Kalir cerró su puño - ¡Ese imbécil de Vittorio de nuevo con sus ideas! ¡Lo voy a matar! - exclamó celoso listo para ir a enfrentarlo.
- Alto ahí - dijo Salomón y lo tomó por detrás del cuello de su chaqueta para detenerlo mientras los demás tomaban distancia.
- ¿Qué haces? ¡Sueltame!
- Evito que hagas una estupidez.
- Ah?
- Controlate, Firinea ya te dijo claramente que él que le gusta eres tu, Vittorio solo está siendo amable, son amigos, ella lo aprecia. Si tu vas y lo atacas la vas a asustar y harás que se enoje contigo, piénsalo.
Kalir lo reflexionó un segundo - Creo... que tienes razón... es que ¡Me estoy volviendo loco! - dijo revolviendo su cabello - quiero decirle que me gusta, por eso la invité aquí, pero ustedes me molestan.
- ¿Qué pretendías? ¿Qué te dejáramos sólo en este lugar repleto de demonios? Somos tus hermanos mayores, somos responsables de ti, también debemos cuidar a Firinea, ella no conoce nada de este lugar.
- Lo entiendo pero quiero un momento estar solo con ella, ¿Tienes idea de lo difícil que es esto?
- Está bien, hablaré con los demás para te dejen un momento a solas con ella, pero ahora calmate, solo queremos pasarla bien. Mirala, ella está feliz, para Firinea es una oportunidad unica, no la arruines con tus celos.
- Bien, tienes razón...
- Vamos con los demás - dijo por último Salomón y se acercaron.
Hazar y Noré también ya habían ganado premios para Firinea
- Mira Kalir los chicos también me dieron regalos - sonrió ella abrazada a los muñecos.
- ¿Te gustan? - preguntó Noré.
- ¡Sí! Son hermosos, muchas gracias, los tendré en mi habitación.
- Eso no es nada, yo ganaré el mejor para ti Firinea, ya lo verás - comentó Kalir.
- ¿Porqué mejor no vamos a comer antes de seguir? - sugirió Salomón.
- Sí, vamos de una vez - terminó Hazar y se adentraron en las concurridas calles del Festival.
Por su condición de príncipes los pequeños diablos estaban acostumbrados a ser el foco de atención pero en esta ocasión, sin ninguna duda, el centro de los comentarios era Firinea.
Su particular y bello aspecto provocaba murmullos alrededor de los pequeños
- Mira esa niña...
- Es preciosa ¿Qué clase de demonio será?
- Parece tener escamas en sus piernas, si va con los príncipes debe ser alguien especial.
- ¿Podrá ser que sea una sirena?
Eran algunos de los comentarios que se oían a su alrededor.
- Parece que estamos llamando mucho la atención... - comentó Vittorio.
- Sí, más de lo normal - agregó Salomón.
- Kalir... ¿Están hablando de mi?... - preguntó un poco temblorosa.
El pequeño le tomó la mano - No te preocupes Firinea, todo está bien, estás con nosotros. Debe ser porque no es frecuente ver sirenas por aquí, solo eso.
- Está bien - sonrió, Kalir siempre terminaba dándole confianza.
Luego de ello el grupo se dispuso a comer tomando asiento en uno de los puestos pero inevitablemente los rumores de una sirena en los alrededores del Festival habían llegado a los oídos de peligrosos demonios traficantes de especies...
- Mira, ahí está - comentó uno a un cómplice observando a los niños desde la distancia.
- Sí, sin dudas es una sirena, sus rasgos son evidentes. Es una total rareza, mira lo hermosa que es, será una belleza al crecer - sonrió el otro.
- Ja, sí, y eso le dará un buen precio al venderla. Estoy seguro que muchos de nuestros clientes querrían una sirena de concubina, con su belleza, voz melodiosa y poderes de sanación son perfectas.
- El unico problema es cómo la mantendremos con vida, seguramente ahora está usando esas perlas azules, pero luego de ello no pueden respirar fuera del ambiente de su Reino.
- No te preocupes por eso, solo debemos dormirla, escuché que mientras duermen el efecto de la perla se prolonga, pues gastan mucha menos energía. Con lo codiciadas que son enseguida conseguiremos un comprador, después lo que el cliente haga con ella o cómo la mantenga con vida no es nuestro problema.
