El Ángel que bailaba con el Diablo 2

Rustem: Capítulo 7

Ananya y los Diablos estaban rodeados por feroces quimeras, bestias que parecían ser híbridos de dos criaturas diferentes, y en variedades inimaginables.
Estas se movían con comodidad en la oscuridad de la cueva, usando la penumbra como un camuflaje

- Parece que la oscuridad les sienta bien para pelear - comentó Vittorio.

- Es verdad, si nos descuidamos atacando por un lado podemos ser golpeados por otra por detrás - respondió Noré.

- Sí, la oscuridad es su entorno natural pero yo les daré la oportunidad para enfrentarlas sin problemas, tengan cuidado de no cegarse - dijo Ananya y, para sorpresa de los Diablos, hizo girar su lanza y la elevó invocando en ella un hechizo de luz, este generó un destello que iluminó la cueva cegando por un instante a la bestias.

Los príncipes salieron rápidamente de su asombro y aprovecharon el momento para atacar a las quimeras, matandolas una por una.
La lanza de Ananya quedó brillando convirtiéndose así en una especie de farola que iluminaba la cueva, ayudando a ver en la oscuridad.
Ella también se dispuso a pelear espalda contra espalda con Rustem, que no dejaba de impresionarse al ver la excelente guerrera que era.

La joven Grifo demostraba una destreza y habilidad que igualaba a la de ellos pese a que, según sus propias palabras, era la primera vez que salía a una expedición así.

Instintivamente habían formado dos equipos, Noré peleaba junto a Vittorio y Rustem con Ananya.
En un momento ella dejó ver una mirada salvaje, Vittorio y Noré detectaron algo recíproco entre las quimeras y ella, una profunda sed de sangre.
Observando la situación en detenimiento Vittorio notó que las bestias sólo parecían ir tras Ananya en cuanto advertían su presencia, y con sólo eso pudo deducir a que se debía la prohibición de contacto.

Cuando la joven atravesó el corazón de la última quimera los Diablos se acercaron a ella, apenas estaba agitada pero se la veía llena de adrenalina 

- ¿Están bien? - preguntó Ananya al verlos acercarse.

- Sí, sin un rasguño. Eso fue impresionante Ananya, nunca imaginé que esa arma pudiese brillar - comentó Noré mirando su lanza.

- Sí, por eso la traje - sonrió - es un tesoro de la familia, dicen que está forjada con un rayo del sol, por eso su nombre es Lanza del Sol, las quimeras se ciegan con su luz por vivir en la oscuridad.

- Pude notar un rencor recíproco entre tu y ellas... ¿esa es la razón por la que tienen prohibido enfrentarse?... se odian a muerte ¿no es así?...

- Sí... en la antigüedad los Grifos y las Quimeras tuvimos enfrentamientos tan terribles que desatabamos un reguero de destrucción en las tierras del infierno. Las quimeras buscaban entrar a nuestras tierras para robar y nosotros a las suyas para recuperar lo que se llevaban, era algo que no tenía fin, somos seres opuestos, destinados a enfrentarnos reduciendonos a nuestros instintos más salvajes, siempre a muerte...
Cuando el reinado de los Diablos comenzó nuestra gente llegó al acuerdo de que evitariamos el contacto con las quimeras y se nos permitió cerrar nuestro territorio con una barrera protectora para que ya no pudiesen entrar, pero mientras la Quimera original posea la Copa, otras quimeras menores seguirán naciendo sin control y, cómo ya dijo tu hermano Salomón, son una plaga, lo destruyen todo por que su naturaleza se lo pide... y respondiendo a tu pregunta Noré, lamentablemente no pudimos recuperar el tesoro antes de que se diera el pacto, la última vez que mis ancestros la enfrentaron se había vuelto tan fuerte que no pudieron con ella...

- Ya veo... por eso tu padre aceptó la propuesta, ¿Recuperarla es muy importante para ustedes verdad? - preguntó Rustem.

- Sí, es nuestro orgullo cumplir con el deber que se nos asignó, se han perdido tantas vidas tratando de recuperarla... un objeto tan poderoso no debe estar en el poder de un ser tan codicioso y salvaje como lo es la Quimera...

- Bien... entonces sigamos... - dijo Vittorio y continuaron por el túnel.

Mientras caminaban Rustem preguntó 

- ¿Por qué estás entrenada como una guerrera si las mujeres de tu Clan tiene prohibido salir?

- Es verdad, tenemos prohibido salir, pero nos entrenan para ser guardianas internas, por si alguna vez nos invaden.

- Tus hermanos se ven muy fuertes - comentó Noré.

- Sí, lo son - sonrió.

- Cuando dices que eres perezosa ¿te refieres a entrenar con ellos? - continuó Rustem.

