El Ángel que bailaba con el Diablo 2

Capítulo 3


- ¿Quien eres?...- preguntó nuevamente Anaciel.
- Yo... soy Noré - respondió él. 
- Noré?... ¿Eres un Diablo también?...-
- Sí...-
Ella lo miró en silencio por un segundo - ¿Por qué tú- - intentó preguntar pero repentinamente se sintió mal.
- Anaciel!, ¿Qué ocurre?, ¿Te sientes mal? - se preocupó Noré.
- Estoy... mareada.... y muy cansada...- terminó de decir ella y se desvaneció. 
Él la tomó en sus brazos - Está respirando...- dijo aliviado, subió a Belzet cargando con ella y se marcharon a su palacio.
A llegar al mismo fueron recibidos por un sirviente principal - Señor Noré - dijo el demonio.
- Garono ven conmigo - ordenó el joven Diablo mientras cargaba a Anaciel.
La llevó hasta su cuarto y la recostó en su enorme cama mientras ella aún seguía sin reaccionar - ¿Qué le ocurre Garono?, ¿Por qué se siente mal? - preguntó Noré.
- A simple vista señor puedo decir que es por la atmósfera del infierno, puede resultar tóxica y consumir su energía por ser un ángel, lo mismo pasaría con usted en el paraíso - respondió él sirviente.
- Entiendo... ¿No hay nada que pueda evitarlo? -
- Veré que puedo hacer, tenerla en un lugar cerrado sin respirar directamente el aire de fuera la hará sentirse mejor, pero aún así... -
- Lo sé, ahora entiendo por qué Hazar la tenía en esa jaula. Sabía sobre esto... - comentó Noré mientras acariciaba el rostro de ella - Garono, manda a llamar a Vittorio, necesito hablar con él - 
- Entendido señor, enviaré por él - dijo el sirviente y se marchó de la habitación cerrando la puerta.
- Te prometo que te sacaré de aquí... sea como sea... no te dejaré morir en este lugar...- susurró el joven Diablo mientras se acercaba más a Anaciel, que aún permanecía dormida, y con ternura robó un suave beso de sus labios, para luego quedarse a su lado esperando a que despierte mientras tomaba su delicada mano.

