El Ángel que bailaba con el Diablo 2

Loxur: Capítulo 3

Al ver aquella escena Loxur no pudo evitar apretar su puño, inmediatamente las preguntas surgieron en su cabeza ¿Cuanto se había acercado ese joven a ella en el tiempo que él no la vio? ¿Será que ya había logrado conquistarla? ¿Ya no tenía oportunidad? Pero para su suerte un soplo de alivio llegó a él cuando notó que Petra sutilmente retraía su mano, parecía estarlo rechazando una vez más, Loxur tenía que saber que se decían, así que se desvió un poco para acercarse disimuladamente por detrás y poder oírla.

- Lo siento Ismael... ya te lo dije... ahora no tengo cabeza para pensar en tener una pareja... - se disculpó ella.

- Lo sé Petra, créeme, no te estoy presionando. Solo quería darte un detalle, perdón por besar tu mano, eres tan hermosa que no lo resisto. Podría esperarte toda la vida... - le respondió galante.

- Cuando dices esas cosas tan profundas no sé que responder Ismael... porque yo no siento lo mismo...

- No tienes que decir nada, sólo me sincero contigo. Yo no tengo reparos en decir que me encantas, pero comprendo perfectamente que tú no sientas lo mismo hacia mi, me cautivaste a primera vista y no pierdo las esperanzas de que si me das la oportunidad podré enamorarte... 

El Diablo no podía hacer más que apretar los dientes ante cada palabra de ese hombre, era atrevido y frontal.

- Perdón pero aún no creo que sea el momento... esta rosa es preciosa, pero no debería aceptarla... siento que te estoy dando ilusiones... - intentó devolversela pero Ismael aprovechó el gesto para nuevamente tomarle la mano.

- Por favor quédatela Petra, es sólo un obsequio, en cuanto la vi pensé en ti... - dijo ya acercándose más a ella.

- Pero Ismael... - murmuró algo incomoda.

Loxur ya no pudo resistirlo y se acercó a Petra por detrás 

- Petra...- la llamó de forma tranquila.

Ella rapidamente volteó 

- Señor... ¿Qué hace aquí?... - dijo sorprendida.

- Lo siento, ¿Interrumpí algo? - preguntó él Diablo sutilmente burlón mientras cruzaba miradas con el muchacho.

Había cierta tensión en aire pues Ismael le devolvía un gesto de cierto enfado.

- La verdad sí interrumpes, ¿Quien eres tú? - respondió intimidante el joven.

Petra temió que Ismael hiciese enojar a Loxur con alguna mala actitud e inmediatamente intervino.

- Él es un conocido mío, hijo del doctor que revisa a mamá, ¿No es así? - se excusó y miró al Príncipe buscando complicidad en su historia.

- Así es, mi nombre es Lourent, soy conocido de la señorita Petra, y si no le molesta joven necesito hablar en privado con ella - continuó el Diablo sin desviar la mirada.

- Está bien, los dejo solos. Conserva la rosa por favor Petra, las mujeres hermosas sólo deben estar rodeadas de cosas hermosas... - la halagó mientras tocaba por última vez su mano y se fue aun mirando de forma desafiante a Loxur, al parecer ambos se habían identificado claramente como rivales por Petra. 

Cuando el joven se retiró la Lamia y el Diablo quedaron solos en la entrada de la panadería.

- Señor Loxur... Disculpeme por inventar esa historia... no sabía que decir - se disculpó ella.

- Tranquila, está bien, sólo intervine porque me pareció que te estaba poniendo incómoda...

- No se preocupe por eso Señor Loxur, Ismael no me haría daño, es un poco insistente pero es un buen chico.

- Sí, ya noté que es insistente... - comentó por lo bajo.

- ¿Necesita algo de mi Señor? - preguntó ella aun sin entender el motivo de su aparición.