- Sí, me divierto pero... el cuerpo me pide salir a pelear, enfrentar desafíos... ser libre... supongo que es por la sangre de mis ancestros en mi que hierve por pelear por lo que cree justo...

- ¿A qué te refieres?

- ¿Sabes por que somos tan pocas las mujeres Grifo?... por que en la antigüedad las verdaderas guerreras del Clan éramos nosotras...

- ¿Qué? - se sorprendieron los tres Diablos.

- Sí, por naturaleza las mujeres Grifo somos más fuertes que los hombres, y por decreto éramos las primeras en la línea de batalla, y como consecuencia muchas de ellas murieron... Cuando el pacto se concretó la cantidad de mujeres Grifo en el Clan se había reducido drásticamente, y los bebés que nacieron después fueron en su mayoría hombres así que por eso somos pocas... los hombres del Clan nos sobreprotegen por esto, nos valoran, nos tratan como reinas, pero por miedo a que nos pase algo no nos dejan salir a pelear ni enfrentar el mundo... yo.... quiero demostrarle a mi papá que no soy una niña que debe proteger ni ocultar, soy una mujer, una guerrera dispuesta a pelear por lo que ama Rustem... - dijo mirándolo profundamente.

- Ananya... - se sonrojó levemente el joven Diablo.

Al avanzar se toparon con una bifurcación del camino, este se dividía entre una enorme entrada a una segunda cueva y en la continuación del camino por el que ya venían.

- Por el tamaño de esa entrada allí debe estar la Quimera - dijo Ananya.

- Impresionante, en verdad es enorme - respondió Rustem y pudo notar que ella traía puesto el anillo de compromiso - Traes el anillo... - murmuró.

- Sí, le pedí a mi papá que me dejase usarlo por lo menos hasta saber si podías cumplir con la misión... pero no iba a quedarme tranquila en mi cuarto sabiendo que corrías peligro aquí, por eso vine a hacer mi parte. Esto de verdad es importante para mi Rustem, de verdad quiero ser tu esposa... no es un juego para mi, te amo... - aseguró mientras le tomaba la mano.

- Ananya... yo también te am- intentó decir pero varios rugidos comenzaron a escucharse, parecían venir del camino que ya transitaban.

- Allí vienen más... - dijo Vittorio.

- Sí, ustedes entren a la cueva, averigüen si la Quimera original está allí, yo distraeré a las menores.

- ¿Qué? No vamos a dejarte sola Ananya - reclamó Rustem.

- No hay tiempo, no tiene sentido que gasten su energía en estas quimeras, guardenlas para la mayor - dijo ella y nuevamente hizo brillar su lanza mientras veía como las bestias se acercaban corriendo - ¡Vayan! - gritó por último y se fue volando continuando el camino derecho, llamando así la atención de las quimeras menores.

- ¡Ananya! - gritó el joven Diablo mientras veían como las bestias se iban tras ella.

- Es impresionante, en verdad sólo la persiguen a ella, los debe atraer su olor...- comentó Vittorio.

- ¡No puedo dejarla ir sola, es una locura! - continuó Rustem.

- Déjala Rustem, confía en ella, es una guerrera nata, puede manejarlo - dijo Noré.

- Noré tiene razón, entremos de una vez, no malgastemos su esfuerzo... - terminó por convencerlo Vittorio y entraron a la enorme cueva con sus espadas en mano.

Al ingresar se sorprendieron de ver lo espaciosa que era, estaba oscura pero desde lo más alto entraba por un agujero un haz de luz que iluminaba una enorme montaña de oro y tesoros en el centro de la misma, aunque parecía que la bestia no se encontraba en ella.

- ¿Y esto?, ¿acaso no está aquí? - preguntó Rustem.

- No bajen la guardia, puede estar ocult- intentó decir Noré pero al levantar la vista vio tres pares de ojos rojos que los observaban desde la penumbra en lo alto de la cueva.

- ¡Cuidado está en la pared ! - gritó y bestia se abalanzó sobre ellos saltando desde lo más alto, efectivamente, ella se había percatado de su presencia y trepó a la pared para sorprenderlos.

Los tres Diablos rápidamente se dispersaron para esquivarla y al verla en detenimiento no podían disimular su impresión. En verdad no se parecía a nada que hubiesen visto, era enorme y monstruosa. Tenía el cuerpo y cabeza de león, una segunda cabeza de cabra anexada a esta y una tercera cabeza de dragón que nacía desde la punta de su cola además de alas, era impactante

- Que veo... son Diablos... así que finalmente se decidieron a venir por mi... - dijo la criatura con una voz monstruosa a coro con sus tres cabezas.

- No puede ser... ¡Puede hablar! - se sorprendió Rustem. 

- Claro que puedo hablar Diablo ignorante, ¿A qué han venido? - preguntó la Quimera.

