El Ángel Dormido

El despertar

Una vez llegó un ente de luz cuando Luciano estaba solo con la ángel.

— No te la llevarás — fue a tocar la base del lecho como siempre para llamar al demonio, pero la voz del otro lo detuvo.

— ¿Por qué ayudas a esa aberración que la tiene secuestrada?

— No es malo, es buena persona — discretamente llamó al ser oscuro, rozando la base con el pie.

— Que ingenuo eres.

— Ustedes lo son, él solamente...

Antes que dijera nada más, llegó Demon y logró derrotar al otro, tomó al humano y a su tesoro y desapareció rápidamente.

— Nunca les digas porque hago esto.

— Si les dijeras te ayudarían.

— Ellos nunca confiarán en uno de mi especie, me destruirán y se la llevarán, así nunca podrá volver a la vida.

— Está bien, como digas — en realidad si él no hubiera visto como la cuidaba, nunca le hubiera creído tampoco pensó.

Diez años más tarde, por fin faltaba el último para que pudiera cumplir su deseo.

— Ahora debo ir al infierno, quiero despertarla lo antes posible. Tu apoyo me sirvió de mucho, gracias por todo, ten — le pasó un talismán — cuando sientas que hay fuerzas oscuras cerca de ti, apriétalo, no te verán ni te sentirán.

El demonio sonrió triste al despedirse del humano, fue tanto lo compartido con él, además le dio un nombre, le tomó mucho cariño. Sujetó al ángel entre sus brazos con infinito cuidado, desapareció para aparecer en el infierno, frente a Lucifer.

— Veo que por fin te falta uno para que sean 1.000 los muertos.

— Así es, mi Señor.

— Como te atreves a decirme así.

— La fuerza de la costumbre — sonrió irónico.

El ser oscuro mayor apuntó a otro que salió del grupo que estaba tras su trono, para que luchará con Demon.

— Así que tú serás el último contrincante que mataré — dijo luego de dejar a su valiosa carga en el suelo, al ver al demonio femenino, con su pelo largo rojo, y sus ojos violetas.

—Sí, seré quien acabe contigo, es una lástima, me hubiera gustado mejor que retozáramos juntos, sé que lo hubiéramos pasado muy bien.

— Nunca me gustaste, eres demasiado oscura para mí.

— Ya me di cuenta, te gustan desabridas como ella, que no puede responder a tus caricias.

Apuntó a la ángel acostada en el suelo, él se distrajo un segundo poniéndose al frente para protegerla por si la otra quisiera atacarla, su contrincante aprovechó y le tiró tierra a los ojos.

— Tramposa — gritó el otro simulando limpiarse los ojos.

— Recuerda que entre nosotros todo se vale.

Cuando se acercó para dormirlo, el otro la miró sonriendo maligno y la durmió, luego la desapareció.

— Buena estratagema, te hiciste el vencido — alabó Lucifer — lo que no entiendo es porque luchas por ella, ni siquiera sabe de ti, cuando despierte te despreciara como todo ellos, eres un demonio, ella nunca te amará.

— No me importa, además... solo me interesa salvarla.

— Sigues queriendo desperdiciar el deseo en ese ángel — dijo despectivo el demonio mayor.

— Sí, quiero que la despiertes. Y que salga con vida de acá.

— Sabes que eso es imposible, es un solo deseo.

— Te ofrezco mi vida por ella, mátame a mí y déjala ir al paraíso. Acaba con el renegado — al ver que el otro dudaba — sino lo haces te juro que seguiré matando demonios hasta el fin de mis días — lo desafió con la mirada.

— Que estúpido, nunca pensé vivir para ver uno de nosotros convertirse en un ser tan... débil, te apuesto que ni siquiera te aprovechaste de su cuerpo, como está no te rechazaría — dijo malicioso.

— Aceptas o no — prefiero mantener la calma, y no responder a las provocaciones del mayor.

Demon miró a la durmiente, era tan bella, como una gota de luz, nunca hubiera osado aprovecharse de las circunstancias, sabía que ella al despertar se horrorizaría al saber que por todos esos centenares de años él estuvo a su lado, le tendría miedo, por eso siempre su plan fue ofrecer su vida a Lucifer y que así su tesoro pudiera sobrevivir.

— Está bien, así nunca más tendré que verte el rostro.

El demonio del rayo en la oreja puso al ser de luz en el piso, le dio un beso en la frente, y se levantó calmado.

— Estoy listo.

En el mismo momento que ella empezó a abrir sus ojos, el ser oscuro desapareció para siempre.

— ¿Qué pasa? ¿Dónde estoy? — miró a todos asustada, abrazándose a sí misma, como gesto inconsciente de protección.

— Ve al paraíso.

— Pero... — no sabía si moverse o no, pensaba que tal vez la mataría a traición si quería huir.

— Ve al paraíso te dije, nadie te detendrá — repitió más fuerte Lucifer.

La ángel salió volando lo más rápido que sus alas se lo permitieron, al llegar al paraíso la recibió uno de los arcángeles.

— Qué bueno verte de vuelta, pequeña.

— Gracias, no sé qué me pasó ¿Puedes decirme?

— Dios quiere hablarte — luego que la miró, sonrió confundido — veo que no te mancillo.

— ¿Lucifer?

— Vamos, ÉL te está esperando, no hay que hacerlo esperar.

Unos minutos después ya estaba frente al ser supremo.

— Así que por fin vuelves, pensé que te habíamos perdido para siempre.

— ¿Qué me pasó, Señor?

— A la última batalla a la que fuiste, caíste bajo uno de los ataques que adormecen por siempre.

— ¿Pero cómo estoy ahora consciente?

— Uno de los demonios que estaba allí te protegió — al ver la cara de la jovencita siguió — no te hizo nada malo, al contrario, luchó contra 1.000 de ellos para traerte de nuevo a la vida.

— ¿Por el deseo oscuro? — no demoró ni dos segundo en entender que por eso estaba de nuevo con vida.

— Sí, él demoró, pero lo hizo por ti.

— ¿Y dónde está? Debo agradecerle su amabilidad.

— Murió — al ver la cara de confusión de la otra le explicó — como no podría pedir que vivieras además de que despertarás, ofreció su vida por la tuya. Desapareció, pero por su sacrificio Lucifer no pudo destruirte.



#17249 en Fantasía

En el texto hay: angel, amor, demonio

Editado: 06.04.2020

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.