- No, no es eso...- iba a inventar una excusa, pero decidió no mentir, si ella era honesta él también quería serlo revelando a medias la verdad - Tenía tiempo libre y quería despejarme un poco del infierno, me gustó este lugar así que vine. También extrañaba conversar contigo...

- ¿De verdad?

- Sí, eres agradable. Aunque no lo parezca no tengo con quien tener charlas distendidas... pero no quiero interrumpir tu trabajo.

- Que amable. Precisamente hoy salgo más temprano del trabajo, si está libre y puede esperarme, con gusto le mostraré el lugar.

- Gracias, me encantaría, claro que te esperaré. 

- Bien, entonces lo veré en unas horas Señor "Lourent" - dijo risueña y regresó al local.

El Diablo se sentía satisfecho, despues de aquel mal rato había conseguido hacerse de la compañía de ella.

Tal como dijo la esperó, estaba ansioso, aunque no sabía como debía actuar para enamorarla, al oírla tan determinantemente decir que no estaba interesada en tener pareja temía declarar sus intenciones con ella y que Petra lo rechazara también, si así fuese tal vez ya no querría verlo y perdería por completo su oportunidad. Pero recordar lo insistente que se mostró Ismael con ella lo empujaba a querer cortejarla abiertamente, para que aquel muchacho no la buscase más.

- Disculpe por hacerlo esperar Señor Loxur... - lo sorprendió ella mientras él la esperaba en una banca leyendo.

- No te disculpes, después de todo soy yo quien interrumpió tu rutina.

- ¿Nos vamos? 

- Claro, vamos - dijo por último él y caminaron por el pueblo.

Petra le mostró alegre todos sus lugares favoritos, Loxur decidió dejar que la situación simplemente fluyese, se sentía tan bien en su compañía que casi lograba olvidar por completo sus deberes en el Infierno. 
Mientras lo recorrían la joven le relataba sus anecdotas de pequeña allí, el Diablo estaba complacido, le encantaba poder conocer cada detalle de su pasado, después de todo no era común tener la oportunidad de hablar con un demonio que se las arregló para vivir entre los humanos. 
Pero había un detalle que lo incomodaba y no podía ignorarlo y es que Petra traía con ella la rosa de Ismael.

Cuando la tarde empezó a caer llegaron hasta el parque del pueblo, ese era su lugar favorito de todos, a la joven le encantaba ver a los niños jugar, poder compartir tiempo con ellos.
Ambos tomaron asiento en una banca de allí 

- Me gusta mucho venir aquí, escuchar la risa de los niños es contagiosa - sonrió.

- Veo que te agradan mucho, y tu a ellos.

- Sí, son muy especiales... Creo que a veces deseamos mucho lo que no podemos tener...

- ¿Por qué lo dices?

- Por que yo no puedo tener hijos Señor Loxur... es parte de la maldición... - respondió con pesar.

- Así que eso es verdad...

- Sí, la diosa nos hizo infertiles... pero eso no me impedirá que ame a los niños - comentó con una sonrisa - Me gustan tanto, que deseo ser maestra.

- ¿Maestra?¿Te refieres a quienes imparten conocimiento en los niños humanos?

- Así es, sé que algún día lo seré, no es fácil pero lo conseguiré.

- Bueno, uno de mis trabajos es similar...

- ¿De verdad?

- Sí, estoy a cargo de educar a mis hermanos menores.

- ¡¿En serio?! - se emocionó ella - ¿Tiene hermanos pequeños? 

- Así es, tengo cinco hermanos pequeños. Los otros príncipes del Infierno, sus nombres son Hazar, Noré, Vittorio, Salomón y Kalir.

- Increible ¿Y como son?

- Tienen personalidades bastante particulares, Hazar y Noré se la pasan peleando, afortunadamente Vittorio y Salomón son tranquilos pero Kalir es demasiado travieso, aun así me las he arreglado para que me obedezcan.

- ¿Y a que se refiere con educarlos?

