El Ángel Dormido

¿Quién eres?

Antes que le otro siguiera con sus preguntas, le respondió serio.

— Si te quedas, te explicaré lo que deseas saber.

Todo era tan irreal, que Luciano se convenció que se había quedado dormido en el bosque y estaba teniendo una pesadilla.

— Esta bien señor...

— No tengo nombre.

— Bueno señor sin nombre, nos vemos.

— Que humano tan especial eres — y desapareció en una nube de humo negro.

Ya con eso el joven por poco cae desmayado, al final se acomodó con sus frazadas al lado de la cama de la mujer luminosa.

A las 3.30 am una presencia lo hizo despertar.

— ¿Quién diablos eres?

— Lo dices muy bien, soy un demonio.

— ¿Qué haces? — preguntó asustado, al ver que juntaba energía en una de sus manos, inmediatamente se acordó de lo que le dijo el tipo del aro de rayo, y tomó el lecho.

Como una invocación el dueño de casa llegó.

— Así que eres tú mi siguiente presa.

— Tal vez sea al revés — rió maligno el desconocido — porque no dejas que la desaparezca y vuelves con nosotros.

— No soy estúpido ¿Crees que Lucifer me aceptará luego de lo que he hecho? No soy tan idiota — miró al otro con suficiencia — me falta muy poco para terminar esto.

— ¿Y luego qué? Tú no puedes entrar al cielo ¿O te quedarás en el mundo humano para siempre? ¿Y ella? Crees que se quedará a tu lado cuando despierte, eres un demonio, te odiara solo porque eres uno de nosotros. Ellos no se han enamorado de uno de nosotros, nunca, entiéndelo, eres lo que eres y debes hacer lo que todos nosotros.

El otro no dijo nada, solo se elevó un poco, le lanzó una bola de fuego negro que hizo que el extraño saliera de la cabaña. Ya afuera empezaron con intercambios de energía negativa, por suerte las que iban dirigidas a la cabaña no la dañaron, ya que estaba cubierto por un hechizo de protección, por fin una logro darle al atacante en el rostro, entonces el del aro en forma rayo lanzó la energía violeta, así el ser cayó dormido, luego de nuevo le lanzó fuego oscuro, entonces el cuerpo desapareció.

El humano al verlo darse vuelta, y observar ese odio en su mirada cayó desmayado.

— Que débiles son estos seres — lo acomodó en el suelo, al lado del ángel y se quedó vigilando como siempre, gracias al humano había podido desplazarse y a acabar con otro de sus objetivos, que se sumó al que encontró al volver por el llamado de emergencia.

Al otro día la luminosidad del sol despertó al joven, que por un momento se rió de sí mismo por el sueño tan raro que tuvo, hasta que abrió los ojos y vio al ser inmaculado a su lado, y al otro oscuro en la puerta, parado, mirando para todos lados.

— Que bueno que despertaste ¿Podrías quedarte vigilándola de nuevo? Quiero ir a ver algo, ya vuelvo.

— Es que iba a buscar de comer.

El hombre hizo aparecer una mesa con un exquisito desayuno.

— Ya tienes lo que querías, ahora cuídala — el brillo de sus ojos lo hizo tragar saliva y asentir asustado con la cabeza.

La mañana transcurrió lenta para Luciano, de su radio se escuchaba música, luego de comer miró por todos lados en la cabaña, solo había el mueble donde dormía la mujer, era lo más bello que había visto en su vida, en verdad parecía un ángel, pero el hombre en cambio parecía un ser oscuro. 

En eso el dueño del lugar llegó.

— Gracias humano por cuidarla, ya me faltan menos para que esto termine.

— ¿Terminar qué?

— ¿Quieres que te cuente mi historia ahora?

— Sí, por favor señor.

Se sentó en el suelo y el joven también.

— Bueno humano.

— Me llamó Luciano.

— Bueno Luciano, ella es un ángel y yo un demonio — luego de ver la expresión el otro — veo que no te sorprendiste

— Luego de lo que he vivido desde que llegue aquí, y lo que he visto que más podrían ser.

— Me gusta tu forma de ser. Ambos estuvimos en una lucha que cada cierto tiempo se realiza entre el cielo y el infierno, luego de dormir al ser de luz o oscuridad, es muy fácil desaparecerlo.

— ¿Cómo hizo con... su compañero?

— Exacto, pero ya no soy un demonio, o al menos uno que quieran en el infierno,

— ¿Por qué lo destruyó, señor...?

— Ya te dije que no tengo nombre.

— Demon... ese es un buen nombre para usted.

— Si quieres decirme así, está bien — siguió con su historia — en una de esas luchas vi caer a esta ángel, y me enamoré — se sonrojó un segundo — por eso la protegí, y la sigo cuidando.

— Entonces ella seguirá dormida por la eternidad ¿No hay beso de amor que la despierte?

— En este caso no. Pero si hay una manera de salvarla, debo matar a 1.000 demonios, si lo logro Lucifer debe cumplirme el que llamamos deseo oscuro.

— ¿Cualquiera?

— Solo no puedo pedirle ocupar su lugar, y tener su poder. Es el demonio, no un tonto.

— Entiendo, y cuando ella despierte ¿Se irán ambos al cielo?

— No, si entró allí me destruirán.

— ¿Se quedarán juntos en la tierra?

— Ella no tiene idea de mí, ya estaba así cuando la empecé a proteger — su mirada se volvió triste — se sentiría asqueada al saber que ha estado tanto tiempo al lado de un demonio, apenas despierte seguro se irá al paraíso con sus amigos, como debe ser, ni siquiera volverá a verme — su expresión se volvió melancólica.

— ¿Y qué pasara contigo? — preguntó desconcertado el humano.

— Yo seré feliz al ver que está bien — antes que el humano volviera a preguntó nada, siguió — debo irme, ya los míos saben dónde encontrarme al no volver el que vino anoche. Gracias por todo.

Luciano vio como tomó a la ángel con infinita ternura y cuidado, en ese momento la casa y lo demás desapareció, quedaron en pleno bosque. Pero antes que se fueran los seres sobrenaturales, el humano tuvo uno de sus impulsos, que a veces lo habían ayudado, aunque no siempre.

— Señor Demon ¿Podría ir con ustedes?



#14849 en Fantasía

En el texto hay: angel, amor, demonio

Editado: 06.04.2020

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