El Ángel que bailaba con el Diablo 2

Salomón: Capítulo 10

- ¿Qué dijiste? - preguntó Salomón incrédulo.

- La Señora Sayuri no reacciona, llevamos más de una hora intentado despertarla pero no podemos Seño- intentó terminar de decir pero el Diablo subió corriendo las escaleras hasta su habitación, al entrar las sirvientas estaban en ella tratando de hacer reaccionar a la joven colocando elementos frios en su cuerpo pero nada funcionaba.

Salomón se arrodilló a su lado en la cama, ella se veía exactamente igual a como la había dejado antes de irse, su expresión no había cambiado.
Se acercó a ella, tomó su muñeca y se recostó sobre su pecho para oír los latidos de su corazón.

- Su pulso y respiración son normales...- comentó con cierto alivio.

- Así es Señor, todo en ella es normal, solo que no despierta... - respondió Mirten.

- ¿Qué rayos está pasando?... - murmuró - Sayuri, Sayuri - la llamó tocando su rostro pero seguía sin responder - Mirten, llama a Arza, dile que es urgente, y también a Kaito... - ordenó y el sirviente obedeció.

No podía entender qué sucedía, inevitablemente la angustia brotó en él, pero el saberla viva al menos lo aplacaba un poco.

Al poco tiempo Kaito llegó al lugar sin saber que ocurría, ya que la nota decía solo que era algo urgente 

- Señor Kaito - lo recibió Mirten. 

-¿Qué sucedió? ¿Sayuri está bien? - se preocupó.

El sirviente estaba a punto de responderle cuando por detrás del tigre llegó Arza

- Bienvenido Señor Arza, por favor ambos suban las escaleras, el Señor Salomón les explicará lo ocurrido...

Kaito sintió un escalofrío correr por su espalda y subió de prisa las escaleras seguido por el espectro. Cuando llegó a la habitación, desde la puerta observó a Salomón sentado en una silla tomando la mano de Sayuri que aún permanecía dormida.

- Diablo... ¿Qué pasó? ... - murmuró el tigre.

- Sayuri no despierta... - respondió Salomón.

- ¿Qué?...

- Sus signos vitales son normales, pero no responde a estímulos externos, no ha despertado desde anoche... ¿Qué le ocurre Arza?, aún falta tiempo para el eclipse...

- Permítame Señor Salomón - respondió y se acercó, pasó su mano suspendida por encima de la joven y murmuró - Ya veo...

- ¿Qué?

- No se preocupe Señor Salomón, lo que la joven Sayuri está experimentando es algo normal en el proceso de la maldición, pues a entrado en sus ultimos seis meses de vida...

- ¿Y eso qué significa? - preguntó Kaito.

- A partir de ahora ella comenzará a perder mucha energía, tal vez no lo parezca pero cada actividad le requerirá un enorme esfuerzo que por supuesto su cuerpo tratará de recuperar durmiendo muchas horas, incluso días. 

- ¿Días?

- Asi es, puede que también sienta frío, es un síntoma normal del cansancio.

- ¿Frío? - murmuró Salomón recordando que la noche anterior Sayuri le había expresado que sentía frío - ¿Entonces ahora solo queda esperar a que despierte?

- Exacto.

- ¿Y cuando será eso? - preguntó Kaito.

- Puede ser en una horas o puede que sea mañana, depende de lo que haya hecho ayer... - comentó el espectro.

- Entiendo... - respondió escueto Salomón.

- Pero prepárese Señor Salomón, la etapa final a iniciado... a partir de hoy sus energías se irán agotando cada vez más, mientras más cerca esté la fecha más dormirá hasta que finalmente no despierte jamás... - advirtió Arza y tanto el Diablo como Kaito sintieron un frío recorrer su espalda.

Sabían que la muerte de Sayuri se aproximaba, pero poder palpar esa realidad era mucho más duro que imaginarlo, ahi fue cuando ambos se dieron cuenta de que no estaban preparados para perderla.

Luego de que el espectro se fuera, Kaito y Salomón quedaron allí a la espera de que Sayuri reaccionara pero en un momento el tigre pidió salir de la habitación para hablar con él en los pasillos.

- ¿Ya tienes alguna novedad de los tesoros? - preguntó el tigre.

- Creo tener la ubicación de uno, pero no es seguro, aun así espero respuestas por parte de Kalir.

- Ya veo... Ahora quiero que me expliques por qué razón mi hermana está en tu cama y tan desprovista de ropa... - murmuró casi apretando los dientes.

