El Ángel que bailaba con el Diablo 2

Capítulo 9

Hazar había logrado su objetivo, hacer que Noré revelará el poder que heredó de Can Cerberos, ahora parecía que ya nada podía evitar que la sangre corriera entre ellos dos - Bien Noré, al fin me das el gusto, ya no tendré que contenerme - dijo Hazar con un gesto de satisfacción en su rostro.
Cuando el príncipe de la Ira tomaba aquella apariencia perdía parte de su razonamiento, pero en esa ocasión mantenía un objetivo firme, matar a Hazar.
Su mirada penetrante cortaba la respiración, y con un rugido, que lo enmudeció todo, comenzó a atacar sin piedad. 
Poseía una fuerza brutal, cada golpe que Hazar esquibava partía la tierra, obligando a Vittorio y a Kalir a hacerse a un lado para evitar recibir los impactos.
- Wow, sí! Ja, ja, es increíble - dijo emocionado Kalir.
- ¿De qué demonios te ríes?, ¿Acaso esto te parece divertido? - le reclamó Vittorio.
- ¿Tú que crees?, he esperado por años para ver a Noré mostrar su verdadero poder. ¡Mira ese potencial!, no puedo creer que el idiota reniegue de él. Es impresionante su capacidad destructiva, ya quisiera yo tener esa fuerza - 
- No te emociones tanto, si sigue así por más tiempo terminaremos todos muertos...-
- Ahora veremos si Hazar realmente puede hacerle frente -
- No podrá, Hazar no tiene idea de lo que acaba de provocar...-
- ¿Cómo lo sabes?, ni siquiera el día de la competencia Noré quiso mostrar este poder -
- Por que puedo sentir la presencia de su magia fuera de control, si se lo propusiera Noré definitivamente podría algún día alcanzar a Loxur ...-
- ¡¿De verdad?! -
- Sí, pero él no ambiciona ese tipo de cosas, sólo quiere una vida tranquila... puedo entender lo que siente, tener un poder que no puedes controlar es complejo -
- Claro, ustedes dos tienen eso en común, tú con tu parche y él con su marca de magia, sin algo externo que los frene su poderes escapan de su control - reflexionó Kalir.
- Exacto, el día de la competencia me dijo que no liberaría su otra mitad por que los instintos de esta aún lo dominan. Al igual que Can Cerberos, si se siente amenazado, no se detendrá hasta matar a su enemigo, y no deseaba eso. Pero ahora es distinto, esto ya no tiene vuelta a atrás...- 

El enfrentamiento continuaba entre los Diablos, Hazar comenzaba a sentirse presionado por Noré. Pudo comprender que había subestimado la fuerza de su hermano, pero aún así no cedería, su orgullo de guerreo permanecía intacto y haría lo que sea para ganar. Era hábil para esquivar los zarpazos de aquella bestia, pero en un momento Noré lo sorprendió con una ataque usando ambas manos, Hazar apenas y pudo bloquerarlo pero salió despedido un par de metros - Maldito animal... en verdad eres fuerte, pero igual seguiré... esto será hasta que uno de los dos caiga Noré... - dijo mientras volvía a tomar postura para atacar. 

