- ¿Podría tratar de explicarnos qué ocurrió señorita? - preguntó Ratjá a la pequeña luego de hacerla tomar asiento en el sillón de la sala.
- Estábamos en casa con mi mamá, pero de repente papá entró y nos dijo que teníamos que huir rápido... no entendíamos qué pasaba pero lo seguimos a toda prisa nadando, nos dirigiamos a la superficie cuando nos dimos cuenta que unos monstruos marinos nos seguían...
- ¿Monstruos marinos? - preguntó Kalir sentado a su lado.
- Si, eran grandes, con dientes y garras filosas... papá se quedó a enfrentarlos y le pidió a mamá que me sacara del agua. Ella obedeció y me trajo hasta la orilla... me dijo que viniese contigo, que ellos volverían por mi y regresó al agua a ayudar a papá... yo la esperé un rato en la orilla pero ninguno salió... comencé a escuchar ruidos entre los árboles cercanos... me asusté y vine corriendo hasta aquí...
- ¿Y esa herida en tu rodilla? - preguntó el pequeño señalando su pierna.
- Me caí mientras corría...
- Ya veo...
- No sé dónde están mis papás, Kalir... - sollozó - dijeron que vendrían por mi y aún no aparecen...
- Tranquila Firinea, los encontraremos. ¿Ya llamaste a mi hermano, Ratjá?
- Sí Señor, el Señor Loxur ya se enteró de la situación y está en camino
- Bien, confía en nosotros Firinea, todo va a estar bien.
Ella asintió con la cabeza.
- Será mejor que descanse señorita.
- Sí, ven, te llevaré a mi habitación, allí podrás descansar - ofreció Kalir.
- Está bien... - respondió ella y se puso de pie pero demostró dificultad al caminar.
- ¿Te duele la pierna? - preguntó el pequeño.
- Sí, un poco...
- Permítame ayudarla señorita.
- Yo lo haré - reaccionó Kalir y la cargó en brazos - Tu quédate aquí y espera a mi hermano, Ratjá...
- Como ordene Señor - respondió el sirviente y vio como el pequeño subía las escaleras con Firinea en brazos.
Ratjá se sorprendió por su seria pero caballerosa actitud, sin duda estaba muy preocupado por la pequeña sirena y el destino de los padres de esta.
Al llegar a la habitación la dejó sobre la enorme cama
- ¿Puedes curarte esa herida? - preguntó al ver que aun le molestaba.
Ella lo negó con su cabeza - Las sirenas no podemos sanarnos a nosotras mismas... si queremos sanar rápido debemos estar en el mar...
- ¿En el mar?, pero ahora no puedo llevarte allí... espera aquí, ya regreso - dijo y salió de la habitación.
En ese momento llegó Loxur
- Bienvendio Señor Loxur - lo recibió Ratjá.
- Ratjá, quiero detalles de la situación - pidió Loxur.
- La señorita dice que fueron atacados por bestias marinas.
- ¿Bestias marinas?
- Así es, al parecer el padre quedó luchando con ellas en el mar mientras que su madre la trajo a la orilla, esta regresó a buscar a su esposo con la promesa de que vendría luego por la señorita, pero no hay rastros de ellos.
- Eso no tiene sentido para nada... las bestias marinas jamás atacarían sin razón a una sirena, naturalmente las obedecen.
- Lo sé Señor, a menos... que hayan sido enviadas por alguien.
- Sí, es lo mismo que pienso.
- ¡Hermano! - exclamó Kalir al verlo - ¡¿Ya sabes algo de los papás de Firinea?!
- Aun no Kalir, los estamos buscando.
- ¿Fue ese viejo triton verdad? De seguro él esta detrás de esto.
- No lo sabemos, pero ahora me uniré a la busqueda junto con los perros del infierno.
- ¡Yo también quiero ayudar! Puedo buscar bajo el agua.
- No, tu mejor quédate aquí. ¿Cómo está Firinea?
- Triste...
- ¿Lo ves? Por eso debes quedarte con ella, anímala, intenta que descanse.
- Sí.
- En cuanto tenga novedades regresaré, nos vemos - dijo por último y se retiró.
- ¿La señorita ya se encuentra durmiendo? - preguntó Ratjá al Príncipe.
- No aun no, le duele la pierna y no puede curarse a sí misma, ¿Tienes medicina Ratjá?
