El Ángel que bailaba con el Diablo 2

Capítulo 4


- ¿Qué es lo que recuerdas?...- preguntó nervioso Noré.
- Sólo algunas cosas... por ejemplo, cuando nos enamoramos y el momento de nuestra despedida... todo lo que vivímos aún está borroso para mi - respondió mientras acariciaba el rostro de él.
- Entiendo...-
- Pero puedo recordar este pequeño detalle... - dijo y tomó de los hombros a Noré, obligándolo a recostar su cabeza en el pecho de ella - sé que te gustaba estar así...- continuó, mientras deslizaba su mano en el cabello de él.
El joven Diablo se sorprendió, estaba conmovido, oír el latir sereno del corazón de Anaciel era un remedio que calmaba su ansiedad.
- Dime... ¿Por qué te olvidé Noré? - preguntó ella.
- Perdóname... yo fui quien lo hizo. El día de nuestra despedida estabas sufriendo tanto que sólo quise liberarte de esa carga...-
- Ya veo... no te preocupes, no debes disculparte. Sé que lo hiciste por que me amas... pero por favor prométeme una cosa -
-¿Qué?...-
- Que pase lo que pase no me harás olvidarte de nuevo, por que yo no me arrepiento de haberte conocido... y nunca lo haré - afirmó con dulzura.
- Anaciel...- 
- Prométemelo Noré...-
- Lo prometo - dijo y, aun recostado sobre su pecho, se abrazó con fuerza a ella.
- ¿Tú siempre estuviste allí verdad?... junto a mí en el bosque -
- Sí...-
- Lo sabía... yo no iba a ese lugar sólo por la música, lo hacía por que algo en mi corazón me decía "alguien te espera allí "... todo este tiempo te estuve buscando sin saberlo... la incertidumbre me mataba -
Noré la miró a los ojos y preguntó -¿De verdad?... pero yo borré todos nuestros recuerdos de tu mente... cómo es posible? -
Anaciel tomó su rostro con ambas manos y le dio un suave beso en los labios - Puedes borrar un nombre, pero no desaparecer un sentimiento...- respondió con una sonrisa.
Él la abrazó nuevamente - Anaciel... tengo miedo de lo que sea capaz de hacer... por que ya no deseo dejarte ir nunca más... pero no quiero ser como Hazar... anhelo ser alguien que pueda amarte como lo mereces...-
- No te preocupes por sentir que no quieres dejarme ir... por que soy yo quien no quiere soltar tu mano...- respondió mientras correspondía aquel abrazo.
- No sé como lo logras, pero siempre dices cosas que logran aliviar mi tormentoso corazón...- dijo él y terminó por desarmarse en los brazos de Anaciel.
En sólo un instante había logrado hacer desaparecer la angustia y desesperación de todo un año sin poder si quiera hablarle.
Definitivamente era la única capaz de serenar las emociones de aquel príncipe del infierno.
Así pasaron el tiempo disfrutando de su mutua compañía, como lo hacían apenas llevado tiempo de conocerse, hasta que Anaciel nuevamente comenzó a sentir sueño y Noré la dejó descansar en su cama, retirándose a ocuparse de otros asuntos.