Salomón sólo lo miró en silencio de forma seria y Kaito continuó - ¿Qué? ¿Creíste que no me daría cuenta que en esa habitación persiste más tu olor que el de ella? No soy estúpido, así que contesta...

En ese momento Kalir llegó al Palacio para hablar con su hermano sin saber nada de lo que ocurría y alcanzó a verlos desde el primer piso como ambos estaban enfrentados subiendo las escaleras.

- No te quedes callado, respondeme - insistió Kaito.

- Sólo cumplí su deseo - respondió poco preciso pero el tigre no necesitó más, lo tomó del cuello de su saco y lo acorraló contra la pared clavando las filosas garras de su mano derecha al lado de su rostro en la pared en una actitud amenazante.

Sus ojos estaban llenos de furia, casi se podía oír su gruñir mientras apretaba con fuerza los dientes pero Salomón ni se inmutó

- ¡Te lo advertí Diablo! Confíe en ti y me traicionaste, te pedí que la respetaras y a la semana que la traes aquí haces esto, eres un maldito sin vergüenza.

- Ya te lo dije, sólo cumplí su deseo, aquí lo unico que importa es lo que Sayuri quiera y nada más - se defendió sin perder la seriedad.

- No seas estúpido, todo tiene un límite, ¡¿Que harás si ella queda embarazada después de esto?! Ya oíste al espectro, ella pierde energía, ¿Te imaginas todo la energía que le costará llevar un embarazo a cuestas? ¡Podría dormir durante meses y si no podemos salvarla será como si hubiese muerto antes de lo que debía!

- Ella no morirá, no tenía idea de que esto podía pasar, ¡¿si tu lo sabías por qué no me lo dijiste?!

- Yo tampoco lo sabía, pero si había algo de lo que estaba seguro y es que no quería que mi hermana quedase embarazada antes de ser salvada del eclipse... porque no soportaría la idea de perder a una hermana y un sobrino al mismo tiempo...

Salomón quedó enmudecido ante aquella afirmación cargada de verdad, tenía que admitir que en el momento del encuentro con Sayuri no lo había pensado de esa forma, sólo se dejó llevar por su deseo por ella y eso lo hacía sentirse irresponsable.

- ¿Estás preparado para perder a tu mujer y a tu hijo al mismo tiempo? ¿No lo habías pensado verdad?

- Ella no morirá, ya te lo dije.

- ¡Ni siquiera tienes alguno de los tesoros para aseverar algo así! ¡Aprende a medir consecuencias Diablo estúpido! Date cuenta que no eres omnipotente, que hay seres mucho más poderosos que tú a los cuales no les importa que seas un Príncipe. No puedes burlar a los Dioses, a lo sumo ellos se apiadarán de la vida de mi hermana pero no por hacerte un favor a ti.

- Oigan, dejen de pelear ¿Qué rayos les pasa? No es momento para que se enemisten ahora - comentó Kalir intentando separarlos. 

Kaito lo soltó de su agarre y respondió - Más te vale que hagas lo que sea que tengas que hacer para conseguir uno de los tesoros, porque si Sayuri se muere a causa de esto no respondo de mi... - terminó por decir con sus ojos llenos de furia y regresó a la habitación a esperar que su hermana despertase.

Kalir quedó con Salomón en el pasillo y este preguntó - ¿Qué rayos está pasando? ¿Qué hiciste Salomón?

- Creo que una locura, Kalir... por favor dime que viniste a traerme buenas noticas... - suspiró.

- No, aun no, pude comprobar que efectivamente la espada aun existe pero no se donde está, aunque hemos reducido mucho la zona de búsqueda.

- Ya veo... yo si encontré la joya...

- ¡¿Qué?! 

- Pero se encuentra en el peor lugar donde podría estar... ven, tengo algo que contarte - dijo y ambos fueron a su sala personal.

- ¡¿Qué esa bruja quiere que?! - se sorprendió Kalir luego que de Salomón le dijese lo de Kaori.

- Baja la voz, no quiero que nadie se entere de esto.

- Esto pasa por hacerte fama de promiscuo, con tu historial corres el riesgo de atraer mujeres desquiciadas. Yo no le tocaría ni un cabello a esa maldita víbora.

- Sí, esa mujer tiene una obsesión y sus padres se la fomentan, pero si no tengo opción yo...

- ¿De verdad estás pensando en hacerlo? 

- No puedo dejar que Sayuri muera...

- ¿Sabes que si lo haces Sayuri te rechazará verdad? No creo que sea del tipo de mujer que pueda tolerar algo así y mucho menos su hermano...

- Lo sé... 