- Venimos por el tesoro de Karioris - respondió Vittorio - ¿Lo entregarás o prefieres que lo tomemos a la fuerza?

La bestia soltó una carcajada - Podría entregárselos, pero ¿Dónde quedaría mi orgullo?, prefiero morir en una buena batalla que sobrevivir como un cobarde... aunque ustedes no son rivales para mi... y se los demostraré - dijo por último y se impulsó hacia arriba con sus alas para, con su cabeza de dragón, lanzar llamas creando un círculo de fuego que rodeaba toda la cueva cerrando la salida.

- Ustedes vinieron a enfrentarme... ahora atenganse a las consecuencias... - aseguró la Quimera.

Mientras tanto en el Reino del Orgullo, Loxur se encontraba en el jardín disfrutando de la compañía de Petra y Aronis cuando fue sorprendido por Falen y sus hijos

- ¡Loxur! - exclamó este.

- Falen ¿Qué haces aquí?

- ¿Dónde está tu hermano? El mocoso.

- ¿Rustem? Él ya se fue al Nido de las Quimeras con mis otros dos hermanos, ya deben estar dentro de la misma.

- ¡¿Ya se fue?! ¡Maldita sea!

- ¿Cual es el problema?

- Ananya no está por ningún lado ni tampoco encuentro el arma de la familia, seguro se fue tras tu hermano.

- ¿Estás sugiriendo que ella entró a la cueva con ellos?

- Estoy seguro, vamos por ella.

- Sí - dijo por último Loxur y partió en compañía de los Grifos - No entiendo de donde sacó el coraje para sumarse a la misión - comentó.

- Ananya es una excelente guerrera, pero no tiene experiencia enfrentado otras bestias... y eso me preocupa...

- No sabía que peleaba...

- Maldición, ahora entiendo porque no se preocupó cuando quedamos de acuerdo en que ese mocoso iría por el tesoro... desde un principio pensó en ir a ayudarlo... de verdad debe amarlo...

Loxur lo oía reflexionar mientras se dirigían a la salida del Reino para ser transportados y Falen continuó 

- Debí haber cedido... nunca imaginé que para ella sería tan importante... pensé que era uno más de sus tantos caprichos... y también creí que el mocoso se acobardaría... 

- Honestamente yo también me sorprendí pero Rustem esta decidido a casarse con ella por eso está cumpliendo su parte del trato, sé que es arriesgado por eso envíe a mis otros dos hermanos con él.

- Aún así no será suficiente Loxur, mi hija lleva una carga muy pesada que no puede manejar... 

- ¿De qué estás hablando Falen? - preguntó ya algo preocupado.

- No puedo perderla Loxur... Ananya es mi tesoro... no puedo perder otra mujer amada en las garras de esa criatura desgraciada... - terminó de decir el Grifo con una expresión sería y triste a la vez.

Mientras ellos iban en camino los tres Diablos se enfrentaban sin descanso a la Quimera. Al principio creyeron que no sería tan difícil pero durante el combate se percataron de un dato perturbador, aquella criatura no tenía puntos ciegos, sus tres cabezas actuaban como centinelas, siempre alerta. 

Trataban de atacarla por separado pero el hecho de recordar que si eran heridos por ella se convertirián en quimeras los obligaba a retroceder y tratar de pelear a distancia, algo que en esa circunstancia parecía inútil, necesitaban al menos deshacerse de una cabeza.

Cada paso de la bestia retumbaba en la cueva, el calor del fuego era abrasador y el hecho de que podía volar y trepar por las paredes sin ninguna duda le daba la ventaja, Rustem era el más ágil, siempre demostró mayor velocidad pero no podía apartar del todo sus pensamientos de preocupación sobre Ananya.

La bestia nuevamente tomó vuelo y Vittorio aprovechó para acercarse corriendo a sus hermanos

- ¡Concentrate Rustem, si te distraes morirás! - exclamó - necesito su ayuda, intentaré petrificar al menos una de sus cabezas pero debo quedarme quieto un momento para hacer contacto visual. 

- Bien, yo distraeré la de dragón que está en su cola - dijo Noré.

- Y yo la de león, así que ve por la de cabra que parece la mejor opción - siguió Rustem.

- Entendido.

En ese momento la bestia descendió y, como acordaron, Noré corrió hacia atrás para llamar la atención del dragón mientras que Rustem hizo lo propio con el león distrayéndolo esquivando sus zarpasos. Vittorio se colocó delante de la cabra que parecía ser la más dócil pero no contaba con que la Quimera detectaría su plan y en cuanto intentó levantar su parche la bestia decidió ignorar a Noré para usar su cola a toda velocidad y golpear con terrible violencia a Vittorio haciendo que impactase de lleno contra la pared 

- ¡¡¡Vittorio!!! - exclamaron a coro Noré y Rustem.