- Les enseño todo lo que deben saber para ser príncipes, aprender magia, saber pelear, las responsabilidad que tendrán una vez que los reinos se divinan entre ellos.

- ¿Así que cuando crezcan cada uno tendrá a cargo un Reino?

- Así es, estoy ansioso por que eso suceda, así ya no tendré que lidiar con tantos problemas, es agotador encargarse de todos los infiernos, no siempre tengo la oportunidad de escaparme un rato.

- Entonces es un honor para mi que haya decidido pasar su poco tiempo libre conmigo - sonrió ella.

Él se sintió un poco en evidencia pero continuó - Es que me gustaba hablar contigo, siento que puedo relajarme, los demás demonios me tratan con respeto debido a que soy un príncipe, y estoy orgulloso de serlo pero a veces siento que no me dicen realmente lo que piensan por que de cierta forma me temen, y yo no puedo demostrar debilidad. Siempre estoy alerta o a la defensiva, no puedo dejar que se cuestione mi autoridad. Mi sirviente Karos hasta ahora era el único que me decía lo que pensaba, pero cuando te conocí me abriste tu corazón con tanta honestidad que me hizo sentir muy cómodo. Y ahora me estás mostrando un mundo que no conocía, antes para mi las cosas eran blancas o negras, pero ahora veo que también existen los grises y es fascinante.

- Me alegra, temía estarlo aburriendo con mis anécdotas.

- Para nada...

- Me encantaría conocer a sus hermanos algún día, y también verlo a usted lidiando con ellos, aunque es joven podría ser un buen padre - sonrió ella.

- Créeme, a veces se salen de control...

- Y eso debe ser aun mas divertido, aunque creo que para usted no je je - rio con simpatía - ya se está haciendo tarde, es hora de regresar a casa con mi madre - dijo y tomó su bolso junto con la rosa.

- Veo que traes la rosa de esta mañana...- comentó por lo bajo algo celoso.

- Sí, es preciosa, su color blanco es muy puro. Pero la verdad mis favoritas son las rojas.

- ¿Las rosas rojas? ¿Por qué?

- Nada en especial, sólo por que son rojas, en realidad mi color preferido es el rojo, como las manzanas - sonrió.

- ¿Sólo por que son rojas?

- Así es - respondió y miró el cabello de Loxur - A usted le queda bien ese color negro, pero definitivamente su cabello rojo es perfecto - lo halagó.

El diablo se sorprendió y no pudo disimularlo en su mirada, Petra se avergonzó

- Disculpe, fui muy atrevida al decirle algo así, estaba pensando en vos alta...

- ¿Pensando? ¿Entonces piensas en mi? - deslizó astuto él.

- Bueno, sí, es decir que mujer no pensaría en usted, es un hombre atractivo - trató de excusarse nerviosa.

- ¿Te parezco atractivo? - preguntó con cierta picardía.

Ella ya se ruborizó y tapó su rostro con ambas manos - Ay! Disculpeme Señor Loxur, ya no sé ni lo que digo, estoy muy apenada, por favor no piense mal de mi...

El Diablo no pudo ocultar su felicidad, el saber que lo consideraba atractivo le daba esperanzas. Suavemente tocó sus manos y las quitó de su rostro.

- Mirame Petra, no te preocupes no voy a pensar mal de ti... Pero no ocultes tu rostro, tienes unos ojos tan hermosos que es una pena no poder mirarlos... - le dijo seductor.

- Señor Loxur...

- Por favor sólo dime Loxur, tú lo tienes permitido.

- Está bien Loxur...

- Gracias, ¿Me dejas acompañarte hasta tu casa?

- Claro - sonrió - pero primero debo hacer una cosa... - dijo algo misteriosa y tomó la rosa mientras se ponía de pie.

Caminó hasta un la fuente que estaba en el medio del parque y la dejó dentro del agua, a Loxur le llamó la atención y preguntó

- ¿Por qué la dejas allí? ¿Qué significa?