Anaciel, conmovida, sólo podía observar aquella feroz pelea a la distancia, y Salomón nuevamente insistió - ¿Te asusta? -
- ¿Cómo podría tenerle miedo?... no importa la forma que tenga, sigue siendo Noré, yo sé quien es él...- respondió muy segura.
La joven ángel no podía evitar sentir tristeza al presenciar aquella pelea, para ella Noré era como un animal herido, lleno de furia y dolor que sólo buscaba defender lo que amaba - Noré está sufriendo...-
- ¿Qué dices? -
- Puedo sentirlo... siento su dolor...-
- Ahh, entiendo. Estás muy unida a él. Es verdad, Noré sufre mucho esa transformación, porque sabe que no puede dominarla del todo y pierde parte de su conciencia -
- Por favor detenganlos...- le pidió.
- Créeme que aunque quisiéramos no tendríamos el poder para hacerlo, ninguno de los dos retrocederá, son cómo criaturas salvajes, reducidas a lo más básico de sus instintos... no se detendrán hasta que uno de ellos muera -
- No... -
- Deberías estar felíz, ambos pelean por que te aman. Ese es el problema de los Diablos, somos seres pasionales, capaces de cualquier cosa por obtener lo que queremos... -
- ¿Cómo podría estar felíz con esto?... no quiero que nadie muera...-
- ¿Eres consciente de que si Noré no mata a Hazar la que morirá serás tú, verdad? - 
- Lo sé... - respondió mirándolo a los ojos.
- Oh ya veo, eres determinada... Es una lástima que aunque Noré gane igual perderá, debido a la maldición de nuestro padre...- deslizó Salomón.
- ¿De qué hablas? ¿Cuál maldición? -
- Así que no te contó sobre eso... para evitar los conflictos graves entre nosotros, nuestro padre nos ató a los siete con una maldición... si uno de nosotros es asesinado, el ejecutor será automáticamente arrastrado a lo más profundo del infierno, condenado a la reclusión eterna...-
- Reclusión... eterna?...- dijo impactada.
- Así es, si logra matar a Hazar, Noré será encerrado para siempre, hasta el día de su muerte... -
- No... no puede ser... tengo que detenerlos - dijo ella mientras intentaba recomponerse.
- ¿En ese estado?, ni siquiera puedes levantarte -
- No importa... no me quedaré a ver sin hacer nada...- continuó ya sacándose los zapatos lentamente, miró a Salomón por un momento y preguntó - ¿Puedes ayudarme?...-
- ¿Ayudarte?, yo no iré allá, no intervendré. Pero puedo darte un pequeño impulso de energía con un hechizo, aunque en tu estado actual sólo será momentáneo, no dura mucho en seres que están muriendo... Pero irás sola, ¿aún así lo quieres? - 
- Sí - respondió segura y Salomón le entregó un hechizo tocándola con su dedo índice.
Inmediatamente Anaciel sintió como la adrenalina le devolvía la fuerza a su cuerpo y bajó corriendo las escaleras, pasando por entremedio de Vittorio y Kalir que estaban parados en la mitad de ellas.
Vittorio se sorprendió e instintivamente la tomó de la mano 
- ¡Anaciel no puedes ir! ¡es peligroso! -
- Déjame ir Vittorio por favor, ¡Noré me necesita ! -
El principe de la Pereza tuvo que tomar la decisión más difícil a la que se había enfrentado hasta ese momento en su vida, tener que soltar su mano fue terriblemente doloroso, pero sabía que era lo que ella más deseaba y no podía oponerse a ello, Anaciel amaba profundamente a su hermano y haría lo que sea por él.
Vittorio siempre lo supo, nunca dudó que ella lo aceptaría sin importar que forma tuviese, porque esa era la esencia de Anaciel, un ser que entregaba su corazón y que amaba sin temor.
La vio partir, corriendo en el medio del desastre, llena de determinación mientras su corazón se llenaba de incertidumbre, dividido entre cumplir el deseo de su hermano y el de dejarla tomar sus propias decisiones.
- ¡Vaya! La angelita tiene carácter ja, ja, ja me agrada - dijo burlón Kalir.
Vittorio volteó a ver a Salomón, quien observaba impasible la situación - ¡¿Qué has hecho Salomón?! ¡La enviaste directo a su muerte! - le reclamó, ya que había notado su magia en ella.
- ¿Dices que yo la envíe?, ella fue quien decidió ir, fíjate bien en lo que dices - le respondió sin inmutarse.
Vittorio apretó los dientes y regresó la mirada hacia Anaciel que continuaba avanzando.
- Rayos Vittorio, mírate, de verdad te importa - comentó Kalir al ver sus gestos.
Él no respondió, sólo permaneció en silencio, finalmente había aceptado sus emociones, pero se sentía incapaz de traicionar a su hermano. 
Sabía que la única que podía hacer algo para detener aquel desastre era ella, aunque sería a costo de su propia vida.
Sentía admiración por aquella hermosa pero frágil criatura que avanzaba sin temor para salvar a quien amaba.