Al tiempo Anaciel despertó sobresaltada, y lo primero que vio fue a aquel Diablo que le sonreía amablemente - ¿Cómo te sientes? - preguntó él.
- Bi... bien - respondió confundía aún - ¿Qué me ocurrió? -
- Te desmayaste por respirar el aire del infierno, pero aquí dentro estarás bien -
- ¿Donde estamos? -
- Este es mi palacio - 
La joven ángel miró a su alrededor y notó que, aunque estaba en una cómoda cama, toda las aberturas de la habitacion estaban cerradas - ¿Soy... tu prisionera también?...- preguntó mientras intentaba cubrirse con la sábana.
- No, no, tranquila... yo sólo quiero ayudarte -
-¿Ayudarme?... nosotros nos conocemos?...-
- Si, somos... amigos - respondió dudoso Noré, no quería asustarla con sentimientos de amor, ya que sabía que Hazar seguramente le había hecho pasar un mal momento por lo mismo, y continuó - Le di mi palabra a Zarasel de que te sacaría de aquí, después de todo soy un príncipe del infierno y todo lo que afecte a mantener cierto equilibrio entre nuestros mundos también me incumbe -
- ¿Conoces a Zarasel? - se sorprendió ella, si conocía a semejante guardián Anaciel comenzó a pensar que él le estaba diciendo la verdad.
- Así es, primero debo romper el pacto de sangre que mi hermano te obligó a hacer, de esa forma lograré que tu alma pase por las puertas principales del infierno -
- ¿Eres el hermano de Hazar?... ahora entiendo... por eso es que él dijo que sentía el olor de su hermano en mi... ¿Eras tú no es así?, así que en verdad somos amigos... pero... ¿Por qué no puedo recordarte?...- preguntó mientras se acercaba más a él para tratar de reconocer su rostro.
- Te lo explicaré luego... ahora necesito que me digas que te hizo él, ¿Te dijo que planea? -
- Todo fue muy confuso... dice que soy Anna... y que me convertirá en un demonio, así los ángeles no podrán venir por mi...-
- ¡¿CONVERTIRTE EN UN DEMONIO?!, ¡ese infeliz a perdido la cabeza! - dijo molesto Noré.
- Todo esto me da miedo... sólo quiero salir de aquí... me siento muy indefensa a su lado...- comentó con lágrimas en sus ojos Anaciel.
- No llores por favor... no tolero verte triste...- la consoló él mientras secaba delicadamente sus lágrimas con su mano, ella se sorprendió con ese gesto - Te sacaré de aquí y podrás volver a bailar en el bosque... como a ti te gusta...- 
- Eh?... como lo sabés?...-
Noré sólo sonrió y continuó - Debes sentirte incómoda con esa ropa, te traje este vestido, es de los que te gustan usar -
Anaciel miró a su lado y sobre la cama había tendido un hermoso vestido, efectivamente era de los que ella amaba llevar puesto. Volvió su mirada a él y preguntó - ¿Cómo es que sabes tanto de mi... y yo apenas conozco tu nombre?...-
- Ya te lo dije, somos amigos...- sonrió nuevamente él y se puso de pie - Bueno, te dejaré descansar, todo esto debe ser demasiado para ti. Iré a resolver unos asuntos pero volveré por ti... No es mi intención que te quedes encerrada en esta habitación. Puedes recorrer todo el lugar si quieres - dijo mientras se acercaba a la puerta.
- Noré...? -
- ¿Si? -
- Gracias...-
- No me agradezcas... es lo mínimo que puedo hacer, todo esto es mi culpa... No he hecho más que meterte en problemas desde que te conocí...- terminó de decir con misterio y se marchó cerrando la puerta.
Anaciel quedó pensando sobre sus últimas palabras sin entender a que se refería. Todo era muy confuso, ¿Cómo podía ser que el mismo día se topase con dos Diablos tan distintos entre sí?, uno posesivo y lujurioso, el otro amable y encantador. 
No sabía que hacer, Noré era un misterio para ella, aunque no podía recordar nada de él, quería confiar en sus palabras. El hecho de que supiese sobre ella en el bosque y los vestidos que usaba le daban el indicio de que al menos no mentía cuando decía conocerla.