- ¿Medicina?
- Sí, necesito medicina y unas vendas...
El sirviente supuso para qué las necesitaba así que no dudó en darselas - ¿Quiere que lo ayude Señor?
- No, yo puedo hacerlo, si mi hermano regresa avísame - dijo ya subiendo las escaleras.
- Por supuesto - respondió Ratjá mientras lo veía marchar, la situación era angustiante pero aun así no podía evitar sentirse un poco satisfecho y orgulloso al ver la actitud del pequeño Diablo, lo notaba serio, calmo, asumiendo la responsabilidad de todo.
Kalir regresó a su habitación y, al verlo con aquellas cosas, Firinea preguntó
- ¿Qué es eso?
- Es medicina - dijo mientras se sentaba a su lado en la cama.
- ¿Medicina?...
- Sí, yo no sé usar magia de sanación como mi hermano, pero si me dejas puedo curarte de esta forma...
Ella asintió con la cabeza y antes de que él le colcase el brebaje le advirtió - Esto puede dolerte un poco ¿Estás lista?
- Sí... - respondió y Kalir se dispuso delicadamente a curar su rodilla hasta terminar vendadola con un nudo final.
Ella estaba conmovida y apenas sonrojada por su dulce actitud - Gracias Kalir... me siento mucho mejor.
- No es nada, ahora sí deberías descansar - dijo mientras acomodaba unas almohadas detrás de ella y la cubría con una frazada - ¿Así está bien?
- Sí... - respondió tímida.
- ¿Hay algo más que pueda hacer para que te sientas mejor?
- ¿Puedes... quedarte conmigo a dormir?...
Kalir se sorprendió, por un momento lo dudó, pero luego pensó en que ella seguramente aun estaba asustada así que aceptó.
Se subió a la cama y se recostó a su lado mirándola de frente, Firinea sacó su mano por debajo de la frazada y tomó la de Kalir entrelazando sus dedos
- ¿Podemos dormir tomados de la mano?... - preguntó.
- Bu-Bueno... - respondió nervioso.
Ella se acercó más hasta acurrucarse en el pecho de él - Fi-Firinea...
- Gracias Kalir... eres como un heroe para mi...
- ¿Un heroe?...
- Sí... siempre estás cuando tengo problemas y eres muy dulce conmigo... por eso te quiero tanto...
- N-No es nada... - Kalir estaba al límite de sus nervios, casi no podía hablar.
- Puedo escuchar tu corazón... - comentó ella pegada a su pecho mientras cerraba los ojos - es gracioso, late muy fuerte...
- Fi-Firinea... yo... - balbuceó, tal vez no era el mejor momento para decirle lo que sentía, pero los sentimientos en su pecho eran como un volcan por estallar.
Ella era tan sincera, ni siquiera temblaba al decir que lo quería, en cambio Kalir apenas podía pensar en como ordenar las palabras en su cabeza, quería corresponderle de la misma manera.
- Firinea... tu... tu me gus- intentó decir pero cuando quizo darse cuenta ella ya se había quedado dormida.
Se sintió un poco frustrado, por segunda vez su intento de confesión había fallado, aun así, a pesar de los nervios, estaba feliz de tenerla tan cerca. Firinea era la niña que le gustaba, alguien que llevaba paz a su locura y celebraba sus tonterías, quien se reía con él, no de él y además decía admirarlo, no podía pedir nada más. Se acercó a su cabeza, se perdió en el agradable aroma de su suave cabello y en un susurro murmuró
- Te quiero Firinea...- para luego quedarse dormido.
En un momento Ratjá se asomó a la habitación abriendo silenciosamente la puerta y quedó observando un instante aquella tierna escena, ya no tenía dudas, aquella niña estaba destinada para ese travieso Príncipe, debía cuidar a toda costa ese vínculo perfecto que tenían.
Las horas pasaron y un nuevo día llegó...
- Señor Kalir, Señor Kalir... - susurraba Ratjá buscando despertar al pequeño.
- ¿Rat...já ?... - preguntó somnoliento.
- Despierte Señor Kalir.
Cuando terminó de abrir los ojos enseguida se avergonzó al notar que el sirviente lo había descubierto durmiendo tomado de la mano con Firinea.
- ¿Q-Qué pasó?
- Encontramos a los padres de la señorita.
- ¡¿De verdad?!
