- ¡¿Qué dijo?! ¡¿Quiere sellarla hasta que muera?! - se desesperó Rustem.
- No quiero, pero tengo que hacerlo... - respondió Falen.
- ¡No!, no pueden hacer eso, tiene que haber otra forma.
- Mírala muchacho, si no la detenemos destruirá todo este lugar, cientos de demonios desaparecerán bajo sus llamas. Prefiero que duerma a que Loxur tenga que matarla frente a mis ojos...
Rustem miró a Loxur y este conservaba una mirada seria hacia la bestia.
- No dejaré que le hagan eso - dijo y extendió sus alas dispuesto a volar pero Noré le tomó el brazo para detenerlo.
- No te acerques Rustem, créeme, sé por lo que está pasando Ananya. En estos momentos debe estar invadida por las memorias de todas las descendientes que hayan cargado al Grifo Albino, las batallas que hayan librado, sus muertes... ahora esta reducida al intelecto de un animal salvaje que busca defenderse, creerá que todos son sus enemigos y los matará...
- ¡Pero tú pudiste recobrarte! ¡¿Por qué ella no podría?!
- Es diferente, por lo que entiendo nunca la entrenaron para liberar su poder ¿No es así? - preguntó Noré y Falen asintió en silencio - sólo la instruyeron para defenderse de forma básica y sellaron su descendencia pensando que nunca la utilizaría... en mi caso nuestro padre lo selló pero para que fuese domándolo de a poco mediante el entrenamiento...
- No es justo, Ananya no tiene la culpa... sólo peleó por lo que creyó justo, para defendernos... no merece que la duerman como si fuese un maldito mosntruo... - reclamó Rustem.
- Ya lo sé, es sólo mi culpa... sólo quería protegerla... - murmuró Falen.
- Loxur, por favor, no la selles... debe haber otra solución... - continuó el joven Diablo.
- Sí, creo que hay una segunda opción... Falen, ¿Esa lanza esta ligada directamente a tu familia? - preguntó Loxur mirando el arma.
- Sí, fue un regalo de los Dioses, está hecha con un rayo del sol y un garra de Grifo...
- Entiendo, te propongo sellarla fuera de su cuerpo.
- Estás diciendo que...
- Sí, tengo el conocimiento para sellar a la bestia en la lanza, pero sabes lo que eso implica...
- Sí...
- ¿Crees que ella lo aceptará?
- No lo sé... pero es eso o nada...
- Yo la ayudaré a superarlo - intervino Rustem - lo que sea... no la dejaré sola...
- Bien... entonces necesito que se quede quieta, debo clavar la lanza en su corazón.
- ¿Qué? ¿Eso es seguro? - Preguntó el joven Diablo.
- Confía en mi Rustem, sólo dame la oportunidad, si fallo la terminaré dañando - aseguró Loxur.
- Está bien, déjamelo a mi - terminó por decir Rustem y se alzó en vuelo buscando calmar a Ananya.
Al verlo acercarse, la Grifo arremetía contra él una y otra vez pero Rustem esquivaba todos sus ataques con su tremenda agilidad, mientras tanto Noré se acercó al cadaver de la Quimera para arrancarle la lanza y Loxur repasaba en su mente el encantamiento para cumplir su objetivo.
El joven Diablo continuaba tratando de acercarse, Falen y sus hijos admiraban desde la tierra la determinación de Rustem, sabían que todo dependía de él pues si intervenían solo alterarían aun más a Ananya.
- ¡Ananya! ¡Escuchame por favor! - le pedía - ¡Tienes que reaccionar! - dijo y de imprevisto recibió un coletazo de ella pero buscó reponerse rápidamente e intentó acercarse una vez más. Continuó así hasta que luego de varios intentos logró tocar su pico y hacer contacto visual
- Ya basta Ananya... ¡Tú me lo dijiste, dijiste que saldríamos juntos de esta! - exclamó y por un segundo ella pareció aplacar su furia.