Se quedó recostada en aquella cómoda cama un tiempo más, luego se colocó el vestido que le dio y se propuso salir a explorar aquel lugar, pero al abrir la puerta se topó con que fuera de esta estaban apostados los perros de Noré. 
Eran enormes, Anaciel no pudo evitar impresionarse, ni siquiera se atrevía a cruzar entre medio de ellos. En ese momento apareció el joven Diablo - Ah!, disculpa, olvide decirte que dejaría a Belzet y Zero cuidándote, ¿quieres salir?. Ven, no tengas miedo - .
Ella pasó temerosa al lado de ambos hasta llegar a él - ¿Te asustan? - le preguntó.
- Sí... se ven feroces -
- Dame tu mano, déjame mostrarte algo -
Noré tomó su mano y la colocó lentamente sobre la cabeza de Belzet, para sorpresa de Anaciel el perro se mostró completamente dócil - Belzet y Zero son mis sirvientes, ellos te cuidarán siempre que yo no esté cerca -
- Increíble, son muy suaves... se ven tan agresivos -
- ¿Lo ves?, no siempre lo que parece malo en verdad lo es - le dijo mientras la miraba a los ojos sonriendo.
Anaciel sólo pudo observarlo en silencio.
- Ven conmigo, te mostraré el resto del lugar - continuó él, y la guió tomando su mano.
Era un palacio en verdad enorme, rodeado de lujo en un estilo gótico y servido por pequeñas y extrañas criaturas, demonios que seguían fielmente las órdenes del Diablo.
Mientras caminaban por uno de los pasillos ella preguntó - Dices que eres un príncipe del infierno, ¿Entonces eres un guardián? - 
- Así es, soy el guardián del infierno de la Ira -
- ¿Y qué significa ser un guardián? -
- Yo me encargo de custodiar las almas que han muerto bajo el pecado de la ira, una vez que han cumplido sus sentencias se ve la posibilidad de liberarlas para así reencarnar -
- Es increíble, no lo sabía en detalle -
- Sí, se podria decir que somos los que hacemos el trabajo sucio después de la muerte... en realidad nunca fue de mi interés ser un guardián, pero mi padre nos obligó a competir entre nosotros para así asignarnos un infierno a cada uno de la hermanos -
- ¿Tienes más hermanos? -
- Sí, somos siete en total -
- ¡¿Siete?! - se sorprendió ella.
- No te preocupes, trataré de que no te causen problemas - sonrió él - Llegamos, quería mostrarte este lugar...- dijo él y abrió una enorme puerta que daba paso a un bello salón.
- Que hermoso es... nunca imaginé que pudiese existir un lugar así en el Infierno...- exclamó asombrada Anaciel.
- Cualquier lugar es hermoso si tu estás...- dijo en voz baja Noré, pero ella pudo oírlo y quedó mirándolo.
El joven Diablo chasqueó los dedos y una hermosa melodía comenzó a sonar - ¿Música?...- preguntó ella.
Él extendió su mano y dijo - Bailamos...? -.
Anaciel estaba impactada, no podía evitar preguntarse ¿Quién era este Diablo tan galante?, ¿Qué había detrás de tanta amabilidad?... Sin saber por qué, tomó su mano y él la acercó más hasta rodear su cintura - Pero... yo no sé bailar...- se excusó ella.
- Sólo déjate llevar...- la convenció él.
Apenas dieron el primer paso juntos fue como si se conocieran de toda una vida, bailaban con tal fluidez que parecía que núnca se hubieran separado. 
Anaciel se sentía felíz, no pudo evitar esbozar una sonrisa, y él simplemente no podía dejar de mirarla con ternura.
Cuando la música acabó, ambos quedaron en el medio del salón, mirándose fijamente, se podía sentir cierta tensión entre ellos.
Hasta que ella rompió el silencio con una pregunta - ¿Quién eres en verdad?...-.
Noré sonrió - Alguien que haría lo que sea por ti... mientras me mires así...- y besó su mano.
La joven ángel se ruborizó por completo, sintió que su corazón se aceleró terriblemente, y en eso alguien tocó la puerta, era Garono - Señor Noré, ¿podría venir un momento?, lo necesitamos - dijo el sirviente.
- Disculpame Anaciel, regreso en un momento. Siéntete libre de estar donde quieras, Belzet y Zero estarán cerca -
- Gracias...- dijo ella aún apenada y Noré se retiró.
Estaba aturdida por sus emociones, ¿Qué es lo que le sucedía?, ¿Era posible que se sintiera atraída por ese Diablo?. 
Decidió quedarse en ese salón tratando de tranquilizar su corazón. 
Pasó un tiempo allí sentada y en un momento notó que el techo era bastante alto así que, para matar el tiempo, decidió intentar volar, ya que si pasaba mucho tiempo sin hacerlo sus alas se volvían perezosas y olvidaba como hacerlo correctamente.
Lo intentó varias veces, pero sumado a la debilidad de su cuerpo por el ambiente ni siquiera podía elevarse unos centímetros del suelo.
En ese instante llegó Vittorio, luego de recibir el llamado de Noré. 