Anaciel corría con desesperación al encuentro de Noré, intentó volar pero sus alas ya no respondían, así que puso todas sus energías en sus piernas para que estas no se detuvieran.
En ese preciso momento la bestia había despojado a Hazar de su espada, con las garras de su mano izquierda aprisionó el brazo derecho de su hermano contra el suelo, inmovilizándolo, y cuando estaba a punto de atravesar el pecho de este con sus afiladas garras, pudo sentir como alguien se abrazaba con fuerza a su brazo - Basta Noré... dejen de pelear... - le pidio Anaciel con lágrimas en los ojos - detente por favor... si lo matas estarás condenado... no quiero eso para ti.. así que... sólo detente... por favor...-
La bestia la miró impactado, y con una voz monstruosa intentó decir - A... na... ciel... - 
- Sí... soy yo Noré... - le dijo con una timida sonrisa y lentamente se desvaneció frente a él.
Ante ello Noré inmediatamente regresó a su forma normal, mientras sentía como un frío recorría su espalda. Arrodillado en el suelo, se abrazó a ella que apenas y estaba consciente - ¡Anaciel!, mírame por favor... ¿en verdad eres tú?...- le dijo conmovido.
- Sí... te lo dije... no te olvidaré otra vez... - respondió ella mientras le acariciaba el rostro.
Hazar, aún herido por la pelea, se reincorporó, impresionado por la actitud de la joven ángel - Anna... por qué?... por qué lo eliges a él?... se supone que eres mía... lo prometiste! - exclamó desesperado.
- No soy Anna, Hazar... - le respondió apenas desviando la mirada hacia él - Anna no quiere regresar... - continuó.
- ¿Qué dices?...-
- Me dio un mensaje... para ti... me dijo que... ella siempre será tuya, aunque tu no quisiste ser de ella... - 
Hazar quedó sin palabras, en el fondo sabía que podía estar diciendo la verdad, ya que eso era algo que sólo él y Anna habían hablado la noche que le reveló su identidad, y en la que no pudo responder si quería ser de ella.
- Anaciel... ¿por qué me detuviste?...- preguntó Noré.
- Estoy muriendo Noré... no tiene sentido.. que los dos perdamos la vida aquí... no quiero que pierdas tu libertad por mi... -
- Pero todo esto es mi culpa...-
- No te culpes por favor... diste todo de ti por mi... te lo agradezco...-
- ¡No es verdad! - gritó afligido - Perdóname, fui egoísta... tenía tanto miedo de que me rechazaras al ver lo que soy... estaba tan feliz de que me aceptaras, de que me recordarás... que no quería arriesgarme a perderte... si tan sólo me hubiese transformado desde un principio tu no estarías as- - se reprochaba así mismo Noré pero fue interrumpido por Anaciel quien lo silencio dándole un tierno beso en los labios mientras una lágrima rodaba por la mejilla del Diablo.
- Te amo Noré... nunca lo olvides... - dijo ella por último y recostó su cabeza en el pecho de él para luego terminar de perder la conciencia.
- No... - interrumpió Hazar - No Anna, tu eres mía!, dame otra oportunidad... regresa! - exclamó e intentó tocarla pero en ese preciso momento apareció de la nada un inmenso Minotauro que hizo estremecer la tierra con su llegada - ¡¿QUE DEMONIOS CREEN QUE ESTÁN HACIENDO?! - dijo con una voz imponente.
Hazar quedó paralizado mientras que Noré sólo se aferraba con todas su fuerzas a Anaciel, y con un sólo golpe a la tierra aquella bestia hizo que ambos Diablos tomaran distancia al salir despedidos por la fuerza descomunal del impacto.
Y antes de que ambos pudiesen reaccionar, con un chasquido de sus dedos los encerró en una jaula a cada uno.
- Oh... creo que ahora todos estamos en problemas... - dijo resignado Kalir que aún observaba de lejos.
- ¿Y recién ahora te das cuenta?.... - respondió irónico Vittorio y se fue corriendo al encuentro de Anaciel y Noré.
- ¡¿QUE RAYOS ES ESTE DESASTRE?!, CÓMO SE ATREVEN A HACER ESTO EN MI REINO?! - 
- ¡Déjame salir Loxur! - exclamó Hazar.
- ¡SILENCIO! NO ESTÁS EN POSICIÓN DE HABLAR - respondió el Minotauro.
- ¡Espera Loxur! - dijo Rustem quien apareció a su lado - ¡mira! Esa es Anaciel - dijo señalando a la jaula de Noré. 
La criatura miró hacia donde ella se encontraba y regresó a su forma original, Loxur era un imponente Diablo de largo cabello rojo y de enormes cuernos. 
Deshizo la jaula de Noré y se acercó a él - ¿Que es todo esto Noré? - preguntó visiblemente enojado.
El joven Diablo sólo intentaba hacer reaccionar a Anaciel que se había vuelto más pálida y sus alas completamente negras.
- Te hice una pregunta Noré... ¿Cómo se les ocurre pelearse por una criatura tan frágil como ella? ¿Acaso no tienen orgullo como Diablos que son? - insistió.
- Liberame Loxur, ¡ese ángel me pertenece! - gritó Hazar.