Rustem pudo reconocer la mirada de Ananya atraves de esos enormes ojos y sin temor se acercó más hasta juntar su frente con la del Grifo - Así que aquí estoy... te estoy esperando... no me abandones Ananya por favor... Te amo... - le susurró y la bestia cerró sus ojos un segundo junto a Rustem para luego terminar oyendose un terrible rugido de dolor en su voz.
Loxur había aprovechado ese mínimo instante para arrojar con toda su fuerza la lanza, logrando clavarla de un tiro certero en el corazón de la Grifo, procediendo de ese modo a sellarla como prometió.
Así, ante la mirada atónita de Rustem, la imagen de aquella bestia se fue desvaneciendo hasta reducirse nuevamente a la forma original de Ananya
- Ananya... - suspiró él y cuando el hechizo se concretó la joven comenzó a caer violentamente a la par de la lanza.
Rustem se lanzó en picada hasta alcanzarla y la atrapó entre sus brazos, abriendo sus alas para descender con delicadeza cargando con la joven.
Lo habían conseguido, la muchacha había regresado a la normalidad, pudo notar que traía las heridas causadas por la Quimera pero lo que más lo impactó fue ver que las alas de Ananya ya no eran blancas, no, se habían tornado de un color café, al igual que las de sus hermanos.
- ¡Hija! - exclamó Falen y se acercó mientras Rustem aterrizaba.
- Bien hecho Rustem - comentó Loxur.
- Loxur, ¿Qué le ocurre? ¿Qué pasó con sus alas?
- Al sellar la bestia en la lanza de su familia también sellé sus poderes de Grifo Albino.
- Eso queire decir que...
- Sí, ya no posee los poderes de su descendencia, ahora es un Grifo como el resto...
- Oh... ya veo... ¿Ella estará bien?
Loxur se acercó y la tocó para sanarla - No te preocupes, ella estará bien, llévala a su hogar Rustem.
- Te refieres a-
- Sí, vamos a nuestras tierras - continuó Falen - Gracias Loxur, salvaste la vida de mi hija, estoy en deuda contigo.
- Yo solo hice una parte, quien realmente merece el reconocimiento está a tu lado - respondió el Diablo mayor señaldo con la vista a Rustem.
- Es verdad... te debo una... mocoso...
- No fue nada...
- Asegurate de ocultar bien esa arma Falen, sabes lo que ahora significa. Todo el poder del Grifo Albino se encuentra en ella, quien posea esa lanza y logre dominarla será dueño de la fuerza de la que fuimos testigos...- continuó Loxur.
- Sí...
- Yo me ocuparé de todo aquí, así que regresen. Avisenme como evolucionó Ananya.
- Entendido, vamos muchacho.
- S-Sí - respondió algo nervioso Rustem y se marcharon.
Loxur, Noré y Vittorio quedaron alli mienttas observaban como Rustem se retiraba en compañía de los Grifos.
- Vaya... todo ha sido una completa locura - comentó Vittorio.
- Sí que lo fue.
- ¿Estás seguro que ella estará bien? - continuó Noré.
- Sí, lo unico que me preocupa es su orgullo, pero dependerá de Rustem ayudarla a sobrellevarlo.
- Entiendo.
- Bueno, necesito pedirles un encargo más.
- ¿Qué?
- Sí, aun nos falta sacar la copa del estómago de la Quimera, así que busquemosla - ordenó el Diablo mayor a sus hemanos que ya se habían resignado a ello.
Mientras tanto Falen llevó a Rustem a su palacio y lo guió hasta la habitación de Ananya, permitiéndole quedarse allí
- ¿De verdad puedo quedarme aquí? - preguntó el joven Diablo.
- Sí, ella necesitará alguien que la contengan cuando despierte, y ese seguro eres tú - respondió Falen ya abandonando el cuarto - Gracias... muchacho - terminó por decir ir y se marchó.
Rustem colocó a la joven en la cama y se sentó a su lado esperando a que despertase, pero al verla no pudo evitar sentir deseos de recostarse a su lado para abrazarla con delicadeza
- Ananya... - murmuró y se quedó dormido sintiendo el aroma de su piel.