Al rato, regresó a la habitación, pero jamás esperó ver lo que encontraría allí dentro. Al abrir la puerta vio a un niño arrodillado al lado de la cama y observando muy de cerca a la joven ángel que aún dormía, se trataba de Rustem, el séptimo príncipe y guardián del infierno de la Envidia.
- Pero qué?! - dijo entre dientes Noré, rápidamente lo tomó de sus ropas y lo arrastró fuera de la habitación hasta el salón principal.
- Rustem! Qué demonios crees que haces?!, por empezar, ¡¿Qué rayos haces aquí?! - preguntó indignado el joven Diablo.
- Sueltame Noré! Como te atreves a arrastrarme así idiota! - exclamó Rustem.
- Ya empezaron a pelear...- dijo Vittorio mientras entraba al salón.
- Vittorio, ¿tú lo trajiste aquí? - 
- ¿Y qué esperabas que hiciese?... necesitabas su ayuda y dijo que lo pensaría después de conocerla...-
- Noré, ¿Qué ocurre? - preguntó Anaciel quien se había despertado por los gritos de ambos -¿Quién es él? -.
A regañadientes Noré los presentó - Anaciel, él es Rustem, otro de mis hermanos y séptimo príncipe -
- Qué lindo!, tienes un hermano pequeño - dijo emocionada. 
- Hola Anaciel, es un gusto conocerte - saludo sonriente.
- Igualmente Rustem -
- ¡Que hermosa eres!. Yo también quisiera un ángel así para mi -
- No es un juguete Rustem, no puedes tenerla por capricho...- murmuró Vittorio.
- Pero es tan bonita y sus alas se ven tan suaves! - exclamó mientras se abrazaba a su cintura.
- No la toques con tanta confianza enano atrevido! - dijo celoso Noré 
- Noré déjalo es sólo un niño...- lo apañó Anaciel y Rustem volteó a verlo con un gesto burlón en su rostro.
- Voy a matarte enano....- afirmó ofuscado el joven Diablo.
- Calmate Noré, pareces otro niño...- dijo Vittorio poniendo su mano en el hombro de este.
En ese momento Noré recordó que una de las cosas que más le gustaba a Anaciel en el mundo humano era estar con los niños, así que contra Rustem llevaba las de perder.
El pequeño príncipe tenía una actitud irritante y traviesa, logrando sacar de quisio a su hermano mayor. Le divertía molestarlo, ya que Noré siempre reaccionaba pero, además de eso, a Rustem le encantaban las mujeres hermosas y las cosas bonitas.
- Mejor vayamos al grano de una vez antes de que los convierta en piedra a ambos... Rustem, ya la conociste, ¿ahora que harás?...- preguntó Vittorio.
El niño lo pensó por un momento - Esta bien, traeré la joya... pero sólo si ella me da un beso - respondió descaradamente.
- Qué dices?! - exclamó Noré.
- ¿Cuál es el problema?, es sólo un beso en la mejilla - 
- Eres un enano descarado - 
- Y tú un Diablo estúpido y egoísta, tienes algo tan bonito y la quieres toda para ti so- - en medio de la discusión Anaciel sorprendió a Rustem dándole un tierno besó en la mejilla, Noré y Vittorio también se sorprendieron.
El pequeño Diablo se ruborizó - De verdad... lo hiciste...- dijo mientras se tocaba la mejilla.
- Sí, dijiste que si lo hacía nos ayudarías - sonrió ella.
- Pero...¿ y si estaba mintiendo?-
- ¿Por qué mentirías? - 
- ¿De verdad... eres así de inocente? - dijo confundido.
- Bueno ya obtuviste lo que querías, ¿Vas a traernos la joya si o no? - preguntó ya fastidiado Noré.
- Ella me tomó por sorpresa, exijo que me dé otro así puedo disfrutarlo - dijo Rustem con desparpajo.
- No lo hará!, ya agotaste mi paciencia enano -
- No me digas que estas celoso de un niño, Diablo estúpido, me das pena - 
Y así Noré y Rustem continuaron peleando mientras Anaciel se colocó al lado de Vittorio para verlos de lejos, aquella situación la hacia reír.
- En verdad son divertidos - comentó ella
- Tal vez, pero Rustem tiene razón...-
-¿En qué? -
- En que eres demasiado inocente, esa inocencia es peligrosa, te hace vulnerable...-
- Tal vez... pero me gusta pensar que si le brindas tu confianza a los demás, ellos se vuelven incapaces de traicionarte - sonrió ella.
Vittorio la miró algo indiferente y dijo - Tienes una forma curiosa de pensar...-
- ¿Tú crees?, es gracias a Noré que cambie mi manera de ver las cosas. Antes vivía temerosa de ustedes, del mundo que era ajeno al mío, por las enseñanzas que había recibido... pero cuando me permití conocerlo me di cuenta que sólo debo juzgar luego de ver con mis propios ojos. Sé que no todos los Diablos son como él, también los hay como Hazar, pero ¿Por qué no darme la oportunidad de confiar un poco más?.. es una forma de aprender y conocer -
- ¿Así?... y según tú que tipo de Diablo soy?...- preguntó Vittorio.
- Mmm... eres reservado y tranquilo, alguien que no expone sus emociones, pero por la forma en que me ayudaste en aquella ocasión diría que eres amable -
- Dices que soy amable por que te ayudé?... ¿Cómo sabes que fue amabilidad y no por interés?...- intentó ponerla a prueba, pero Anaciel lo anuló completamente con su respuesta
- No lo sé, de eso se trata confiar... - sonrió.
Vittorio se sorprendió por la sencillez y honestidad de su respuesta, esbozó una casi imperceptible sonrisa y dijo - Tienes una filosofía de vida interesante... -
- Gracias -