- Es en memoria de una pequeña amiga... Milena... 

- ¿En memoria?...

- Sí, Milena era una niña que conocí en este parque, preciosa, dulce, tan inocente. Pero estaba atravesando una dura enfermedad y cuando podía le gustaba tirar monedas en la fuente para pedir un deseo... ¿Sabes cuál era su deseo Loxur?, quería llegar a ser grande, para poder usar un hermoso vestido de novia el día que se casara... Me conmovió tanto, no pude evitar llorar cuando supe de su muerte... entonces le prometí que yo usaria uno por las dos el día en que contraiga matrimonio...

Loxur sólo la escuchaba en un respetuoso silencio y ella continuó 

- Cada vez que tengo la oportunidad le dejo flores blancas aquí... como aquel vestido que quería usar... los humanos tienen la costumbre de dejar flores en memoria de las personas que murieron y yo respeto sus tradiciones. Cuando Isamel insistió en que me quedará con esta rosa tan bonita automáticamente pensé en traersela a Milena, las flores que son dedicadas con sentimientos son más hermosas - sonrió.

- Comprendo...

- Los humanos son muy frágiles, ¿no lo crees Loxur?

- Sí, lo son...

- ¿Tú que piensas sobre los humanos? 

- Para ser sincero no tengo una opinión formada sobre ellos, si hablara sólo lo haría desde la ignorancia pues recién estoy conociendo su mundo a través de ti... Pero tú puedes decirme más, me interesa saber lo que piensas...

Petra sonrió - Creo que sólo son seres que se esfuerzan por ser felices... no son perfectos pero aún así lo intentan... por eso me identifico con ellos...

- Ya veo...

- ¿Nos vamos?

- Claro - sonrió él y caminó a su lado.

Mientras iban de regreso Petra preguntó 

- ¿Alguna vez has probado la comida humana Loxur?

- No, no he tenido la oportunidad.

- No quiero abusar de tu confianza pero... ¿Te gustaría quedarte a cenar con nosotras?... me gustaria presentarte a mi madre.

El Diablo se sorprendió, no esperaba tener esa posibilidad de tal cercanía con ella. 

- Claro, me encantaría... - respondió, sabía que no podía dejar pasar esa oportunidad.

- ¡Que emoción!, espero que mi comida sea de tu agrado - sonrió - vamos, mi madre debe estar esperándome ya.

Y aceleraron el paso, al llegar el príncipe se sentía algo nervioso, quería caerle bien a su madre ya que era muy importante para ella. Pero cuando ya estaban en la entrada de la casa la joya que Loxur traía en su bolsillo comenzó a brillar.

- Tiene que ser una broma... - suspiró resignado el Diablo.

- ¿Ocurrió algo? Tienes que irte ¿verdad? 

- Desgraciadamente sí...

- Es una pena... Pero si vuelves aquí, la invitación está hecha para que cenemos juntos otro día.

- Gracias... Petra, yo... - quería decirle algo pero en ese momento se abrió la puerta de la casa y se asomó su madre.

- Hija, ¿Estás bien? ¿Con quién hablas? - preguntó la mujer.

- Hola mamá, sí, estoy hablando con un amigo - dijo mientras la tomaba gentilmente del brazo - Te lo presentaré, mamá, él es Loxur.

- Es un placer señora - dijo él y la saludo con una leve reverencia.

Ella lo miro fíjamente por un momento y sonrió - Es un gusto muchacho.

- Había invitado a Loxur a cenar pero lastimosamente tiene que irse ahora, así que será en otra ocasión - continuó Petra.

- Es verdad, será nuestra deuda pendiente, espero regresar un día de estos y cumplirla - respondió él - Adiós, que tengan buena noche - se despidió amable y se retiró lentamente.

- Adiós Loxur... - terminó ella mientras veía al joven partir.

El Diablo se esforzaba por parecer calmo pero al llegar al infierno estaba de un pésimo humor.