- Sí, despiertela, los esperamos abajo.
- Sí! - terminó de decir y mientras Ratjá salía de la habitación Kalir despertaba amablemente a Firinea.
A los minutos bajaron ansiosos y se encontraron con Loxur y los padres de la pequeña sirena en la sala principal, ya asalvo a pesar de sus heridas
- ¡Mamá, papá! - exclamó emocionada mientras se abrazaba a ellos.
- Mi pequeña... - la consolaron.
- ¡Wow! ¿De verdad están bien? ¿Dónde estaban? - preguntó Kalir.
- Los encontramos a las orillas del mar alejados de aquí, estaban heridos pero los curé con magia, aun así, hasta que no regresen al mar no sanarán por completo, por eso llevan vendas - respondió Loxur.
- Les agradecemos a todos ustedes, lo unico que nos preocupaba era el bienestar de Firinea... gracias por cuidarla - dijo Meter.
- No fue nada, ella es parte de la familia ahora, es nuestro deber cuidarla.
- ¿Qué pasó? ¿Fue su líder? ¿Él estuvo detrás de esto? - preguntó el pequeño.
- Iba camino a casa cuando escuché rumores de que unos sujetos extraños buscaban a la sirena de la voz de la muerte, preguntaban por su aspecto o si sabían donde vivía. Inmediatamente regresé a mi hogar y les dije a ellas que debíamos huir. Íbamos a salir directamente a la superficie pero en el trayecto me di cuenta de que unas bestias nos perseguían a toda velocidad, decidí actuar de señuelo para que ellas pudiesen escapar, pude derribar a una pero la otra logró morder mi brazo, lo bueno es que mi esposa apareció para salvarme clavando mi tridente en ella obligandola a huir, aun así cuando logramos salir a la superficie estábamos tan cansados que apenas podíamos movernos...
- ¿Entonces buscaban a Firinea?
- Así es.
- ¿Pero no vieron a nadie mandar a las bestias? Es evidente que alguien está detrás de esto, los monstruos marinos no atacan a las sirenas a menos que se les ordene...
- Es verdad, creo que todos tenemos la misma sospecha de quien fue, pero si la pregunta es si tengo pruebas la realidad es que no las tengo. Y puedo imaginar que sin evidencia no se puede hacer nada.
- Me temo que está en lo cierto, como gobernante para hacer semejante acusación al líder de un Clan debo ir con pruebas fehacientes, de lo contrario nos exponemos a una guerra política con graves consecuencias para este Reino.
- Lo sé.
- Maldición - exclamó el pequeño - pero eso significa que Firinea está en peligro.
- Así es... ¿Lo entiendes mi pequeña?... lamentablemente el mar ya no es un lugar seguro para ti... - agregó su madre.
- ¿Entonces... a donde vamos a ir?... - preguntó angustiada.
Meter miró a Loxur y respondió - Dadas las circunstancias, con tu madre hemos tomado una decisión muy importante Firinea...
- ¿Cual?...
- A partir de hoy vivirás con el Príncipe Kalir...
Ambos pequeños abrieron los ojos en señal de asombró
- ¿De verdad? - preguntó Kalir mirando a su hermano.
- Sí, Firinea es oficialmente tu prometida y tiene todo el derecho de vivir bajo nuestro cuidado, esto es lo mejor para ella, teniéndola en nuestros territorios podremos protegerla y cualquiera que intente hacerle daño sufrirá las consecuencias - respondió determinante.
- ¿Y ustedes?....
- Nosotros debemos regresar al mar, Firinea, ese es nuestro lugar.
- Pero... ¿Van a estar bien? - se preocupó el pequeño - ¿No quieren quedarse también?
- Se lo agradezco Príncipe pero no se preocupe, estaremos bien, nuestra unica angustia es Firinea. Como sirenas estamos atados a las raíces de nuestras tradiciones, las sirenas y tritones deben vivir y morir en el mar... pero ahora que Firinea está comprometida con un ser de la tierra esa ley no cuenta para ella. Nosotros amamos nuestro hogar, nos hubiese encantado que ella creciese a nuestro lado, pero esta es la unica manera de protegerla... no estés triste mi pequeña - dijo Meter acariciando la cabeza de su hija - vendremos a visitarte, te lo prometo...
- Está bien papá... los estaré esperando - aceptó ella con una sonrisa.