Por otro lado, la discusión entre Noré y Rustem parecía no tener fin, el pequeño reveló sus particulares alas negras y voló hasta donde estaba Anaciel para ir a su encuentro - Rustem!, ¡Tienes alas!, no lo sabía - dijo sorprendida ella.
- Sí, soy el único de los siete que puede volar, como ves tenemos algo en común hermosa Anaciel - dijo galante.
En eso se acercó Noré ya agotado por la situación - Definitivamente no puedo con este mocoso - 
- Cálmate Noré... con esa actitud sólo empeoras las cosas...- lo aconsejó Vittorio.
- Así es Diablo idiota!, tienes una forma muy egocéntrica de pedir un favor - continuó provocándo.
- Escucha Rustem - intervino Anaciel - aún no termino de entender como funcionan las cosas aquí pero, por lo que me dijo Noré, el único que puede traer la joya eres tú. La necesitamos para ir con tu hermano Loxur y que me libere del pacto con Hazar... me agrada estar con ustedes, pero me temo que no podré resistir mucho tiempo más... si nos ayudas te estaría inmensamente agradecida, por favor...- le pidió mirándolo a los ojos.
Rustem lo pensó un segundo - Esta bien, no puedo negarme al pedido de una dama tan hermosa como tú - dijo y besó delicadamente su mano. 
Aunque era mucho más joven, Rustem se esforzaba por actuar como un caballero frente a una mujer, ya que según sus propias palabras le atraían las cosas bonitas y le gustaba que ellas le prestasen atención.
- Te lo agradezco -
- Sí algún día te cansas del bruto de mi hermano espérame Anaciel, cuando crezca seré el príncipe que necesitas. La diferencia de edad no será un problema para mi - dijo con total desparpajo.
La joven ángel sólo rio divertida por su loca propuesta - Qué ocurrente eres Rustem je je -
- Maldito enano precoz, ya me hartaste. Belzet comételo! - ordenó Noré y el perro comenzó a perseguir al pequeño Diablo por todo el salón. 
La discusión duró un poco más pero parecía que Anaciel había logrado convencer a Rustem de cooperar con ellos.

Para que los ánimos se calmasen, Vittorio se retiró al balcón a hablar con el pequeño, mientras que Anaciel quedó en el salón con Noré - Perdóname Anaciel, no quería que vieses ese lado tan vergonzoso mío... por eso no deseaba hablar con Rustem en persona, siempre termina irritándome con su actitud - dijo tocándose la cabeza mientras permanecía sentado en un sillón.
Ella estaba de pie frente a él - No te preocupes por eso, yo me divertí, me gusta conocer aspectos que no sabía de ti - sonrió - me interesa saberlo todo -
- Créeme, no querrás conocer todo de mi...- dijo algo misterioso.
- Eh?, ¿Por qué no?. Yo no soy alguien interesante, supongo que ya lo sabés todo de mi... era una simple ángel a la que un día le dijeron que había sido seleccionada por el oráculo para suceder a un arcángel. Nunca había cuestionado nada que se hubiese preestablecido para mi hasta que te conocí... sabés que hubiese entregado mis alas sin dudar pero...-
- Lo sé, tu familia...-
- Así es, nunca tuve interés en ocupar un lugar de autoridad, si hubiese tenido una mínima señal de que ellos estarían bien no me habría marchado de tu lado...-
- Sí... lo comprendo...-
- Estoy preocupada por ellos ahora, mis superiores deben estar muy molestos con todo esto...-
- No te preocupes, te sacaré de aquí y verás que ellos estarán bien - le dijo mientras tomaba sus manos y la miraba a los ojos.
Una pregunta sobrevolaba implícitamente en el aire, aunque ninguno de los dos se atrevía a hacerla, ¿Qué pasaría con ellos cuando todo acabase?, ¿Podrían estar juntos o volverían a separarse?. Era un interrogante que no podían responder pero que al estar presente en sus corazones los impulsaba a disfrutar de cada momento juntos.
- Hay algo que quiero preguntarte... tú y yo hemos...-
- ¿Si hemos hecho el amor? - se adelantó Noré - Sí, muchas veces... pero si quieres podemos recordarlo ahora mismo...- sugirió mientras la tomaba de la cintura.
- Noré...- susurró apenada Anaciel.
- Ja ja, estoy jugando, adoro ver cuando te avergüenzas...- bromeó con su atrevido sentido del humor.