- Ya me di cuenta de lo que puedes hacer... puedo oler a Medusa en ti Diablo... no te dejaré hacer eso - aseguró la Quimera. 

Ambos hermanos intentaron correr a ayudarlo pero Rustem fue apresado por una de las enormes patas delanteras de la bestia

- Tu eres muy rápido, mejor te mato primero, aunque sería interesante ver una quimera hecha contigo... - dijo mientras lo aprisionaba más contra el suelo quitándole la respiración.

En ese momento una lanza entró volando por la entrada clavandose en el suelo provocando nuevamente un destello de luz que cegó por un instante a la bestia.

- ¡No lo toques! - se escuchó desde fuera y los tres Diablos pudieron apreciar a Ananya entrando volando por encima de las llamas.

La joven rápidamente tomó la lanza y con increíble destreza hirió la pata que apresaba a Rustem haciendo que lo liberase y lo tomó de la ropa para llevarlo a toda velocidad junto a sus hermanos.

- Anan...ya... estás... bien... - murmuró Rustem ya recobrando el aire.

- Claro que estoy bien, esas bestias sucias no son rivales para mi... volví por ti... - aseguró ella con una tímida sonrisa mientras acariciaba su rostro, nuevamente se puso de pie tomando postura para pelear mientras les daba la espalda - ¿Vittorio estás bien? - preguntó.

- Sí... pero creo que me rompió dos costillas... - dijo tomándose el costado derecho ayudado por Noré.

- Entiendo, toma Rustem - dijo ella y le entregó el anillo de transporte que llevaba con ella.

- ¿Qué significa esto Ananya?

- Usenla para salir de aquí si ven que la situación se pone peor... yo me encargaré de esto... - dijo mirando desafiante a la bestia que le devolvía una mirada igual.

- ¿Qué? ¿Pretendes enfrentarla tu sola? - continuó Noré.

- Así es, no dejaré que los convierta en quimeras... yo los protegeré...

- ¡Es una locura Ananya, eres fuerte pero no podrás con ella, hagamos otro plan! - exclamó Rustem.

- Este siempre fue el plan Rustem... - sonrió tímidamente - espérame, te prometo que saldremos de esta... - dijo por último y clavó su lanza en el suelo para luego acercarse a la bestia lentamente que, extrañamente, parecía esperarla.

- ¿Qué está haciendo?... - preguntó Vittorio.

- ¡Ananya! - gritó Rustem.

- Oh... una Grifo... hace años que no veía uno de ustedes... imaginé que algún día volverían por venganza pero que envíen a una niña es casi un insulto... - dijo la Quimera.

- No te preocupes, conmigo tendrás suficiente... - respondió orgullosa la joven.

- Vaya que eres atrevida... un momento, creo que reconozco tu olor... sí... tienes el mismo olor de esa Grifo estúpida que creyó que podía enfrentarme sola... ¿Acaso era tu pariente?...

- Cierra la boca, estás hablando de mi madre bestia despreciable... - dijo con un gesto de furia.

- Ahh, así que otra descendiente del Grifo Albino, el Grifo Original... ¿otra que viene a reivindicar a sus muertos?... tu madre también quiso buscar "Justicia" por sí misma pero ya sabes como acabó, destrozada por mis garras - sonrió con cinismo. 

Ananya apretó los puños en señal de furia por sus palabras y la bestia siguió 

- Aunque debo decir que fue la que mejor pelea me dio hasta el momento, se acercó bastante y hasta dejó su marca en mi... - dijo mostrando las huellas de unas garras en su pecho - pero ahora que estás aquí te cobraré a ti estas cicatrices...

- Ya lo veremos...

- Si quieres honrar su memoria dame una buena pelea niña, de lo contrario ni siquiera lo intentes o te aplastaré igual que a tu madre... 

- Así será... será la mejor y la última para ti... - terminó por decir Ananya y con sus uñas rasgó los tatuajes de magia que traía en su pierna izquierda.

- No puede ser... - murmuró Noré y frente a los ojos de los tres Diablos la joven se convirtió en una imponente Grifo de aspecto albino, cuerpo de león, cabeza y alas de águila, igualaba en tamaño a la Quimera y eran tan blanco que parecía irradiar luz propia.

- A...nanya... - dijo casi sin voz Rustem al verla.

Tanto la Quimera como el Grifo dieron un estremecedor rugido que señalaba el inicio de una batalla a muerte, ambos tomaron vuelo y se impulsaron hacia arriba hasta romper el techo de la cueva saliendo así al exterior, su pelea se había trasladado a los aires.

En ese momento se acercaban a la zona Loxur y los Grifos, todos quedaron atónitos al ver desde lejos a ambas bestias en el aire enfrentándose, y Falen murmuró 

- Ananya no... llegamos tarde... 


Continuará...



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En el texto hay: angel, amor, diablo

Editado: 18.01.2024

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