Luego de compartir un tiempo más, sus padres se despidieron para así regresar al mar y sanar por completo con la promesa de que volverían a visitarla y a su vez Loxur les aseguró que la crianza y educación de la pequeña estarían absolutamente a su cargo.
- Bien Ratjá prepara lo necesario para que Firinea tenga su propia habitación y manda a pedir todo lo que pueda necesitar para vivir por completo aquí - ordenó Loxur.
- Sí Señor, enseguida.
- ¿Cómo te sientes Firinea? ¿Estás asustada por todo esto? - preguntó inclinandose para hablar a la altura de los pequeños.
- No, no estoy asustada, mis papás están bien y ustedes son muy buenos conmigo así que me siento bien - sonrió.
- Que bueno, eres muy valiente y decidida, estoy seguro que te adaptarás muy rápido. ¿Tu también te heriste? - preguntó al notar la venda en su rodilla - ¿Quieres que te sane?
Ella lo negó con su cabeza - Kalir me curó ayer, así que estoy muy bien, ya no me duele.
- Oh... así que Kalir te curó - comentó sonriente con cierta burla ante el sonrojo de su hermano.
- Señorita Firinea, ¿podría venir un momento por favor? - pidió Ratjá - necesitamos tomarle las medidas para pedir sus vestidos.
- Está bien - sonrió y se fue de la mano del sirviente.
Loxur se puso de pie y comentó
- Me has impresionado...
- N-No digas nada...
- Lo estás haciendo muy bien.
- ¿Qué?... - se sorprendió Kalir.
- Te estás comportando como todo un caballero, me alegra saber que la quieres lo suficiente como para tener ese trato con ella, ya que después de todo debes prepararte para ser un buen esposo en el fututo...
- ¿E-Esposo?... yo... no entiendo nada de eso... se oye difícil...
- Lo más importante que debes saber es que tienes que cuidarla mucho, protegerla.
- ¿Protegerla?
- Sí, Firinea se ha convertido en un ser codiciado por el líder de un importante Clan de esta región, los tritones son soldados imponentes que dominan a las más feroces bestias del mar, son un ejercito peligroso.
- Entiendo... no te preocupes, yo la cuidaré - aseguró lleno de confianza.
- Bien, ahora debo irme, nos vemos en el entrenamiento - dijo por último y se retiró, aunque toda la situación había sido difícil y le preocupaba el hecho de que siendo tan pequeño Kalir tuviese que convivir ya con su prometida, Loxur se reconfortaba en la increíble madurez que el pequeño demostraba haber conseguido en tan poco tiempo, y sabía que aquello era posible por la influencia de Firinea en su vida.
Después de cenar los niños se dispusieron a dormir, Ratjá había preparado una hermosa habitación para la ahora señorita del Palacio. Sin embargo las horas pasaban y a Firinea le era imposible conciliar el sueño, aunque había aceptado su nueva realidad la verdad es que todo había sido muy abrupto y debía acostumbrarse a la idea de dormir fuera del agua.
Salió de la habitación y caminó por los pasillos algo perdida por no saber ubicarse aún en semejante lugar, Kalir desde su habitación logró oir sus pasos por el pasillo e inmediatamente se levantó para ver de qué se trataba
- ¿Firinea?
- Kalir...
- ¿Qué ocurrre? ¿No puedes dormir?
- No... me siento un poco rara... creo que extraño dormir en el agua... - dijo ya acercándose a él.
- ¿Te sientes mal?
- No... pero no puedo dormir... ¿Puedo quedarme contigo?... - preguntó tímida.
- ¿Qué?... pero... eres una señorita... debes quedarte en tu habitación...
- Lo sé... pero... extraño a mamá y a papá... - comentó afligida.
- Está bien, está bien, no llores Firinea, ven conmigo... - dijo y le tomó la mano para llevarla a su habitación.
Ambos se subieron a la cama y ella nuevamente agradeció su generosidad
- Muchas gracias Kalir... de verdad eres muy dulce conmigo...
- N-No es nada... ahora vivimos juntos y prometí que siempre te cuidaría... así que... haré cualquier cosa para hacerte sentir bien...
- Kalir... - murmuró sonrojada y al ver su expresión el pequeño se avergonzó - a- ahora vamos a dormir, mañana deberás dormir en tu habitación ¿De acuerdo?...
- Sí...