- ¿Y cómo evadiremos a los príncipes? Esos niños son peligrosos.
- No veo al mayor, a Loxur, por lo que sospecho que están solos. Son niños, inevitablemente en algún momento bajarán la guardia... - sonrió con malicia sin dejar de mirar a los pequeños.
- ¿Qué te parece ese postre? ¿Te gusta Firinea? - preguntó Kalir.
- Sí, es muy sabroso, el dueño del puesto me regaló uno extra porque dijo que era bonita - sonrió.
- Vaya... si ya de niña consigue esos favores ya puedo imaginar lo que los hombres harán por ella de adulta, tendrás muchos rivales Kalir - se burló Hazar.
- No empiecen a agitar a la tormenta - comentó Salomón refiriéndose a Kalir - quiero comer en paz.
- Gracias a todos, son tan amables conmigo, me hacen sentir que soy una princesa - sonrió Firinea.
- Bueno, en realidad políticamente eres una princesa, la princesa de Kalir - insistió Hazar.
- Hazar...- murmuró ya entre molesto y avergonzado el pequeño Diablo pero su enojo desapareció cuando Firinea clavó sus ojos en él y le regaló una sonrisa.
En ese momento uno de los puestos de juego los sorprendió con el sonido de una campana golpear.
- Wow! ¿Qué fue eso? - preguntó ella.
- Es un juego de fuerza, debes golpear la base del juego con un mazo y si logras llegar a la campana te llevas el premio mayor...- respondió Vittorio.
- Oh! Se ve genial, me pregunto que premio será.
- Escuché que están entregando premios sorpresa en cajas cerradas, así que son un misterio - agregó Noré.
Kalir sintió que esa era su oportunidad así que sutilmente golpeó a Salomón con su codo por debajo de la mesa y dijo - Ven Firinea, vamos a ese juego, ganaré una caja para ti - tomó la mano de la pequeña y con una gran sonrisa fue directo a ese juego que estaba cruzando al frente de donde ya se encontraban.
- Espera, ya vamos contigo - comentó Noré.
- No, quédense aquí, dejenlos sólos - los detuvo Salomón.
- ¿Eh? Pero Loxur nos pidió cuidar de ellos.
- Kalir está tratando de confesarse a Firinea, solo quiere un momento a solas con ella, estarán bien, podemos verlos desde aquí - dijo y todos voltearon su mirada a los pequeños y efectivamente comprobaron que podían vigilarlos desde allí.
Kalir ya había elaborado el momento en su cabeza, le daría el obsequio y luego de que ella lo abriese sonriente le confesaria sus sentimientos. Apenas podía manejar sus nervios, pero ya no había vuelta atrás, estaba decidido a hacerlo.
- Quédate un momento detrás de mi Firinea, verás como hago pedazos este juego - sonrió.
- Está bien - respondió alegre.
Y mientras el pequeño tomaba el mazo, al mismo tiempo, los demonios hacían su movimiento. Habían elaborado una maniobra de doble distracción, mientras Kalir estaba distraído con el juego uno se acercó silenciosamente llamando la atención de la pequeña con un dulce provocando que ella se alejase un poco y su cómplice distrajo a los diablos chocando con su mesa, fue en ese momento en que el otro actuó velozmente y tomó a Firinea tapando su boca para evitar que gritase.
- ¡Mira Firinea lo conse- intentó decir pero al voltear ella ya no estaba - ¿Firinea?... - murmuró mirando a su alrededor.
- ¡Firinea! ¡Firinea! - comenzó a nombrarla a los gritos y de inmediato llamó la atención de sus hermanos - ¡¿No vio a una sirena pequeña?! ¡Estaba aquí a mi lado! - preguntaba a los demás demonios.
- ¡Kalir! ¡¿Qué ocurrió?! - preguntó Noré.
- ¡FIRINEA DESAPARECIÓ! ¡Estaba aquí a mi lado y ahora no la encuentro!
- ¡Maldita sea! - exclamó Hazar.
- De seguro ese sujeto que chocó nuestra mesa tiene que ver, su actitud fue sospechosa... - dedujo Vittorio.
