El ángel de la muerte [ °en Físico°]

Capítulo 4: Te reto

La última campana suena liberándome al fin de este lugar. Salgo por las puertas junto a los demás, para mi suerte no está Smith para evitarlo. Encuentro a Archer esperando por mí en las puertas. Tiene el ceño fruncido. Puedo notar que está intrigado por los seres a su alrededor.

Camino hasta él sin detenerme, paso a su lado para poder irnos. Se da la vuelta siguiéndome de cerca. No cruzamos palabra por unos largos minutos. En algún punto lo busco detrás de mí para asegurarme de que sigue conmigo. Puedo ver que quiere decirme algo, pero no sabe cómo hacerlo.

—Si tienes algo que decirme solo hazlo—digo desesperada.

—Te vi en la cafetería. Se notaba que no querías estar ahí—evita mi mirada temiendo otra reprimenda de mi parte.—Si querías que nos mezcláramos con ellos, no estás haciendo un buen trabajo—continua el atrevido.

—Pasa tu tiempo con ellas y también querrás que te golpeen en la cara—ellas en definitiva pusieron a prueba mi paciencia. Me costó horrores no atacarlas.

Volteo a ver a mi acompañante ahora junto a mí. Si quiero hacer de nuestra estancia aquí un poco más amena creo que es mejor que nos comuniquemos mejor.

—La idea de regresar me resultaba más fácil que realmente hacerlo. Tantas cosas han cambiado desde la última vez que estuve aquí—paso saliva con dificultad. Evito los recuerdos que empiezan a inundar mi mente. Aparto la mirada concentrándome en nuestro regreso al refugio.—Son una especie extraña, la humanidad.

—¿Todos son iguales?—pregunta tomándome por sorpresa.

—Si todos los humanos fueran iguales esto sería pan comido, ¿no lo crees?—asiente.—Si, los humanos nacen, crecen y mueren, y desean mucho más de lo que pueden tener en el proceso, pero hay algo que los diferencia, cada uno tiene su propia y diferente ánima. Sin embargo, todos tienen algo en común, un punto débil.

Asiente con la cabeza tratando de entender mis palabras. No decimos nada más por lo que resta del camino. Unos pies alzados en la orilla del sofá me sorprenden al llegar al refugio. Me acerco para ver mejor al ser que decidió tomar una siesta. De repente Travon ronca indicando lo profundo que duerme.

—Pobre bastardo—murmura Archer pasando a mi lado. Pasa directo a la cocina en busca de comida. Tiro los pies de Travon a un lado.

—¿¡Qué rayos!?—busca la fuente que lo despertó con el ceño fruncido, listo para atacar. La comisura de su labio se curva en una sonrisa cuando me encuentra a un lado del sofá.—¿Si quieres acostarte conmigo solo tienes que decirlo, Eve?

Se acomoda haciendo un espacio para mí.

—Levántate—me cruzo de brazos esperando a que se levante.

—Es mi hora de descanso—se queja cerrando los ojos de nuevo.

—Párate y haz algo útil. No te escogí para que vinieras a tomar siestas, te escogí por tu gran habilidad con los humanos. Ahora párate y ponte a trabajar—sigue sin moverse. Acerco mis labios a su oído, su cuerpo se tensa al sentir mi aliento tan cerca.—Qué no se te olvide que puedo regresarte al infierno si así lo deseo.

Aun con los ojos cerrados una sonrisa traviesa se forma en su rostro. Sé lo que está pensando, en el fondo sabe que soy capaz de regresarlo, pero le divertiría verme intentarlo.

—Travon.

—Está bien—levanta las manos en forma de rendición. Por fin la momia se levanta de su lugar. Llega hasta la puerta cuando lo detengo.

—Pensándolo bien, ¿por qué no traes a unos amigos a tu regreso?—lo que me gusta de Travon es que piensa muy parecido a mí. No tarda en entender lo que quiero. Guiña un ojo a mi dirección antes de salir por lo que queda de la puerta. Me quedo mirando el gran hueco por más tiempo del necesario.

—Veo que resucitó el cadáver—Archer sale de la cocina con una manzana mordida. Se detiene a mi lado para ver lo que yo.—¿Puedo saber en qué estás pensando?

—Tenemos que arreglar este lugar aunque solo vivamos aquí unos días. Luce como si en cualquier momento se fuera a desmoronar sobre nosotros.

Aún hay vidrios de las ventanas esparcidos por el piso, el polvo va a desaparecer tan pronto nosotros terminemos de inhalarlo, y ya ni hablar de los animales que entran durante la noche. Tenemos que arreglar este lugar o terminaré volviéndome loca.

—¿Esperamos a los demás para hacerlo?

No respondo. Subo a mi habitación dejando que esa sea su respuesta. Archer me mira con una media sonrisa negando con la cabeza. No pienso limpiar nada. Tengo cosas mucho más importantes en las que pensar, pero también sé que debemos arreglar este lugar para evitar más lesionados. Simplemente dejaré que alguien más lo haga.

Entro a mi habitación asegurándome de cerrar la puerta con llave. Dejo los pocos libros que tengo en el suelo. Puedo escuchar como Archer se mueve de un lado a otro abajo. Me paro frente a la ventana para ver la puesta de sol, la cual empieza a esconderse detrás del mar. Tengo que salir de aquí. Necesito aire fresco. Bajo las escaleras cruzando la sala hasta la puerta.

—Voy a salir—le informo a mi guardián sentado en el sofá. No responde concentrado leyendo algo en sus manos.—Si llega Travon con nuestros invitados déjalos pasar y diles que hacer—ordeno esperando que haya escuchado eso.




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