El ángel al que le arrancaron las alas

El ángel al que le arrancaron las alas

Hubo alguna vez una criatura muy hermosa, mucho más frágil que el cristal, tan inocente como lo fue Jesús y con el corazón más puro que el de María, esa divina criatura era un ángel.

Ese ángel vivió muchos años encerrado en un paraíso, ese que fue creado solo para ella y que los seres que la amaban quisieron mantener por siempre… pero que al final de todo, serían sus propias manos las que provocarían la primera grieta.

Ahora bien, no serían esos seres los que destrozarían al ángel, ellos la amaban lo suficiente como para hacerlo, los culpables fueron otros, tenían la apariencia de unos inocentes mortales, pero por dentro la maldad los consumía por completo, ya que después de todo, eran hijos del demonio.

Día tras día la fueron hiriendo, corte tras corte, un grito de agonía tras otro y de pronto el silencio reinó, la hermosa criatura yacía de rodillas en el suelo, la sangre se deslizaba por su espalda, el ángel quiso huir e intentó volar, pero tan solo consiguió que eso que ella tanto amaba se terminara de desprender de su cuerpo y al fin lo comprendió, lo habían logrado, aquellos malditos demonios le arrancaron las alas.

Hubo alguna vez una mortal que amó fuertemente a un ángel sin alas, esa insignificante humana quedó perdidamente enamorada de aquella criatura desde mucho antes de que le arrancaron las alas, pues al fin y al cabo ¿Cómo no amar a su hermana?

Por años aquella humano vivió en carne propia el dolor de su hermana, fue quien curó las heridas que aquellos demonios dejaron en la niña de sus ojos, la ira hervía en su cuerpo cuando sus ojos masoquistas se posaban en las inmensas cicatrices que adornaban la espalda de su hija, su hermana, su confidente, su soporte, su ancla y su alma gemela, sí…, para esa muchacha ese pequeño ángel era todo ello.

Fue un día lluvioso, se pronosticaba una gran tormenta y, por ende, ese fue el día elegido. La mortal escogió el escudo más fuerte y tomó su arma, esos demonios pagarían por sus pecados, hoy los mataría, uno a uno moriría.

La batalla fue cruel y violenta, duró más que la guerra de Troya y fue más sangrienta que la Segunda Guerra Mundial e incluso cuentan que hubo momentos en los que esos demonios casi acaban con la mortal; sin embargo, el coraje y persistencia que portaba la muchacha fueron esenciales para su victoria.

—Pero, ¿cómo logró vencerlos? —preguntó la niña—Si ellos eran demonios y ella una simple mortal, ¿Cómo lo logró?

—Con el arma más letal que existe en este mundo, ese que muchos quieren al menos tocar, no obstante, muy pocos logran tan siquiera rozar.

—¿Cuál es esa arma? — la niña no podía más con la curiosidad, segundos después, la mujer le dio la respuesta.

—El arma qué usó aquella muchacha fue “el amor”, ese fue el arma qué acabó con los demonios que le arrancaron las alas a ese ángel—de los ojos de la pequeña empezaron a salir unas lágrimas—Ella la amó, amó a su hermana sin alas, besó cada cicatriz en su espalda y aprendió a amar cada una de ellas, no la dejó de amar ni por un segundo y hasta te puedo asegurar que la amó mucho más, solo así logró vencer a los demonios que tanto daño le hicieron a su ángel.

—¿Fue así cómo salvaste a mamá? —una sonrisa se dibujó en el rostro de la mujer, esa sobrina suya había heredado la astucia de su hermana.

—Sí, angelito, así fue como destrui a esos malvados demonios y tu madre pudo sanar. —le respondió mientras secaba las lágrimas de la pequeña—Y aunque ya no sea la misma, hoy es mucho más fuerte que Hércules y está rebosante de amor y compasión para entregar, esa es tu madre, mi niña.

FIN



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En el texto hay: familiar, amorfraternal, fantasía drama

Editado: 13.12.2022

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