- No te precipites, confía en mi, encontraré la espada.

- No tengo tiempo Kalir, la bruja de Kaori me dijo que solo me dará el collar cuando compruebe el embarazo, y si no queda embarazada en la pimera tendré que hacerlo hasta que lo logre, eso puede llevar meses dependiendo de la fertilidad de la mujer.

- ¿Y por qué simplemente no se lo robamos?

- Debido al acuerdo que firmé no puedo hacer nada en su contra, pero además el collar no puede ser arrebatado del cuerpo de una mujer demonio de Luna y conociendo a esa bruja lo debe llevar puesto hasta para dormir.

- Que maldita bruja... al menos dame un poco más de tiempo antes de que hagas esto.

- ¿Por qué insistes tanto en ayudarme?

- ¿Cómo que por qué? Eres mi hermano ¿Hace falta más razón? Además te lo debo por lo que hiciste por mi cuando pasó lo de Firinea.

- ¿Aun recuerdas eso?

- Oye, soy demente pero no desmemoriado - sonrió.

- Bien, esperaré... - aceptó.

- Perfecto, entonces me voy, y ya deja de hacer enojar a ese gato, puede que la proxima no esté aquí para salvarte ja, ja! - terminó por decir y se marchó.

Salomón quedó un momento en su sala reflexionando al respecto, y aunque quería confiar en que su hermano lo lograría, la situación lo presionaba, hasta no tener en su poder alguno de los tesoros para sellar el pacto con los Grifos no se sentiría tranquilo. 

Regresó a la habitación y Kaito estaba allí ocupando su lugar en la silla al lado de Sayuri, esperando por su despertar, al verlo entrar solo clavó una mirada en él y Salomón tomó asiento en un sillón frente a la cama, ambos quedaron allí en un incómodo silencio aguardando por ella.
Las horas pasaron y Mirten entró a la habitación buscando a Salomón por un asunto del Reino, pero justo antes de que este se retirase la joven tímidamente despertó.

- Sayuri... - murmuraron tanto el Diablo como el tigre al verla abrir los ojos.

- ¿Hermano? ¿Que haces aquí?... - preguntó somnolienta.

- ¿Como te sientes?.... - preguntó Kaito mientras Salomón se acercaba despacio.

- ¿Como me siento? Bien ¿Por qué lo preguntas? ¿Qué ocurre?

- Llevas dormida casi un día Sayuri... - respondió Salomón.

- ¡¿Qué?! ¿casi un día? - se sorprendió y se sentó en la cama pero al hacerlo vio que apenas estaba vestida con una bata y sin nada abajo, rápidamente cerró su escote y miró a su hermano avergonzada.

- Déjame solo con mi hermana... - le pidió al Diablo y este algo reticente aceptó abandonando la habitación.

- Kaito... Perdóname... ¿Estás enojado conmigo?... - preguntó apenada.

- Sayuri... ¿Cómo podría enojarme contigo? - dijo y acarició su cabeza - ¿Crees que no me doy cuenta de que ya eres una mujer que solo quiere vivir? - sonrió - Estoy enojado con él, teníamos un acuerdo entre hombres y no lo respetó.

- No te enojes con Salomón... yo se lo pedí...

- Ese no es el caso, aunque tu se lo pidas él es mayor y debería ser consciente de la responsabilidad. A una señorita se la respeta hasta el día de la boda, ya sea prometida o no, nuevamente te puso en riesgo...

- ¿Por qué dices eso?...

Y Kaito le comentó sobre su situación actual.

- Ya veo...- murmuró ella.

- ¿Lo entiendes Sayuri?... si después de esto quedas embarazada lo más probable es que duermas durante meses por la energía que consumirá el bebé... - dijo y sus ojos se llenaron de lágrimas.

- Kaito...

- Estoy asustado Sayuri... siempre traté de preparar mi mente para la idea de que morirías pero hoy terminé de entender que es real... al ver que no despertabas me angustié terriblemente... hoy sé que no estoy preparado para esto...

Ella lo abrazó - Tranquilo Kaito... no tengas miedo... sé que estaré bien porque ustedes me cuidan... no quiero sonar dependiente pero no puedo evitar aferrarme al amor que me dan ustedes y Salomón... por eso te pido que no seas muy duro con él... debe estar sintiendo lo mismo que tu... ¿Puedes prometermelo?

- Lo intentaré, pero no te prometo no golpearlo alguna vez...

- Kaito, no tienes remedio - dijo risueña - te amo, hermano...

- Y yo a ti Sayuri... resiste... por favor...

