La Alta Comisión
ARIEL
Matthew me informó que no podía entrar, debido a que es una reunión privada a la que no fue invitado. Se despidió y con la daga abrió una brecha cruzando y desapareció.
—Se nota que hicieron cambios aquí—hable después de salir de la oficina de Anthony—. La última vez que me enteré de que América fundó el Parlamento fue en 1816. Aunque, por lo que veo, les faltan algunas cosas.
—Por supuesto—afirmó Anthony, abriendo una puerta mostrando una sala de conferencias gigante, con una mesa larga y sillas acomodadas en cada lado, detrás había unas puertas—. Nos falta el Comité de Defensa de Derechos para los Mestizos y el Comité de Tratados de Seres Mágicos.
—Ya veo—desvié mi atención a su anillo de compromiso—, veo que no perdiste tiempo en estar con alguien—me miró con una ceja arqueada y señaló al anillo. Se sonrojo repentinamente.
—S-sí, claro me casé hace cinco años, con una gran mujer—contestó rascando su nuca, se sentó en la cabeza de la mesa, me senté a su lado derecho—, es jefa del Comité de Casos Especiales.
—Impresionante, se ve que esto va progresando de a poco—dije con las manos entrelazadas en la mesa. A continuación las puertas de atrás se abrieron, mostrando a hombres y mujeres cruzando el umbral. Se sentaron en las sillas de la izquierda, la puerta principal estaba abierta de vuelta ingresando una mujer; con el cabello castaño ensortijado, de piel morena, tenía un ojo felino y traje. Sus tacones resonaron por la sala, se sentó al lado de Anthony con la frente en alto.
—Muy bien—hablo Anthony—. Ya que todos estamos aquí reunidos, damos por iniciada la junta de la Alta Comisión. En primera debemos hablar sobre un caso, en particular, que nos incluye a todos. Para empezar, ya estamos cerca de abrir el Comité de Tratados de Seres Mágicos. Donde nuestra miembro, Celestina, será jefa.
La nombrada dio un asentimiento de cabeza. Sé que era una ninfa; cabello color celeste que se ondeaba como si estuviera vida propia. Lleva un vestido sin mangas blanco al estilo griego con un escote circular, y un cinturón de oro en la cintura. Su rostro parecía ser atemporal, con ojos color almendra.
—Volviendo al tema que nos compete, la Liga de Cazadores ha vuelto al ataque, y gracias a una informante lo sabemos—dijo Anthony, los presentes pusieron expresiones sombrías, incluso la ninfa cambio su color de cabello a uno lechoso—. Obviamente sabemos que no tenemos poder en ese lugar. Ariel, tu turno, por favor.
—Bien—carraspee—, me presento e iré directo al grano: soy un ángel. Y, mi hermano, Azazel, está con los cazadores. En el pasado, mi hermano trató de robarme la lanza, pero sacrifique mi forma física para evitar, en ese tiempo, que la tome y se la entregue a Lucifer. Seguro se preguntaran ¿por qué pedí una reunión con los altos mandos?—sus miradas inquisidoras lo decían todo—. Bueno es porque, vi los acontecimientos que se avecinan a partir de ahora.
—¿Cómo sabemos que no estás mintiendo?—preguntó la chica ninfa. Pase mi mirada por todos los altos mandos—, además, ¿Por qué deberíamos confiar en ti?
—Verás, mi querida ninfa—al mencionar su especie tomó un leve rubor azulado—, cuando me fue conferida la lanza para cuidarla. Se me fue dado el poder de ver el pasado, presente y futuro. No puede decirle lo que pasará, eso los haría cambiar de táctica, y en consecuencia, su destino mismo trayendo consigo el caos, que se, Matthew Vaunder logró detener.
—¿Se refiere con Cain?—preguntó el enano con rastras—. Esa amenaza, fue destruida el verano anterior. Su propio hijo lo…
—Lo sé—corte—. Pero lo que, en realidad quiero decir, es que Matthew Vaunder vio a estas criaturas. Tratan de que la línea del tiempo, no sea perturbada por ningún ser sobrenatural, e inclusive a ustedes los asesinaría si tuvieran la oportunidad. Los Espectros, son los guardianes y no durarán en detenernos, me incluyo en esa oración, en matarnos.
—¿Por qué quieres nuestra ayuda, Ariel?—dijo Anthony.
—Bueno, antes cuando tenía un cuerpo, podría haber destruido a esos cazadores con tan solo un rayo de la lanza. Pero como no tengo cuerpo y este recipiente se resiste al control, como también es vulnerable a los ataques; digamos que soy un blanco fácil.
—Pero ¿eres inmortal no?—preguntó un elfo.
—Digamos que sí, pero si este recipiente muere, mi esencia tardaría en encontrar un nuevo cuerpo—mentí, sé que suena vanidoso, más viniendo de mi parte. Solo que tengo una reputación que mantener, bueno en realidad los Celestiales tienen que mantener. No les puedo decir que puedo morir porque eso lo arruinaría—. El punto es: que necesito los recursos suficientes para detener lo que quiere hacer mi hermano. Se lo que planea, cuando un maestro en armas se presenta, no es nada bueno, más si quiere un Arma del Armagedón.
—Disculpa nuestra ignorancia, pero ¿de quién estás hablando en específico?—pregunto esta vez, la esposa de Aarón con calma e interés.
—Como que de ¿Quién?: Lucifer. Su arma Longinos, es la que tengo que proteger—concluí, los miembros de la comisión se quedaron petrificados, incluso algunos con cierto temblor en el labio—. No digo que ustedes me den escoltas súper entrenados para protegerme, solo les pido que estén preparados para lo que se avecina.
—¿Qué es lo que se avecina?—preguntó el elfo con la cara completamente roja—. Díganos para tener una forma de prepararnos.
—Como ya se los dije; revelar información sobre los acontecimientos futuros trae consecuencias y caos. También a los espectros, y yo con esas cosas no me meto.
Los miembros de la comisión comenzaron a murmurar entre ellos, me hubiese encantado escuchar… y podía hacerlo, aguzar mis sentidos hasta límites desconocidos; pero era mejor que lo hablaran entre ellos mientras hacía oídos sordos. Sentí como Jessica se removía en su cabeza, como si estuviera a punto de despertar, seguro que cuando despierte me va soltar una reprimenda tan cósmica que de seguro me va echar. Los murmullos terminaron y la esposa de Anthony tomó la palabra.