Ya cuando Noré y Vittorio acabaron de cumplir el último pedido de Loxur regresaron al mundo humano.
Vittorio recogió a Zafira, quien se encontraba en la casa de Anaciel, y se marcharon a su propio hogar, allí le contó todo lo ocurrido
- ¡¿Entonces la bestia te causó fracturas?! - se preocupó ella.
- Sí pero no te preocupes, Loxur me sanó, así que ya estoy bien... - respondió Vittorio sentándose en la cama.
- Tu lo dices así pero no me acostumbro a ello... me preocupa que te lastimen seriamente... - dijo ya acercándose a él - prometeme que te cuidarás más la proxima vez pues... - tomó la mano de él y la colocó sobre su vientre - ya no soy sólo yo quien te espera aquí Vittorio... - sonrió.
El Diablo se emocionó
- Zafira... ¿Estás diciendo que...
- Sí... estoy embarazada... hoy Anaciel me llevó a un doctor y me lo confirmó.
Vittorio, sin dejar de tocar su vientre la sentó sobre su rodilla y la besó con ternura - ¿Tienes miedo?... - preguntó.
- Un poco... pero sé que si estás a mi lado nada malo me puede pasar... así lo siento desde el primer día que te vi...
Mientras tanto en la tierra de los Grifos, Ananya finalmente había despertado y se encontró con Rustem durmiendo a su lado, una lagrima de alivió rodó por su mejilla y lo besó con suavidad para despertarlo
- Ananya... - murmuró Rustem sobresaltado y se abrazó a ella con fuerza.
- Rustem... mi amor... - dijo ella correspondiendo su abrazo.
- Tenía tanto miedo de perderte... estoy tan feliz de que hayas regresado...
- Rustem... ¿Qué me ocurrió? - preguntó y el Diablo procedió a contarle.
- Entonces... ¿Perdí mi poder?... - indagó ella al ver sus alas que ahora eran de color café.
- Sí... yo... lo siento Ananya...
- No te disculpes, es sólo mi culpa... Si hubiese sido más fuerte podría haberlo controlado, pero no lo logré... ustedes hicieron demasiado al salvarme de dormir por siempre... te lo agradezco...
En ese instante entró Falen a la habitación
- ¡Ananya! - se emocionó y la abrazó con fuerza.
- ¡Papá! Perdóname... te puse en peligro... yo...
- Por favor hija no digas nada... una guerrera no tiene que dar explicaciones cuando pelea por justicia... tu madre estaría orgullosa de ti... ven conmigo - le dijo y la llevó a asomarse al balcón de su habitación donde pudo apreciar a todos los Grifos, entre ellos sus hermanos, reverencíandola, la joven estaba conmovida
- Eres mi niña... pero también nuestra reina Ananya, sientete orgullosa de ello... - aseguró Falen.
Ese mismo día Loxur le entregó la copa de Karioris a los Grifos y estos la guardaron, junto con la lanza, en la mayor bobeda de sus tierras ya que ambos objetos se habían convertido en algo extremamdamente peligroso para el balance del Infierno.
En los siguientes días todo se estabilizó, el reinado de caos de la Quimera había llegado a su fin, Falen aceptó que Ananya y Rustem se viesen, y aunque ella demostraba una sonrisa en el fondo él podía sentir que aun sufría por algo, así que decidió llevarla a un lugar especial para él...
- ¿Dónde estamos Rustem? - preguntó en su apariencia humana frente a la entrada a una casa.
- Te traje a conocer a alguien muy especial... - respondió y tocó la puerta.
Lentamente esta se abrió y fueron recibidos por Siry
- Hola, bienvenidos - sonrió la pequeña.
Al verla Ananya quedó enamorada de lo tierna que se veía
- Rustem... ¡¿Quién es esta criatura tan adorable?! - preguntó.
- Es mi sobrina Siry.
- ¡Es muy hermosa! - exclamó mientras la abrazaba - ¡yo quiero una para mi!
- No es un juguete Ananya...