Iba por el pasillo cuando, por entre medio de una puerta apenas abierta, vio a Anaciel. Estaba de espaldas a él, decidió intentarlo una vez más y desplegó sus hermosas alas. Vittorio quedó impactado, nunca antes había visto a un ángel de cerca. Logró volar hasta el techo pero inesperadamente una de sus alas falló comenzando así a caer, rápidamente Vittorio entró al salón y la atrapó entre sus brazos evitando que se lastimase. 
Cruzaron miradas por un momento, definitivamente ella no se parecía a nada que hubiese visto antes ya que Vittorio, por propia voluntad, núnca había salido del infierno. Le parecía extraña pero hermosa - Gracias... - dijo ella aún asustada por la caída.
- Estas... bien?...- preguntó él que no podía dejar de mirarla y la bajó delicadamente.
- Sí, debo haber fallado por el cansancio - 
- No deberías intentar volar si no tienes fuerzas, te harás daño...- 
- Tienes razón, lo siento...- 
- No es para que te disculpes...-
- Es que siento que hace mucho no muevo mis alas, y si no lo hago pierdo la costumbre -
- Entiendo... - dijo Vittorio manteniendo cierta distancia, pero por dentro pensaba en lo hermosa que era.
En ese momento apareció Noré - Vittorio?, ya estás aquí - se sorprendió.
- Acabo de llegar...-
- Ya veo, Anaciel él es uno de mis hermanos, Vittorio, el cuarto príncipe - lo presentó.
- Así que es tu hermano... gracias por lo de antes Vittorio - agradeció nuevamente ella.
- No fue nada...-
- ¿De que hablan?, ¿Qué ocurrió? - preguntó Noré.
- Estaba intentando volar pero mi ala falló y caí, Vittorio evitó que me lastimara atrapándome - 
- ¿Tú Vittorio?, eso es raro en ti - agregó Noré.
- No es para tanto...No podía dejar que se lastimara, sé lo que es ella para ti...-
- ¿Qué quieres decir? - preguntó ella.
- No es nada Anaciel, no le hagas caso - irrumpió Noré - Discúlpanos, pero debo hablar a solas con mi hermano -
- Esta bien - dijo ella, y ellos se retiraron a hablar al balcón. 
- ¿Qué fue eso de recién?... No me digas que no le has dicho quien eres - interrogó Vittorio.
- No. Ella no me recuerda... y para no asustarla como Hazar le dije que éramos amigos - 
- Ya veo... -
- Me siento miserable, por que una parte de mi está feliz de tenerla aquí pese a las circunstancias -
- Sí, todo es una locura... entonces?, ¿de que querías hablar?...-
- Seré directo, necesito pedirte dos favores -
- ¿Dos favores?... interesante...-
- Para sacarla de aquí primero debo deshacer el pacto de sangre con Hazar, el único que podría hacerlo es Loxur, pero cuando intenté pasar al primer infierno la puerta estaba sellada, seguramente el maldito de Hazar lo hizo. Así que necesito que le pidas a Rustem que nos traiga la joya de transporte, esa que está en la entrada principal y transporta las almas a los infiernos. Con ella podremos ir directamente al reino del orgullo sin la necesidad de pasar por la puerta. 
Como Rustem es el único capaz de volar, puede alcanzarla a la altura que está -
- ¿Y por qué no se lo pides tú?...-
- Ya sabes que Rustem es bastante volátil y si yo se lo pido sólo jugará conmigo, en cambio contigo es más serio, te escuchará -
- Comprendo... ¿y el segundo favor?...-
- Ese sería en caso de que no hallemos a Loxur a tiempo, tendré que recurrir a la segunda opción...-
- ¿Te refieres a...-
- Sí, mataré a Hazar. Sé que por propia voluntad no la liberará así que no me dejará más opción que matarlo para romper el pacto...-
- ¿Estás seguro de hacer eso?... sabes las consecuencias...-
- Sí, por eso el segundo favor sería que si algo me pasa tú seas quien la saque de aquí luego de liberarla -
- Entiendo...-
- Lamentablemente todo está en contra de ella, Zarazel me dio un plazo de tres días para sacarla de aquí, pero de la forma que este lugar le afecta, no resistirá... y para peor Hazar quiere convertirla en un demonio a riesgo de que pueda morir -
- ¿Convertirla en un demonio?... definitivamente esta loco -
- Al paso que va ni siquiera podré sacar su alma de aquí, ese desgraciado la tendrá para siempre... ¿Qué dices?, ¿Me ayudarás? -
Vittorio hizo un breve silencio, miró hacia dentro del palacio y vio a Anaciel acariciando a los perros de Noré - Dime... ¿De verdad vale la pena ir tan lejos por ella?...- preguntó.
Noré volteó a verla y respondió - No tienes idea... haría cualquier cosa por ella. Tal vez si algún día te decides a salir al mundo exterior te enamores de alguien así como lo hice yo -
- No gracias... Prefiero seguir así y no exponerme a hacer tantas estupideces como ustedes - dijo con sarcasmo Vittorio.
- Ja ja, tienes razón... pero es algo que no se puede controlar. ¿Me ayudarás? -
- Esta bien... Iré a hablar con Rustem...-
- Sabía que podía contar contigo, te estaré siempre en deuda -
- Dejémoslo ahí... volveré apenas tenga novedades -
- Entiendo, gracias -
Vittorio hizo un gesto de saludo en silencio y se marchó.