- Oye niño yo vi pasar a un sujeto con una pequeña en brazos, se veía extraño - comentó un demonio acercándose.
- ¡¿Qué?!
- Sí, ella tenía el cabello de un azul pálido y un vestido rosa - agregó.
- ¡Sí! ¡Es ella! ¡¿Dónde lo vio?! ¡¿Cómo era él?!
- Era un ogro de piel roja, llevaba una capa negra.
- ¡¿Por dónde se fue?!
- Por allá - dijo y señaló hacia la entrada a los callejones.
- ¡Vamos!
- ¡Esperen! Mejor separemosnos para buscar - propuso Noré.
- Estoy de acuerdo, nos reunamos aquí por si algo sucede - agregó Salomón.
- Bien - terminaron a coro y se separaron para buscar a Firinea siguiendo las indicaciones de aquel demonio.
Los minutos pasaban y los Diablos corrían por el lugar, la angustia comenzaba a crecer en Kalir, imaginar que podían estarle haciendo daño lo volvía loco.
Mientras tanto, la pequeña se resistía con todas sus fuerzas a ser llevada, con rasguños y patadas Firinea hacia todo lo que estaba a su alcance para defenderse.
- ¡Maldita mocosa! ¡ Ya quedate quieta! - exclamó uno de los captores.
- ¿Qué haces? Das pena, ¿una niña te está dando problemas?
- Cállate imbécil, estoy tratando de no lastimar la mercancía. Duérmela de una vez así la metemos al saco.
En ese momento la niña mordió con todas sus fuerzas la mano del ogro y logró zafarse por un segundo de él, buscó salir corriendo pero el demonio lanzó un zarpazo con sus garras y terminó hiriendo la pequeña aleta de su pierna izquierda , Firinea soltó un grito de dolor.
- ¡Imbécil! La dañaste, ahora perderá valor - le reclamó su cómplice.
- Ya cállate, sirve igual, duermela - dijo y el otro procedió a dormirla mediante un hechizo.
Firinea cayó medianamente inconsciente al suelo, se resistía a dormir, y cuando parecía que los ogros terminarían por salirse con la suya una voz los interrumpió
- Aleja tus manos de ella... - lo amenazó.
Los demonios levantaron la vista y notaron que era un niño con rasgos similares a la pequeña
- ¿Y este mocoso? ¿Es una sirena también? - preguntó con burla el ogro rojo.
- Soy un triton, idiota, soy el Príncipe Zamaron, próximo líder del Clan. Suéltala ahora mismo, tus sucias manos no tienen derecho a tocar a una sirena.
- ¡¿Qué dijiste?! Mocoso arrogante, te mataré - terminó por decir el ogro y se lanzó sobre el pequeño.
- No eres rival para mi... - murmuró Zamaron y desenvainó su espada, con un sólo blandir de ella cortó al ras la mano derecha del ogro y este soltó un grito de dolor que llamó la atención de todos.
- ¡Maldito! ¡¿Qué hiciste?! - exclamó arrodillado mientras su sangre regaba el suelo.
- Te lo advertí - dijo y una vez arrodillada la bestia el pequeño encestó un golpe de puño directo en su cara logrando desmayarlo - ¿Quieres ser el siguiente?... - preguntó clavando una mirada que helaba la sangre sobre el cómplice, este permanecía inmóvil, sorprendido por la brutalidad del triton.
El demonio apretó los dientes, su orgullo no le permitía retroceder - Voy a matarte mocoso...- murmuró listo para enfrentarlo y desenvainó una daga que traía oculta.
Zamaron no se intimidó en lo más mínimo y tomó postura con su espada, enseguida los murmullos comenzaron a correr por el festival
- ¡Hay un niño! ¡Un niño está peleando con ogro!
- ¡Sí! Dicen que lo derribó con un golpe.
- ¡¿Dónde?!
- Por los callejones, el pequeño dijo que era un Príncipe.
Aquellos comentarios llegaron a los oídos de los Diablos, cada uno dedujo que podía tratarse de Kalir perdiendo el control y fueron directo al lugar.