- ¿Dijiste sobrina? Entonces... - dedujo y vio a una mujer acercarse por detrás de la niña
- Bienvenidos chicos, adelante - dijo Anaciel y los invitó a pasar - Así que tu eres Ananya, en verdad eres muy hermosa - sonrió.
- Muchas gracias... - dijo algo tímida, nunca imaginó que Rustem la llevaría a conocer a Anaciel, aquella mujer que era especial para él.
Ya era de tarde y Anaciel preparó té para recibirlos en el jardín, en ese momento también apareció Bastian y se abalanzó sobre el joven Diablo
- ¡Tío Rustem! ¡Viniste!
- Sí, lo siento estuvimos algo ocupados pero ya estoy aquí sonrió.
Ananya desconocía esa faceta de Rustem, tan afectuosa con los niños, estaba encantada al verlo interactuar con ellos.
- Tío Rustem me llevas a comprar unos dulces por favor... - le pidió Siry.
- ¿Siry que hablamos sobre pedir dulces? - dijo Anaciel.
- Déjala por favor Anaciel, si me lo pide así no me puedo negar a nada, ¿Puedo llevarlos?
- Está bien, pero no tarden mucho, en un rato haré la cena.
- Sí ¿Vamos chicos?. Oh! ¿Podrías esperarme aquí Ananya? Enseguida regreso.
- E-Está bien - respondió ella algo nerviosa por quedarse a solas con Anaciel.
Al verlos irse Anaciel comentó
- Los niños aman a Rustem, estoy segura que será un buen padre - sonrió.
- Sí... yo también lo creo.
- Noré me contó lo que sucedió, y de lo excelente guerrera que eres - dijo ya tomando asiento a su lado en la banca.
- ¿Eso dijo de mi? - se sorprendió.
- Sí.
- Ojalá hubiese sido cierto... si fuese tan buena guerrera hubiera controlado el poder del Grifo y no habrían tenido que sacarlo de mi cuerpo... - se lamentó.
- ¿Era algo especial para ti?
- Sí... Sé que fue lo mejor, pero no puedo evitarlo, me siento triste... perdí mis alas blancas, era el unico recuerdo que tenía de mamá... gracias al poder del Grifo Albino me sentía unida a ella... ahora... es como si no tuviese nada que nos conecte...
- Ananya... a veces nos aferramos a ciertas cosas o simbolismos creyendo que sólo en ellas se encierran nuestros recuerdos... pero no es verdad.
- ¿Que quieres decir?
- Tu madre no está en las alas blancas del Grifo, ella está en tu corazón...
En los sentimientos que te despierta recordarla, imaginarla... mientras siempre la tengas presente estarás unida a ella...
Los ojos de la princesa se llenaron de lágrimas pero se esforzaba por disimular.
- ¿Quieres llorar? - preguntó Anaciel.
- Eh? - se sorprendió.
- Apuesto a que no has llorado desde que todo ocurrió.
- No quería que nadie me viese llorar... todo es mi culpa... no quiero que se sientan culpables...
Anaciel pasó su brazo sobre el hombro de Ananya y la acercó a ella hasta chocar sus cabezas
- Eres una orgullosa guerrera, pero tienes el corazón de una niña y eso es hermoso... no temas demostrar tu tristeza, la gente que de verdad te ama jamás pensará que eres debil, sólo quieren que seas felíz, así que deja salir la tristeza para que puedas sonreir sin esforzarte por esconder tus lágrimas...
Ananya ya no podía contenerse, las lágrimas escapaban de ella y terminó llorando abrazada a Anaciel mientras esta le acariciaba la cabeza como si fuese uno de sus hijos.
Ya más tranquila Anaciel preguntó
- ¿Te sientes mejor?
- Sí... que verguenza... recién te conozco y estoy llorando como una niña frente a ti... disculpame...
Anaciel sonrió y respondió
- No te disculpes, ¿me ayudas a preparar la cena? Seguro que Rustem ya está volviendo con los niños.
- Está bien - dijo algo apenada.
Al llegar a la cocina Ananya comentó
- Perdón Anaciel pero yo no he hecho nunca esto... pues como soy una princesa yo...
