El Ángel de Cristal

capitulo 24

EL SEGUNDO HIJO

M.J

No me esperaba que hubiese señal en una taberna mágica pero al parecer lo hay. Estoy al lado del gigantesco árbol de roble que, en sus ramas, estaba una chica de la otra noche. Estaba bebiendo de un cuerno y al lado de ella estaba un plato con uvas, fresas y pan bañado en miel. Me miró y sus ojos dorados destellaron diversión, desvie la mirada al móvil sonrojado. Los mensajes que envié a Molly preguntándole “¿cómo estaba?” O “¿Tomaste tus vitaminas?” Pero el verdadero mensaje que quería mandar era; “Soy un ser sobrenatural, amor, y en el mundo aún habitan seres mágicos”. Ya lo hice antes pero Matthew me dijo que al usar la espada Fenix, borró la memoria de todos los que vieron alguna actividad mágica, mucho antes de la Batalla de Giorden Hill. Aun no puedo creer que hayamos sobrevivido a esa batalla, literalmente pensaba que iba a morir con cada monstruo con los que peleaba. Ahora lo veo probable. Estamos en territorio enemigo, quien sabe cuando uno de los cazadores se dará cuenta que somos buscados. Todo la sala estaba en silencio, era de esperarse después de estar toda la noche y parte de la madrugada, bebiendo y bailando. La puerta principal se abrió de par en par, la brisa invernal acompañó al nuevo cazador con una bolsa de arpillera empapada en sangre.

—¡Ey, tú!—habló el sujeto dejando la bolsa arriba de una mesa. Levi apareció secándose las manos y su rostro se crispó en una mueca—. Traeme licor de Absenta, traigo el corazón de un Amoxoaques, será la recompensa máxima.

—Los Amoxoaques son difíciles de atrapar como matar—decía Levi mientras servía el licor verde y dejaba la botella al lado del cazador. Aún me sorprende la destreza en como Levi se desenvuelve—. De seguro recibiste ayuda. 

—Como están las cosas ahora, los parlamentos no dan abasto con los ataques. Al parecer el Parlamento de México tiene dificultades, no hay muchos paladines que protejan los límites de las ciudades. Ni hablar de las patrullas, es como si estuvieran de vacaciones o la mitad muertos—el tipo vacío el vaso e hizo una mueca—. Los bosques de latinoamérica son ricos en seres mágicos naturales, Calakmul es uno de ellos.

La chimenea se encendió con un repentino fuego, di un respingo y tropecé con una raíz chocando de espalda con el roble. Al tocar la corteza una descarga me recorrió conectando, sintiendo, toda la naturaleza. Fue un llamado, una canción que no pude ignorar, mi visión se desenfoca. Era como volver a casa, estar en los brazos de Molly y respirar, se sentía cálido. A continuación fui jalado al interior del roble volviéndose todo oscuro y apareciendo frente a la Reina Freyade. Por la forma de su cabello rojo como las hojas del otoño, estaba furiosa.

—Mi Lady ¿por qué…?—trate de formular una pregunta pero enseguida fui interrumpido. 

—Déjeme decirle algo, señor Jones, y escuché con suma atención—dijo haciendo que alrededor se marchitara y el suelo se secara, sentía que mi poder se escapa de las manos—. Controla esa amenaza a la que llamas “amigo”, o enviare un ejército de mis mejores guerreros para aniquilarlo—deliberó, avance aún débil y confundido, mire atrás y un gigantesco árbol dominaba todo el bosque donde estaba. Sus raíces doradas se extendían por todos lados como serpientes, aunque mi habilidades se potencian cuando estoy en zonas de alto poder natural aquí se me son negadas.

—¿Dónde estamos?—pregunté. 

—Estamos en las raíces del Segundo Árbol—respondió con seriedad—. El Primer Árbol creado está en el Edén, este sería su gemelo pero sin frutos. Sus raíces conectan a cada planta de la Tierra, por ende las Freyades saben los secretos del mundo.

Los ojos turquesos de la reina eran desaprobatorios.

—Mortales, siempre se dejan llevar por sus emociones y no por su intelecto. Con razón no pasan de ser simples sacos de carne efímeros—se volvió al bosque con las manos entrelazadas en la espalda—. A veces olvido que eres un niño en un conflicto que trasciende las eras, otro peón en un juego que no es del todo entendible. 

—Dígame, mi Lady, ¿por qué le tiene miedo?—pregunte más seguro y también harto, realmente, harto de todo esto. La reina se tensó y sus puños se apretaron con saña, ahora sus cabellos parecían flotar vivos como llamas.

—Que osadía en hablarme de ese modo…

—¡Responde!—Ahora era mi turno de presionar, todo alrededor fue absorbido por mi, la reina retrocedía y mi poder volvía más fuerte como nunca lo sentí—¿Por qué le temes a Matthew?

La reina retomó la compostura recelosa, alisó su vestido de encaje plateado y violeta. No se por que la veía pequeña, mire abajo y mis pies no estaban tocando el suelo seguido de un aura dorada que me cubría. 

—Al parecer tu conexión es más poderosa de lo que imagine—decía la reina observando los haces de luz que despedía—. Inclusive te bloqueé para que no pudieras regenerarte con la naturaleza, superaste mis expectativas con creces—mis ojos picaron pudiendo ver las pequeñas luces doradas como luciérnagas que revoloteaban por el ambiente—. Te diré la razón por la que Matthew Vaunder es una amenaza, es la Marca de Cain.

—¿Que tiene que ver la Marca con esto?—inquiero de brazos cruzados.

—Al ser la primera maldición está comenzando afectar  una puerta al Caos; la energía cósmica y sobrenatural que sobró después de crear la vida. Matthew es solo un conducto para dicha energía y lo está consumiendo de a poco, y todo porque no ves más allá de su “bonita amistad mortal”—hizo énfasis en las comillas—. Le ahorrarias sufrimiento y posibles pasos a la locura si lo matas, ese es el mayor acto de amistad que puedes ofrecer.

—¿Por qué cree que haré algo así?—pregunte enojado. Literalmente estaba intentando no asfixiarla con las enredaderas de espino que estaban debajo de ella. Mis pies tocaron las raíces, el aura dorada desapareció—. Solo porque tu lo dices, entienda algo reina, usted no es la autoridad suprema en todo el ecosistema. Solo otro ser insignificante.




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