En ese momento Zamaron terminaba por desarmar al demonio y con una tremenda patada quebró su pierna para evitar que huyese
- ¡Maldito mocoso! ¡Eres un demente! - exclamó tratando de resistir el dolor.
El pequeño triton lo tomó del cuello de sus ropas - No tienes idea... - murmuró con un gesto intimidante y lo golpeó en el rostro hasta desmayarlo. Lo dejó caer al suelo y, ante la mirada asorada de todos, se acercó a la sirena
- Firinea... ¿Estás bien?... - preguntó amable.
- Za... ma... ron... - murmuró ella y terminó por caer dormida.
El triton la cargó en sus brazos para sacarla de allí pero en ese momento los cinco diablos llegaron para ser testigos de aquello. La situación era confusa, pero todo parecía indicar que Zamaron había salvado a Firinea sólo
- Tú... - murmuró con rencor Kalir apretando los dientes - ¡¿Qué haces aquí?!
- Cumpliendo con mi deber - respondió serio.
- ¿Quién es él? - preguntó Noré.
- Debe ser el pretendiente de Firinea, miralo, es un triton...- comentó Vittorio.
- ¿Por qué estás aquí? - continuó Kalir.
- Solo vine a disfrutar del Festival, enseguida llegaron a mi los rumores de una sirena por aquí y supuse que se trataba de ustedes, así que llevo siguiendolos un rato, lo vi todo.
- Entrégala Triton, si estás pensando en llevártela desiste de esa idea, es la prometida de mi hermano y regresará con nosotros - deslizó Hazar.
Zamaron se acercó con Firinea en brazos y se la entregó a Kalir sin desaparecer su gesto serio
- Descuida Diablo, soy un Príncipe en todos los aspectos y por tanto respetuoso de los acuerdos.
Kalir quedó impresionado por su gesto y enseguida notó que la pierna de Firinea sangraba - ¡¿Está herida?! - exclamó.
- Sí, lamentablemente no llegué a tiempo para salvarla de ese ataque, pero presta atención Diablo enano, esto es para que te des cuenta de que no estás preparado para cuidar de ella.
- ¡¿Qué dijiste?! - exclamó entre molesto y frustado por la situación.
- Déjame curarla... - se acercó Vittorio y sanó la pierna de Firinea pero al terminar notó que la pequeña aleta quedó con una herida que no cerraba.
- Eso no será suficiente, debes llevarla al mar pero igual su aleta quedará marcada - comentó Zamaron.
- ¿Qué?... ¿Por qué? - preguntó Kalir.
- Los cuerpos de las sirenas son extremadamente sensibles pero en particular sus aletas, aunque la lleves al agua le quedará una cicatriz y si se daña múltiples veces puede no volver a nadar jamás.
Todos quedaron impresionados con esa revelación y Zamaron insistió
- ¿Ahora lo entiendes? Las sirenas solo están seguras en el mar, todos codician su maravillosa presencia pero para eso estamos nosotros, los tritones, los hombres de la especie para protegerlas. Una sirena solo debería desposar a un triton, conservar la pureza de la raza, pero ustedes los diablos, al no tener mujeres de su raza, invaden los clanes pretendiendo llevarse a las mejores señoritas como si fuesen trofeos, jamás aceptaré eso. Date cuenta Kalir, tu fracaso como Príncipe solo perjudicará a Firinea, la llevará a la muerte.
Kalir frunció el ceño, sus palabras le dolían.
- Modera tu tono pecesito, estás hablando con los futuros gobernantes, no querrás ser nuestro enemigo... - amenazó Hazar.
Zamaron solo lo observó con desdén - No les tengo miedo, soy descendiente del Triton original, en todo caso también deberían temerme... pero ya te lo dije soy un Príncipe con todo lo que implica, respeto los acuerdos, aun así no desistiré de tener a Firinea...
- ¿Vas a seguir molestando? - preguntó Salomón.
- ¿Molestar? No será necesario, ya verás que Firinea regresará sola a mi cuando termine de entender que solo eres un peligro para ella, un irresponsable. Y cuando ese momento llegue la recibiré con los brazos abiertos, listo para casarme con ella... - continuó ya provocando la molestia en todos los diablos.