- Tranquila Ananya, no te asustes, no es difícil - dijo risueña - si lo deseas te enseñaré a preparar la comida favorita de Rustem.
- ¡¿Qué?! ¿De verdad? - se sorprendió.
- Sí, ¿me ayudas a atarme el delantal por favor? - le pidió mientras ella se hacía una cola alta en el cabello.
En ese momento Ananya logró ver como dos cicatrices se asomaban por el sutil escote en la espalda del vestido de Anaciel, no pudo evitar estremecerse, recordó lo que Rustem le contó sobre la pérdida de sus alas. Terminó por atarle el delantal y ella agradeció.
- Anaciel...
- ¿Sí?
- ¿Puedo preguntarte algo?...
- Claro.
- ¿Tú... no extrañas tus alas?...
- Eh?
- Rustem me contó que las perdiste por un conflicto entre tu esposo y otro de sus hermanos...
- Es verdad.
- ¿No las extrañas?... ¿Es doloroso?
- No es doloroso, si miro hacia atrás quizas sienta nostalgia, pero si miro hacia delante no las extraño para nada
- ¿Por qué?
- Porque Noré y mis hijos valen cada pluma que perdí y cada año de vida que no tendré... - dijo segura con una sonrisa.
La joven princesa quedó impactada por sus palabras, eran tan sencillas pero llenas de verdad.
Así, entre risas y comentarios se dispusieron a cocinar.
Ananya no podía creer que se estaba divirtiendo de ese modo con alguien a quien acababa de conocer, era la primera vez que tenía un vínculo así, pues en su tierra todos la trataban como a una reina, con respeto y cierta distancia, no tenía a nadie a quien llamar amiga.
- ¡Ya volvimos mamá! - se escuchó en la voz de Bastian.
- Justo a tiempo, vamos a cenar, Ananya me ayudó a prepararla - sonrió Anaciel.
- ¿De verdad? Entonces será aun mejor - comentó Rustem y la joven le devolvió una enorme sonrisa.
Fue en ese momento en que él se dio cuenta que Anaciel nuevamente había hecho su magia, consolar el alma de las personas.
Disfrutaron de una cena a gusto y se despidieron con la promesa de regresar para el cumpleaños de Anaciel, de camino de regreso Ananya comentó
- De verdad me sorprendiste, ¿Por qué me trajiste aquí?
- Imaginé que hablar con ella te haría bien, Anaciel tiene un don para hacer sentir mejor a cualquiera...
- Es cierto... luego de hablar con ella me sentí un poco tonta por estar sufriendo por algo que no reviste tanta importancia... yo por lo menos conservo mis alas, ella ya nos las tendrá jamás pero no sufre por ello... es admirable..
- Sí lo es...
- Debo admitir que al principio pensé que estaría celosa de ella, pues sé que le tienes mucha estima... pero ahora entiendo porque y diré que yo también me declaró su amiga - sonrió .
- ¿De verdad?
- Sí, es más, hasta me atrevo a decir que quiero ser su hermana y por eso vendré muchas veces a verla - dijo orgullosa.
- Oh... presiento que a alguien no le va a gustar eso último... - comentó por lo bajo.
Al día siguiente ambos jóvenes se encontraban reunidos con Loxur, Falen y los hermanos de ambos, como testigos, para determinar la decisión final sobre su matrimonio.
- En vista de los hechos transcurridos y el valor que demostró tu hermano a la hora de cumplir su palabra he decidido que aceptaré que se case con mi hija - declaró Falen.
- ¿De verdad? - se sorprendió Rustem, hasta último momento pensó que aquello podía no darse.
- Sí, mi hija te ama y segun tus palabras y actos tu también así que he decidido ser flexible en esto y aceptar que seas el primer esposo de mi hija.
- Eh? Disculpe, ¿Qué quiso decir con primer esposo? - preguntó atónito el joven Diablo.
- Eso mismo, que serás el primer esposo. Las mujeres Grifo, al ser pocas, tienen derecho a tener varios esposos - afirmó el Grifo.