- Cállate, no me interesa escucharte - dijo el Diablo mayor y con un chasquido de sus dedos lo dejó inconsciente.
- Precisamente por eso - respondió Noré - por que soy un Diablo orgulloso defenderé a muerte lo que siento por ella - aseguró desafiante.
Loxur sólo lo miró serio en silencio y Noré continuó - ¿Puedes ayudarla?... aceptaré cualquier castigo que me des pero sálvala por favor - le pidió mientras se abrazaba a ella como un animal salvaje buscando protegerla con desesperación.
- Dame una sola razón por la que debería arreglar sus desastres - 
- Sólo por que le evitarías conflictos a nuestro padre... ella es hermana de un guardián divino y sucesora de un arcángel, debo regresarla hoy mismo de lo contrario tendremos una guerra -
- Maldita sea, debería matarlos a ti y a Hazar, ¡¿cómo pueden traer tantos problemas?! y además faltarme el respeto de esta forma peleando sin mi permiso en mis tierras... Pero por desgracia también estoy unido a ustedes por la maldición así que eso los salva de morir en mis manos - aseguró mientras se incaba frente a él - déjame verla - le pidió.
En ese momento se acercó Vittorio, y detrás de él lo siguieron Kalir y Salomón.
- ¿Puedes ayudarla Loxur? - preguntó Rustem preocupado.
El Diablo mayor pasó su mano por encima de Anaciel y dijo - Ella está muriendo... -
- No puede ser...- dijo afligido Noré.
- Puedo deshacer el pacto, pero ya es tarde para la maldición, a devorado por completo su divinidad pero su cuerpo rechaza ser un demonio, su vida esta a punto de extinguirse...- respondió con seriedad.
- ¡Debe haber algo que se pueda hacer!, ¡haré lo que sea ! - se desesperó el joven Diablo.
- Hay algo... Pero nunca antes lo había hecho, así que no es seguro que funcione - le advirtió.
- ¡¿Qué es?! -
- Necesito uno de tus cuernos - dijo directamente.
- ¿Qué? - se sorprendió Vittorio, pero no sólo él, también el resto de los príncipes.
- En los cuernos reside nuestra magia, asi como las alas de los ángeles, los cuernos de los diablos son elementos de enorme poder mágico. No podemos crear vida, pero si existe la posibilidad de ceder parte de la nuestra, yo no voy a entregar parte de la mía pero te ofrezco la posibilidad de entregar parte de la tuya, ¿lo harías? - preguntó Loxur.
Noré sin siquiera meditarlo respondió - Sí -
- ¿Estás seguro?... te lo advierto, es sólo una posiblidad, no hay garantía de que funcione. Aún así igual perderás la mitad de tu vida y de tus poderes -
- Estoy seguro, le daría todo si fuese necesario, porque ella ya lo hizo por mi...-
- Bien, entonces entrégamelo ahora, yo no voy a mutilarte, debes hacerlo tu mismo -
Noré recostó suavemente a Anaciel en el suelo - Dame tu espada Vittorio - le pidió.
Su hermano estaba impactado, pero al ver su mirada llena de determinación no dudo en dársela - Toma - le dijo.
El joven Diablo, sin permitirse dudar, inclinó su cabeza y con un movimiento certero cortó al ras su cuerno izquierdo, entregándoselo así a Loxur.
Los Diablos quedaron impactados al ver semejante acto de su parte, finalmente habían logrado entender el tamaño del amor de su hermano por ese ángel.
- Bien, comenzemos entonces - dijo Loxur, primero deshizo el pacto y luego colocó el cuerno sobre el pecho de Anaciel. Mientras recitaba el hechizo, Noré observaba impaciente tomando la mano de su amada, una delgada línea de sangre comenzó a bajar por su rostro, el dolor por la herida era intenso, pero nada se podía comparar con el echo de perderla.
Al terminar el hechizo, aquel cuerno desapareció, entrando en el cuerpo de Anaciel - Está hecho, ya no hay nada más que pueda hacer - dijo Loxur.
- Gracias Loxur, te lo agradezco - agradeció Noré.
- Hay algo que debes saber, si sobrevive será una humana -
- ¿Qué?...-
- Te lo dije, la maldición consumió toda su divinidad, solo el tiempo dirá si su cuerpo acepta la magia del cuerno, las siguientes horas serán decisivas. Desconozco si los ángeles podrán hacer algo para remediarlo y volverla a como era antes, así que no pierdas tiempo y llevala de regreso -
- Sí - respondió Noré y tomó a Anaciel en sus brazos.
Se paró frente a Vittorio - Gracias Vittorio, fuiste de mucha ayuda...- agradeció.
- No me la agradezcas, no pude protegerla como era debido... Al final ella y Rustem fueron quienes hicieron todo - 
Noré volteó a ver al pequeño - Gracias Rustem, también te debo una - dijo.
Este se sorprendió ante ello - Sólo sácala de aquí Noré...- respondió y le entregó la joya.
- Visualiza la entrada al infierno en tu mente Noré, te enviaré allá, El resto depende de ti - dijo Vittorio y con un hechizo transportó a su hermano a la salida.