Mientras tanto, en el segundo infierno, Hazar acababa de regresar a su palacio, topándose con el rastro de sangre y destrucción que había dejado Noré a su paso. 
Cuando fue a la habitación donde tenía a Anaciel, se encontró con la jaula destruida y unas pocas plumas que habían quedado en ella.
- Así que se la llevó el infeliz... -
- Disculpe señor Hazar, no pudimos detenerlo...- dijo el sirviente.
- No te preocupes, conozco a Noré, sé de lo que es capaz - respondió mientras tomaba una de las plumas y la admiraba - Actuó más rápido de lo que esperaba... pero sólo necesito pensar como el salvaje de mi hermano para adivinar que hará... y creo que ya sé que es lo que planea... pronto la recuperaré...-.

Luego de todo lo sucedido Noré fue hasta su habitación, allí estaba Anaciel, se había quedado dormida nuevamente debido a la falta de energía.
Se sentó a su lado en la cama y notó que ella lloraba entre sueños, era la primera vez que la veía así. 
Delicadamente con su mano secó sus lágrimas y ante ello Anaciel despertó - Disculpa no quería despertarte - se disculpó él.
- No te preocupes... estoy bien - respondió ella mientras se sentaba a su lado en la cama.
- Es que te vi llorando y pensé que tenías un mal sueño - 
- No era eso... de verdad estoy bien... pero tú sí te ves preocupado, ¿Qué ocurre? -
- Debo sacarte de aquí lo antes posible... Vittorio me ayudará, pero igual siento que el tiempo se agota...-.
Anaciel sólo lo miraba en silencio - Pero no temas, encontraré la manera, te lo prometo - continuó él.
Ella tocó su mano y dijo - No tengo miedo, yo confío en ti... Noré -
- Eh?...- se sorprendió el joven Diablo e inesperadamente Anaciel le dio un tierno besó en la mejilla.
Noré quedó impactado por aquella acción, pero no sólo por eso, también por la forma en que dijo su nombre con tanta confianza - No puede ser... Anaciel... tú... - trató de preguntar él. 
Ella sólo lo miró con una dulce sonrisa - Siempre fuiste tú verdad?... eso tan importante que no podía recordar... eras tú...- dijo y una lágrima rodó por su mejilla.
Aquellos gestos de amor y frases sueltas al azar habían hecho un sendero de migajas en la mente de Anaciel, logrando armar parcialmente un rompecabezas en su cabeza mientras dormía, y llegando a recuperar parte de sus recuerdos tan preciados...

Continuará...



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En el texto hay: angel, amor, diablo

Editado: 18.01.2024

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