- Buenas noches Firinea - dijo y le dio ka espalda para dormir y de repente sintió como ella lo abrazaba por detrás - Fi-Firinea... ¿Q-Qué haces? - preguntó nervioso.
- Es que cuando estoy fuera del agua por las noches siento mucho frío... pero tú siempre eres muy cálido, por eso... ¿Me dejaste abrazarte para dormir?...
- E-Está bien...
- Gracias Kalir... buenas noches...- murmuró mientras apoyaba su mejilla contra espalda del pequeño.
Kalir sentía su corazón nuevamente retumbar, ahora era él quien había perdido el sueño mientras que Firinea a los pocos minutos cayó en un profundamente dormida. Su pequeña mente era un huracán de pensamientos, aunque aun no había podido ni decirle que la quería no evitaba imaginar como sería su vida de adultos, si el día de mañana llegarían a casarse de verdad, en qué siginifcaba ser un esposo, aunque en su inocente cabeza creía que todo lo debía hacer una vez casados era cuidarla y darse besos con ella. No podía precisar nada de aquello pero de lo que sí estaba seguro es que Firinea sería aun más hermosa de lo que ya era y que él tenía que convertirse en el mejor Diablo de todos para ser alguien digno de ella, pero todo eso sería más adelante, ahora solo debía dedicarse a dormir y ya había dejado en claro a Ratjá que no iría al entrenamiento para quedarse con Firinea.
La noche siguió su curso y los nervios de Kalir finalmente se calmaron logrando así conciliar el sueño, pero al despertar al día siguiente descubrió que Firinea ya no estaba a su lado, se vistió con calma y al bajar las escaleras esperaba encontrar a la pequeña ya desayunando, en cambio se encontró con una sorpesa desagradable para él...
Al bajar a la sala se topó con la imagen de Firinea siendo rodeada por su cuatro hermanos Hazar, Noré, Vittorio y Salomón, todos le hablaban pero ella se veía evidentemente apenada.
- ¡¿Q-Qué rayos están haciendo ustedes aquí ?! - preguntó acercándose de prisa y separar a Firinea de ellos.
- Buenos días dormilón - se burló Hazar.
- Estamos aquí porque Loxur nos ordenó venir - respondió Noré.
- ¡¿Qué?! ¿Loxur?
- Sí, él ya está llegando también... - comentó Vittorio.
- Estábamos conociendo prometida - agregó Salomón.
- No teníamos idea de que ya convivías con tu novia, Kalir, eres todo un adelantado - siguió Hazar.
- ¡No es asunto tuyo! Dejen de molestarla.
- ¿Molestarla? Solo la saludabamos - respondió Salomón.
- Es obvio que la molestan, ¿Te sientes bien Firinea? Tu cara está muy roja... - preguntó preocupado Kalir.
- S-Sí, estoy bien... es solo que todos son niños muy guapos... y me da pena... no estoy acostumbrada... - comentó sonrojada.
- Eh?...
- Ja, ja ¿Escuchaste eso Kalir? Dijo que le parecemos guapos, ahora entiendo tu inseguridad - continuó Hazar.
Kalir apretó los dientes molesto - Hazar... - murmuró.
- ¿Qué está pasando aquí? - dijo Loxur ya entrando a la sala.
- ¡Loxur! ¡¿cómo pudiste hacer esto?! - le reclamó Kalir - te dije que no quería que ninguno se acercase a Firinea y tu los envías a todos aquí ¡¿Por qué?! ¡Me traicionaste!
- Oye tranquilo, es para ayudarte - sonrió.
- ¡¿Ayudarme?!
- Sí, mandaste a decir que no irías al entrenamiento porque debías proteger a Firinea y tienes razón, ella es la prioridad, así que decidí que estudiarán aquí un tiempo, y entre todos la protegeremos, ¿Están de acuerdo?
- ¡Sí! - respondieron a coro los demás.
- Imagino que ya se presentaron con ella como el protocolo de un Príncipe indica ¿Verdad? - continuó Loxur.
- ¿Protocolo? - murmuró Kalir.
- Aun no, solo la saludamos casual - respondió Noré.
- ¿Y qué esperan? Haganlo.
- ¡No! - se impuso el pequeño Diablo - aquí nadie va a besarle la mano a Firinea, no es necesario, yo los presentaré - insistió - Firinea ellos son mis hermanos mayores, Hazar, Noré, Salomón y el idiota cíclope es Vittorio.