Aquellos Diablos quedaron en silencio por un momento, aturtidos por todo lo sucedido, hasta que Rustem interrumpió con una pregunta - ¿Qué pasará ahora Loxur? ¿Qué harás con Hazar? -
- No puedo ignorar lo que hizo, puso en peligro el balance de nuestros mundos provocando casi una guerra... lo castigaré con un encierro de cien años en su reino, así tendrá tiempo para reflexionar - respondió él.
- ¿Y que hay de Noré? ¿también lo castigarás? - preguntó Kalir.
- Creo que Noré ya tuvo suficiente sacrificando la mitad de su vida por una oportunidad incierta que podría resultar en vano, ya que no es seguro que ella resista... no lo creen?, ¿ustedes hubiesen hecho algo así? -
Los principes no respondieron y él continuó - Se a ganado mi respeto, se requiere de mucha madurez y valor para tomar una decisión así... a ustedes también debería castigarlos, después de todo formaron parte de este desastre, ¿Por qué están todos aquí? - 
- Vinimos buscando tu ayuda, no teníamos intención de destruir el lugar - respondió Vittorio.
- ¿Y ustedes? - preguntó el Diablo mayor mirando a Kalir y Salomón.
- Nosotros sólo llegamos aquí para observar- dijo Kalir - ¿Y tu dónde estabas Loxur? -
- Sí, ¿qué hacías en el reino de nuestro padre? - continuó Rustem.
- ¿Qué? ¿Acaso no puedo ausentarme un día de mi propio palacio?, ninguno de ustedes está en el suyo. ¿Nadie recuerda que estoy por casarme con mi prometida? - 
- ¡¿Casarte?!, ¿con la Lamia? - se sorprendió Kalir.
- ¡No te refieras a ella por su raza mocoso irrespetuoso!, llámala por su nombre, es Petra - dijo molesto Loxur - Ahora regresen todos a sus reinos ahora mismo, antes de que me arrepienta y los haga pagar - terminó por decir y todos los príncipes se retiraron.
Vittorio miró su espada que había quedado manchada con la sangre de su hermano y no podía evitar pensar en su valeroso sacrificio y en el bienestar de Anaciel.

