El Ángel del Infierno.

- DIEZ -

DAVINA

A mi lado tenia a Molly durmiendo la mona después de pegarse llorando en mi regazo durante casi una hora. Ella e Igor habían discutido siendo ambos demasiado agresivos con sus palabras. Suspiré acariciando su pelo suavemente escuchando sonar mis tripas, hice una mueca con los labios mirando el reloj de mi mesilla, dentro de dos horas nos llevaríamos a Aria a su despedida de soltera. Tanto Molly como yo debíamos de estar contentas y con ánimos de fiesta por nuestra amiga, aunque el corazón nos doliese. Podía darme cuenta qué la rubia y yo estábamos rotas por dentro, cada una por sus motivos, pero rotas al fin de al cabo.

Yo iba de mujer super dura, pero la realidad era que la muerte me perseguía. Muchas veces no me sentía como El Ángel del Diablo, sino más bien como El Ángel de la muerte.

Raynard y yo hacia apenas unas horas atrás tuvimos una conversación bastante acalorada, no sabia muy bien que hacer que los sentimientos que me revoleteaban en el pecho. Era como si un montón de sombras en diferentes direcciones diesen vueltas sin parar y no me dejasen pensar con claridad. Saltaba a la defensiva con cualquiera de sus preguntas porque esperaba lo peor. Llevaba tiempo pensando que no merecía ser feliz, que mi destino en esta vida era vengarme por mis seres queridos que fueron asesinos o heridos. ¿Seria así?

Joder, Raynard me agarró de una manera tan brusca y excitante que deseé con toda mi alma que me besase, quería que me devorase entera y no se dejase ninguna parte sin explorar.

Diablo hacia que perdiese por completo el juicio.

No sentía que estuviésemos preparados para volver a estar juntos, quizás necesitábamos ir más despacio, porque de verdad sentía que él quería luchar por mi de una vez por todas. ¿Habría superado su miedo a perderme? Yo también quería protegerle, de verdad que sí, pero desde siempre pensé que juntos éramos mas fuertes.

Joder, lo amaba. Lo amaba con toda mi alma, solo oler su colonia mezclada con su aroma provocaba en mi miles de sentimientos.

Me pidió decorar nuestra futura casa juntos, y eso… eso me dejó completamente descolocada. Tenía que asegurarme que no deseaba romper el compromiso, porque ahora mi mayor temor era que se aburriese de mí, que decidiese que no era algo por lo que valía la pena luchar. Y, sin embargo, su rotundo “no” me alivió de una manera impresionante. Mi sistema digestivo volvió a funcionar desanudando aquel enorme nudo de mi estómago.

Mire de nuevo el reloj, era momento de despertar a mi amiga y de que nos vistiésemos. Debíamos de cambiarnos de ropa, nos maquillásemos y saliésemos a buscar a nuestra amiga. Irma también iba a venir, sentí celos cuando vi la conexión que tenia con Diablo, sobre todo porque no la menciono nunca. Pero Molly nació para iluminarme y me dijo que le gustaban las mujeres desde siempre.

Un enorme alivio me emanó por completo.

  • Molly. – Le dije acariciando la cara. – Despierta llorona.

Abrió sus bonitos ojos, todavía hinchados y rojos de sus llorera anterior. Se incorporó quedándose sentada en la cama.

  • Tenemos que comenzar a vestirnos, debemos de ir a buscar a Aria e irnos de fiesta.

Asintió haciendo una mueca, se levanto de la cama estirándose.

  • Molly. – Le llamé. – Esta noche nos emborrachamos.

Se giró mirándome con una media sonrisa. Ladeé la cabeza esbozando una sonrisita divertida al ver su cambio de actitud.

  • Vienen Rose, tu tía y mi madre. – Me encogí de hombros. – No seremos las adultas.

Comenzó a reírse dando pequeños saltitos en el sitio.

  • ¡Bien! Quiero pasármelo como cuando en Japón nos íbamos por ahí. – Le guiñe un ojo incorporándome del sitio.
  • Pues venga, a vestirse.

Después de darme una rápida ducha me comencé a alisar la media melena y a maquillarme. Me pinte los ojos de negro tupido y los labios rojos sangre. Cuando me fui a vestir decidí ponerme un pantalón de cuero junto con unas botas de tacón, cogí un top plateado de tirantes con las espalda abierta y ombliguero. Moví los labios pensando que cazadora de cuero cogerme, porque si, tenia al menos siete, me obsesionaban y encantaban. Opté por una negra con tachuelas en forma de estrellas plateadas. Me miré en el espejo complacida por el resultado. Escuché como llamaban a la puerta, di varios pasos cogiendo mi móvil de la mesilla que permanecía junto a la cama, metí dentro de la carcasa mi documento de identificación junto con dinero.

Molly, Irma, Rose, Sofie y mi madre entraron con unas pajaritas rosas y unas cámaras de juguete colgando del cuello. Nosotras íbamos a ir de paparazis y nuestra amiga de famosa, con un precioso vestido blanco corto, y muy sexy.

  • ¿Lista? – Irma se acercó pasándome la cámara por el cuello y extendiéndome la pajarita.
  • Lista. – Le sonreí de vuelta abrochándome la pajarita al cuello.

Salimos de allí riéndonos, caminamos de forma sigilosa hasta la habitación de Aria. Entramos sin llamar pillándola mirarando el móvil, dio un salto en el sitio y nos observó atónita por la brusquedad de nuestra entada.

  • ¡DESPEDIDA DE SOLTERA! – Gritaron Molly y Irma a la vez.

Mi amiga comenzó a reírse y fuimos todas a cogerla para ayudarle a cambiarse de ropa. Mientras una le maquillaba otra le hacia un peinado ondulado precioso, Aria era hermosa. Un perfumé exclusivo que muchos querían, pero que al final, solo uno tenia la suerte de tenerlo.

Y la suerte la tuvo Jakob, porque mi amiga se entrego por completo a él.

Le abroche la cremallera del vestido observándola tras él espejo, gesticulo un “te quiero” con sus labios, a lo que yo, por supuesto, se lo devolví con una enorme sonrisa en mi cara. Joder, me sentía tan orgullosa de ella.

  • ¡Estas hermosa Aria! – Sofie le puso una banda de “Me casó” rosa, y después le dio un abrazo.
  • Y que lo digas mi niña. – Rose le dio un beso en la coronilla.
  • Nuestra pequeña se hace mayor, Rose. – Mi madre, Jasmine, abrazo a Aria con fuerza.
  • Ya… me dejáis sin aire. – Se rieron las mujeres mirando con gran orgullo a la pequeña de mi amiga.




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