- ¿Qué ocurre Karos? Más vale que sea importante... - dijo con un claro gesto de enfado en su rostro.

- Lo lamento Señor, pero hay una disputa territorial en el Reino de la Codicia y si no lo soluciona puede extenderse a los otros reinos... 

- Está bien, ya entendí, llévame allá - dijo y se hizo presente en la zona de conflicto.

Logró solucionar los problemas, imponiendo su autoridad y con un par de golpes de por medio. 
Finalmente al regresar a su Palacio su mal humor no desaparecía, y Karos intentó calmarlo.

- Malditos idiotas, por culpa de su estúpido conflicto me hicieron perder una valiosa oportunidad.

- Lo lamentó Señor, de verdad intenté solucionarlo por mi cuenta pero fue imposible, su figura es necesaria aquí, los demonios lo respetan.

- No te disculpe Karos, sé de tus esfuerzos. Pero aún así estoy molesto, estuve tan cerca... hoy fue tan especial...

- Señor... usted está enamorado de esa joven...

- Sí, lo estoy... Y cada vez más... pero ese tipo aun la anda rondando y yo no pude declararme directamente... necesito volver mañana mismo.

- Perdón Señor pero debo recordarle que en los siguientes días tiene compromisos muy importantes y no pueden postergarse... 

Loxur lo miró con una expresión que helaba la sangre, pero luego se relajó y reflexionó.

- Es verdad... casi los olvido... - dijo ya resignado.

Lamentablemente no podía ir tan rápido como deseaba a ver a Petra, debido a sus obligaciones pasaron unos días hasta que pudo regresar al mundo humano.

Lleno de ansiedad fue directo a la panadería, ya era de tarde, y allí la encontró en la puerta acomodando unas mesas fuera de la misma, tan hermosa como siempre.

Lentamente se acercó 

- Hola Petra - la sorprendió.

- ¡Loxur! - se emocionó ella - Que gustó verte de nuevo.

- Sí, lo siento, estuve muy atareado.

- No te disculpe por favor, sé que eres alguien muy ocupado.

- Aún tenemos una cena pendiente... - deslizó.

- Claro que sí - le sonrió - ya casi acabo mi día de trabajo ¿Podrías esperarme? Antes de ir a casa debo comprar unas cosas.

- Por supuesto Petra, con gusto te espero.

- Gracias- dijo ella y entró al local.

Loxur quedó fuera de este esperando a la joven, pero en ese momento se acercó disimuladamente rápido Ismael, que había presenciado su conversación.

- Buenas tardes Lourent... - lo saludó. 

Loxur lo miró de reojo 

- Hola, Ismael ¿verdad? - el Diablo pudo notar cierta intención de conflicto en su tono y preguntó - ¿Tienes algún problema conmigo?

- De hecho sí lo tengo... La otra noche te vi en el parque con Petra...

El Diablo se puso de frente 

- ¿Y qué?... - respondió intimidante.

- Escucha, no sé quien eres, ni de donde saliste, nunca antes te había visto por aquí pero de lejos ya pude notar claramente tus intenciones con ella.

- ¿Y qué con eso? No hay nada que me importe menos de que tú te hayas dado cuenta.

- Te lo advierto, no creas que simplemente me haré aun lado así no más. Hay muchos hombres tras ella, pero eres el único que se atreve a hacerme competencia.

Loxur comenzaba a molestarse, ambos eran bien parecidos y tenían exactamente el mismo físico.

- ¿Acaso crees que me voy a dejar intimidar por ti? No tienes la menor idea de con quien estás hablando...- respondió Loxur.

- Ya te lo dije, no me interesa quien eres, lo único que debes saber es que Petra será mia... - aseguró descaradamente aquel joven ante la tremenda presencia del Diablo que empezaba a perder la paciencia...


Continuará...

 



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En el texto hay: angel, amor, diablo

Editado: 18.01.2024

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