Mientras tanto, en la tierra de los humanos, Zarasel esperaba nervioso la llegada de Noré. Su mente aún era un caos, miles de suposiciones pasaban por ella, pero ninguna lo preparó para enfrentar lo que finalmente vería en cuanto el Diablo apareció.
Noré emergió desde la oscuridad del bosque, con la sangre aún brotando de su herida, y cargando a una Anaciel en un estado lamentable, pálida y con sus alas totalmente negras - No puede ser...- murmuró angustiado el guardián - ¡¿Pero que rayos ocurrió?! - preguntó.
- Lo siento... no pude protegerla... Hazar la maldijo, tratando de convertirla en un demonio, por eso está en este estado. Mi hermano Loxur dijo que la maldición consumió su divinidad y buscando evitar que muriese le di la mitad de mi vida usando uno de mis cuernos... Pero aún así no sé si se salvará...- se disculpó Noré.
Zarasel estaba impactado por la entrega de aquel Diablo - ¿Dices que sacrificaste la mitad de tus poderes por salvarla?...- preguntó.
- Ella me salvó de una brutal condena... le debo mi vida...- respondió.
El ángel se acercó a ella y tocó su rostro - es verdad... ya no siento su esencia de ángel - dijo aún impresionado.
- Loxur dice que si sobrevive quedará como una humana, debido a que la maldición devoró su divinidad, pero si la llevas ahora mismo quizás tus superiores puedan restaurarlos -
- Eso no será posible - murmuró afligido Zarasel.
- ¿Qué? ¿Por qué no? -
- Los arcángeles no la quieren de regreso, han desistido de recuperarla... tengo la orden de matarla para que un nuevo sucesor aparezca...-
Noré retrocedió abrazando con fuerza a la joven ángel - No te atreverías... - dijo con mirada desafiante.
- Tienes razón, soy incapaz de hacerle daño a mi hermana...-
- Entonces... ¿Qué sucederá con ella?...- preguntó angustiado el Diablo.
- Llevatela Noré -
- ¿Qué? -
- Odio admitirlo, pero al único que puedo confiarle la vida de Anaciel es a ti. Ni siquiera yo puedo salvarla... -
Noré estaba impactado, jamás espero que aquel poderoso guardián le dijese algo así, confiándole el bienestar de su hermana - Pero... cómo?... - dijo aún incrédulo.
- Ahora que su divinidad a desaparecido seguramente el arcángel pensará que ella murió, tomaré una de sus plumas y lo convenceré de que murió cuando trataron de convertirla en un demonio, esa es mi única opción -
- ¿Y qué pasará con su familia? - preguntó Noré sabiendo que era algo muy preciado para ella.
- Mientras mis superiores crean que ella está muerta nosotros estaremos bien, yo me encargaré de eso - respondió mientras nuevamente se acercaba para acariciar la cabeza de su hermana - Anaciel... mi pequeña... ¿en qué momento te escapaste de mis manos?... Perdóname, te descuidé... fallé al proteger tu puro corazón y acabaste de esta forma...- y le dio un beso en su frente para luego tomar una de sus ahora negras plumas - por favor... sobrevive... sé feliz... - le susurró. Luego miró fijamente al Diablo y continuó - Te entregó lo más preciado que tengo en mi vida... cuidala Diablo... - le pidió. 
- Lo prometo - respondió seguro Noré.
- Ahora vete - dijo por último Zarasel y Noré comenzó a caminar en dirección al pueblo cargando con su amada.
Su corazón era un torbellino de emociones, pero el pensamiento que prevalecía por sobre todos era el de que ella pudiese vivir. 
Mientras avanzaba sorpresivamente fue atacado por aquel segundo ángel que había sido enviado, pero Zarasel lo repelió con una increíble velocidad, defendiendo así a Anaciel y a Noré - Vete Noré, ahora, yo me encargo de esto - insistió.
El joven Diablo asintió con la cabeza y se marchó corriendo.
- ¿Qué crees que haces Zarasel? El amo tenía razón al no confiar en ti. No sólo ignoraste la orden que se te dio si no que además defiendes a un Diablo, eres un traidor - dijo aquel ángel.
- ¿Y tú crees que yo confió en él?, podía imaginar que tramaba algo. Ella está muriendo, haga lo que haga ya no podrá ser un ángel, no tiene sentido matarla, déjala en paz -
- Sólo cumplo órdenes - respondió e intento ir tras ella de nuevo, pero Zarasel en sólo un instante logró reducirlo con su imponente habilidad, arrebatándole su arma y aprisionándolo contra el suelo con la propia - ¿Qué?, ¿Vas a matarme? - preguntó burlón el ángel.
- Si es necesario sí - respondió directamente el guardián.
- No te atreverías -
- ¿A no? ¿Quieres ponerme a prueba? - le dijo y refiló el cuello del ángel con su espada dejándole una fina herida.
- ¡¿Qué haces?!, ¡Estás loco! -
- No me provoques, porque no tienes idea de lo que soy capaz de hacer por Anaciel - le advirtió con una mirada fría.
El ángel entendió que Zarasel no estaba bromeando y preguntó temeroso - ¿Que harás conmigo?...-
- Tú serás la prueba viviente de que cumplí con mi deber, le dirás al amo exactamente lo que te diré, de lo contrario haré de tu vida un infierno... - lo amenazó.

