia de que incluía unos guantes blancos y el nombre del edificio grabado a lo largo de las mangas, era muy guapo si soy honesta.

Sentí un leve golpe en mis costillas debido a que Lau había golpeado con su codo ahí.

—Ya te cache —soltó una risita estúpida —. Esta bueno ¿no? —susurro.

—¡Lau! —le grite en un susurro.

—¿Vas a negarlo?

Volví a examinar descaradamente al chico y al ver su rostro lo descubrí viéndome.

Había escuchado todo.

Agache mi cabeza avergonzada mientras escuchaba una risita bastante tierna del chico y otra de burla por parte de mi amiga.

—Estúpida —me susurro ella una vez que salimos del elevador.

—Te odio.

—Es aquí —él se detuvo frente a una puerta y dio un par de golpes en esta.

Un señor de edad media salio de ahí y nos recibió con una gran sonrisa.

Nos invito a pasar y cuando yo iba a dar un paso, Lau me paso por delante dejándome sola.

Voltee a ver al chico —Gracias, soy Bárbara.

—Carlos —sonrió extendiendo su mano hacia mi.

—Hey ¿qué esperas Barb? —ella miro en dirección a Carlos y sonrió sin descaro alguno —. Ya veo lo que esperas, pero ahora no es momento para eso, vamos.

Ella jalo mi brazo y nos adentro a lo que supongo una oficina y pude escuchar la risa de Carlos levemente.

Después de la compra de nuestra vida según Lau, salimos del apartamento perfectamente modificado para simular ser una oficina.



#9769 en Joven Adulto
#37312 en Novela romántica
#6114 en Chick lit

En el texto hay: drama amor amistad

Editado: 08.08.2019

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.