Salomón estaba tras la puerta escuchando toda la conversación a escondidas, en un principio temió que él la reclamase severamente al descubrir que habían hecho el amor, y estaba dispuesto a intervenir si eso sucedía, pero luego de escuchar aquello sintió el corazón oprimido.
Nuevamente descubría que Kaito era un hombre leal que sólo pensaba en el bienestar de su hermana, apesar de las adversidades, y de que Sayuri era hija del hombre que más odiaba, él la amaba de la forma más honesta que existía y estaba dispuesto a sacrificar toda su orgullosa fuerza para salvarla.
A la par de él, Salomón se sentía inútil, pues no podía entregar nada que fuese propio para salvarla, solo esperar que alguien más lo hiciera por él, pero no era del todo cierto, sí había algo que podía hacer, pero le estaba costando tomar la decisión, tal vez solo necesitaba un pequeño empujón...

Así que cuando Kaito salió de la habitación no pudo evitar preguntar

- Kaito ¿Podemos hablar?

- ¿Qué quieres? Sí es por lo que discutimos no pienso disculparme, aunque Sayuri diga que te entienda la verdad que sigo molesto contigo.

- No es eso, es otra cosa - dijo y caminó por el pasillo para alejarse un poco de la puerta y el tigre lo siguió por detrás.

- ¿Qué es?

- ¿Qué harías si te digo que tengo la posibilidad de salvarla... pero para conseguirlo tengo que hacer algo que le rompa el corazón?...

Kaito lo observó con seriedad - ¿A qué te refieres?...

- Ni siquiera me atrevo a decirlo, pero contesta... ¿Que harías?

- No sé que será, pero dada la situación puedo imaginar que tiene que ver con la familia de Shumatsu. Sea lo que sea, si tienes la oportunidad de salvarla, hazlo, yo me encargaría de ayudarla a superarlo... pero no podría prometer que ella te perdone...

- Eso es lo que temo...

- Ahí es donde entra en juego tu capacidad de amar Diablo.

- ¿Qué?

- ¿La amas tanto que serías capaz de perderla para siempre con tal de que pueda vivir?... 

Salomón lo miró impresionado, esa pregunta era el resumen perfecto de la situación 

- ¿Qué tan egoísta es tu amor Salomón? - terminó de decir Kaito y se marchó dejando al Diablo pensando en soledad.

Luego de ello fue hasta la habitación para ver a Sayuri, ella estaba recostada apenas sentada en la cama

- Salomón...

- ¿Como estás mi princesa?

- Bien, lamentó haberlos asustado...

- No te preocupes, lo único que importa aquí eres tú... - dijo ya sentándose a su lado en la cama.

- Mi hermano está preocupado porque dice que podría quedar embarazada... ¿Tu crees que es posible?...

- Bueno, yo, no lo sé...

- ¿Sería bonito no?

- Eh?

- Me encantaría ver un pequeño Salomón... - dijo risueña.

Con cada palabra el corazón del Diablo se oprimía, al oírla no podía pensar en otra cosa que en una joven llena de deseo por vivir, y sabía que eso era debido a su influencia. Cuando conoció a Sayuri, ella ya había aceptado su destino, viviría lo que le quedaba cumpliendo pequeños deseos, sin grandes proyectos, pero desde que él se había metido en su vida puso de cabeza todo su mundo con la promesa de que la salvaría y ahora ella anhelaba cosas que nunca antes se había atrevido a soñar, y todo era su responsabilidad...

Desde aquello pasó un mes, efectivamente Sayuri había quedado embarazada, pero aquello era un secreto para todos los que no fuesen del circulo más intimos de Salomón, solo lo sabían los sirvientes del Palacio, Kaito y su abuelo. Como era de esperarse inevitablemente Sayuri dormía muchas más horas pero eso no afectaba su hermosa forma de ser, cuando estaba despierta seguía siendo la misma joven llena de energía de siempre y aunque el Diablo se sentía dichoso de poder amarla, una parte de él no dejaba de angustiarse pues aun no tenía el tesoro que necesitaba...

Como acordó, le dio tiempo a Kalir para la búsqueda pero ya hacía un mes que no tenía noticias de él. No dudaba en que él se estuviese esforzando pero la situación lo presionaba a más no poder, necesitaba la certeza de que podría cumplir con su parte del ritual, así que ello lo llevó a tomar una decisión...

Una tarde mientras Sayuri dormía, Salomón mantenía una reunión...

- Buenas tardes Señor Salomón...

- Hola... Kaori...

Continuará...



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En el texto hay: angel, amor, diablo

Editado: 18.01.2024

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