- ¡Amo Zamaron! - exclamó su sirviente y se acercó - ¡¿Qué ocurrió?! ¡¿Por qué corrió de esa forma?!
- Nada, solo estaba defendiendo a mi mujer... - respondió audaz clavando la mirada en Kalir - Vámonos... - dijo y pasó entremedio de ellos para partir - Ahí les dejo la basura, no se preocupen, no están muertos, así que hagan lo que crean conveniente... - sonrió y se marchó.
Todos quedaron en un incómodo silencio hasta que Salomón preguntó - ¿Qué haremos con esto? - dijo refiriéndose a los demonios desmayados.
- Deberíamos avisarle a Loxur... - respondió Vittorio.
- Kalir... - murmuró Noré.
- Yo... regresaré al Reino de la Gula... debo llevar a Firinea al mar... - respondió con pesar en su mirada.
- ¿Quieres que te acompañemos? - preguntó Hazar.
- No... ustedes quédense aquí y expliquenle a Loxur lo que ocurrió... - dijo y se retiró con Firinea en brazos.
- Vaya... de verdad le afectó...- comentó Noré.
- ¿Qué esperabas? Mira esto, ese tal Zamaron es una bestia - continuó Hazar.
- Creo que lo que más le dolió es que si no hubiese sido por él se habrían llevado a Firinea... la salvó, y peor, resultó herida... - comentó Vittorio.
- A todos nos hirió el orgullo, era nuestra responsabilidad cuidarla y fallamos, pero sobre todo él... - terminó de decir Salomón mientras Kalir se alejaba.
Al llegar a su Reino inmediatamente se dirigió al mar, se sentó en el agua e hizo lo propio con Firinea para sanarla, al entrar en contacto con el agua las piernas de la pequeña se convirtieron en cola y fue ahi cuando Kalir comprobó que Zamaron tenía razón, pues la herida se volvió una cicatriz en la aleta de la niña.
Aquello lo angustió terriblemente, se sentía frustrado, enojado consigo mismo, había fallado en cuidarla.
Luego de un rato Firinea despertó, el Diablo aun la mantenía en sus brazos sentados en el agua
- ¿Kalir?... - murmuró.
- Hola Firinea... ¿Cómo te sientes?...
- Bien... pero... ¿Qué ocurrió?... creí haber visto a Zamaron pelear con unos demonios...
- Sí... trataron de raptarte, pero él te salvó... - aceptó resignado, no podía negar la realidad.
- Oh... ya veo...
- Perdóname Firinea, te fallé... prometí protegerte y no pude... - dijo conteniendose para no llorar.
- No es tu culpa Kalir...
- Lo sé... pero igual me siento culpable... Zamaron me dijo que si te lastimas la aleta puedes no volver a nadar... si eso sucede nunca me lo perdonaría... creo que... estarías más segura con los tuyos...
- Kalir... - murmuró preocupada.
- Es lo que debería decir... pero la realidad es que no quiero eso...
- ¿Qué?...
- ¿Recuerdas que te dije que eras libre de casarte con cualquier niño que te guste?...
- Sí...
- No quiero que te fijes en ningún otro niño... quiero que solo me mires a mi...
- Kalir... - se sonrojó.
- Lo que quiero decir es que... quiero casarme de verdad contigo... que te quedes conmigo para siempre... me gustas Firinea... me gustas de verdad... - confesó apenado mientras la abrazaba con fuerza.
Ella estaba conmovida, no podía creer lo que escuchaba, el niño que le gustaba le declaraba sus sentimientos de la forma más sincera
- ¿Te quedarás... conmigo?... - preguntó mirandola a los ojos - Aunque sea un Diablo problemático... ¿Me quieres?
Ella esbozó una tímida sonrisa y le dio un beso en la mejilla - Claro que sí... Siempre estaré junto a ti... lo prometimos Kalir... te quiero con todo mi corazón...
Así ambos pequeños se declararon su mutuo amor en el mismo lugar donde tuvieron su primer encuentro, un amor que prometía ser incondicional, pero lo que Firinea no sabía es que las palabras de Zamaron habían sembrado una terrible inseguridad en Kalir, una inseguridad que podría provocar que el Diablo tomase una mala decisión en el futuro...
Continuará...