El ángel de la muerte [ °en Físico°]

Capítulo 6: El ángel

Le di la oportunidad de decir algo, en cambio ignora mi mirada durante todo el camino, como si eso fuera suficiente para evitar que lo cuestione.

—¿Dónde estabas ayer? No estabas en la casa cuando regrese de correr.

—Fui a caminar.

Necesito más que esas simples palabras, sabe que no tienen permitido salir si no es estrictamente necesario, y no estaba siguiéndome como siempre, así que necesito que me diga en dónde diablos estaba.

—Necesitaba despejar la mente—lo detengo a mi lado aún inconforme.—No hice nada que nos delatara. Puedes estar tranquila.

Quita mi mano de su brazo continuando su camino. Lo sigo detrás aún con la espinita de la duda. Él no conoce la tierra, y lo único que sabe está basado en anécdotas de las almas que ingresan al infierno, referencias no muy buenas si estoy siendo honesta. Ambos entramos a la escuela rodeados de alumnos. Sin querer mis ojos conectan con esos azules que esperaba ver. Smith descansa apoyando su hombro en su casillero, mantiene sus ojos fijos en mí sin detener su plática con sus amigos. Estoy por decirle algo a Archer, pero él habla por mí.

—Te veo después.

Desaparece sin decir más. Se comporta muy extraño desde que amaneció. Quizá los rayos del sol comienzan a afectarlo. Smith se despide de sus amigos para venir a mí, lo ignoro yendo directo a mí casillero, en segundos se encuentra a mi lado.

—Vamos, no sigues enojada por lo que pasó ayer, ¿verdad?—no respondo, concentrándome en entrar a esa maldita cabeza suya que sigue bloqueándome.—Gané justamente, aún tengo los golpes que lo demuestran.

—Lo que digas—respondo secamente.

Pongo la combinación de mi casillero para abrirlo. Agarro algunas cosas que dejé ayer y que necesito para tomar las clases de hoy.

—Que dices si...

—No estoy interesada—lo corto con frialdad fallando en mi intento de manipularlo.

Ya tengo suficientes problemas, no necesito uno más. ¿Cómo es que no entiende que lo quiero lejos de mí? ¿Necesita que me lo escriba en la frente?

Asiente lentamente.

—Ven conmigo.

Cierro mi casillero frente a su cara, lo ignoro caminando a la dirección opuesta. Su mano sostiene la mía girando en mi lugar, antes de que pueda procesarlo Smith me lleva hasta la salida.

—¿Qué diablos te pasa?—tiro de mi mano, pero él no me suelta, en cambio refuerza su agarre.

—Tendremos la cita ahora—me informa sin voltear atrás.

—¡Estás loco!—gritó liberándome al fin.

Todos en el pasillo giran sus cabezas para ver el pequeño espectáculo que estamos montando. El silencio se hace monstruoso, todos contienen sus respiraciones temiendo perderse de lo que sucede, mientras otros murmuran cosas por lo bajo creyendo que no podemos oírnos. Smith ignora las miradas parándose a unos centímetros de mí, sus ojos me retan a hacer algo. Luego la razón me golpea. Toda la atención está puesta en nosotros. En mí. Lo que tanto he tratado de evitar está pasando. Aunque no lo quiera, no puedo permitir que este idiota termine por delatarme.

—Bien—acepto molesta.

Toma de nuevo mi mano para salir de la escuela juntos. Todos los presentes en el pasillo nos ven salir por las puertas sin detenerse en hablar de nosotros en cuanto las cruzamos. Llegamos al estacionamiento parándonos frente a un auto.

—Sube—ordena abriendo la puerta.

Obedezco a regañadientes. Cierra la puerta de mi lado. Segundos después entra por la puerta del conductor. Arranca el coche saliendo del estacionamiento, mi coraje aumenta al ver como nos alejamos. No puedo creer que le di el poder de ordenarme a mí qué hacer. Siento su mirada sobre mí cada cinco segundos, como si temiera que saltara del coche en cualquier momento.

—¿Podrías dejar de verme?

—¿Por qué, te pongo nerviosa?

—Por favor—bufo.

—No serías la primera.

—No me interesas—lo miro de soslayo.—Ni siquiera eres mi tipo.

—¿Y cual es tu tipo?

—Los que no me obligan a salir con ellos.

—Obligar no. Estás simplemente cumpliendo una apuesta que perdiste—se encarga de recordarme muy amablemente.

Lo odio.

Odio que no pueda hacer nada para escapar de esta situación. Odio que tuviera que arrastrarme fuera de la escuela frente a tantos testigos. La idea de abrir la puerta y salir de aquí cruza mi mente, pero al salir sin ningún rasguño sería sospechoso e imposible para una humana, la cual tengo que seguir recordándome que estoy fingiendo ser. Una eternidad pasa hasta que llegamos a un restaurante. Mi corazón se acelera en mi pecho cuando veo el nombre, este es el mismo restaurante en el que se supone Pam debe estar trabajando ahora.

Smith estaciona el carro antes de apagarlo. Abre la puerta de su lado para salir de un salto. Lo veo rodear el carro parándose a un lado de mí puerta. Salgo buscando algún rastro que me diga si Pam está o no aquí. No encuentro nada. Tampoco puedo sentir su energía lo cual me desconcierta. No sé porqué estoy tan nerviosa, no es cómo si esta fuera la primera vez que como alguien. Posa su mano en mi espalda guiando el camino adentro. Nos sentamos afuera del restaurante donde no hay tanta gente. Una mesera se acerca con una libreta y una pluma en mano.




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