Los Diablos quedaron nuevamente en silencio, desconocían aquella regla.
- Esto es demasiado para mi... - dijo Vittorio.
- Yo debo admitir que lo estoy disfrutando un poco, la cara de Rustem en este momento no tiene precio - sonrió Noré.
- ¡Pe-Pero Ananya! ¡¿Por qué no me dijiste esto?! - reclamó.
- ¿Cual es el problema? Ustedes también son poligamos - respondió ella.
- ¿Hay algun problema con eso? ¿Quieres desistir del matrimonio? - preguntó Falen.
- ¡No! - dijo y tomó la mano de Ananya - yo de verdad amo a su hija y voy a casarme con ella.
- Excelente, entonces queda oficializado el compromiso. Bienvenido a la familia Rustem... - terminó por decir Falen y quedaron en fijar una proxima fecha para el mismo.
Los días pasaron llegando así el cumpleaños de Anaciel, era una celebración intima pero amena, allí estaba Noré y sus hijos, Vittorio con Zafira y acababa de llegar Rustem con Ananya, la misma ya se mostraba mucho más cecana a Anaciel y no evitaba abrazarla.
- ¡Feliz cumpleaños Anaciel! Toma, te traje este obsequio - era una hermosa joya proveniente de los tesoros.
- Es preciosa Ananya, muchas gracias - sonrió amable como siempre.
En ese momento para sorpresa de todos llegó Zarasel en su disfraz humano, haciendo que su cabello se tornase castaño pero conservando sus ojos esmeralda.
- ¡Zarasel! - se abrazó efusiva Anaciel - ¡Viniste!
- Claro que sí... nunca me perdería un cumpleaños tuyo Anaciel... - respondió.
Ananya se encontraba un poco alejada con Rustem y preguntó
- Rustem ¿Quién es él?
- Él es Zarasel, es el hermano de Anaciel.
- ¿Su hermano? ¿Entonces es un ángel?
- Así es.
- Oh, eso lo explica todo...
- ¿Qué cosa?
- Sólo un ángel podría tener tanta belleza.
- ¿Eh? - se sorprendió Rustem.
- Solo miralo, su altura, su porte, sus facciones.
- ¿Acaso lo estás comparando conmigo?
- No, no podría compararlos.
- Ah, que bueno pensé qu-
- Ese hombre es hermoso, simplemente perfecto.
- ¡¿Qué?!
- Vamos Rustem, hasta tu tienes que admitir que es perfecto. Con que sólo me mire un segundo sería feliz.
- ¿Ananya esto es una broma?
- ¿Crees que si se lo pido acepte ser mi segundo esposo? - preguntó.
- No - respondió celoso y la tomó de la mano para salir afuera al jardín - escucha Ananya hay algo que tengo en mi mente y quiero dejarlo bien en claro...
- ¿Qué es?
- Tú y yo nos casaremos bajo una condición.
- ¿Cual?
- En nuestro matrimonio sólo seremos tu y yo, nadie más.
- Eh?
- Quiero decir, no habrá más esposos ni esposas, solo tu y yo... por siempre...
- ¿Por qué? ¿Te da celos?
- Sí... la verdad es que no soporto la idea de compartirte con otro hombre...- admitió avergonzado.
Ananya se sorprendió, no esperaba que el admitiese sentir celos, se abrazó a su cuello y lo besó con ternura.
- Está bien, sólo seremos tu y yo... no habrá nadie más, lo prometo - aceptó con una sonrisa.
Así, Rustem y Ananya sellaron un promesa de fidelidad absoluta entre sí que iba más allá de sus propios mandatos familiares, solo serían el uno para el otro.
- Rustem...
- ¿Si?
- Lo de que Zarasel fuese mi segundo esposo sólo era una broma.
- ¿Lo dices en serio?
- Sí, pero si me parece de verdad un hombre hermoso...
Rustem suspiró - Eres única Ananya... por eso te amo...
💚FIN😈
LA HISTORIA DE ESTOS DOS CONTINUARÁ EN LOS PROXIMOS ESPECIALES DE LOS DIABLOS 🤗😈