- ¿Idiota ciclope?... ¿Tan temprano tengo que soportar tus insultos? Los celos te vuelven más agresivo de lo normal... - deslizó Vittorio.
- Cállate, no estoy celoso!
- Suficiente, comencemos de una vez - intervino Loxur - Firinea ¿Te gustaría unirte a nosotros?
- ¿Qué? ¿De verdad puedo? - preguntó emocionada.
- Por supuesto, le prometí a tus padre que me encargaría de tu educación así que eres libre de elegir si quieres aprender con nosotros o con un maestro aparte, la decisión es tuya - sonrió.
- Bueno... yo - murmuró.
- Vamos Firinea, unete a nosotros - le pidió Hazar.
- Sí, vamos. Siempre somos nosotros solos, es aburrido - insistió Noré.
- Dejenla en paz, ella no está obligada a aceptar - respondió Kalir.
- Que mezquino eres, tienes una niña tan bonita contigo y no quieres compartir su amistad con nosotros - continuó Hazar.
- ¡¿Qué?!
- Sí - interrumpió ella - me encantaría estudiar con ustedes, son divertidos - sonrió.
- Entonces está decidido, Firinea se une a nosotros. Comencemos de una vez - terminó Loxur.
Kalir quedó sin habla, toda la idea que tenía de una vida tranquila al lado de Firinea se vio arruinada por la intervención de sus hermanos.
Ya en el jardín, él, Noré y Hazar eran instruidos por Loxur para practicar la espada, mientras que en otro grupo se encontraba Vittorio y Salomón repasando una lectura y, un apenas un poco alejada, estaba Firinea leyendo algo tímida aun.
En un momento Hazar preguntó
- Y dime, Kalir, ¿Ya la has besado? - dijo burlón.
- ¡¿Qué?! ¡A ti que te importa! - respondió molesto.
- Yo puedo decir que sí, fui testigo de como ella le dio un beso en la mejilla - deslizó Loxur uniéndose al juego de sus hermanos.
- ¡Loxur! - reclamó Kalir.
- Oh... así que ya te han besado, te haces el inocente por ser el más pequeño pero eres el más audaz de todos - continuó Hazar.
- Cállate, solo me sanó, tenía una herida en la mejilla y ella me curó con un beso, tiene ese poder, eso fue todo.
- Oh.. ¿así que puede curarte con besos?, eso suena muy conveniente, la proxima vez que me hiera en el entrenamiento le diré a Firinea que me cure...
- Ni se te ocurra Hazar...
- Tarde, ya me diste la idea jaja!
- Aaaaahhh!!! ¡No se metan con ella! - exigió.
- Oigan ya dejenlo en paz, van a hacer que le explote el cerebro... - deslizó Salomón ya acercándose a ellos.
- Vamos Salomón tienes que admitir que hacerlo enojar es divertido ja ja - continuó Hazar - sus celos son graciosos.
- Bueno ya se acabó la hora de las bromas, comiencen a entrenar, tu también Vittorio - dijo Loxur.
- Sí, ya voy...- respondió calmo como siempre.
Y mientras el resto estaba distraído Kalir se acercó a Firinea
- ¿Estás bien Firinea? ¿No te aburres?
- No, estoy leyendo unos libros que Loxur me dio pero creo que no me servirán de mucho pues no tengo este tipo de magia.
- Entonces toma este... - interrumpió Vittorio y le entregó un libro ante la mirada sorpendida de ella.
- ¿Qué es?... - preguntó tímida.
- Es un libro de hechizos curativos básicos... eres una sirena, tu magia se basa en el agua y en la sanación ¿Verdad?...
- S-Sí...
- Entonces ese te será útil... si quieres más solo dime, tengo muchos pues poseo ese tipo de magia...
- Gracias... eres muy amable... - le agradeció con una sonrisa.
- Por nada... - respondió calmo y algo indiferente como siempre - Vamos Kalir, terminemos con la práctica... - dijo y se alejó en dirección a sus hermanos.
- Ya voy - respondió escueto pues en realidad una espina acababa de clavarse en su pequeño corazón, ya que a partir de ese momento Firinea desarrollaría una especial afinidad con Vittorio, provocando en Kalir el despertar de una gran inseguridad por un amor que podía perder ante su peor rival, su hermano...
Continuará...