Finalmente Noré llegó al pueblo, Anaciel seguía sin reaccionar pero aún tenía pulso. En ese momento el único lugar seguro al que se le ocurrió ir era aquella posada, así que usando su magia entró a escondidas en una de las habitaciones que estaba vacía. Dejó a Anaciel en la cama y él se recostó a su lado, abrazándola gentilmente - Resiste mi amor... por favor...- le susurró mientras acariciaba su cabeza y en ese momento pudo sentir un débil reflejo de las manos de ella - Por favor... resiste ...- continuó pidiendo él.
Sus pensamientos estaban cargados de incertidumbre al imaginar qué sería de ellos después de todo lo que había pasado, y así, sumido en las dudas, sin darse cuenta Noré se quedó dormido abrazado a ella en aquella silenciosa y larga noche que parecía no tener fin.

De regreso en el Paraíso, Zarasel se presentó ante el arcángel en compañía del otro enviado - Bien, veo que se encontraron - dijo burlón el superior - ¿cumplieron con su deber? - preguntó.
- Ella está muerta, supongo que se habrá dado cuenta de que su esencia divina desapareció - respondió Zarasel.
- Sí, lo noté. ¿Y qué ocurrió?, ¿acaso tú mismo lo hiciste Zarasel o necesitaste ayuda? -
- Ninguna de las dos, el diablo la trajo ya sin vida... murió cuando trataron de convertirla en un demonio, estás plumas son la prueba de ello - respondió este y le entregó las plumas negras que había obtenido de Anaciel.
- Oh ciertamente le pertenecen a ella...- dijo mientras las tocaba - ¿Y donde está su cuerpo? - 
- El diablo se la llevó señor, al ver que no haríamos nada por salvarla se volvió como una fiera y nos atacó para luego desaparecer con su cuerpo, mire mi cuello, él hizo esto - explicó el otro subordinado.
- Ya veo... malditos Diablos, que criaturas tan desagradables... bueno, de todos modos es mejor que hayan regresado sin su cuerpo, así todos pensarán que murió en el infierno y no nos reprocharán el no haberla sanado... regresen a sus labores, ya pueden retirarse - dijo por último el arcángel y ambos ángeles salieron de la sala. 
Ya fuera de esta, Zarasel miró de reojo a su compañero y murmuró - Bien hecho, recuerda mantener la boca cerrada o seré tu peor pesadilla...- lo amenazó y se marchó en silencio por los pasillos del enorme palacio.

