El Ángel del Infierno.

- OCHO -

Davina

La sala de reuniones, no muy grande, se localizaba en la parte oeste de la mansión del jefe de la mafia alemana, en una de las zonas más alejadas. La adornaban enormes ventanales con cortinas rojas tupidas tapando la luz del exterior. La mesa era ovalada y en uno de los extremos estaba sentado Infierno con Raynard a su derecha y yo a la derecha de este. En frente de nosotros estaban los dos japoneses con dos hombres resguardándoles las espaldas, alrededor de la sala estaba Igor con cinco guardias. Jakob estaba lo suficientemente cabreado como para no dirigirle palabra alguna. Entrelace mis manos encima de la mesa esperando que alguien hablase.

Porque joder, nadie abría la maldita boca y era horrible.

- ¿Cómo preferís que lo hagamos? - Por fin Kaito rompió el silencio tan tenso.

- ¿Por qué nos estas ayudando? - Sin responder a la pregunta, le contesto con otra tajante.

- Vamos a ser aliados. – Mire de reojo a Raynard, permanecía apoyado en el respaldo con los brazos cruzados sobre su pecho.

- No lo somos todavía. – Kaito apoyo sus codos en la mesa con el ceño fruncido.

- Viste el video. ¿Por qué te iba a engañar? – Me mordí el labio mirando a Daiko quien se rascaba la nuca incómodo.

- Por el simple hecho de que no me fio de ti. – Gruño dando un golpe en la madera. – Tu padre colaboró en el secuestro de la mujer de Diablo. – Kaito se levantó algo alterado.

- No haría nada en contra de Davina. – Musito furioso defendiéndose.

Me levante del sitio a la par que Infierno, esta reunión debía de ser para poder formar alguna clase de alianza, confiaba en los japoneses y si podía ayudar o hacer alguna clase de puente entre ambas mafias lo haría.

- Ya basta. – Ordené algo cabreada. – Jakob, nos enseñó un video donde se le escucha hablar y afirmar que trabaja para nosotros. – Le recordé, observando cómo me miraba con el ceño muy fruncido. – Por culpa de ese traidor han atacado a Aria. – Me giré hacia Kaito. – Y tú. – Me sonrió ladeadamente. – Si esta es tu manera de hacer amigos vas muy mal encaminado.

- Tienes razón Ángel. – Se sentó en su silla de nuevo mirando hacia el jefe de la mafia alemana, como si nada hubiese pasado.

Observe a Diablo, quien muy intensamente me clavaba sus ojos en los míos. Despacio me senté algo nerviosa por su mirada. Miré al frente revolviéndome en mi silla, toda la osadía que había sacado se estaba esfumando tan rápido como una ventolera.

- ¿En qué has pensado? – Aunque le habló muy plano Jakob a Kaito, se sentó manteniendo su rostro neutro.

A los mafiosos alemanes les salía genial no mostrar ningún tipo de sentimiento.

- Como vamos tras la pista de Belov nos dimos cuenta de que está escondido con los turcos, y eso nos llevó a la sorpresa del encapuchado. Tengo un hombre infiltrado dentro, él fue quien me saco las imágenes, según he hablado con él, mañana ha quedado vuestro topo con un hombre de Lynx. Él va a ir como vigilancia, de forma disimulada intentará sacar una foto, sino y con tu permiso, con las fotos de vuestros hombres lo identificará. – Mi amigo había soltado todo su plan sin descansar ningún momento entre palabra y palabra.

Se quedo todo en un silencio sepulcral. Aprete los labios vigilando todo a mi alrededor, como Infierno y Diablo miraban sin pestañear a los japoneses, ambos con los brazos cruzados y los ceños muy marcados. Me rasque la mejilla carraspeando un poco, llamé la atención de Igor, quien me miró durante un segundo antes de volver su mirada a Kaito.

- ¿Qué te parece Raynard? – Jakob miro a su mano derecha dejándole la decisión a él.

- Está bien. – Musito. – Pero no puede haber fallos. Si matan a tu hombre infiltrado no es nuestra responsabilidad y, sinceramente, me importa una mist (mierda).

- Nos parece correcto, Diablo. – Daiko pronunció esa última palabra con algo de retintín.

Quise golpear al bocazas. Estaba ganándose que Raynard le estrangulase hasta que los ojos se le saliesen de las orbitas.

- Ten cuidado. – Advirtió Raynard con un tono muy oscuro.

Tan siniestro que no pude evitar mirarle, así viendo como apretaba los dientes con fuerza. Inconscientemente dirigí mi mano a su pierna, sentí como se estremecía ante mi contacto, bajo la cabeza para mirar mi mano sobre su pierna y luego dirigir sus ojos de ese azul tan helado mirarme a mí. Quité la mano sonrojada. Fue un acto completamente instintivo, pero quería transmitirle calma.

- Bueno, podéis iros ya. – Jakob se levantó haciéndole una señal a Igor con la cabeza. – Nos vemos mañana en mi boda. – Escupió con pocas ganas.

- Hasta mañana. – Kaito me guiño un ojo antes de darse media vuelta y salir de allí.

- Hasta mañana Davinita. – Daiko lo soltó de una manera tan empalagosa que no pude evitar querer golpearlo.

Él quería morir a manos de Diablo, no tenía pruebas, pero tampoco dudas.

Am Ende bringe ich den Mistkerl noch um. (Acabaré matando a ese hijo de puta.) – Entre dientes y con rabia el rubio de mi izquierda soltó algo en su idioma.

Beruhige dich, Bruder, ich werde Davina erzählen, was du mir erzählt hast. Willst du bleiben? (Calma hermano, voy a comentarle a Davina lo que me has dicho antes, ¿quieres quedarte?) – Arrugué la nariz fijando la mirada en los dos mafiosos que se habían quedado en la sala.

- Hablar en vuestro idioma delante de mí es de muy mala educación. – Me queje cogiendo el vaso térmico con la bebida que me había preparado Aria.

- Esperaré fuera. – Diablo paso por mi lado saliendo de la habitación dejando la puerta abierta.

Mire ceñuda hacia Jakob, quien, con las manos en los bolsillos, clavo sus ojos en los míos. ¿Me echaría la bronca por interrumpirle en la breve reunión? Era la primera vez que estaba presente en algo así, pero deseaba que ambas mafias pudiesen convivir en una misma habitación sin lanzarse miradas furtivas y querer matarse.




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