El Ángel del Infierno.

-VEINTICUATRO-

RAYNARD

Miré a Davina interrogante, agaché la cabeza para tener más intimidad.

  • No voy a entrar ahí con vosotros. – Fruncí el ceño confundido.
  • ¿Por qué? – Esta suspiró mirando de reojo a Irina, quien nos miraba desde la entrada a la sala de reuniones. - ¿Te ha dicho algo? Mira hübsch… - Negó con la cabeza.
  • Ella tiene razón, me llena el corazón que me quieras ahí contigo, pero si entro yo las demás mafias podrían quejarse y querer meter a más miembros. – Le miré durante unos segundos buscando algo mas en su mirada, pero solo había sinceridad.
  • ¿Estas segura? – Asintió agarrando la solapa de mi americana.
  • Se que me contaréis todo lo que suceda ahí dentro. – Dijo segura. – Confío en ti. – Mi pecho se estrujo con fuerza al escuchar esas tres últimas palabras.
  • De eso no tengas duda. – Bese sus labios. – Tengo que ir allí dentro, luego nos vemos.

Asintió dándome un ultimo beso antes de entrar a la sala de reuniones con Irina a mi lado, aunque ella no me miraba a mí, su vista estaba fija aun en mi mujer. La aprobación, esa era la palabra que describían sus ojos.

(…)

La reunión fue marchando sin problemas, quizás más lento de lo que esperaba. Acababan de nombrar a la mafia de Kaito miembro del consejo, con sus debidas normas, conllevando con ello muchas cosas, como leyes intocables y protección.

Y, el punto más importante, ejecución o destierro por la traición.

  • Bien. – Antoine, jefe de la mafia francesa y cabeza de mando del consejo de mafias, paso de tema. – Ahora que tenemos nuevos aliados, pasemos al ultimo punto de esta reunión.

Saco un mando apuntando al centro de la enorme mesa de madera, aparecieron proyectadas desde el techo un montón de imágenes, videos y documentos sobre Lynx y su mafia. Jakob a mi lado susurro un insulto en nuestro idioma.

  • Lynx se esta convirtiendo un enorme grano en el culo. – Aeron abrió la boca por primera vez desde que estábamos sentados alrededor. – Quiere llevarse a la mujer de Infierno y esta atacando puntos de mercancía de varios de nosotros por todo el jodido mundo.

Me crují los nudillos al escuchar eso último, nuestra mercancía no había sufrido daños por el momento, pero nos pasaba algo bastante mas grave, y es que Lynx quería a Aria como su puto padre quiso a Sofie.

  • Tiene una especie de venganza personal hacia las mujeres de los jefes de nuestra familia. – Hablé en tono tosco apoyando ambas manos sobre la mesa.

Aina se levanto del sitio. Pocas veces venia físicamente a las reuniones, pero curiosamente hoy no faltaba ninguna. Ella era la jefa de la mafia noruega, su nombre resonaba siempre entre mafias por lo cruel que podía llegar a ser.

  • Creo que es momento para comentar que tenemos a un hombre de Lynx encadenado en una de mis casas en el bosque. – Abrí los ojos sorprendido.
  • ¿Cómo? – Pregunto mi amigo. – Y, ¿Cuándo? – Su voz sonó demasiado agresiva, pero podía comprender su cabreo.
  • Cálmate Infierno, han pillado a ese puto turco hoy, estaba intentando sabotear un barco con material de mi propiedad. – Apoye mi espalda sobre el respaldo. – Si todavía esta vivo es por ti.

Escupió con veneno.

¿Es buen momento para decir que ambos tuvieron una intensa pero breve historia? Una que Aina todavía no ha olvidado.

  • Bien Aina, bien. – Antoine intento poner algo de paz. – Sácale toda la información que puedas y mantenlo con vida. Todo el que capturé a alguien relacionado con Lynx debe mantenerlo con vida y exprimir toda la información que sea posible, ¿de acuerdo?

Un cuchicheo se escucho entre los presentes, yo me dedicaba a observar la situación.

  • ¿De acuerdo? – La amenazante voz del francés provocó la afirmación de todos.
  • Antoine. – Emilio habló por primera vez. - ¿Qué hacemos mientras tanto? Tienen más espías y gente de lo que imaginábamos. ¡Incluso los alemanes tenían uno infiltrado! – Gruñí en su dirección como advertencia.

Podía ser mi amigo, pero no iba a permitir que desprestígiese nuestro puto mundo.

  • No lo digo a malas Diablo, pero es la verdad. – Sentenció volviendo a mirar a Antoine. – Llevamos meses intentando localizar su posición, pero cuando estamos cerca ellos ya se han marchado.
  • El problema que tengáis traidores es vuestro. – Contesto de forma déspota el francés. – Haced lo que tengáis que hacer para descubrirlos y matarlos. – Nos miró a todos detenidamente. – Nos mantendremos en continuo contacto para hacernos llegar las novedades y…

Valcarce le interrumpió.

  • Con su permiso. – Se levanto dejando un foto sobre la mesa. – Esta mañana uno de mis hackers navegando por las telecomunicaciones ha encontrado algo interesante. – Infierno apoyo su brazo sobre la mesa. – Han intentado entrar en Alemania, pero las autoridades no les han dejado pasar aduanas.

¿Qué mist (mierda)? Si están intentando entrar en el país significa que planean algo contra nosotros, más bien contra la mujer de mi hermano.

  • Que no lo hayan conseguido no quiere decir que no lo acaben haciendo. – Habló Benjamin, su mano derecha, muy serio.
  • ¿Qué hacemos? – Irina miro con frialdad a Antoine. – Yo ofrezco parte de mis hombres y los dejo a la disposición de Infierno y Diablo.

La miré con orgullo.

  • Tengo uno contactos en Turquía. – Kaito, desde la votación, no había hablado. – Son antiguos mercaderes. Uno de ellos fue mutilado por el padre de Lynx hace años, nos ayudará. – Hizo un paron antes de seguir hablando. – Además, uno de mis hombres esta infiltrado entre sus filas, gracias a él supimos lo del traidor, pero lo ultimo que ha averiguado es que su base de operaciones en Turquía va a desaparecer para irse a otro país.
  • Cuando tu hombre lo averigüe háznoslo saber Kaito, esa información nos será muy útil. – Asintió con total seriedad.




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