Mientras en el balcón Vittorio y Rustem mantenían otra conversación 
- Así que en verdad es posible - 
- ¿ A qué te refieres? -
- A que una criatura como ella pueda amar a un Diablo como nosotros - dijo Vittorio mientras veía de lejos como Anaciel se abrazaba a Noré.
- Claro que es posible, lo estás viendo con tus propios ojos... ¿Qué es lo que te incomoda? - preguntó Rustem.
Vittorio permaneció en silencio y él continuó - Noré quizás no lo haya notado pero yo sí, ¿Te gustó no es así? -
- No digas tonterías...-
- No tienes por qué ocultarmelo, sabes que no le diré nada a él -
- ¿Cómo podría gustarme?, apenas y la conózco...-
- Eso no tiene nada que ver, los Diablos somos débiles a las criaturas como ella. A mi me gusta por que es bonita, en este lugar no se encuentran cosas así -
- Tal vez es cierto, me gusta... pero nunca podría igualar los sentimientos de Noré. Ser capaz de ir tan lejos por un mujer, no soy esa clase de ser, pero entiendo que necesita desesperadamente sacarla de aquí si no morirá... Prefiero no tenerla cerca para no generar sentimientos en mi... no quiero sentir nada al verla - 
- ¿Por qué le temes a tener emociones? -
- Por que somos tan salvajes que ni siquiera podemos dominarlas... -
- Bueno, mejor así, no necesitamos otro Diablo estúpido enamorado del mismo ángel - dijo con total liviandad - pero cuando tenga la edad suficiente para salir de aquí iré a la tierra de los humanos y conseguiré una para mí ja ja - terminó por decir lleno de confianza.
- Eres un desastre Rustem...- dijo ya agotado Vittorio - Aunque me parece extraña, es agradable... debo admitir que ha despertado mi curiosidad por el mundo exterior...-
- Eso sí que es llamativo en ti. Bueno, iré a buscar esa maldita joya así terminamos con esto de una vez -
- Me sorprende que accedieras tan fácil...-
- Oye! No soy un desalmado, tampoco es que quiera verla morir aquí. Ella me dio un beso así que cumpliré mi parte del trato. Además si no la sacamos de aquí tendremos una guerra ¿no es así?, y eso sí sería un fastidio -
- Tienes razón...-
- Volveré en cuanto tenga la joya - dijo por último el pequeño Diablo y se marchó.
Vittorio quedó sólo en aquel balcón reflexionando sobre lo que sentía y pensaba. 
Si debía ser honesto consigo mismo tenía que admitir que Anaciel había despertado algo más que curiosidad en él, ¿Cómo un ser que venía de un mundo completamente opuesto podía resultarle agradable?, era una pregunta que no salía de su cabeza. 
Pero al verla junto a Noré la única palabra que podía pensar para definirlos era "Equilibrio", dos seres nacidos en contextos completamente diferentes que no se oponían entre si, si no que se complementaban. Definitivamente era un vínculo muy fuerte en el cual no se atrevía a intevernir y prefería no seguir indagando sobre sus emociones para no cruzar ese límite que le permitía estar cerca y distante a la vez.

Y al mismo tiempo, en el paraíso, se tomaba una decisión que cambiaría drásticamente el futuro de la joven ángel
- Guardián Zarasel - dijo un arcángel de aspecto misterioso.
- Sí señor, a sus órdenes - respondió el guardián.
- Luego de escuchar tu informe sobre el paradero de Anaciel, y el acuerdo al que llegaste con ese Diablo, el Consejo a llegado a una decisión final, no llamaremos a la guerra por ella -
- ¿Cómo dice?...- se sorprendió él. 
- Lo que oyes, una criatura que resulta tal tentación para seres despreciables como los diablos no hace más que causarnos problemas y alterar el balance entre nuestros mundos, no sacrificaré soldados por su bienestar -
- Pero señor, ella es una víctima en todo esto! -
- Silencio Zarasel, que seas su hermano no te da derecho a opinar sobre este asunto, estas aquí para acatar órdenes -
El guardián quedó en silencio y el arcángel continuó - Tú y yo sabemos que lo más probable es que muera ahí abajo, pero llegado el caso en que ese Diablo logre sacarla, tienes la orden directa de matarla. Una vez que su existencia como ángel desaparezca, automáticamente el oráculo designará a un nuevo sucesor y ese si nos encargaremos de que no se escape de nuestra manos, no cometerémos el error de darle tanta libertad como a esa jovencita -
- Matarla?... -
- Ya escuchaste, si te preocupa tu bienestar y el del resto de tu familia harás lo que se te ordena como el guardián que eres. Sino serán acusados de traición -
- Entiendo...-
- Sí crees que no puedes hacerlo dímelo y se lo pediré a alguien más -
- No... yo lo haré, es mi hermana... me aseguraré de que no sufra...-
- Perfecto, entonces así será. Te lo advierto Zarasel, no intentes engañarnos, recuerda que puedo sentir su presencia divina donde sea que esté. En estos momentos sigue con vida en el Infierno, pero sabré inmediatamente cuando muera -
- He comprendido cuáles son mis órdenes señor - 
- Ya puedes retirarte - dijo por último el arcángel y el guardián se marchó.
Zarasel se encontraba en una terrible contradicción, aquella espada con la cual había jurado proteger a su hermana Anaciel, ahora se convertiría en la guillotina que dictaminaría su sentencia de muerte...

Continuará...



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En el texto hay: angel, amor, diablo

Editado: 18.01.2024

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