Las horas pasaron y cuando Noré despertó se sobresaltó, pues nunca creyó que pudiese quedarse dormido en una situación así, la desesperación se apoderó de él al notar que Anaciel no estaba a su lado pero la cama estaba cubierta de plumas negras. 
Preso del pánico, sin entender que sucedía, la buscó rápidamente con la mirada y, en la penumbra de la habitación, distinguió la figura de una joven que estaba de espaldas a él mirándose al espejo - Anaciel?... ¿Eres... tú?...- preguntó incrédulo.
La joven volteó y comprobó que efectivamente se trataba de Anaciel, las lágrimas rodaban sin detenerse por sus mejillas, su cabello había cambiado de color tornándose castaño y en su espalda se podían ver dos enormes marcas que hacían notar la ausencia de sus alas. Ahí fue cuando Noré entendió el por qué de las plumas en la cama, sus alas se habían desecho por completo.
- Noré...- murmuró afligida.
Al joven Diablo se le hizo un nudo en la garganta, se sentía feliz por que había sobrevivido pero imaginó que lloraba por haber perdido sus alas y no sabía cómo consolarla por ello.
- Anaciel...- dijo mientras se acercaba lentamente a ella.
- Noré... soy libre...- le dijo mirándolo a los ojos.
Él quedó impactado al oírla, comprendió que aquellas lágrimas no eran de tristeza si no de emoción, ya que ahora que no era un ángel se sentía libre de su destino.
Se abrazó con fuerza a él y preguntó - Ahora sí... podemos estar juntos?...- 
Noré correspondió aquel abrazo con todas sus fuerzas y no pudo evitar que una lágrima escapase de él debido a la emoción de tenerla - Sí... siempre estaré a tu lado - le respondió.
- Ya no tengo mis alas... aquellas que tanto te gustaban...-
- Lo sé... Pero igual siempre serás un ángel para mi...- aseguró él.

Ya más tranquilos, Noré le contó todo lo sucedido, le explicó el por qué de la falta de su cuerno y el encuentro con Zarasel - ¿Y qué pasará ahora?... yo ya no tengo un lugar en el Paraíso, tal vez si me convierto en un demonio pued- -
- No - la interrumpió él - tu cuerpo ya a sufrido muchos cambios, si intentas convertirte de nuevo podrías morir, no me arriesgaré a perderte ...-
- Entonces tendré que quedarme aquí... aprender a vivir como una humana...-
Noré la miró a los ojos y tomando su mano le dijo - Cásate conmigo Anaciel - 
- Eh? -
- Sé mi esposa, tengamos una vida aquí... Cómo deseábamos desde el momento en que nos conocimos...-
- Pero... ahora soy humana y tú sigues siendo un Diablo -
- Eso no importa, aunque seas humana puedes ser mi esposa, esa es mi decisión... ya no quiero perder más tiempo, lo quiero todo contigo... una vida a tu lado, una familia... no concibo otra forma de felicidad... -
- Noré...- susurró sonrojada.
- ¿Me aceptarás?...-
Lágrimas de emoción escaparon nuevamente de ella, le dio un tierno beso y seguida de una tímida sonrisa respondió - ¿Tienes alguna duda de mi respuesta?...-

A partir de ese momento trasaron un nuevo camino para ellos, al día siguiente sellaron su matrimonio con un emisario del infierno, después de todo ser esposa de un Diablo no era cualquier cosa, el firmar el acta con la sangre de ambos implicaba un compromiso por el resto de las vidas de ambos, una promesa de amor perpetuo y protección mutua.
Establecieron una vida en aquel pueblo que vio crecer su relación, en una hermosa y acogedora casa que se volvió un hogar por completo cuando, al pasar los años, Anaciel dio a luz a dos hermosos gemelos, un varón al que llamaron Bastian y una niña llamada Siry.
El niño era un Diablo por completo, pero la pequeña sólo había nacido con un cuerno, lo que la volvía semi diablo, aún así Noré escondía con su magia la apariencia de él y de sus hijos para que llevasen una vida normal entre los humanos, hasta que decidieran por ellos mismos en un futuro donde vivir, si en la tierra humana o el infierno.
Aunque él había perdido la mitad de sus poderes igual seguía siendo un príncipe y guardián, así que dividía su vida entre ambos mundos. Ausentándose por unos días de su hogar para cumplir con sus obligaciones.

Y en una de esas ocasiones en las que él no se encontraba...
Anaciel había salido en la noche a tomar aire fresco en el jardín cuando una voz la sorprendió desde la oscuridad - A pasado mucho tiempo preciosa...- 

Continuará...



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En el texto hay: angel, amor, diablo

Editado: 18.01.2024

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